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Conciencia culpable - por Miranda

Web: https://mycatapultaliteraria.wordpress.com/

Abrió la puerta y dejo salir al perro, que olfateaba la lluvia sin atreverse a cruza el umbral.

– Cada vez estas más viejo, comodón.
– Guauuu, guauuu

Los aullidos suaves del perro le contestaron, mientras se dirigía al armario donde guardaba todos sus accesorios de caza y cogía los guantes y la munición. Por fin parecía que los pantanos iban recuperándose tras la pertinaz sequía del último año.

Se agacho y cogió la vieja caja metálica y se la metió en el bolso secreto del chaleco. Se había levantado obsesionado con una idea: tenía que desprenderse del contenido.

Se había llevado un gran susto unos meses atrás; Unos turistas comentaron en la gasolinera el hallazgo en el fondo del pantano de unos huesos que parecían humanos. No había dormido bien ni un solo día, desde entonces.

Habían pasado casi cuarenta años desde aquel fatídico día en que los dos excursionistas murieron uno al confundirlo con una pieza de caza y el otro por ser testigo.

La sequía había sacado a flote sus restos y aunque las aguas habían borrado los vestigios, las técnicas modernas le daban mucho miedo.

Continuamente se le venía a la cabeza que quizá ahora empezaran nuevas investigaciones, mucho más sofisticadas y los objetos valiosos que aún tenía en su poder (un reloj, una alianza y una cadena) que se preguntaba porque había guardado, podrían ser su perdición.

Tiraría la caja en el pantano, pero en una zona alejada de donde se encontraron los huesos. Conocía bien todos los recovecos, sería muy fácil.

– Pero ¿Dónde vas?, ¿No ves que estas muy mayor para seguir con esas actividades?.–le increpo su hijo mientras trajinaba con la manguera del surtidor- sobre todo, en un día tan desapacible
– ¡Déjame en paz!. –contestó airado¬- No pienso convertirme en un mueble todo el invierno, viendo el paisaje por la ventana.
Al volver la cara hacia donde estaba Mario, no se dio cuenta de que su pie derecho se había enredado hasta fue demasiado tarde.

El fuerte golpe en la cabeza lo dejo noqueado.

Al despertar en el hospital, solo podía decir ¡Mi caja, mi caja!, mientras con los ojos extraviados y la conciencia culpable buscaba indicios de que la policía lo tuviera cercado.

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9 comentarios

  1. 1. Estel Vórima dice:

    El peso de la conciencia es curioso a veces. No le pesó matar a un hombre solo por ser testigo de un accidente de caza. En cambio le impulsó a guardar algunos objetos personales de las víctimas. Pero los sentimientos que refleja el protagonista no son las de una conciencia culpable sino la de una conciencia cobarde. (No estoy diciendo que esté mal el título)
    El relato está bien lo único que no es necesario poner . después de ! o ?
    Sigue escribiendo.

    Escrito el 17 noviembre 2017 a las 21:22
  2. 2. Laura dice:

    Hola Miranda.
    Soy Laura del 53.
    Me ha gustado tu relato. Realmente creo que la conciencia culpable provocó el accidente.
    En cuanto a lo formal, quitaría la primer y de esta frase, además de agregar el acento a agachó. Se agachó, cogió la vieja caja metálica y se la metió en el bolso secreto del chaleco.
    Reescribiría este párrafo, tal vez desmenuzándolo en oraciones más breves: Continuamente le venía a la cabeza que quizá ahora empezaran nuevas investigaciones, mucho más sofisticadas. Aún tenía en su poder algunos objetos valiosos;un reloj, una alianza y una cadena. No dejaba de preguntarse por qué los había guardado. Podrían ser su perdición. Esta es una opción posible, si yo lo hubiera escrito. Es sólo una alternativa. La puedes aceptar o rechazar.
    Por lo demás, el relato da para mucho. Dejas con la intriga con lo que sucederá.
    Hasta la próxima propuesta,

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 00:40
  3. 3. amadeo dice:

    Miranda:
    Me gustó, buen texto.
    De acuerdo con los comentarios anteriores. Agregaría detalles:
    Es ¿La munición? o ¿las municiones?
    Encontré muchos: Se había, habían, había…
    Agregaría LE en la frase: Conocía bien todos los recovecos, LE sería muy fácil.
    Supongo que Mario es el hijo. No me queda claro.

    Estoy en el 55 por si quieres leerlo y comentar
    Saludos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 13:10
  4. 4. Miranda dice:

    Gracias a los tres.

    Estoy de acuerdo en que el texto es mejorable, lo sabia antes de enviarlo. Y esperaba correcciones.

    Este mes, por diferentes motivos, no he podido preparar el texto. Y de hecho ha sido un texto totalmente improvisado el día 15, entre las nueve y las once de la noche.

    Me he propuesto no fallar ninguna escena, esto es un taller para aprender, y aunque un texto no salga tan correcto, luego se puede trabajar con las aportaciones. Creo que es bueno participar, porque además con los textos peores es con los que más aprendes, ya que te corrigen cosas concretas.

    Con los mejores, me suben el ego, pero no aprendo.

    Eso no quiere decir que a partir de ahora los vaya a presentar sin trabajar, pero si que voy a arriesgar con formulas en las que estoy menos cómoda o mas dudosa.

    A lo largo de hoy pasaré por vuestros relatos

    Saludos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 14:17
  5. 5. Lunaclara dice:

    Hola Miranda, gracias por pasarte por mi relato.
    El tuyo me ha encantado. Has sabido transmitir la angustia y el agobio del protagonista. Veo bien como describes, con los adjetivos justos y suficientes.
    Permíteme una pequeña corrección en este texto:
    Habían pasado casi cuarenta años desde aquel fatídico día en que los dos excursionistas murieron: uno al confundirlo con una pieza de caza, y el otro por ser testigo.
    Aunque creo que puede ser opcional.
    Mantienes la atención durante todo el relato, y eso está muy bien conseguido.
    Y el final, tremendo.
    Felicidades!!
    Un abrazo.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 20:27
  6. 6. charola dice:

    ¡Hola, Miranda!

    Muy bueno tu relato, logras intrigar al lector y el final me pareció estupendo.

    En cuanto a la forma hay mucho que mejorar, ya te han dicho algunas por lo que no voy a repetir:

    -dejo… dejó
    -cruza…cruzar
    -estas… estás
    -agacho… agachó
    -después de murieron, (coma)
    -se preguntaba porqué los había guardado… (sin el que del inicio)
    -—Pero, ¿dónde vas?, ¿no ves que estás muy mayor para seguir con esas actividades? —le increpó su hijo mientras trajinaba con la manguera del surtidor—, sobre todo, en un día tan desapacible.
    -hasta que fue demasiado tarde.
    -dejo… dejó

    Felicitaciones. Un abrazo.
    Estoy en el 27.

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 07:27
  7. Hola, Miranda, te escribe el vecino del piso 137.
    Pues bien que lo dices, aquí estamos para aprender. Apoyo completamente las opiniones del resto de los compañeros. Creo que no tengo nada más que aportar. A trabajar y seguir escribiendo!!!
    Nos leemos.

    Escrito el 21 noviembre 2017 a las 17:21
  8. 8. María Jesús dice:

    Hola Miranda: Tu relato me ha gustado, el tema tratado está muy logrado, aunque hay algo que me confunde, da la sensación de que el anciano sale de su casa, pero más adelante dices lo del hijo que está maniobrando con el surtidor, luego están en una gasolinera. Quizá sea que yo no me entero….
    Pero por lo demás buen relato, con las pequeñas cosillas que ya te han apuntado.
    Si te interesa leer el mio (103) tiene algunas coincidencias.
    Un saludo.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 19:58
  9. 9. Jess dice:

    Hola, Miranda antes que nada agradecerte por comentar mi escrito. Te felicito por tu determinación de no fallar a ningún relato; es algo muy loable.
    Hay algunas cosas que mejorar, por ejemplo: El perro ya no vuelve a aparecer y parecía importante al iniciar con él el relato? ¿Con qué se enreda el señor? El hijo entra bruscamente en la escena.
    Seguimos en contacto.
    Saludos!!

    Escrito el 27 noviembre 2017 a las 14:31

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