En búsqueda de la verdad - por Lucy J.S

El autor/a de este texto es menor de edad

Dolor. Era lo único que sentía en todo mi cuerpo. En mi espalda, que estaba agarrada con fuerza a la silla. En mis manos, inmovilizadas por la soga que me cortaba la circulación. Comencé a pensar la manera de escapar, mi vida no terminaría por culpa de un asesino, más tratándose de él. De repente lo escuché, sus pasos bajando una escalera, que se acercaban lentamente a mí. Sentí cuando se detuvo, cuando agarró fuertemente la venda en mis ojos y cuando la sacó.
Me sentí sofocada al ver tanta luz de repente pero al parpadear varias veces logré distinguir donde estaba. Era una habitación pequeña que parecía ser un sótano, lleno de objetos inutilizables llenos de polvo y varios armarios en los costados con pintura. Pero lo que me estaba dejando sin aire era la mesa que estaba a mi izquierda, que estaba lleno de cuchillos ensangrentados de todos los tamaños, y el hombre que estaba parado enfrente de mí. Tenía puesto una campera negra,jean azul y zapatillas blancas, por lo que parecería una persona común y corriente si no fuera porque estaba mirándome como un desquiciado y con una amplia sonrisa en su rostro. Luego de mirarme extendidamente, agarró una silla deteriorada, se sentó frente a mí y me dijo:
_ Vaya que eres una caja de sorpresas, no esperaba que me siguieras tan rápido-advirtió con aire divertido.
_ ¿Qué esperabas? Tratándose de ti no deberías haber esperado menos-le dije lo más furiosa posible, mi garganta estaba demasiado seca.
_ Lo sé, por eso me he cuidado la espalda desde que te vi en televisión pidiendo mi captura inmediata-exclamó con aire orgulloso-si tu idea era hacer justicia por mano propia te digo que eso no fue muy inteligente-diciendo eso último como si fuera un padre retando a su hijo.
Sabía que estaba mal haber hecho esa declaración, pero los periodistas no dejaban de acosarme con preguntas sobre el asesinato y de mi hermana, así que les di lo que querían: un poco de acción. No esperaba que fuera importante, pero al parecer me condené yo sola, pero no permitiría que lo supiera.
_ Búrlate todo lo que quieras, pero ya verás que pronto vendrá alguien y me salvará. Así las pagarás, maldito asesino. Vengaré a mi hermana y a todas las personas que sucumbieron por ti, lo juro con mi vida-dije en tono firme.
Ante esto, comenzó a reírse a carcajadas, como si fuera el mejor chiste que hubiera escuchado jamás, generándome confusión y escalofríos. Era una risa retorcida y estruendosa, que incluso al más fuerte hubiera dejado petrificado. Estuvo así varios minutos hasta que se calmó y dijo:
_ Eres muy graciosa pero sobretodo ingenua, porque sé que nadie vendrá. Sabía que tu amenaza no era a la ligera, así que tomé precauciones y comencé a vigilarte. Por suerte nunca te diste cuenta, ya que te concentraste totalmente en la investigación, así que fue fácil. Cuando vi que tus pistas te estaban acercando a mí, planté una falsa entre tus cosas para que fueras al lugar donde te capturé, así que sé que has estado trabajando sola-afirmó con una tranquilidad espeluznante.
No lo podía creer, me tenía atrapada, siempre supo sobre mis planes y jamás lo había visto venir, hasta había entrado en mi casa sin que lo supiera. Estaba pérdida, todo por lo que trabajé se derrumbaba ante mis ojos, había defraudado a todos…sobre todo a mi hermana.
_ Ahora basta de charla, vamos a lo que nos compete: cómo voy a matarte-dijo como si se tratara de elegir una prenda de vestir-con algo pequeño o grande.Ya sé, como se trata de alguien tan especial como tú, usaré mi arma favorita: el machete- exclamó sosteniéndolo con decisión en su mano derecha.
Mi corazón empezó a latir rápidamente, parecía que se me iba a salir del pecho. Instintivamente comencé a forcejear y a mirar a todos lados desesperadamente, esperando encontrar mi salvación, pero no podía hacer nada.
_ Por favor no lo hagas, Jonás. Ella era tu esposa, la amabas igual que yo, ¿Por qué lo hiciste?-exclamé al borde del llanto.
_ex esposa-vociferó furioso-y lo único que sentía por ella era odio. Pero no te preocupes, en unos momentos te reencontrarás con ella, lo prometo- gritó al final mientras elevaba su machete en el aire.
Acepté mi destino y cerré los ojos para esperar el golpe final, pero mientras sentía cómo me desvanecía alcancé a escuchar una puerta derrumbarse y mucha gente gritando: “Alto, policía”.