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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Es lo que hay - por Don Kendall

Web: https://www.javierautor.com/author/donkendall/

—Nardo, entró uno a cagar y no tomó nada.
Nardo «el Chepu» movía el deforme corpachón y se acercaba a la puerta del retrete. Esperaba fuera con una frasca de licor de hierbas y un vaso vacío. En la esquina del mostrador de la taberna, Balbina Caneiro asentía con un parpadeo y fruncido de labios hacia fuera.
—Nardo, rabil a la bomba, que uno está esperando para llenar.
El Chepu cobraba el chupito recién servido y con paso ágil equilibrando la joroba salía a repostar una camioneta cochambrosa con dos cerdos en la caja.

Balbina era la dueña, por herencia paterna, de la «Gasolinera y cantina Caneiro – Comidas y bebidas», lugar conocido por los tratantes de ganado y feriantes como «Casa Caneiro». A mediados de los años 60 del siglo XX iba bien el negocio a pesar de estar en un lugar alejado de la población. Era paso obligado en un ramal de la carretera de Pontevedra a O Grove y estaba en las proximidades de los mercados ganaderos.

Se decía que Nardo había sido abandonado a poco de nacer, un 20 de Agosto día de San Bernardo, a las puertas de la casona en las fechas que la madre de Balbina la estaba amamantando, así que una y otro compartieron teta en su desarrollo por parte de madre. Por parte de padre crecieron a base de estacazos, sin testigos en aquel lugar perdido.
Balbina se convirtió en una moza potente, cantarina y divertida. Nardo fue transformándose en un adolescente fuerte y musculoso con chepa y un ojo torcido. No se conoce a nadie que lo haya oído hablar, aunque tenía oído de polilla.
No hay recuerdo de cuando la madre decidió morir ni cómo lo hizo. Por aquella época el padre, Sindo Caneiro, había contratado a un ebanista portugués para construir un armario de roble de grandes dimensiones, dentro de una habitación que ocupaba toda la planta del edificio. No se conoce explicación por qué el portugués desapareció sin acabar el interior del armario. Así quedó un mueble de tamaño descomunal que más parecía una pequeña habitación dentro de la sala matrimonial.
El médico que certificó la muerte de la mujer, de la que nadie recuerda el nombre, le dijo a Sindo Caneiro que la causa era una miocarditis y después se rieron los dos, según le contó Balbina a Nardo pasado el tiempo.

En cierta ocasión Sindo Caneiro, el padre, los estuvo buscando y acabó encontrándolos dentro del gran armario de roble en la habitación.
No viene a cuento, porque nadie quiere hablar de ello, saber lo que estaban haciendo o lo que el hombre vio. La consecuencia fue que aquel mismo día Balbina resultó internada en un colegio de monjas al sur de la provincia. Solo quedaron en la casona Sindo y Nardo.
Cuando el padre fue a la primera comunión de la niña, dejó encerrado en el armario a Sindo todo el día hasta su vuelta por la noche.

Durante casi dos años nadie tiene idea de lo que pudo suceder entre aquellos muros. Hasta que un día de calor, el 20 de Agosto día de San Bernardo, Sindo Caneiro abrió la tapa del tanque de gasolina para meter la sonda y tomar medida. Dicen que Nardo estaba cagando y no se enteró. Cuando llegó, su padre y patrón estaba con medio cuerpo dentro del depósito. Ya no pudo hacer nada más que sacar el cadáver .

«Pompas fúnebres en honor del camarada Caneiro» , tituló en primera plana “El Pueblo Gallego”, diario que había sido incautado por los franquistas vencedores de la guerra civil.
Poca gente sabía que Rudesindo «Sindo» Caneiro actuó como verdugo a favor de la cuadrilla de militares que se sublevaron contra la república en 1936. Con esta noticia fueron muchos los que descubrieron a uno de los principales responsables de la represión en la posguerra.

Balbina y Nardo asistieron al funeral sin gente. No se sabe o no se tiene idea al menos, de que hayan llorado ninguno de los dos. Cuando acabó la ceremonia con una soflama del médico conmilitón de Sindo que dio los gritos de rigor de «una, grande, libre», volvieron a casa, a la gasolinera.

Se metieron en el armario y Balbina le contó que Don Elías el capellán de las monjas la violó el día antes de la primera comunión.
Él escuchó y lloró o así lo vio ella.
Entonces Nardo habló : «éche o que hai» (es lo que hay).
Después volvió a enmudecer. Así siguió la vida.

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23 comentarios

  1. Esto me parece de juzgado de guardia. Vaya culebrón (eso sí, bien pergeñado).

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 12:40
  2. Solo puedo decir que me encanta.
    La idea de Nardo esperando en la puerta del baño con un chupito en la mano me parece maravillosa. ¿Cómo se te ha ocurrido lo del armario? es Felliniano! Y la madre…nadie sabe ni como ni cuando murió.
    Muy logrado, Don.
    No encuentro pega alguna

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 18:26
  3. Hola Don,
    Una historia densa que tras sus ocurrencias graciosas o grotescas libera la fragancia de antaño y la denuncia mordaz que caracteriza algunos de tus relatos. El sabor del terruño, también en el recuento de los actos de la vida. Me gusta encontrar preguntas sin respuestas,que no todo tenga un para qué claro, que se dejen sospechar sin asegurar algunas posibilidades. Le aporta naturalidad. El narrador, al no ser omnisciente sino una especie de cronista, deja al aire algunos hilos, comenta lo que se sabe y se dice…
    Has creado unos personajes más que pintorescos, con cuerpo y alma, a los que se visualiza perfectamente a través del relato.
    Muy bueno, Don.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 22:40
  4. 4. Thomas Carnacki dice:

    ¡Hola, Kendall!
    Felicitaciones por tu trabajo, todo muy pulido y con esa prosa rayana en lo coloquial que, por lo menos a mí, me encanta. Admito algo: tu relato es de lo pocos escritos con “originalidad”, pues, y sin ofender a nadie, ya me había hartado de tanto empleado de gasolinera, de algún lugar inh
    óspito, aburrido y sin nada que hacer. Es como un balde de agua fría, renovador y sugerente. La trama de por sí sola es compleja, y más aún con ese trasfondo bélico. Encuentra el lector muchas cosas más que sólo las que se dicen. Así da gusto leer, y no hablemos del jorobado: una genialidad. Personaje bien perfilado y a la vez misterioso.
    Me agrada también la mordacidad con la que escribes, suena todo tan cotidiano que sin embargo…
    En fin, un grato placer leerte. Sigue así 😉 Hasta la próxima.

    ¡Nos estamos leyendo!

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 09:34
  5. 5. Guiomar de Zahara dice:

    Hola Don Kendal:
    Tu historia, relato o como se quiera definir, me ha sorprendido. Conozco la zona gallega del turismo, pero también, acaso mejor, la profunda. Si no fuera así, los personajes me hubieran parecido de ficción.
    Describes bien, yo diría que muy bien las escenas, para mi gusto demasiado escabrosas y realistas. Pero ya sabes los gustos y los colores.
    ¡Enhorabuena! te seguiré leyendo, me toque por turno o no.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 10:08
  6. Don, sigo tu consejo y paso por el Cadalso, don José. Constato lo poco que hemos adelantado pues este señor ya denunciaba los vicios y virtudes de la política y los políticos. Aunque todo eso es tan viejo como la Humanidad y no habrá humano, salvo que se lo impongan a la fuerza, que no obre de ese modo. Y eso quien lo va a hacer ¿un dictador? Pero si esos son el paradigma de la aberración que denuncia don José. salu2

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 19:09
  7. 7. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Don Kendall

    He leído muy atenta el relato que nos ofreces. Me ha gustado mucho la puesta en escena: sombría, castiza, escatológica; me he acordado del sentido irónico del humor de Cela, hay crudeza en él.

    Muestras el oscurantismo de la postguerra en un ambiente cerrado y profundo; se suceden las muertes sobre una familia sobre las que “nadie sabe nada” pero el misterio se hace patente gracias a las imágenes vivas y grotescas que nos detallas, y también por las fechas y señas (ya tiene narices el crimen por parte de Nardo el mismo día 20 de agosto (en minúscula los meses).

    Me quito el sombrero con la personalidad de ese narrador que has elegido, a mí me ha tenido en vilo, porque es como un “testigo-omnisciente” y además, sueco, porque dice no saber ni conocer ni na de na ¡pero todos sabemos que sabe todo!

    Enhorabuena, he disfrutado con tu relato, mucho.
    Un abrazo

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 19:47
  8. 8. Laura dice:

    Hola Don Kendall
    Vaya relato que te has hecho. Más para una novela que para una escena.
    Lo leí con el morbo por esas historias donde los hilos sueltos son más que jugosos.
    ¿Quién terminó el armario?o sólo le faltaban las divisiones interiores? De otro modo no se podría haber encerrado nadie allí. No te preocupes, sólo un pelo al huevo mío.
    Hasta la próxima propuesta

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 21:09
  9. 9. beba dice:

    Hola, Don: Estuve husmeando tu blog y leí un relato muy sabroso de un cura y un cerdo faenado en domingo. Ahora reencuentro aquí tu estilo pintoresco, discreto pero veraz en las denuncias. Me encantó. Un saludo.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 22:38
  10. 10. ÁNGELL dice:

    Muy buen relato, qué quieres que te diga, me ha encantado, Don (desde que he averiguado que te llamas Don-Kendall y no Don Kendall, paso de llamarte señor Kendall, a llamarte Don y tutearte; con tu permiso, claro está). En primer lugar, porque enseguida he entrado en situación, buen primer párrafo. De forma tangencial me ha traído muchas cosas y muchos recuerdos a la cabeza. Mi padre era gallego, de Guísamo, aldea cercana a Betanzos. Desde Madrid, y siempre que podía, se acercaba a la fiesta de “Os Caneiros”, que se celebran en Agosto, entre el 18 y el 25, fecha aproximada en la que nació Nardo («un 20 de Agosto día de San Bernardo»). Además, conozco la zona donde localizas el relato, he viajado por allí, aunque nunca he visto la gasolinera de Sindo, je, je, je…
    Si acaso, la lectura puede parecerme espesa en algún momento —lo que ralentiza el ritmo—, lo compensan las divertidas situaciones, quieres leer más. Algunas cosas relacionadas con la madre no me han quedado muy claras. Me las imagino, pero…
    Todo el texto en general, las voces, encontrarme palabras como «conmilitón», «chupito» (aunque de uso coloquial a día de hoy, la primera vez que oí y leí esta palabra fue en un texto de Azorín hace muchos muchos años), expresiones como «oído de polilla», me hacen creer que usted es un apasionado de los clásicos (Galdós, ¿los del ‘98?) o de los contemporáneos amantes de esos clásicos, Trapiello o Juan Manuel de Prada, me vienen ahora a la cabeza, aunque hay más.
    En resumen, ¡Chapeau!
    Sin salir de la tierra y para terminar, esta vez voy a ser yo el que le haga una recomendación, un relato de Xosé Luís Méndez Ferrín, «Ellos», recogido en «Arraianos», junto a otras piezas cortas del maestro. Incluído también en la recopilación de relatos «Partes de guerra», de Ignacio Martínez de Pisón. ¡Sublime!
    Un abrazo. ÁNGELL.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 14:57
  11. 11. Nela Kato dice:

    Don Kendall, mi enhorabuena. Este texto me ha hecho sentir joven. Por qué? Buena pregunta. Creo que ese estilo, ese estilo. Esa especie de reportage anodino, pero no. Esa especie de nodo innecesario, pero sí. Esa especie de familia de Pascual Duarte al estilo batea. Ese retrato escondido de lo que aquí había en muchas familias hace no tanto. Palos, represión, tabúes, encierro, muebles portugueses. Y se escondía a los de cuerpo poco agraciado, sin ningún pudor por mostrar la falta de civilización.
    Es inútil que lo diga, pero muy bien dominio de la lengua.
    Joven, sí, porque tengo mucho por delante que aprender.

    Muchas gracias por tu relato, pásate por el 112 si gustas.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 15:37
  12. 12. Javier López dice:

    Hola, Don.
    Tienes una gran habilidad para emplear un lenguaje de época y trasladarnos a esas fechas y lugares. La España profunda y bizarra que compone un pintoresco cuadro rústico y basto de mediados del siglo XX, da para historias que Gabriel García Márquez hubiera disfrutado contando, y en algunos pasajes me has recordado en tu narrativa a la familia Buendía. Palabras mayores.
    Ningún pero. Genial.
    Un saludo.
    Nos leemos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 11:21
  13. 13. Osvaldo Vela dice:

    Hola Don, vaya personajes a los que has sabido darles vida. Existen en tu relato vocablos que son ajenos a mi entendimiento por ser lector de tierras lejanas. Aquí es donde intervienen tus comentaristas quienes con su sabiduría transforman mi conocimiento geográfico e histórico en nociones más extensas.

    Que pedazo de relato arraigado a las raíces que lo conforman; orígenes que hoy en día las vemos casi olvidadas en todas partes

    te felicito y seguimos leyéndonos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 20:41
  14. 14. Don Kendall dice:

    Estimadas y estimados colegas,
    Me siento bien y honrado por las felicitaciones. Agradezco las puntualizaciones : Esperanza Pardo , la minúscula en los meses. Agradezco los comentarios acerca de las sensaciones provocadas : Guiomar, escenas escabrosas aunque confieso mi despiste en este aspecto.
    Agradezco las sugerencias de lectura : Ángell a propósito de Ferrín, lo miraré y disfrutaré sin duda.
    Y sobre todo agradezco los campos abiertos por vuestra opinión y que me permiten apreciar más lecturas que las que inicialmente me había planteado.
    Sois muy amables.
    Un abrazo

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 20:47
  15. 15. charola dice:

    Hola, Don Kendall.

    ¡Qué mundo tan pintoresco! Me hizo recordar a Amarcord, de Federico Fellini.

    Me gustó.

    Un abrazo.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 04:07
  16. 16. Servio Flores dice:

    Hola Don Kendall.
    Para empezar debo decir que estoy al otro extremo del charco y eso quizás resulta en algún despiste al seguir la lectura, ya que la siento bastante regional, costumbrista y con alguna pincelada histórica.
    Aún así percibo la buena narración, el enriquecimiento de los personajes con las descripciones y las frases.
    Saludos

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 07:07
  17. 17. Jaime Cuevas dice:

    Hola Don:

    Tu relato me ha gustado mucho, pero te comento:

    En mi opinión cuentas demasiadas cosas para un cuento de 750 palabras. Te animaría a que lo utilizaras como base para un relato largo o novela. Creo que por esta misma causa, me he perdido ante el elevado numero de personajes (y nombres y apellidos). Quizás el cuento no sea el mejor medio para dar vida a tantos personajes.

    También me ha despistado que a veces hables de “Nardo” y otras de “el Chepu”.

    Por otra otra parte, resumiría el texto y eliminaría expresiones innecesarias. Por ejemplo: “… así que una y otro compartieron teta en su desarrollo por parte de madre”. Yo escribiría: “… así que compartieron teta en su desarrollo”. Obviamente sólo se puede “compartir teta” por parte de madre.

    También te aconsejaría que utilices frases más cortas, para dar un respiro al lector: algunos de tus párrafos están compuestos casi exclusivamente por una o dos líneas.

    Por último y a título personal, me hubiera gustado que tu cuento estuviera más ambientado en una gasolinera, ya que era el objetivo del ejercicio. Me he sentido más trasladado a un viejo caserón o una vieja casa de comidas que a una gasolinera.

    Felicidades por tu relato.

    Un saludo.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 10:34
  18. 18. Don Kendall dice:

    Hola Jaime,
    Agradezco y valoro mucho tu comentario. A ta punto que acabo de pasarlo a un blog donde coloco estos relatos y voy a editar de nuevo para hacer los cambios que sugieres de forma acertada.
    En cuanto a la anécdota, efectivamente forma parte de otra idea más amplia en la que me estoy entreteniendo. El número de personajes (nombre y apellidos) lo ajustaré a los tres : Balbia, Sindo y Nardo.
    En la advertencia que haces de las frases, me pierdo un poco. He leído el cuento en voz alta, siempre lo hago, y no me rechinó en ese sentido. Si puedes concretar un poco más, te lo agradezco.
    En resumen, muchas gracias por tu aprciación.
    Un abrazo

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 20:23
  19. 19. Don Kendall dice:

    Muchas gracias Charola, muchas gracias Servio Flores.
    Es un honor y un placer compartir espacio con vosotros.
    Un abrazo

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 18:33
  20. 20. Lidia Villa dice:

    Hola Don Kendall,
    No he entendido muy bien lo que ocurre en tu relato, quizás porque la forma de hablar de los personajes y el vocabulario es un poco complicada para mi,aunque tu historia parece surgida de una buena idea.
    Te invito a pasar por mi relato el número 83.
    Lidia Villa

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 19:21
  21. 21. Don Kendall dice:

    Hola Lidia,
    Es así como dices, desde un punto de vista de lectura suele ser más importante la información que el cerebro lleva a la lectura que la información proporcionada de forma impresa. El lector o lectora es un sujeto activo que aporta unos conocimientos previos (información) para interactuar con la información que proviene del texto.
    Ha sido esta una ocasión fallida de interacción que estoy seguro que puede mejorar en futuras ocasiones. Por mi parte trataré que así suceda.
    Gracias por tu atención. Un abrazo

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 23:00
  22. 22. Yoli L. dice:

    Hola Don Kendall

    Me encantó tu relato, me sentí transportada a otra época.

    Como me dediqué a disfrutarlo, no le encontré pegas.

    Por si te quieres pasar por el mío #169 ¿Pesadilla o realidad?
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779

    Nos seguimos leyendo

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 19:48
  23. 23. Jaime Cuevas dice:

    Hola Don:

    Muchas gracias por leerme (cuento nº 82) y por tus felicitaciones y comentarios que seguro me harán mejorar. ¡Espero que sigamos leyéndonos!

    Un abrazo.

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 22:27

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