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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Cuentos fantásticos para niños inquietos - por Maureen

—Yo no abriría ese armario, niños.

Los dos hermanos se quedaron paralizados, con las manos extendidas hacia el enorme armario de roble del desván. El espejo de la puerta reflejó sus caritas de desconcierto.

—¿Por qué no, papá? —preguntó Izan, girándose.

—Porque… si entráis, podéis aparecer en otro lugar y no sabríais volver a casa. ¿Y qué íbamos a hacer mamá y yo sin vosotros?

—Bah, si es solo un armario —bufó Adriana.

—¡Noo! Es mágico. Y lleva a otros mundos.

Izan miró a su padre con los ojos como platos.

—Yo quiero ir a Arendelle. ¡Y conocer a Olaf! —dijo.

Su hermana mayor se echó a reír.

—Bobo.

—Tonta.

—Es mágico de verdad, Adriana. Voy a contaros una historia. Sentaos. —Cuando estuvieron acomodados, continuó—: Hace muchos años, entré una vez en ese armario. Cerré la puerta y, cuando salí… ¡ya no estaba en casa!

—¿Dónde estabas, papá? —preguntó Izan, entregado.

—¡En un bar de piratas! Había tres, sentados en una mesa, bebiendo y mirando un mapa y discutiendo.

—¿Por qué discutían?

—Porque era el mapa de un tesoro. Pero no sabían leerlo. Me acerqué a ellos y vi que lo estaban mirando del revés. Eran un poco tontos, ¿sabéis? —dijo riéndose—. Entonces les dije que yo podía llevarles, a cambio de una parte del tesoro; era un mapa muy fácil, tenía hasta una X marcando el lugar. Aceptaron y allá que nos fuimos. —Ahora, también Adriana estaba callada, expectante ante lo que su padre les contaba—. Cogimos un bote y remamos y remamos hasta la Isla del Tesoro —los niños se rieron—. Juro que se llamaba así, los piratas nunca han tenido mucha imaginación. Desembarcamos y seguimos las instrucciones del mapa: cien pasos al norte, sesenta al oeste y trece al sur, y cavamos. ¡Y allí estaba! ¡Un gran tesoro de oro y plata!

—Qué guay.

—¿Y cuánto te tocó a ti, papá?

—Cien monedas de cada.

—¿Dónde están? Quiero verlas —pidió Adriana.

—Ah, chicos, ya no las tengo. —Hizo una pausa y los niños se retorcieron, esperando la continuación.

—¿Por qué no? —preguntaron al unísono.

—Pues… porque después de repartir el botín, quise volver a casa, pero no sabía. Entonces los piratas, que no eran tan tontos como parecían, me pidieron mi parte del tesoro a cambio de ayudarme a regresar. —Las dos caritas reflejaron la misma pena por haber perdido el fabuloso tesoro—. Y también se quedaron con mi pelo.

—Yo no quiero perder mi pelo —dijo Adriana—. Ya no quiero entrar ahí.

—Yo sí. Quiero buscar tesoros con los piratas.

En ese momento, la madre de los niños entró en el desván y les dijo:

—Pero es muy peligroso, Izan. ¿Puedo contaros yo mi historia?

—¿Tú también estuviste con los piratas, mamá?

—No. Yo luché contra un dragón. Y salvé a un príncipe.

Los dos niños miraron a su madre, fascinados. ¡Qué valiente, luchar contra un dragón!

—Cuéntanoslo, mamá, porfi, porfi —corearon.

—Pues yo también entré en el armario. Y cuando salí, ¡puf!, estaba en el patio de un castillo. Los soldados corrían como locos y yo no sabía qué pasaba, hasta que les oí gritar: “¡que viene el dragón!”. Nos escondimos todos menos el príncipe, que quiso luchar contra el dragón.

—¿Y qué pasó?

—Pues que el dragón cogió al príncipe con sus enormes garras y se lo llevó volando a su cueva. “Hay que salvarlo”, decían los soldados, pero ninguno se atrevía. Así que yo les dije que lo haría. El dragón era enorme y se reía de mí, pero tuve una idea. Cogí un cubo enorme de agua y se lo eché por encima. Así se quedó sin fuego y le dio tanta vergüenza que me dejó llevarme al príncipe.

—Pues vaya dragón tonto.

—¿Y te casaste con el príncipe?

—¡No! —se rió—. Era muy feo. —Los niños se rieron también, y la madre continuó—: Y después tuve que huir.

—¿Tuviste que huir?

—Sí, por no querer casarme con el príncipe. Se enfadó tanto que mandó a los soldados que me apresaran.

—¡Qué malo!

—Pues sí, además de feo era malvado. Así que corrí y corrí hasta que llegué a casa.

—Pues llegarías supercansada, ¿no? —dijo Izan—. Creo que ya no quiero entrar en el armario. ¿Vamos a jugar a los Playmobil, Adri?

—Vamos.

Los dos padres se miraron y sonrieron, mientras los niños se alejaban.

—Salvados.

—Sí. Pero vamos a tener que buscar otro escondite para los regalos de Reyes.

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19 comentarios

  1. 1. Bea dice:

    Hola Maureen:

    Muy bueno tu relato. Mea ha parecido muy simpática la forma en la que los padres no sólo entretienen a los niños sino que además evitan que abran el armario y descubran sus regalos de Reyes.
    Así mismo los diálogos me han parecido muy logrados y naturales, te puedes imaginar la escena perfectamente y eso me ha encantado.
    No puedo mas que felicitarte por tu trabajo, de verdad.

    Si te apeteciera pasarte yo estoy en el 152.

    ¡Felicidades, nos leemos!

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 17:05
  2. 2. Felix Acereda dice:

    Maravilloso relato, me ha encantando de principio a fin.
    Está tan bien escrito que por un segundo he llegado a pensar que hoy en día los niños pueden llegar a ser tan ingenuos. Al menos como éramos los de mi quinta, allá por los ochenta.
    Enhorabuena

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 17:28
  3. 3. saulo dice:

    Muy bonito, muy dinámico y se lee con una sonrisa en la boca. Me ha gustado mucho. Fácil de leer, de entender, de recordar…
    Enhorabuena

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 10:19
  4. 4. Laura dice:

    Hola Maureen.
    Con los cuentos mágicos creo que los niños más bien van a esperar que los padres estén fuera para visitar el armario.
    Es una bonita y tierna historia, Casi puedo escuchar las vocecitas de los niños.
    Sigue escribiendo que lo haces de maravilla.
    Hasta la próxima propuesta

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 20:20
  5. 5. J.Sfield dice:

    Hola, Maureen.

    Pues sí que son polos opuestos nuestros relatos, sí.

    El tuyo me ha dejado boquiabierto, un cuento impresionante!!! Escrito de manera impecable… Es que me ha gustado todo. Cualquier recomendación que pudiera hacerte no lo mejoraría, es probable que lo contrario. Lo he disfrutado mucho, la verdad. Y el final, que estuvieran los regalos de reyes dentro del armario, ha sido la guinda!!!

    Enhorabuena por tu historia y por la forma de contarla. No exagero, a mi parecer, de lo mejor que he leído en esta escena.

    Nos leemos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 12:38
  6. 6. Juana Medina dice:

    Hola Maureen:
    Gracias por tu visita y tu generoso comentario.
    Tu historia es preciosa con un final perfecto.
    Al comienzo, pensé en las Crónicas de Narnia y me preguntaba cómo ibas a salir de eso. Pues, has salido muy airosa.
    Un aplauso,

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 16:25
  7. 7. Roger Nhicap dice:

    Hola Maureen,

    Me alegra verte de nuevo por el taller. Contigo comienzo los comentarios este mes, eres la primera de los tres “reglamentarios”.

    Un bonito cuento para niños, y mayores —los niños del pasado—, con piratas buenos, dragones atolondrados y un príncipe malo. No cabe duda que los tiempos han cambiado,je,je.

    Es una linda y tierna historia contada con sencillez que muestra al lector una escena muy familar con un lenguaje adecuado a los personajes en esa escena.Trasmite mucha ternura.

    Es un acierto la narración con diálogos favorecen la comprensión y ayudan al ritmo. Un buen uso de esta técnica.

    Una sugerencia y un comentario sobre la puntuación en los incisos. Sugiero un cambio de los gerundios por el pretérito en el párrafo donde el padre habla de los piratas.

    Escribes, “…. Había tres, sentados en una mesa, bebiendo y mirando un mapa y discutiendo”. Veo mejor, …. Había tres sentados en una mesa, bebían, miraban un mapa y discutían”.

    En los incisos del narrador me parece que no puntúas correctamente. En los incisos cualquier punto, coma, punto y coma,… que separe el texto se coloca después del guión que cierra el texto. Tú lo haces así, pero además empleas también el punto antes del guión que abre el inciso.

    Escribes, “Aceptaron y allí que nos fuimos. —Ahora, también Adriana… su padre les contaba—. Cogimos…”
    Yo lo escribiría así: “Aceptaron y allá nos fuimos —ahora, Adriana… su padre les contaba—. Cogimos…”. Es mi parecer, no obstante puedo equivocarme.

    Buen trabajo, Maureen. Un abrazo.

    Agradezco mucho tus comentarios a mi texto, tengo muchos despistes con el empleo de comas. Las correcciones me serán muy útiles. Gracias, chica.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 18:38
  8. 8. Roger Nhicap dice:

    Hola Maureen,

    Sin ánimo de polemizar, comento a tu respuesta a mis comentarios a tu texto, (respondiste en los comentarios a mi relato), porque aquí es más cómodo.

    Estoy de acuerdo contigo en el empleo de la puntuación en diálogos con verbos dicendi, o no dicendi. Pero hay excepciones. Por ejemplo, cuando el narrador hace un inciso e interrumpe la frase que completa la acción.

    De hecho, tú aplicas esta excepción cuando escribes:

    “…hasta la isla del Tesoro —los niños rieron—. Cogimos un bote…” Para mí esto está bien puntuado y el verbo reír no es un verbo de habla.

    Insisto en que es solo mi opinión sobre un asunto difícil donde escritores famosos, algunos académicos de la lengua, hacen interpretaciones diferentes de la puntuación en los diálogos de sus novelas.

    Me obligaste a repasar esto de la puntuación que junto a las comas, me traen de cabeza. Es la parte interesante de los comentarios.

    Gracias y un abrazo

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 17:46
  9. 9. Maureen dice:

    No polemizas, Roger. De hecho, pienso que comentando las cosas en las que no estamos de acuerdo se aprende un montón.

    Te contesté en tu relato porque no sé si sigues el mío (yo el tuyo sí) y me pareció que ahí sí que me leerías.

    En cuanto a lo de los guiones, no acabo de verlo claro. Yo usaba “reír” como verbo dicendi (más bien como sinónimo del “dijo riendo”) y por eso puse esa frase de esa manera:

    “Cogimos un bote y remamos y remamos hasta la Isla del Tesoro —los niños se rieron—. Juro que se llamaba así…”

    Pero, desde luego, si el verbo reír no es dicendi, creo que tendría que haberlo puesto con un punto tras Tesoro y con mayúsculas, así:

    “Cogimos un bote y remamos y remamos hasta la Isla del Tesoro. —Los niños se rieron—. Juro que se llamaba así…”

    A ver si alguien nos puede ayudar a aclararnos con esto…

    Un abrazo

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 07:48
  10. 10. Roger Nhicap dice:

    Gracias Maureen por entender también que nuestra discusiòn es productiva.

    Transcribo un parráfo de la novela ‘Mañana en la batalla piensa en mí’ de Javier Marías: “…y a empezar a desnudarse sin mi ayuda ni la de nadie —cómo se puede dormir tras la muerte de un ser querido y sin embargo se acaba durmiendo siempre—: se acercó a la ventana…”

    Es un ejemplo de un inciso que interrumpe la acción que se describe, con verbo (poder y dormir) no dicendi y que Marías puntúa como si tratase de un verbo dicendi. Este ejemplo muestra el punto de vista de mis comentarios anteriores.

    A pesar de todo, no me resulta sencillo decidir cuáles son la excepciones.

    Para mí, el verbo reír expresa una acción como llorar, aplaudir y escuchar. No sé si se puede considerar como dicendi en el ejemplo de tu relato.

    Un abrazo

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 09:47
  11. 11. Maureen dice:

    Ah, vale, creo que ya veo claro tu punto: si la frase del diálogo no acaba, sino que sigue tras el inciso, entonces se puntúa como dices tú (y como hace Javier Marías), mientras que si la frase acaba antes del inciso y luego empieza otra frase, se hace como creía yo, se cierra con un punto y se empieza el inciso con mayúscula.

    Pregunté en el post de la recopilación y me contestó Iria enseguida. La frase correcta es esta:

    ““Cogimos un bote y remamos y remamos hasta la Isla del Tesoro. —Los niños se rieron—. Juro que se llamaba así…”

    Y entiendo que lo que tú dices sería algo como:

    “Cogimos un bote y remamos y remamos hasta la Isla del Tesoro —los niños se rieron—, que juro que se llamaba así…”

    Esto está muy bien, estoy aprendiendo un muchísimo de nuestra conversación. Y veo que voy a tener que modificar muchos de mis textos, jejeje, pues no estaba escribiendo los diálogos correctamente.

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 12:35
  12. 12. Roger Nhicap dice:

    Correcto, Maureen, esa es ls idea que pretendïa trasmitir. Yo también aprendo, y espero seguir, porque el asunto no es tan sencillo. Me explico con otro ejemplo, esta vez extraído del libro ‘Cómo escribir diálogos’ de nuestra querida Iría.

    En el capítulo 6, página 246 del libro en soporte papel, hay un fragmento de ‘El origen perdido’ de Matilde Asensi.
    Escribo literalmente un párrafo de un diálogo:

    —¿Fuma?
    —No. Pero no me molesta el humo.
    —Estupendo —estaba seguro de que le hubiera dado lo mismo que me molestara; aquel era su despacho—. ¿Su interés por…

    Puedes ver que en el enciso del narrador está puntuado como yo digo. Es un caso similar al de tu “ —los niños se rieron—. Juro que…”

    Complicado, ¿verdad? Poco a poco, iremos afianzando la puntuaciøn.

    Un abrazo.

    Escrito el 23 noviembre 2017 a las 13:13
  13. 13. María Jesús dice:

    Hola Maureen: Me ha gustado mucho tu historia, bien narrada, te hace sonreír, es tierna, y el final, real como la vida misma, todo un acierto, aunque no estoy muy segura de que los niños no vuelvan a tener la intención de inspeccionar el armario, aún a riesgo de perderse en una aventura con piratas o dragones. Un placer leerte.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 12:11
  14. 14. Earendil dice:

    Hola, Maureen.
    Aquí estoy, aunque tarde, correspondiendo a tu visita.
    Es una historia muy tierna y con un lenguaje muy bien utilizado, adaptado perfectamente a la edad de dos de los personajes. El detalle del final le ha dado un pequeño giro de tuerca, pues a mitad lectura pensé que la historia era muy plana (y muy alejada de mis gustos en cuanto a tramas se refiere. Me encantan más las historias más sórdidas, con personajes más siniestros) Pero todo esto no es más que cuestiones de gustos. Has hecho un excelente trabajo, en cuanto a forma y fondo, por lo que te felicito.
    Un saludo y hasta la próxima escena.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 18:39
  15. 15. Agustín dice:

    Hola Maureen:

    Enhorabuena por tu relato. Me gusta el tono de los personajes y el lenguaje y el ritmo con el que hablan.

    A mí también me ha recordado a Narnia y hasta el final no he perdido la esperanza que el armario fuera mágico de verdad.

    Un saludo desde el 144.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 21:52
  16. 16. beba dice:

    Excelente, Maureen. Muy original y tierno. Las subhistorias de los padres están muy bien ideadas y expresadas. Me encantó.

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 02:46
  17. 17. Yoli L. dice:

    Hola Maureen

    A estas alturas del mes vengo a leer relatos con más calma. El tuyo me ha encantado por tierno, los padres confabulados en entretener a los hijos, pero más con la intensión de que no ingresaran al armario donde ocultaban regalos. Aquí el arma de Chéjov “el armario” se nos devela al final, con el porqué no podían abrirlo.

    En cuanto a los mejorables y terciando en lo de rieron, decirte que no es verbo dicendi, lo demás, la frase se escribirá como te la han comentado.

    Tienes varios gerundios muy seguidos:
    – bebiendo y mirando un mapa y discutiendo. y hay otros en el relato que podrías cambiar porque también dan el sonido de rimas accidentales.

    – Desembarcamos y seguimos = rimas accidentales

    – atrevía. Así que yo les dije que lo haría. El dragón era enorme y se reía = rimas accidentales

    Si deseas devolverme la visita y aportar a mi aprendizaje, estoy en el #169 ¿Pesadilla o realidad? https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 18:57
  18. 18. Everett Russo dice:

    Hola Maureen:

    Me ha gustado mucho tu relato. Está lleno de ternura y consigue transmitir. Me ha recordado a la sensación que tuve al ver la película de Hook (la historia de Peter Pan) de pequeño. Ha sido como entrar en un mundo mágico por unos instantes. La historia es redonda y la cierras perfectamente. Los diálogos no desentonan, son fluidos y naturales y, en mi opinión, eso es difícil de conseguir. Solo me queda la duda de para quién estaba escrito; yo me imagino que es un cuento para niños, ¿es así?

    Y nada más, ¡enhorabuena!

    Escrito el 28 noviembre 2017 a las 14:45
  19. 19. José Torma dice:

    Hola Maureen.
    Todo el tiempo estuve pensando en Narnia y era imposible no hacer la conexión. Me ha gustado la vuelta de tuerca, aunque yo empecé a pensar en una caja fuerte peligrosa que se podría cerrar y dejarlos dentro a que se asfixiaran… mi madre que culebrón acabo de inventar jaja
    Por lo demás, me ha parecido muy lindo, me gustan los relatos que se sostienen con diálogos y si alguna pega tengo, es la repetición de la palabra armario en el primer párrafo.
    Felicidades y gracias por tus palabras a mi relato.

    Escrito el 19 diciembre 2017 a las 01:54

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