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Sobrevivir - por Violeta

Cuando llegamos era cerca de medio día. Un paisaje desolador se extendía a nuestro alrededor. Los perros callejeros que merodeaban por todas partes habían llegado hasta la gasolinera en busca de comida. La gente incapaz de alimentar a sus mascotas se había visto obligada a deshacerse de ellas, eran muchos los que optaban por abandonarlas en la calle. Y al igual que nosotros intentaban adaptarse y sobre vivir.

Los saqueadores estaban por todas partes y a su paso dejaban un rastro de destrucción y caos. La gasolinera no había sido una excepción. Habían roto cristales, puertas, vitrinas, destrozado surtidores, robado hasta la última gota de gasolina, y todo aquello que pudiera venderse en el mercado negro.

Juan había trabajado de encargado en la gasolinera y conocía bien el lugar. Aparcó cerca de la puerta trasera, la del almacén. Nos bajamos del coche con mucho cuidado, intentando que los perros no se sintieran amenazados y nos atacaran. No sabíamos los días que llevaban sin comer, y era mejor no tentar a la suerte. Dentro había un armario con un falso fondo. Lo descubrió por casualidad, un día, mientras ordenaba el almacén. Y cuando las cosas empezaron a ponerse feas, tuvo la brillante idea de utilizarlo como zulo de supervivencia. Guardó: comida, ropa de abrigo, agua, linternas, un bidón de gasolina… y todo lo que pudiera ser de utilidad si los peores augurios, por fin, se cumplían.

Eso fue antes de que la escasez de todo se generalizara y fuera imposible encontrar hasta las cosas más básicas. La gente indignada salió a la calle a protestar contra un gobierno corrupto. Los radicales tomaron el control de algunos organismos oficiales y, poco después de que los dirigentes escaparan como ratas, la anarquía se apoderó del país. La policía no existía, el ejército tampoco. Cualquiera podía tener un arma y usarla a su antojo. No podías confiar en nadie.

Entramos en el almacén. El contraste entre la claridad exterior y la penumbra del interior nos cegó unos segundos. Al mismo tiempo el amenazante gruñido de un animal nos dejaba paralizados, sin poder precisar el alcance de ese peligro inminente que nos acechaba. Poco a poco fuimos distinguiendo una figura canina que nos miraba con actitud amenazadora. Juan la reconoció.

—Rufo, chico, soy yo —dijo Juan intentando aparentar normalidad.

Era el perro que protegía la gasolinera. Juan lo había alimentado muchas veces y había jugado con él lanzándole un palo para ejercitar su carrera. Pero ahora estaba alterado, hambriento y asustado. Sacamos unos restos de comida del fondo de nuestras mochilas. Juan, al tiempo que intentaba calmarlo con su voz, le fue dando trozos de carne seca hasta que el animal lo reconoció y aceptó nuestra presencia.

Era un milagro que los saqueadores no hubieran encontrado el escondite. No sabíamos si se debía a la suerte o a la ferocidad que había demostrad Rufo defendiendo el almacén. Fuera como fuese nos dio esperanzas para seguir luchando por un futuro que de momento se presentaba más prometedor.

La noche había caído y con ella llegó el momento de emprender la marcha. Nos habíamos fabricado unos palos con los que poder defendernos en caso de necesidad y empezamos a abandonar el almacén. El silencio y la oscuridad lo llenaban todo. Con las linternas abarcábamos un espacio a nuestro alrededor, una pequeña burbuja de luz que nos tranquilizaba.

De repente un perro salió de la nada y se abalanzó sobre Juan, enseguida aparecieron otros, gruñendo, rabiosos, dispuestos a matar. Rufo saltó sobre ellos. Nos lanzamos dando golpes con los palos para ayudarles a escapar. Juan lo consiguió, Rufo quedó en el centro de la pelea sin posibilidades.

Emprendimos la huida. No sabíamos hacia donde, ni lo que nos depararía el futuro, solo queríamos alejarnos lo más posible de aquella pesadilla.

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6 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola Violeta
    Me ha entretenido tu relato apocalíptico; por supuesto también me da pena Rufo el perro, pero eso demuestra que es verdad que es el mejor amigo del hombre.
    Un saludo

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 18:10
  2. 2. Laura dice:

    Hola Violeta.
    Tu relato atrapa de principio a fin. Con facilidad transmites un ambiente apocalíptico totalmente realista.
    Me quedó un poco extraña la expresión de fabricar palor para defenderse: creo que más bien quedaría que con palos fabricaron armas para defenderse.
    Eliminaría además los dos puntos antes de la enumeración, simplemente la comenzaría, sin más.
    Por lo demás, nada que señalar.Sigue escribiendo. Lo haces muy bien,
    Nos encontramos la próxima propuesta

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 11:17
  3. 3. Laura dice:

    Me olvidé.Por si deseas comentar, estoy en el 53.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 11:35
  4. 4. Patricia Redondo dice:

    Ummm el relato de un futuro (en algunos sitios del mundo, presente ya), muy poco prometedor.

    me ha fastidiado lo del perro, te lo digo en serio. Me parece injusto , pero acentua el drama , sin duda alguna. Es solo que los perror me gustan mucho asi que …

    pero el relato está bien construido , puede ser el inicio de algo más grande. Desarrollalo a partir de aqui y nos cuentas !!

    Gracias por pasarte por mi relato y comentar

    Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 13:57
  5. 5. Bellaan (SC) dice:

    Que relato más atrapante. Me hubiese gustado que fuese más largo, está para profundizarlo mucho más.
    Pobre perro :/ la verdad es que nunca me ha gustado cuando ellos sufren, menos si es algo injusto (generalmente lo es).
    Saludos

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 18:47
  6. 6. K. Marce dice:

    Saludos Violeta:

    Me toca leer y comentar los tres textos siguientes al mío, así que ahora es tu turno.
    Las normas del taller nos piden que los evaluemos según una serie de recomendaciones, así que espero que te sirvan.

    Forma: Lo primero que he notado es la puntuación. Hay oraciones demasiado largas. Muchas requieren de coma para el respiro y comprensión. Se recomienda leer en voz alta, e ir marcando la puntuación. En mi caso, utilizo un lector electrónico, ya que esos no hacen trampa, el humano tiende a pausar mentalmente cuando se necesita.

    Comentaba en otro texto, la repetición de palabras y que estás son notorias en espacios reducidos. Aunque creo que llegaste al límite máximo de palabras, se notan las palabras repetidas, porque sigue siendo un texto corto para no hacerlo. En este caso: gasolina (2), gasolinera (4), almacén (5) perro/s (4), palos (2). Si puedes usar un sinónimo, o cambiar la frase, úsalos. Por ejemplo:
    *la última gota de combustible.
    *Esa estación, no había sido la excepción.
    *la descubrió un día mientras ordenaba. (Se elímina porque ya nos indicaste que laboraba en ese lugar).
    *Rufo defendiendo el lugar.
    *intentando que los animales se sintieran amenazados. (o canes).
    *nos fabricamos unas lanzas para defendernos (o armas)

    -> Error de dedo en: demostrad(o) y sobrevivir (aparece despegado)

    Contenido: La visión de abandono y lúgubre se detecta desde el inicio. La historia distrópica que muestra quizá un preámbulo de una catasfrofe mayor. Agradesco al taller de darnos el reto. Por ello, nos hemos concentrado es escribir verdaderas escenas, (no los micro/mini relatos acostumbrados). Porque en una escena, todo transcurre en un lugar y tiempo determinado. En este caso, hay una especie de “flashbacks” que nos desvelan algunos acontecimientos actuales, como porqué hay tanto animal abandonado, el almacenaje de alimentos, que justifica el avance del relato.
    Esos saltos entre lo que pasa y lo qué ha ocurrido fue provechoso. No estoy segura si todo está en el orden que debería haberse expuesto, pero ha funcionado lo suficiente para que no destaque como un fallo.

    Mi opinión personal es que la historia es “una escena”. No desvela más de lo que pretende mostrar aquí y ahora. Comenté que eso es lo que me gusta de las escenas. Pueden desarrollarse en un punto X de la historia, con historias previas y posteriores. En este caso, parece que es la primera escena de algo mayor, porque nos explicas a lo largo del texto, el porqué han llegado a esa situación, distribuídas en pinceladas. Sin embargo, nos queda la interrogante de qué pasará con ese par.

    Como consejo, recuerda la introducción de personajes. Aquí sabemos de Juan, pero ninguna información de quién es el narrador en primera persona. Siempre es importante de revelar en el momento oportuno. En este caso, siendo “testigo” y en apariencia la introducción, más todavía. No sabemos ni siquiera si es chico o chica…

    Por lo demás, el relato apocalíptico siempre es atrayente y el lector deseará saciar su curiosidad. Enhorabuena.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 29 noviembre 2017 a las 11:09

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