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la gasolinera - por ortzaize

LA GASOLINERA

Las doce y cuarenta y cinco minutos de la noche, lloviendo a cantaros y circulando por una carretera de montaña que iba dejando a los lados de la calzada unos árboles que daban la impresión de ser monstruos acercándose al coche, y que a Pedro no le gustaba nada conducir por travesías desconocidas, pero tenía prisa, y su idea era llegar cuanto antes a casa de sus padres, por allí adelantaba para poder llegar pronto a casa de sus padres.
El chivato de la de gasolina parpadeando y pidiendo repostar le hizo pensar, le vino a la memoria de que la última vez que había pasado por allí había visto una gasolinera en construcción.
Así que, utilizando la reserva, pudo llegar a la ansiada gasolinera que estaba atendida las 24 horas, eso ponía en un rótulo a la entrada del surtidor, y con una persona ¡Menos mal!, porque eso de servirse uno mismo no le gustaba nada. Entró para requerir sus servicios y estirar las piernas un rato, tomarse un bocadillo de la maquina y un cafecito caliente.
Había salido corriendo de la oficina después de oír la voz de su padre al teléfono diciéndole que necesitaba verle urgentemente. Avisó a su mujer y le dijo que no pasaba por casa, que se iba derecho al domicilio de sus padres, algo había sucedido Aprovecharía la parada en aquella gasolinera para reponer fuerzas y relajarse un rato.
El hombrecillo le comentó que había una sala en el mismo edificio en la parte trasera de la gasolinera, y que desde la carretera ya anuncia su existencia. Pedro no lo había visto, ¡de noche todos los gatos son pardos! También le indicó que tenía muebles antiguos, y que, con mucho gusto le acompañaba, ya que no pasaba mucha gente por aquellos parajes con quien hablar, y menos de noche.
Fueron los dos a un gran almacén, donde el desorden era lo que imperaba, lámparas de salón, mesas de televisión, cabeceros de hierro, cuentos y colecciones desfasadas, y muchos armarios grandes, medianos y pequeños, todos de buena madera, cepillos de carpintero, herramientas de herrero, baúles con bastante polilla y un sinfín de todo.
Un armario arrinconado le llamó la atención. Necesitaba uno para poner en una esquina del pasillo de su casa, algo de ese tamaño. Le vino a la memoria un comentario de su mujer acerca de colocar en el pasillo un mueble guardarropa. Era como si hubiera llegado de china, presentaba unas incrustaciones de colores en los dibujos laterales que daba una buena sensación. Le gustó mucho al verlo, encajaba perfectamente por su tamaño allí donde pensaba.
Tenía una cerradura un poco extraña, abrió el mueble ya que la llave estaba puesta y, se sorprendieron al ver que estaba lleno de botes de cristal unos, y de metal otros, y en cada uno había una etiqueta, Linchao, cinco años, Chuly, siete años, Félix, seis años, así todos.
En uno más grande había una hoja un poco amarillenta por el paso del tiempo en el que decía: son los años que estas personas han vivido felices y ayudado a sus vecinos, el resto del tiempo no interesa contar.
Pedro compró aquel guardarropa, metió los tarros en una bolsa que el hombre de la gasolinera le consiguió para poder mirar las etiquetas con tranquilidad cuando llegara a su casa. Llamó a su padre para decirle que llegaría en un par de horas y, a su mujer, para comentarle la adquisición, que se encontraba bien que le iba a comentar una idea que le gustaría, y que volverían juntos cualquier día por aquella ruta de montaña, con unas vistas impresionantes y un almacén de antigüedades que seguro le encantaba.

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13 comentarios

  1. 1. M.L.Plaza dice:

    Hola, Ortzaize.
    Muchas gracias por leer mi relato y por tus amables palabras. Tendría que haberte leído yo antes.
    Tu relato me ha gustado, sobre todo la segunda parte porque me parece muy original. Pero ahí es donde le veo algo que no encaja. Al principio dices que el conductor tiene mucha prisa porque su padre le ha llamado para verle urgentemente. Ahí es donde no me encaja que se pare en el almacén de antigûedades. Es una opinión personal, pero me ha dado la impresión de que no es la primera vez que el padre llama urgentemente a su hijo y, éste sabe perfectamente que puede perder el tiempo en la tienda, que ya llegará a la casa cuando sea. A no ser que vea un significado muy especial en el armario y los tarros, que le altere las prioridades: reconoce los nombres o las fechas, o algo parecido. Es que el ritmo del último párrafo cambia completamente, se pierde la urgencia por llegar, hace planes con su mujer. Y todo por un armario del pasillo.
    Ya te digo que es una opinión estrictamente personal.
    En cuanto al estilo, al final del primer párrafo hablas de prisa por llegar a casa de sus padres y lo repites en la frase siguiente. A continuación repites muy seguido gasolina y gasolinera, y eso y eso. Y sobra el de que.
    Pese a esas cosillas, me ha gustado mucho leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 02:23
  2. 2. Guiomar de Zahara dice:

    Hola Ortzaize: Ante todo quiero decirte gracias por tus comentarios de mi relato.
    Del tuyo te diré que lo he leído de un tirón. Me ha gustado y me ha parecido original, pero… hay muchas repeticiones: casa de sus padres, gasolinera, armario…
    Son cosas fáciles de arreglar con un diccionario de sinónimos o utilizando los del ordenador.
    Te seguiré leyendo ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 16:47
  3. 3. Paola dice:

    Hola ortzaize!
    Te agradezco que hayas pasado por mi texto!
    El tuyo me ha gustado mucho, solamente que deberías cuidar el no repetir palabras, buscar sinónimos, por ejemplo.
    Y, solo por decir una apreciación personal, al final le daría un cierre mas marcado, creo entender a qué se refiere pero le daría una pequeña vuelta.
    La historia me gustó y pude ver la escena con tus descripciones.
    Un saludo!!!

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 11:56
  4. 4. Javier López dice:

    Hola, Ortzaize.
    Tengo que decir que el relato me ha parecido un poco caótico. Ya desde el principio, la primera frase esta muy sobrecargada de datos que no influyen en la trama, aparte de lo meramente descriptivo, y en frases sucesivas ocurre lo mismo. La puntuación, si bien ayuda a respirar, en ocasiones no me parece estar donde debiera.
    Respecto al fondo, o me he perdido o no he entendido el nudo de la escena. Va a casa de sus padres por una urgencia, para en una gasolinera y se compra un mueble. Me parece escaso, aunque me da en la nariz que tratas de enredar algo con el tema de las fechas y los nombres.
    Pero en cualquier caso, la atmósfera está conseguida y transmites las sensaciones del personaje y sin diálogos.
    Sigue escribiendo.
    Un saludo

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 11:57
  5. 5. ÁNGELL dice:

    Hola, Ortzaize:

    Para empezar, te ruego me permitas puntualizar algunos «peros» a tu texto.
    Mis compañeros anteriores apuntan detalles al respecto con los que estoy igualmente de acuerdo: repetición compulsiva de «y», «que», dos veces (¡y seguidos!) «casa de sus padres», un «de que», «china», amén de la puntuación, que, en determinadas ocasiones, o no está en el sitio correcto o falta: «Linchao, cinco años(;) Chuli, siete años(;) Félix, seis años…» Creo que merece la pena dejarse caer por el último post de Literautas hablando acerca de la coma y el punto y coma. En esto pinchamos todos o casi todos, no creas, yo el primero. El diccionario de sinónimos…
    Escribes: «El chivato de la de gasolina parpadeando…» Aquí falta algo, creo.
    Yo achaco este tipo de cosas a las prisas, a la falta de una o varias revisiones con detenimiento. Mi texto es el resultado de nueve revisiones. No te garantizo el éxito, a la vista está (mira los comentarios a mi texto), pero ayuda.
    Veo la línea temporal muy borrosa, le falta definición, pensar en ella detenidamente. Estas cosas a mí, como lector, hacen que me detenga y me plantee preguntas o vuelva atrás a ver si es que me he dejado algo sin leer. Le restan fluidez a la narración.
    El siguiente extracto de tu texto, por ejemplo: «Era como si hubiera llegado de «(C)hina», presentaba unas incrustaciones de colores en los dibujos laterales que daba(n) una buena sensación.» Personalmente necesito que esto me lo describan mejor o con otras palabras. Expuesto tal y como tú lo has hecho, me deja como estaba. No sé qué es exactamente «una buena sensación» o «como si hubiera llegado de China». Con tu permiso, sugiero algo así como: «Era un hermoso armario con reminiscencias chinas.» Siete palabras.
    Me gusta tu relato, aunque me quedo con muchas dudas, muchas preguntas en la cabeza, al igual que otros compañeros de más arriba. Sé que quieres decirme algo, de cierta sensibilidad, pero no lo capto en su totalidad. No sé si me exiges mucho o yo le he puesto poca imaginación. Hubiera preferido no quedarme así.
    Nos vemos en el siguiente viaje.
    Saludos. ANGELL

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 21:15
  6. 6. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Ortzaize

    Coincido con mis compañeros. La verdad es que falta concisión, el planteamiento es demasiado extenso, hay frases muy largas, abundantes gerundios, la puntuación, descripciones que no aportan, un “dicho” en la voz del narrador: “¡de noche todos los gatos son pardos!”, huye de ellos.
    Para que un lector quiera seguir leyendo lo que está leyendo, primero tiene que atraparle la forma, y ésta debe ser impecable. En un relato, cada elemento que añadimos tiene que tener un motivo, tiene que estar al servicio del tema, debe formarse una unidad alrededor del tema. La aspiración de un escritor es ir mostrando, sin contar.
    Pero la buena noticia es que dicen que a escribir se aprende, y para ello hay que leer y escribir muchísimo. Escribe para el lector, enreda con las voces y busca en tu propia voz.
    Y perdona, Ortzaize, si soy muy directa, porque yo solo soy una aficionada, si tuviera más tiempo corregiría más a fondo todo.

    Un saludo

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 12:06
  7. 7. Lunaclara dice:

    Hola ortzaize: te pongo aquí mis correcciones. Considéralo como sugerencias. Sí quiero decirte que algunas frases son un poco largas y piensa si es mejor acortarlas para que se entiendan mejor. Y los tiempos verbales también tendrías que repasarlos. Al igual que la trama.

    ” Eran las doce y cuarenta y cinco minutos de la noche. Llovía a cántaros. Pedro circulaba por una carretera de montaña que iba dejando a los lados de la calzada unos árboles que daban la impresión de ser monstruos acercándose al coche.
    No le gustaba nada conducir por travesías desconocidas, pero tenía prisa, y su idea era llegar cuanto antes a casa de sus padres.

    El chivato de la gasolina parpadeó y pidió repostar. Esto le hizo pensar. Le vino a la memoria que la última vez que había pasado por allí había visto una gasolinera en construcción.
    Así que, utilizando la reserva, pudo llegar a la ansiada gasolinera. Estaba atendida las 24 horas: eso ponía en un rótulo a la entrada del surtidor. Con una persona, ¡menos mal!. Eso de servirse uno mismo no le gustaba nada. Pedro entró para requerir sus servicios y estirar las piernas un rato, tomarse un bocadillo de la máquina y un cafecito caliente.

    (Aquí pondría el diálogo de Pedro con su padre, en vez de narrarlo).

    Salió corriendo de la oficina después de que su padre al teléfono le dijera que necesitaba verle urgentemente. Avisó a su mujer y le dijo que no pasaba por casa, que se iba derecho al domicilio de sus padres. Algo había sucedido.

    (Este párrafo que viene no tiene sentido con el anterior. ¿Tiene que irse urgentemente pero se queda allí?)

    El hombrecillo le comentó que había una sala en el mismo edificio en la parte trasera de la gasolinera, y que desde la carretera ya anuncia su existencia. Pedro no lo había visto, ¡de noche todos los gatos son pardos! También le indicó que tenía muebles antiguos, y que, con mucho gusto le acompañaba, ya que no pasaba mucha gente por aquellos parajes con quien hablar, y menos de noche.

    (Todo el párrafo anterior y algunos de los párrafos siguientes, podrías ponerlos en diálogo y así es más entretenido).

    Fueron los dos a un gran almacén, donde el desorden era lo que imperaba: lámparas de salón, mesas de televisión, cabeceros de hierro, cuentos y colecciones desfasadas, y muchos armarios grandes, medianos y pequeños, todos de buena madera, cepillos de carpintero, herramientas de herrero, baúles con bastante polilla y un sinfín de todo.
    Un armario arrinconado le llamó la atención. Necesitaba uno para poner en una esquina del pasillo de su casa, algo de ese tamaño. Le vino a la memoria un comentario de su mujer acerca de colocar en el pasillo un mueble guardarropa. Era como si hubiera llegado de china, presentaba unas incrustaciones de colores en los dibujos laterales que daba una buena sensación. Le gustó mucho al verlo, encajaba perfectamente por su tamaño allí donde pensaba.
    Tenía una cerradura un poco extraña. Abrió el mueble, ya que la llave estaba puesta, y se sorprendieron al ver que estaba lleno de botes de cristal unos, y de metal otros, y en cada uno había una etiqueta: Linchao, cinco años; Chuly, siete años; Félix, seis años, … así todos.
    En uno más grande había una hoja un poco amarillenta por el paso del tiempo en el que decía: “Son los años que estas personas han vivido felices y ayudado a sus vecinos. El resto del tiempo no interesa contar.”
    Pedro compró aquel guardarropa, metió los tarros en una bolsa que el hombre de la gasolinera le consiguió para poder mirar las etiquetas con tranquilidad cuando llegara a su casa. Llamó a su padre para decirle que llegaría en un par de horas y, a su mujer, para comentarle la adquisición, que se encontraba bien que le iba a comentar una idea que le gustaría, y que volverían juntos cualquier día por aquella ruta de montaña, con unas vistas impresionantes y un almacén de antigüedades que seguro le encantaba.

    (Creo que las frases son demasiado largas. Es difícil entender el sentido de los botes y las etiquetas. Échale un vistazo a lo que cuentas. Podrías convertirlo en un buen relato).

    Espero haberte ayudado en algo.

    Saludos!

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 17:10
  8. 8. Ramón Temes dice:

    Estoy de acuerdo con las correcciones de Luna Clara por lo que no añado nada, a este respecto.

    Yo diría que el relato es un poco confuso debido a lo comentado por los compañeros.

    Es un poco incoherente. El padre le llama urgentemente y el hijo, despreocupado o desinteresado, se dedica a inspeccionar un almacén de viejo. Ni tiene prisa ninguna a pesar de pensar que “algo había pasado” y de decirle a su esposa que a su esposa de que se iva derecho al domicilio de sus padres.

    El final no lo entiendo. No puedo intuir la buena idea que le iba a contar a su esposa, y esta falta de entendimiento, sin duda mía, me priva del disfrute de la lectura del relato.

    Saludos

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 20:32
  9. 9. ortzaize dice:

    bueno muchas gracias por todas vuestras correcciones,
    me parecen muy interesantes, y quiero aprender a leer y leer
    unas cuantas veces el relato , pero no lo consigo, lo arreglo y lo mando sin mas.
    ya se que tengo una historia incompleta que en mi cabeza sale enterita.
    bueno tener paciencia con migo y gracias.
    la parte final es de “cuentos para pensar” de Bucay
    yo pensaba que me diriais un poquito de algo de la bronca por relatarlo, y es que me gusta mucho esa historia.
    saluditos.

    Escrito el 24 noviembre 2017 a las 12:25
  10. 10. Marcelo Kisi dice:

    Hola ortzaize!

    Mil gracias por el esfuerzo de pasarte por mi relato y comentarlo, me alegro que te haya gustado!

    Creo que hay algo que hacés correctamente, y eso es plantearte el mejorar cada día con la escritura que se ve que te gusta. Creo también que tenés ya suficiente trayectoria en el taller como para inventar tus propias historias. No me acordaba que era de Bucay, pero sí me sonó muy conocido el tema de “cuánto tiempo han sido felices”. Lo debo haber leído hace mucho. No te tiro la bronca, aunque hacés bien en contarnos que se trata de un homenaje a otro autor. Sencillamente te invito a inventar por vos mismo porque creo que estás en condiciones.

    Por lo demás, los compañeros te han echado una gran mano con las correcciones, y el resto es leer muchos libros, que son con los que más aprendemos.

    Abrazos!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 18:01
  11. 11. Vespasiano dice:

    Hola ortzaize:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

    El tuyo como ya te han apuntado otros compañeros deja al lector con muchos interrogantes. Nos quedamos con la duda de lo que haya podido pasarle al padre o a alguien de la familia.

    Por otro lado no se entiende la pachorra del hombre cuando llevando tanta prisa; primero, no abasteció el coche de gasolina cuando emprendió el viaje; después, cuando se entretiene comiendo un bocadillo y por último como colofón de despropósitos se le ocurre comprar un viejo mueble en un almacén de antigüedades que hay detrás de la gasolinera.

    Te acompaño desde hace tiempo y veo que tienes buenos propósitos, pero a mi entender creo que esto no basta sino pones más empeño y eliminas las prisas. Lee y relee lo que has escrito y ponte en el lugar del lector haciéndote preguntas para que no haya dudas de lo que has querido transmitir. Corrige las veces que haga falta ante de enviar tu historia.

    Sabes, porque te lo he dicho en otras ocasiones, que te aprecio y me gustaría que tus progresos se vean de un mes para otro.

    Te seguiré leyendo. Felicidades.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 20:13
  12. 12. Vespasiano dice:

    Hola ortzaize de nuevo:

    Donde dije:
    “…y me gustaría que tus progresos se vean de un mes para otro”.
    Quise decir:
    “…y me gustaría que tus progresos se vieran reflejados de un mes para otro”.

    Hasta la próxima.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 20:23
  13. 13. ortzaize dice:

    bien Vespasiano. y para todos de nuevo teneis mucha razon. lo hare mas despacito y leere mas, prometido.
    gracias a todos.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 20:19

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