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Área de Servicio Las Solanas - por Henar Tejero

—¡Buenas tardes! ¿Se puede pasar a comer, por favor?—preguntó Claudia a la camarera de la cafetería del Área de Servicio Las Solanas.
—Sí, pasen al comedor—sonrió ésta amablemente.

Tras adentrarse en el comedor otra de las camareras les condujo a una mesa y les ofreció el menú.
—Hoy, como menú especial tenemos paella de marisco y solomillo de cerdo en salsa de almendras—sugirió con rotundidad, como queriéndoles convencer de que deberían probarlo.
—Pues tráigame eso para mí—anunció Damián sin titubear.
—Para mí lo mismo—repuso Claudia ya deleitada por tan sugerente menú y presa del hambre que acechaba su estómago ya a las tres de la tarde.

—Este lugar está exactamente igual que cuando lo visitamos el año pasado, ¿recuerdas?—preguntó Claudia a su marido, ensimismada en los pequeños detalles que lograba recordar de hace ya hace casi un año. Todo la resultaba familiar: las mismas camareras, la distribución de las mesas con los manteles blancos, el armario donde guardaban la vajilla, junto con las vinagreras, la tele al fondo del comedor, las fotos colgadas en las paredes con paisajes de pueblos cercanos. Era como rebobinar en el tiempo no sólo recordando el aspecto de lo que les rodeaba, sino por el suceso que les aconteció aquel día.
—Sí,¿cómo lo voy a haber olvidado?. Aquel día fue como despertar de nuevo. Realmente esta gasolinera nos trajo suerte.
—Ya te digo, ¡Nos tocó la lotería en todos los sentidos!—rió complacida Claudia—recuérdame comprar otro décimo de Navidad antes de irnos.

Hace un año ambos iban desde un pueblo de su Valladolid natal camino de Madrid para coger el avión con rumbo a Cuba. Su coche, un viejo Seat, iba haciendo un ruido extraño en el motor. Decidieron parar en la primera gasolinera que vieron con la intención de desentumecerse un poco los huesos y tomar un café caliente.

Noviembre de 2016

—Serán unas vacaciones estupendas—afirmó la mujer entusiasmada como un niño con un juguete nuevo—. Estoy deseando bañarme en esas playas paradisíacas, dónde el agua es azulada y la arena es fina y suave.
—Yo también—suspiró el marido—. Aquí hace un frío del carajo, con las nieblas y los hielos. Además hemos tenido un año muy duro. Yo he hecho muchas horas extras y he acabado agotado. Y tú, con la muerte de tu madre te has venido un poco abajo. Ya es hora de que cambiemos de aires y vayamos a tierras más cálidas.

Cuando acabaron de comer fueron hacia su coche. Pero para sorpresa suya el vehículo no arrancaba. Damián giró la llave varias veces y tras un ruido sordo del motor no consiguió ponerse en marcha.

—¡Qué putada!, si no nos damos prisa vamos a perder el avión. Ya vamos pillados de tiempo—se lamentó ella— Además todos los vuelos estaban completos. ¡No podremos irnos de vacaciones!
—¿Y yo qué quieres que haga?—replicó el marido comenzando a jurar—. Ya tenía que haber cambiado este trasto viejo por otro. Ya me lo advirtió mi padre y no le hice caso. Tendremos que llamar a la grúa. Lo siento cariño, se chafaron nuestras vacaciones. Ya miraremos algún otro lugar de la costa, para pasar unos días. Pero el Caribe lo tendremos que dejar de momento.

Noviembre de 2017

Mientras saboreaban la paella con deleite recordaban la situación de la avería y ahora se reían complacidos por el fastidio que les provocó ese día.

—¡Qué suerte tuvimos al no coger ese avión, ni ningún otro!— repuso ella satisfecha.

Unos días más tarde a aquel incidente oyeron en las noticias que el huracán Yésica había azotado las costas de Cuba sin piedad. En las imágenes se veía desolación, el agua y los vientos huracanados habían arrasado el paisaje y las casas, mostrando ahora una visión espeluznante. El huracán parecía haberlo engullido todo. Se contaron multitud de muertos y los daños materiales eran cuantiosos, difíciles de reponer.

—Por supuesto, además el décimo de lotería que compramos tuvo premio. Aunque no fue mucho el dinero, nos llegó para un coche nuevo—respondió Damián efusivamente.

Tras tomar café y saborear un cigarrillo, se dirigieron a su coche para reanudar su viaje. Esta vez iban a Málaga a pasar unos días, anhelando un suave clima costero. Tras intentar arrancar el vehículo comprobaron que no funcionaba. Ambos se miraron con complicidad estallando en carcajadas.

—¿Has comprado lotería?—preguntó él.
—Por supuesto.
—Pues ve a comprar otro décimo.
—Buena idea…

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8 comentarios

  1. 1. Jesús López Conesa dice:

    Tu idea es muy buena. Haces bailar las emociones del lector continuamente haciendo sentir tristeza, alegría, compasión y esperanza de que todo les salga bien. No se si la gasolinera le da suerte o esta maldita. Un trabajo muy bueno.

    Un saludo y te dejo por aquí mi texto por si te apetece pasarte https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8677

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 13:12
  2. 2. marazul dice:

    Hola Henar: me gusta la sencillez con la que escribes. Al lector se lo pones muy fácil y eso se agradece. La idea, como bien dice Jesús, es muy buena. Llámalo destino, llámalo casualidad, el caso es que hay algo misterioso en esa gasolinera. Afortunadamente como algo positivo para los protagonistas, que no todo van a ser desgracias.
    Solo apuntarte una cosa, Henar: la repetición que haces del adverbio “ya”. Dale una vuelta que tiene fácil solución.
    Por lo demás me ha gustado tu relato. Gracias por pasarte por el mío.
    Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 17:12
  3. 3. María Jesús dice:

    Hola Henar: Una escena bien narrada, sin sobresaltos, sencilla, llana y agradable, y que nos puede suceder a cualquiera. Me ha gustado bastante ya que es lo que suelo buscar en un relato, que me cuenten algo que me entretenga sin hacerme pensar en que quiere decir el texto. Un saludo.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 19:11
  4. 4. beba dice:

    Hola, Henar: Un relato simple y liviano: “cuento champú”, sería.
    Está bien escrito; sólo me permito señalarte los leísmos y laísmos en que tropiezas:
    -Les condujo, les rodeaba: Corresponde “Los”, ya que son ellos los conducidos, los rodeados: Objeto Directo. Diferente el caso en “Les ofreció”, ya que lo ofrecido es el menú; ellos som objetos indirectos, en este caso. Y “Todo LE resultaba familiar”, A ELLA; aunque sea femenino, el Pronombre Objeto Indirecto es LE.
    Gracias por tu visita y amable comentario.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 21:46
  5. 5. Laura dice:

    Hola Henar.
    Soy Laura del 53.
    Tu relato es sencillo, sin grandes sobresaltos, amable.
    Tienes una reiteración muy cercana entre sí, por lo que salta fácilmente: tal vez se puede eliminar el aquel día la primera vez que lo colocas:
    Era como rebobinar en el tiempo.
    —Sí,¿cómo lo voy a haber olvidado?. Aquel día fue como despertar de nuevo. Realmente esta gasolinera nos trajo suerte.
    Por lo demás, nada más que señalar.
    Espero tu próximo relato.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 01:48
  6. 6. Alex dice:

    Un texto limpio. Sí. Esa palabra le pega: Limpio.

    Se nota que has barrido y has fregado antes de invitarnos a entrar.

    Una historia verosímil y cercana.

    ¡Y limpia joder!¡Muy limpia!
    Me enfado por que veo que la has hecho tú y no yo. Sí, soy un envidioso. ¿Y qué?

    ¡Ojalá sea junta de culata y tengas que gastarte otra vez el premio en otro voche nuevo!

    Es que los de Oklahoma somos así. Envidiosos. Buena gente, pero envidiosos.

    Pásate por el 109 y verás de lo que te hablo.

    ¡Joder!

    (Perdón, es que me enciendo y no se parar).

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 03:55
  7. 7. Lunaclara dice:

    Hola Henar, gracias por pasarte por mi relato.
    El tuyo lo veo original, se lee fácilmente, con rapidez, usando las expresiones adecuadas…. pero, creo que si lo hubieras contado de otra forma, con más misterio, con algún giro inesperado y contundente, la gente fliparía más!!
    Buen trabajo y hasta otra.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 15:56
  8. 8. Osvaldo Vela dice:

    Hola Henar agradecido estoy por tu visita y tus muy buenos comentarios.

    Que texto tan sencillo y sin complicaciones nos presentas esta vez. Me gustó la expresión que usa Jesús López Conesa, en él, haces bailar las emociones. Como siempre tus escritos son de uina ternura muy especial.

    Te felicito y nos leemos.

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 08:48

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