Parada Inesperada - por Mikal Neshamá

El autor/a de este texto es menor de edad

Dio un salto inesperado la vida de John el día que se bajó esa peculiar chica de su Ford Mustang del 64, en la gasolinera Carson donde él trabajaba. El sol de verano le daba un brillo especial, haciendo que él no dejara de mirarla de reojos. Ella llevaba un hermoso vestido blanco de amplia falda hasta las rodillas, cuyo corpiño ajustado, asemejaban las cinturas de las abejas, propio de los años 60. Parecía divertida, pensó él «¿Qué chica tan rara… y diferente?»
De pronto, ella lo interrumpió, preguntándole por los aceites de la marca de su coche. Avergonzado y nervioso, le respondió al final del pasillo, se encontraban los armarios de recambios. Ella se quitó las gafas de sol, y lo miraba buscado algo que estaba perdido en su rostro ¡Gracias!, enseguida vuelvo… Ummm (leyó en la placa de empleado)…John. Una sonrisa tímida embozó éste, sin dejar de pensar por qué no podía dejar de mirarla, muchas mujeres pasaban por la gasolinera, pero ninguna cómo ella.
Mientras él contaba el dinero de la caja y acomodaba uno que otro menester de la tienda, una idea sobrevoló por su cabeza, «¿Será que me gusta esa chica o realmente existe el amor a primera vista?… Tengo que desechar estos pensamientos, o Lory (su novia) me mataría». Cómo ella tardaba, no resistió la curiosidad y con gran disimulo, tomó un cepillo de barrer y se acercó hasta los armarios y le preguntó en un tono gris y desinteresado, sí necesitaba ayuda.
─Bueno, ¿no sé qué hacer? ¿Ni cuantos llevarme?─ respondió la chica
─Creo que con uno es suficiente. ¿No?
─Me acabo de graduar de profesora en la Universidad Estatal, de aquí California, pero decidí tomarme unas vacaciones hasta Las Vegas. ¿Conoces las vegas?
─No, todavía.─ suspiró él
─Bueno, como son casi 4 horas de viaje por la interestatal 10E, he pensado en llevarme suficiente para el viaje.
─Interesante plan, pero… antes de pasar por aquí hay otras dos estaciones de servicios más cerca de tu camino ¿Qué te trajo por aquí?
¡Nos vemos el marte!─ interrumpió la conversación el jefe de John. Lo que hizo que éste se apresurara de inmediato al mostrador y se despidiera levantado la mano. Una idea rondaba en su cabeza «¿Por qué aquí?»
Ella se acercó al mostrador resplandeciendo como si fuese el sol. ─¿Tienes todo para tu largo viaje? ─le preguntó él. Si, casi todo─ replicó. Como buen caballero, la ayudó con la compra hasta su coche. Ella le preguntó que si tenía mucho tiempo viviendo en la ciudad y cuál era su apellido. Él le respondió ─Toda mi vida, desde que yo recuerde y me apellido Expósito ¿Por qué? ─mirándola fijamente. Ella, cerró la maleta y se aproximó rápidamente a la silla del conductor. Al no recibir ninguna respuesta, éste se posó en la ventanilla del copiloto ─¿Qué te trajo por aquí? ¿Quién eres tú?─ en un tono más subido
Un apretado gemido brotó de ella, y le contestó ─Mira John, estoy segura que nunca conociste a tus padres ¿verdad? (El asintió con la cabeza)… Seguro que tienes 30 años, y creciste en el Orfanato Casa de la Esperanza, en baja california. Tu madre te dejó allí porque sus padres, tus abuelos, la obligaron, ya que quedó embarazada y tu padre se desentendió de ustedes.─ palideciéndose
Una gélida brisa corto la sonrisa de John ─¿Y tú cómo sabes todo eso? ─Como si fuese un relámpago salió disparado hasta la tienda. La chica llegó al mostrador y lo encontró estrujando toda la mercancía.
─¡John, escúchame! ─le dijo ella.
─¡Déjame en paz… no sé quién eres ni porque me cuentas esa historia! ─Pero… ─trató de interrumpir ella ─¡lárgate de aquí! O es que ve me vas a decir que eres mi madre.
─Resopló… No John, tengo 22 años, no puedo ser tu madre, me llamo Susan, y vine aquí buscándote. Tu madre que se llamaba Carol murió hace 6 meses, me dejó una carta contándome todo sobre ti (mostró el papel). Contraté a un detective y te localizó en este lugar.
─¿Y si no eres mi madre, quien eres tú? ─Inquirió él
─Soy hija de Carol, soy tu hermana. (Recobrando su espléndida luz). Una vez que descubrí tu existencia, no descansé hasta hallarte. Sé que es inesperado, pero si tu vida cambió la mía también, pero, lo único que sé es que no estamos solos, entonces… ¿Te vienes conmigo a las Vegas?