Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

MADERAS ETERNAS - por Roster

Mi padre era ebanista. Vivíamos en un mundo en el que los encargos eran solicitados con urgencia. En las casas siempre hacían falta mesas, sillas y armarios. Nadie imaginaba un sistema más barato y rápido que llamar al carpintero. Era un pueblo ni grande ni pequeño en un valle donde en invierno los montes nevados hacían sombra desde muy temprana hora y nos cobijábamos en casa buscando calor, comida caliente, familia y amigos para conversar.
Se hablaba de centros comerciales que en la capital, reunían tiendas de todo tipo, que era fácil encontrar lo que buscabas y siempre más barato que lo que costaba la ropa y los muebles a medida.¡Que hasta gasolinera tenían algunos!
-¡Bah! — Rugía mi padre — ¿Quién va a comprar un armario desmontado? Si lo más importante justamente es el toque final, el ajuste de las piezas: de ese zócalo donde debe encajar toda la estructura, de esos cajones que piden lijados exhaustivos para que se deslicen con un suspiro…. Y el olor a gasolina…
Nada, que no, que un armario tiene que nacer. Cada casa merece una madera, su color y su textura define al propietario. Los adornos se eligen y el proyecto se medita. Si se pide talla muy realzada, debía buscarse una buena caoba o nogal que permitiera trabajar con la gubia y el buril a fondo. Si es para niños: elegir encina o haya, colores claros y diseños simples que soporten años de golpes y puedan guardar juguetes con tornillos, que apenas dañarán el mueble.
—Un armario —repetía —no es solo un mueble, es la idea del cliente hecha realidad. Aunque sea elegido entre los modelos que ofrezco en mi carpintería, nunca dos serán iguales. — continuaba —Cuando se mide la pared donde las maderas se apoyarán se tiene mucho cuidado de aquel desnivel casi imperceptible del suelo y también hay que tomar nota de un resalte producido por ladrillos antiguos o de una esquina descuadrada y se estudiará meticulosamente el tamaño de las bisagras que tendrán la misión de aguantar, suave, firmemente y durante mucho tiempo, las puertas, sobre todo aquellas que llevan espejo incluido.
—¡Cómo va a ser posible comprar uno que encaje así por las buenas! — añadía — ¡Imposible!
+++++++++++++++++++++
Pasaron los años y yo hice lo que muchos, me mudé a la gran ciudad, me casé con Ernesto y tuve dos hijos y enfrente de nuestro piso construyeron un centro comercial con una tienda de muebles por piezas, fáciles de montar y baratos.
Por una cosa o por otra nunca pudimos ir a la casa de los abuelos y coincidir para que mi familia conociera a los peques. La mala noticia sobrevino de repente. Mi padre había muerto. Cogimos el coche y volamos al pueblo.
Durante el viaje iba contando a mis hijos (y a mi marido que me miraba de reojo mientras conducía) el trabajo que en vida hacía el abuelo. De las maderas, del armario, de las medidas…
El cartel que anunciaba “El Pueblo 2 km”, me hizo reaccionar.
—En el primer cruce— dije casi gritando— dobla a la derecha y al poco está la Carpintería. ¡Que la vean los niños!
No aparecía el antiguo cartel verde anunciando trabajos de ebanistería fina… En el terreno que ella ocupaba, una hermosa y moderna Gasolinera presentaba surtidores de colores y cajeros automáticos para pagar. Paramos y mientras Ernesto llenaba el tanque, llevé a los niños a comprar alguna chuchería en la tienda adosada.
¡Allí estaba la antigua carpintería! Una puerta grande de cristal daba paso a un espacio con vetustos estantes de madera pulida, donde se apoyaban viejos martillos y sierras, un berbiquí y cajas para tornillos y clavos. En vitrinas, cepillos de carpintero, gubias y lijas se mostraban iluminados suavemente… Se conservaba un aroma añejo, dando paso al tiempo moderno, mezclando chocolatinas, pan, chicles y refrescos, con neumáticos y cadenas para nieve y gran cantidad de aceites y aditivos para motor. También periódicos.
Solo atendía una joven diligente que ordenaba botellas y bolsas que se ofrecían al cliente junto con recambios para coche.
Al entrar, con los ojos llorosos y el ánimo hundido apenas pude decir: — Allí al fondo el abuelo guardaba las maderas. Quizás aún quede algún armario… ahí detrás.
Ernesto, que entraba en esos momentos, cogiéndome la mano dijo —No seas tonta.
A mí me pareció ver una sombra de caoba sentada en la gasolinera, lijando y tallando a la espera de sus nietos. Seguimos camino para despedir a mi padre.
++++++++++++++++++++++++

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

12 comentarios

  1. 1. Esther Prinz Díaz dice:

    Hola Roster, que historia tan hermosa la tuya, me conmovió muchísimo, muy bien redactada, felicitaciones. Soy Saby y te invito a leer y comentar mi historia “El secuestro”, Nº 133.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 01:35
  2. 2. Alejandro dice:

    Hola, Roster, te escribe el vecino del piso 137.
    Para mi, tienes mucha y muy buena madera de escritor. El relato me gustó, pero no sé, creo que se quedaron huecos por rellenar, la historia de repente podría haber dado un giro más contundente en la transición del pasado al presente. Pero me dejó con buen sabor de boca. Me hizo recodar la casa de mis abuelos en el campo. Además, no es secreto para nadie la diferencia entre el campo y la ciudad. Un reflejo de cómo muchas cosas hoy en día están siendo suplantadas por la urbanización. Creo que tu relato funciona como reclamo a todo lo que hemos perdido a desmedida. Independientemente de lo MUCHO que ganamos.

    Qué nunca se apague la llama!!!

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 22:03
  3. 3. J.Sfield dice:

    Hola, Roster

    En cuanto a la forma de tu texto (yo si me he fijado en la puntuación), creo que es bastante mejorable. Deberías repasar a qué palabra debe ir pegada la raya en los diálogos. He visto que faltan comas donde deberían ponerse y algunas colocadas done no hace falta. El vocabulario bastante bueno, si es que te has documentado para usar palabras de carpintería y ebanistería, si creciste con ellas no tiene tanto mérito.

    En cuanto a la historia, no me ha dicho nada, ni imprevistos, ni giro final, ni suspense. En fin, muy plana. Melancólica quizá…

    Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 16:36
  4. 4. Laura dice:

    Hola Roster.
    Soy Laura del 53.
    ¿Qué decir de tu texto? Me ha encantado. Realmente valoro a las personas que piensan como el abuelo del protagonista. El arte y el amor que se ponía en lo que uno hacía no se ve en estos días de modelos estandarizados. Me sentí totalmente embelesada con el pensamiento del anciano.
    Y el final…¿qué decir de él? Maravilloso.
    Me has hecho emocionar.
    Realmente, te felicito.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 16:50
  5. 5. Carballeira dice:

    Hola, Roster, te escribo desde el 138.
    Aunque me cuesta criticar sobre un texto ajeno, al final estamos aquí para que nos critiquen y poder mejorar. Así que a ello voy.
    Me ha gustado la idea general. La atmósfera de añoranza y melancolía está bastante bien lograda. Sin embargo, creo que te falla un poco la forma. Hay varios errores de puntuación, guiones y mayúsculas. Te recomiendo que busques algo de información al respecto, o que te fijes cómo lo hacen en cualquier novela que tengas por casa. En la mayoría de los casos no impide la lectura, pero a mí la parte final me costó un poco entenderla y tuve que releer despacio para enterarme de quién hablaba.
    En cualquier caso, ¡no dejes de escribir! Es la mejor forma de mejorar.
    Saludos.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 19:25
  6. 6. Roster dice:

    Garcias a Esther, Alejandro, J. Schield vuestras opiniones ayudan a tener una visión acertada del relato que escribi. A quienes les ha gustado, mi alegría pues era solo una reflexión del cambio en la sociedad,Sin pretensiones, Si la puntuación debe ser corregida,poco a poco. Un abrazo y hasta el próximo encuentro.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 08:13
  7. 7. Roster dice:

    Hola y gracias Laura del 53: Lo mejor que me pueden decir de mis escritos es que emocionan al lector. Un abrazo y a continuar con la escritura, que ayuda a cuestionar el mundo y/o valorarlo. Espero leerte pronto

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 08:17
  8. 8. Javier López dice:

    Kaixo, Roster.
    Ese abuelo, artesano, purista y amante de las cosas bien hechas. Eso es lo que falta hoy en día, víctimas de las cadenas de montaje y productos en serie. Amor por lo puro y hecho único es lo que falta. Es una historia muy tierna, y por ende, te toca la emoción.
    Sin embargo, le he visto un pequeño agujero argumental. ¿Porque no han podido ir a ver al abuelo? La vida puede alejar a las familias, pero me cuesta creer que no acudan al nacimiento de sus nietos y demás eventos.
    En cualquier caso son cosas de interpretación, y el relato sale de ti, así que no me hagas caso si no quieres.
    Un placer leerte, como siempre.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 13:46
  9. 9. Roster dice:

    Vaya Javier, has dado en el blanco: si, yo me pregunté por qué no habían ido nunca al pueblo con los niños, no sé por qué pero creo que hay situaciones así… Lo vas dejando y que si pereza y tal. Pero te agradezco la observación. Otra vez si me surge una duda, sabré que también surge en el lector. Beso

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 19:50
  10. Hola, Roster: Gracias por pasarte por mi relato a comentar. Me ha encantado el tuyo, con esa temática de añoranza familiar y el paso del tiempo. Muy bonito.
    Sólo decirte que cuando has escrito -continuaba-, el punto, que has puesto antes, va detrás. Y después sigue.

    Un saludo

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 18:42
  11. 11. Everett Russo dice:

    Hola Roster,

    Me ha gustado tu texto. Hay una historia en él y llega incluso a conmover, que no es fácil. Te felicito por ello. Tienes pluma para el detalle, describes muy bien, y, creo, en tu texto se atisba que también puedes narrar con pulso. De hecho, pienso que tienes más talento del que demuestra tu relato. En mi opinión, a la historia le falta un poco de gancho y pasión, a pesar de cumplir perfectamente en la forma e incluso en lo que queda, en el poso.

    Te felicito de nuevo y te seguiré leyendo.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 13:01
  12. 12. María Jesús dice:

    Hola Roster: Un relato lleno de nostalgia el tuyo. La verdad es que se han perdido muchos oficios en favor de un comercio abusivo y de mala calidad. Y tu has hecho una reflexión sobre ello. Se lee muy bien, aunque hay dos partes muy bien diferenciadas que tu has tratado de unir. ¡Cuantos talleres habrán sido sustituidos por negocios más lucrativos!Quizá le falte un poquito de chispa, pero está muy bien escrito. Un saludo.

    Escrito el 26 noviembre 2017 a las 20:49

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.