Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Sara - por Stink el generoso

Llevaba horas con la mirada perdida, sin abrir la boca y retorciéndose el vestido con manos temblorosas. Nunca la había visto así. Después de tres horas metidos en el coche lo normal habría sido que me hubiese acribillado a historietas de todo lo acontecido, durante estos seis meses que llevábamos sin vernos, con todo lujo de detalles pero no fue así.
Viajaba corta de equipaje, apenas había cogido ropa del armario cuando lo normal habría sido dejarlo vacío teniendo en cuenta de que íbamos a pasar todo el fin de semana en la casa del lago.
De reojo observaba sus ojos tristes y la cara demacrada, pero ni sus marcadas ojeras le quitaban un ápice de belleza.
La luz del depósito de gasolina se encendió y, aprovechando que pasábamos cerca de una gasolinera, decidí parar para repostar y estirar un poco las piernas. En ese momento me pareció la mejor idea.
– ¿Qué haces? – me preguntó saliendo de su trance.
– Necesitamos repostar y estirar un poco las piernas, aún nos quedan otras tres horas de camino – asintió con la cabeza levemente y volvió a su trance.
– Oye, ¿estás bien? – me miró de nuevo – no has hablado en todo este tiempo y tu aspecto es…
– No quiero hablar de ello – me interrumpió con apenas un audible susurro apartando la mirada.
Me quedé mirándola como un idiota sin saber como abordarla, tenía tantas preguntas que hacerle pero me dije que era mejor que le diera espacio y tiempo. Ya me lo contaría, siempre lo hacía.
– Vale, voy a bajar para repostar- coloqué la mano sobre las suyas que estaban frías como témpanos – deberías estirar un poco las piernas e ir al baño, aún nos quedan algunas horas de viaje.
Asintió manteniendo la mirada perdida en sus manos.
Bajé del coche y me dirigí a la tienda, cuando estaba entrando le vi bajar del coche y dirigirse a los servicios intentando pasar desapercibida. Miraba a todos lados cerciorándose de que nadie la seguía y, antes de entrar en los baños se quedó mirando al cielo, nerviosa.
¿Qué diablos le pasaba?
Salí de la tienda y volví al coche para repostar. Sara aún no había salido del baño. Terminé y arranqué el coche para estacionarlo en una de las plazas de aparcamiento situadas a escasos metros del surtidor. Miré hacia la puerta del baño. Quise ir a buscarla para ver si estaba bien pero me lo pensé mejor y desistí. Me recosté en el asiento, encendí la radio y la melodía de Elvin Bishop “Fooled around and fell in love” inundó el pequeño habitáculo. Respiré profundo y dirigí mi mirada a una creciente luna, el cielo lucía despejado y dejaba a la vista varias luces titilantes.
Giré la cabeza y vi salir a Sara. Se le veía tan vulnerable y apagada, nada que ver con la niña dicharachera y sonriente que conocía.
De repente, las luces de la estación de servicio y de los alrededores comenzaron a apagarse, la radio perdió la sintonía y cuando me dí cuenta, un silencio sepulcral ahogó hasta el más ínfimo zumbido. El tiempo pareció detenerse. Miré a Sara que se había quedado a medio camino entre la estación de servicios y el coche. Estaba paralizada, como el resto de los que estábamos allí, temblorosa, con la mirada puesta en el cielo. En unos instantes, una luz lo inundó todo hasta concentrarse alrededor de ella. Intenté salir en su busca, gritar para hacerla reaccionar pero fue en vano, algo me lo impedía, Yo también estaba inmóvil.
Todo pasó en cuestión de segundos. Ella me dirigió una mirada aterrorizada, suplicante. Me pareció leer en sus labios «Dejadme en paz». Yo parpadeé y en el abrir y cerrar de ojos ella ya no estaba, las luces volvieron a encenderse, en la radio seguía sonando la canción y, fuera, los coches. pasaban con prisa mientras la cigarras seguían con su ritual de apareamiento. Todo pareció volver a la normalidad, todo menos yo que al parecer era la única persona que lo había presenciado todo, nadie vio ni sintió nada, ni siquiera la luz cegadora.
Me pasé horas dando vueltas alrededor de la gasolinera por si la veía aparecer. Llegué a pensar que lo había soñado todo pero comprobé que su pequeño equipaje seguía en el coche. Ya han pasado dos años desde el incidente y sigo visitando esa gasolinera con la esperanza de encontrar a Sara, mi amor.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. Javier López dice:

    Hola, Stink. Abro fuego con el primer comentario.
    Sabes crear ambiente. Utilizas un lenguaje claro y se lee fácil. He sentido la incertidumbre del primer tramo y la tensión en el segundo. Si se trata de una abducción, como supongo, la has descrito de forma sencilla y sin alardes fantásticos que restarían credibilidad, eso me ha gustado.
    Ahora los contras, por supuesto muy subjetivos. Me queda la duda de saber si Sara es su pareja o su hija, porque en unas frases das a entender que es un fin de semana romántico, y después la llamas niña, lo cual me chocó un poco. También me chirrió el pensar que puedan estar tres horas sin decir nada entre una pareja que no se ve desde hacía seis meses. Y si estaba tan nerviosa, porque se sentía perseguida, perderse en una casa de un lago no debe ser muy tranquilizador. En fin, cosas mías.
    En el aspecto técnico, creo que hay algunos errores de puntuación en los diálogos. Yo también los cometo, estoy aprendiendo por lo que no soy quién para indicártelos. Te voy a poner un enlace, a ver si me sale, que da un par de consejos, aunque hay muchos más si los buscas:
    https://blog.literup.com/dialogos/
    También se te ha escapado un punto, imagino que en la corrección posterior a la escritura en “coches. pasaban ”
    Por lo demás un relato muy interesante.
    Un saludo.
    Nos leemos.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 11:46
  2. 2. Manuel Jover dice:

    Saludos, Stink!
    Enhorabuena por tu desasosegante y obsesivo relato. Esa irrupción de lo fantástico en un contexto cotidiano sin explicación me parece brillante. Dejas al lector con un muy buen mal sabor de boca!
    Por las demás, estoy de acuerdo con las apreciaciones de Javier, y quizás añadiría algunos puntos y comas aquí y allá, pero igual son manías mías.
    Hasta pronto!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 18:42
  3. 3. IreneR dice:

    Buenas Stink el generoso, me encanta tu nombre. Me ha gustado mucho el relato, no esperaba para nada que ocurriese lo que pasó, me ha sorprendido mucho.

    Me gusta tu estilo de escribir, describes las cosas pero sin perderte en los detalles y eso le da fluidez a la historia.

    Hay algunas cosas que yo corregiría:

    “Viajaba corta de equipaje, apenas había cogido ropa del armario cuando lo normal habría sido dejarlo vacío teniendo en cuenta de que íbamos a pasar todo el fin de semana en la casa del lago.”
    No estoy completamente segura de que ese teniendo en cuenta de que íbamos sea correcto, me parece un dequeísmo.

    “Bajé del coche y me dirigí a la tienda, cuando estaba entrando le vi bajar del coche y dirigirse a los servicios intentando pasar desapercibida.”
    La palabra coche aparece dos veces en la misma frase.

    “Yo parpadeé y en el abrir y cerrar de ojos ella ya no estaba”.
    Esta expresión me suena rara, siempre la he escuchado como en un abrir y cerrar de ojos.

    “Todo pareció volver a la normalidad, todo menos yo que al parecer era la única persona que lo había presenciado todo, nadie vio ni sintió nada, ni siquiera la luz cegadora.”
    Demasiados “todos” en la misma frase y quizás un poco larga.

    El final, ese “Sara, mi amor” me ha desconcertado un poco. En ningún momento parecen pareja. Yo no lo habría añadido, se nota que el personaje siente un especial cariño por Sara, se preocupa por ella y la extraña. Que sea su pareja, su hija, su prima o una buena amiga es irrelevante. La quiere y eso es lo importante. Pero vamos, esto es mi opinión personal.

    Un saludo.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 19:15

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.