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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Jamás - por Robert M. Roderick

Finalmente llegué. Había recibido la llamada pasadas las tres de la madrugada y, con neblina en los ojos y torpeza en las manos, me había vestido. Minutos después, algo más espabilado, había subido al coche y me había dirigido a aquel lugar.

Llegué, sí. Y nada más hacerlo me pusieron al tanto de la situación: un hombre, una mujer y una niña. La mujer y la niña, dentro del todoterreno. El hombre, fuera, armado. Martín, se llamaba; y lo que tenía en las manos exponía a las claras que no tenía intención alguna de colaborar. Con ambos brazos extendidos, dejé atrás a mis compañeros y me acerqué hacia el coche. El hombre me miró con los ojos desorbitados, como quien mira a la cara al jinete pálido que anuncia el fin de los días.

Me detuve y hablé tan alto y claro como me permitieron mis aún entumecidas cuerdas vocales:
—¡Buenas noches, Martín! ¡Mi nombre es Alfredo Montalbán, y vengo a ayudarle! —Los músculos de su cuello estaban tensos y una mezcla de profundo terror e incomprensión dibujaba sus rasgos con trazos angulosos. El cuchillo temblaba en su mano derecha. Proseguí—. ¿Podría indicarme qué ha pasado?
El hombre tenía los ojos desorbitados y miraba en todas direcciones, como la gacela que sabe de la leona, escondida, a punto de saltar sobre su lomo. Lo vi claro: estupefacientes estimulantes, con gran probabilidad cocaína, y quién sabe si mezclada con algo más. El tenso silencio provocaba un pitido constante en mis oídos.
—¿Puedo ayudarle en algo? —insistí.
Su mirada seguía sin ser capaz de centrarse en nada concreto, ni siquiera en mí, que cada vez estaba más cerca del coche. La niña, asomada a la ventanilla, lloraba a moco tendido. La mujer, con el maquillaje corrido y un pómulo amoratado, le acariciaba la cabeza y la besaba intentando tranquilizarla, intentando dar cobijo al desgarrador terror de la incomprensión. Entonces me percaté: el suelo bajo el coche estaba encharcado, pero sabía que aquello no era agua. El propio coche también estaba cubierto por una pátina brillante que goteaba. La mano del cuchillo estaba en contacto con la puerta del vehículo, en la otra mano tenía un mechero Zippo. Ya estaba encendido.

Mi corazón se desbocó. El cuchillo ya importaba poco. Necesitaba encontrar la forma de que apagara ese mechero. Mi cabeza era un hervidero de ideas caóticas, desparramadas, como un armario revuelto en el que resultase imposible encontrar la prenda adecuada para aquella entrevista a vida o muerte. Por un segundo, cerré los ojos y respiré hondo.

Cuando los abrí, ya era tarde: Martín había dejado caer el encendedor, que prendió el suelo de la gasolinera, el coche, y a él mismo. Atenuados bajo un almohadón de desconcierto, oí alaridos desgarradores y pisadas. Muchas pisadas. Pies que corrían. Las imágenes se sucedían a cámara lenta ante mis ojos: el coche ardiendo, policías corriendo y cargando extintores, intentando apagar las enormes y ambarinas llamas… Se intensificó el pitido. Mi visión se nubló y perdí el conocimiento.

Cuando recobré la consciencia, me explicaron que habían salvado a la niña y a su madre; sólo sufrieron algunas quemaduras leves. Por el hombre no pudieron hacer gran cosa. Volví a comisaría y recibí el apoyo de mis compañeros y del propio comisario. Aquél fue mi primer día como negociador del cuerpo. Un día nada plácido. Un día que no olvidaré. Jamás.

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31 comentarios

  1. 1. Menta dice:

    Buenos días Robert: Me ha gustado mucho tu relato, sobre todo el ritmo que has conseguido darle a la escena: pensamientos-acción.

    No sabía que en la policía había un puesto de trabajo específico que se llama negociador y que es muy importante en casos como el que nos relatas.

    Con la frase: “ambarinas llamas” mezclas un momento sórdido y de locura con una frase preciosa y esta mezcla no me acaba de convencer, lo he sentido como un corte innecesario, es mi opinión.

    Por hoy nada más, un saludo, Menta

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 08:27
  2. 2. Laura dice:

    Hola Robert.
    Soy Laura del 53.
    Me encantó tu relato. Tienes expresiones muy buenas.
    Has logrado transmitir muy bien la tensión propia del momento.
    Felicitaciones.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 21:24
  3. 3. Sara Sierra dice:

    Hola Robert,

    Primero, gracias por tus comentarios a mi texto

    El tuyo me ha gustado, sobre todo la descripción detallada de como el policía se entera del suceso y entra a escena, muy de corte americano.

    Te comento que en los primeros párrafos se repite varias veces la palabra había y me saco un poco de la lectura. Quizá tu intención fue darle énfasis a la acción, entonces es posible que solo sea una percepción personal.

    Muy buen relato

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 04:00
  4. 4. el chaval dice:

    Hola Robert, Buen relato y estremecedora visión de un loco con un encendedor en la mano de la marca que sea, para hacer una barbaridad. Esperemos que otro día le salga mejor al negociador del cuerpo y no se desmaye del susto ja,ja,ja Hasta otra.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 20:09
  5. 5. Jerónimo Guillén dice:

    Excelente! Me parecía estar metido en algún film de acción americano. Menudo primer dia para el protagonista.
    Saludos desde el relato 79.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 13:21
  6. 6. Manuel Jover dice:

    Hola, Robert! Muchas gracias por tus comentarios!
    Me ha encantado tu relato. Ese comienzo como de novela negra es genial (mención especial a la metáfora del jinete pálido). La tensión in crescendo notable. Y me entusiasma que el supuesto héroe sea vulnerable y se desmaye! Menos mal que salvas tú a las víctima s!
    Enhorabuena!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 15:37
  7. 7. IreneR dice:

    Buenas Robert.

    Me ha gustado mucho tu relato, la tensión del momento y la forma en la que lo cuentas. No me importaría leer más historias de Alfredo, seguro que es un hombre interesante y que tiene mucho que contar.

    Solo hay una cosa que me dejó descolocada; el pitido final y el desmayo, eso no lo entendí.

    Un saludo.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:13
  8. 8. charola dice:

    ¡Vaya negociador!

    Me gustó tu relato y la forma cómo escribes.

    El pitido se presenta como pródromos o señales de un desmayo, ¿a eso te referiste Robert? Bueno, eso es lo que identifico, a veces hay náuseas, oscurecimiento visual, salivación.

    Estoy de acuerdo con IreneR, podría ser interesante si ahondases en las aventuras de un negociador. Seguiré leyéndote.

    Felicitaciones.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 22:59
  9. 9. Héctor Romero dice:

    Robert, has provocado que lea tu relato con una angustia permanente. Que bien logras ese impacto psicológico de tensión en el lector. Te felicito. Relatos como el tuyo me gustaría verlos en cortometrajes. Si gustas leerme estoy en la posición 19. Gracias

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 04:56
  10. 10. María Jesús dice:

    Hola Robert: Gracias por comentar mi texto. El tuyo me ha gustado mucho, me ha mantenido en vilo durante todo el tiempo. La narración iba “in crescendo” alimentando mi ansia por saber más. Muy bien detallado, sin hacerse pesado en ningún momento.No tengo ninguna pega que ponerte. Un placer leerte. Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 08:51
  11. 11. Paola Panzieri dice:

    Hola Roberto

    Buen relato y personaje bien definido.
    Repites la imagen del hombre con los ojos desorbitados, yo quitaría la primera, la segunda está en el lugar adecuado.
    También buscaría un motivo más sólido para que el detective perdiera conocimiento, no sé, que Martín le lance el cuchillo o que las llamas le alcancen, por lo demás me parece perfecto

    Espero haberte ayudado

    Saludos

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 13:55
  12. 12. Anna Castillo dice:

    Hola Roberto,

    Felicitaciones por tu relato. He sentido la tensión y el terror sobre lo que me pareció un caso de crimen de género.
    Quizás y por buscarle algo trabajar un poco más las miradas y lo que transmiten.
    Soy Anna del 26.
    Un abrazo y nos leemos.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 04:04
  13. 13. Ane dice:

    Hola Robert, muy bueno tu relato, con unas descripciones brillantes. Felicidades.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 14:31
  14. 14. el chaval dice:

    Hola Robert,Si el texto que te sale a primera vista es de 1.260 palabras , y te das cuenta de que a última hora no da tiempo a pensar con lógica,tendría que haber sido no enviar el texto.El ansia de enviarlo me ha perjudicado. Gracias de verdad

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 18:39
  15. 15. JeSS dice:

    ¡Hola Robert! Me gusto mucho la tensión que genera tu texto, a partir del segundo párrafo todo va en aumento y haces que como lector uno se sostenga de la silla. Sin embargo, el final es abrupto y todo se desinfla. Hubiese preferido que el relato estallara y no se desinflara. Pareciera un final a las carreras donde describes los hechos, pero no los muestras, no como al principio.
    Me gustaría leer mas acerca de este personaje, y en general de tus relatos.
    Gracias por comentar el mio. ¡Saludos!

    Escrito el 24 noviembre 2017 a las 22:50
  16. 16. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Menta:

    Gracias por tus amables comentarios.

    Esta vez, al contrario que el mes pasado, sí he podido revisar el relato. Creo que la diferencia entre éste y el que escribí en octubre es notable.

    Los negociadores del cuerpo de policía, al menos en España, suelen ser agentes con experiencia, pero aquí me he permitido la licencia de aderezar un poco el puesto con un toque de “estadounidencia”, si se me permite la expresión. Supongo que el primer día realizando una labor nueva es duro para todo el mundo, y no todos sabemos soportar con entereza el peso de la responsabilidad, y mucho menos cuando hay vidas en juego.

    Tomo nota sobre la expresión que comentas. Tuve que recurrir a “ambarinas” porque “amarillas llamas” me sonaba muy cacofónico. Le daré una vuelta.

    ¡Gracias por todo!

    ¡Nos leemos en diciembre!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:08
  17. 17. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Laura:

    Gracias por tus comentarios. Me halagas.

    Supongo que las musas me hicieron algún pequeño favor mientras escribía 🙂

    ¡Hasta el relato del próximo mes!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:10
  18. 18. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Sara Sierra:

    Justo le comentaba a Menta en mi respuesta sobre su comentario lo del “estilo americano”. Supuse que el mero hecho de usar nombres latinos no interferiría con la película mental que nos montamos todos cuando se nos planta delante un thriller de estilo estadounidense porque estamos todos acostumbrados a verlos (y leerlos).

    Tomo nota de lo que comentas con los pretéritos pluscuamperfectos. Lo escribí así porque tenía que hacer referencia al pasado del pasado, y se me ocurrió que sería una buena forma pero, sí, es cierto que queda reiterativo, por lo que eliminaré uno de esas tres conjugaciones iguales. Estamos totalmente de acuerdo.

    Agradezco muchísimo las críticas. Más que los halagos o los ánimos. Las críticas son las que nos ayudan a progresar.

    ¡Gracias por todo!

    ¡Nos leemos!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:19
  19. 19. Robert M. Roderick dice:

    Hola, el chaval:

    Si te parece bien, te contesto aquí a los dos comentarios que has dejado.

    Me vi en la necesidad de mencionar la marca del mechero porque hacer uso de términos como “encendedor de gasolina” en una gasolinera me sonaba demasiado redundante y, al mencionar la marca, creo que todos nos hicimos la imagen mental del tipo de mechero que quería que tuviera Martín, alias “El loco”, en la mano.

    La verdad es que el negociador ha quedado como poco más que un inútil, pero creo que no todo el mundo estaría preparado para ver a nadie prenderse fuego. Debe ser una visión escalofriante (menuda paradoja).

    Sobre lo que comentas que te ha ocurrido con tu texto: te ha pasado, básicamente, lo que me pasó a mí en el reto del mes pasado. Fue el primer reto en que participé y me pudieron las ganas de publicar, por lo que no revisé el texto, lo dejé todo sin espaciados entre párrafos y quedó como un churro muy incómodo de leer. Pero esto nos sirve, también, para aprender a hacer síntesis e ir al grano. Es obligación de un escritor no sólo escribir con corrección y dedicación, sino también saber organizarse y podar el texto donde corresponda. No olvidemos que lo que escribimos aquí son relatos, no hay espacio para contar un cuento completo.

    ¡Mucho ánimo! ¡Nos leemos en el próximo reto!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:29
  20. 20. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Jerónimo:

    Me alegra saber que la idea general del texto ha calado en alguien. Eso me hace pensar que no lo habré hecho tan mal. 🙂

    ¡Muchas gracias!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:30
  21. 21. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Manuel:

    ¡Gracias a ti por los tuyos! 😀

    Mi intención, en el comienzo del texto, era justo dar la sensación anodina de un hecho imprevisto. Sí, tal y como suele pasar en los thrillers y las novelas negras (principalmente alimentados, ambos estilos, por escritores estadounidenses). Me gusta que te guste. ;-P

    Supongo que he tenido la inspiración necesaria en el momento de escribir las metáforas del relato. Creo que me han quedado aceptablemente bien. Justo ésa que comentas es la que menos trabajé. La vi escrita ahí incluso antes de escribirla. Suerte, supongo.

    En esta vida (no sé si en otras), todos somos vulnerables de algún modo. Forma pare de la condición humana. Si nuestros personajes adolecen de ese tipo de rasgos, no resultan creíbles.

    Eso de salvar a las víctimas… Bueno… Supongo que me vi en la obligación moral de hacerlo. La verdad es que podría haber cortado el texto tras el desmayo, pero consideré que faltaba algo después, aunque creo que ha quedado un poco como una isleta en mitad del océano. ¡Habrá que seguir trabajando!

    ¡Gracias de nuevo!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:37
  22. 22. Robert M. Roderick dice:

    Buenos días, IreneR:

    Me alegra que te haya gustado el relato.

    Creo que el pobre Alfredo ha tenido suficiente dosis de acción por el momento. ¿Quién sabe? Quizá después de esto se haga frutero o vendedor de seguros. Pero puede que, más adelante, tanto él como yo estemos preparados para enfrentarnos a sus problemas de verdad. ¡Nunca digas nunca! ;-D

    Cuando una persona se desmaya, como en este caso Alfredo por no poder soportar la tensión del momento, los sentidos se atenúan: se pierde audición, se nubla la visión, se entumecen las extremidades y se “cae al vacío”. Al perder audición, se hace una referencia implícita al silencio; silencio que ya relacioné varios párrafos antes con el típico pitido que notamos en los oídos cuando sólo no hay sonido alrededor. Lo del pitido, creo, ha quedado extraño porque hago referencia al pitido que el personaje escucha en los oídos varios párrafos antes, pero ambos pitidos (que son el mismo) quedan un poco alejados. Creo que ahí está la clave de por qué te ha dejado descolocada. Buscaré la forma de hacer una referencia más explícita o acercarlos algo más.

    ¡Gracias por comentar!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:44
  23. 23. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Charola:

    ¡Y que lo digas! El negociador ha pagado la novatada.

    Veo que has entendido lo que, rudimentariamente, he intentado asociar al desmayo.

    Tal y como comentaba a IreneR, el tiempo dirá si más adelante el pobre Alfredo se ha recuperado y se atreve a enfrentarse a algún otro malhechor.

    ¡Gracias por tus comentarios!

    ¡Nos leemos en la próxima escena!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:48
  24. 24. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Héctor:

    ¡Gracias! ¡Pero no te angusties, que esto es sólo (un intento de) literatura! ;-P

    Agradezco profundamente tus palabras, de verdad. Es un halago que pienses que un relato como este “pueda ir a más”.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:51
  25. 25. Robert M. Roderick dice:

    Hola, María Jesús:

    Me halaga muchísimo que no me pongas pegas. Te leí el mes pasado y me gustó mucho cómo escribes. Te he leído éste y sigo pensando igual. Por esto valoro con especial interés tu comentario.

    Personalmente, me gusta que se haga crítica “dura”, ya que ésta es la que ayuda, de verdad, a mejorar; pero, por supuesto, siempre se agradecen las palabras amables, y más aún cuando provienen de alguien que hace las cosas verdaderamente bien.

    ¡Gracias por tu comentario!

    ¡Nos leemos el mes que viene!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 11:55
  26. 26. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Paola:

    Revisé el texto varias veces y, en todas ellas, tuve la sensación de que estaba repitiendo esa idea, ¡pero no encontraba dónde!. Debió nublárseme la mente hasta el punto de no ocurrírseme realizar una búsqueda. Tras publicar el relato lo vi y me eché las manos a la cabeza. ¡Ya me parecía raro que nadie me lo dijera! 😀

    Por supuesto, tomo nota de lo que indicas ya que, usar una palabra como ésa de forma reiterada en un texto tan corto no cualquier cosa menos aceptable.

    El negociador pierde el conocimiento porque le pueden la presión y la poca lucidez que presenta a esas horas. Quizá tendría que haber hecho más énfasis en su estado interno para que el lector perciba de forma más natural su desmayo. ¡Me lo apunto!

    Tal y como decía a María Jesús en mi respuesta a su comentario, las críticas me ayudan muchísimo, por lo que agradezco especialmente comentarios como el tuyo.

    Me has ayudado, sí, ¡y no sabes cuánto!

    ¡Muchísimas gracias, Paola!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 12:01
  27. 27. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Anna:

    La interpretación de si Martín conocía o no a la niña y su madre queda a discreción de lo que considere la persona que lee. Puede ser el padre o puede ser un loco que pasaba 😉

    ¡Tomo muy buena nota de lo que indicas sobre las miradas! Intentaré buscar terminología más específica para que las miradas no sean sólo una cajón de saste repleto de adjetivos que parezcan estar lanzados al tuntún.

    ¡Muchas gracias por tu comentario!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 12:04
  28. 28. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Ane:

    ¡Muchas gracias por tu comentario!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 12:05
  29. 29. Robert M. Roderick dice:

    Hola, JeSS:

    Creo que has dado en el clavo con lo que indicas. El final me ha quedado aislado del resto del texto. Lo importante ya lo había narrado y, quizá mi subconsciente, me hizo tomar el resto del relato con excesiva ligereza. Una posibilidad que he pensado es cortar justo en el momento del desmayo, pero esto quizá habría dejado al lector con sensación de vacío en las manos; es un recurso siempre arriesgado. Le daré algunas vueltas para ver si puedo cambiar el final o ser más concienzudo con este mismo que he escrito.

    El tiempo dirá si Alfredo está listo para volver a la acción. Su primer trabajo no le ha salido muy bien 🙂

    ¡Gracias por tu comentario! ¡Me ayuda mucho!

    Prometo pasar por tu texto y darte mi opinión, pero advierto: ¡soy un poco duro!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 12:10
  30. 30. Yoli L. dice:

    Hola Robert

    Me ha gustado la historia que narras, he sentido la tensión por parte de todos los personajes y ese final quedó de película. Una trama digna de un capítulo para la serie CSI 🙂

    En los mejorables te anoto los que a mí como lectora me han causado “tropiezo”, ya me dirás si estoy en lo cierto, ya que también aprendo con lo que analizo en los relatos.

    Primer párrafo repites: …espabilado, había subido al coche y me había dirigido…

    – ojos desorbitados = Ya te lo comentaron

    – …la besaba intentando tranquilizarla, intentando dar…

    …goteaba. La mano del cuchillo estaba
    estaba cubierto por una pátina brillante que goteaba . La mano del cuchillo estaba…

    = todas las anteriores muy seguidas.

    – En el párrafo que empieza por Mi corazón… tienes varias palabras que terminan en aba dando como resultado rimas accidentales.

    – Repites 7 veces coche en un relato corto, podrías cambiar algunas por sinónimos.

    Si quieres despotricar el mío, cosa que agradezco para progresar, es el #169 ¿Pesadilla o realidad? https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779

    Saludos

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 18:21
  31. 31. Robert M. Roderick dice:

    Hola, Yoli:

    Te agradezco muchísimo esta crítica, va a ayudarme mucho a fijarme en ascpectos del texto en los que normalmente no me fijo.

    No me había percatado de las rimas ni del uso intensivo de la palabra “coche”. Todo parece indicar que tengo una buena revisión pendiente aquí.

    Prometo pasarme pronto por tu relato a darte mi opinión.

    ¡Gracias de nuevo!

    ¡Un saludo!

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 21:59

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