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Salir del gabinete - por Servio Flores

Aún era invierno. Ulrich entró a la tienda de la gasolinera. Se sentía solo y quizás un café le ayudaría con las penas mientras esperaba su cita.

Menos de un mes hacía que había decidido «salir del gabinete», frase derivada de aquella otra más antigua «salir del armario o del closet», pero que igual llevaba algo de peyorativo y discriminante.

La frase hacía alusión a la aceptación pública por parte de un humano, de poseer partes robóticas en el organismo.

A pesar de lo despectivo de las frases, ambas continuaban usándose, incluso el mismo la había usado en aquella breve sesión con la Dra. Suscal Sanvin, experta en robotneuropsicología y quien era su cita en esa tiendita maltrecha de aquella gasolinera de paso a orillas de la ciudad.

Había llegado con tiempo de sobra para tomar un café viendo la lluvia caer tras los cristales. No sabía por qué, pero desde niño la lluvia había ejercido una hipnótica influencia en la percepción de la existencia. Podía pasar horas viendo y escuchando el chispear de las gotas sobre el tejado o viendo el impacto de estas sobre la capa agua en el asfalto dando forma a invariables e irrepetibles peones de ajedrez.

Rob-bar, el robot barista luego de tomar su orden sirvió el capuchino rebosante de espuma, elaborado con presteza con sus brazos extensores dirigidos hacia la bandeja que sostenía la taza desde dentro de su tórax mecánico. Inmediatamente Rob-bar se deslizó silenciosamente sobre sus rueditas hasta el mostrador.

El skinhead y el hípster desfasado que acababan de entrar se sentaron una mesa más allá. La mirada que le lanzaron al pasar junto a él fue fría, pero más como de un odio retenido. No le contestaron el saludo.

Al fondo por los altoparlantes sonaba una voz áspera, casi forzada «De nadie son los besos de los labios del mar». Ulrich se paró en un gesto de caballerosidad, la Dra. Suscal atravesó el portal empapada por la lluvia.

—¿Un café? —expresó Ulrich un tanto nervioso.
Rob-bar se deslizó con presteza acercándose hasta la mujer, tomó el abrigo y encendió el calefactor dirigiéndolo hacia ella para acondicionar la temperatura y secarla un poco, mientras tanto preparaba el capuchino.

— ¿Cómo lo estas pasando? -preguntó mientas olía el café.

— No puedo mentirte, nada bien. No creí que fuera tan difícil. Siento que me miran diferente, que de alguna forma me rechazan.

— Es normal, estas en un proceso de autoaceptación. Como creías que eras, realmente no eras. Tu naturaleza modificada ahora te muestra otros caminos.

— Esto solo fue un tratamiento, — dijo tocándose el pecho con ambas manos— una prótesis de tórax, huesos y órganos que me ayudan a vivir. Sin esto después del accidente yo ya hubiera muerto.

— Entiendo tu punto. Pero sabes Ulrich, hay una división, un cierto celo de aquellos que no tienen ninguna pieza robótica y que se hacen llamar puros. Esto es una situación histórica, siempre ha existido la discriminación. Ahora es hacia ustedes, «medio hombres», «casi mechas», «hueso y hierro» … todas esas frases tienen su equivalencia en diferentes momentos de la historia. Así fueron vistos los negros, las personas con discapacidades, los mestizos, los aborígenes, los homosexuales. Siempre hay un determinante para segregar.

— Hoy soy yo, mañana pueden ser ellos. ¿Qué harán?

— Seguirán rechazando, solo que del otro lado.

— No puedo creerlo.

—¿Quieres ver algo?

— Ajá

—¿Ves a esos dos tipos allá atrás? Fíjate como pierden en un momento la cabeza. Han estado escuchando nuestra conversación y seguramente nos intimidarán. Hagamos por salir y ellos querrán obstruirnos el paso, y si hacemos por quedarnos aquí, ellos querrán que nos vayamos.

—¿Tu trabajo debe ser muy difícil, es mi idea?

— Me cuesta más tratar con los fabricantes de robots que con sus creaciones, aunque realmente con ninguno resulta totalmente fácil.

Los tipos de la otra mesa se levantaron, llevaron consigo las botellas de cerveza y amenazadoramente se acercaron a la pareja. Sin mediar palabra rompieron los envases contra la mesilla e hicieron que el café se derramara al salir salpicado de las tazas. Rob-bar se replegó sobre sí mismo poniéndose en modo hibernación.

La doctora se paró y pasó la mano frente a la cara de hípster haciéndolo caer en un sueño profundo.

—¿Estás enojado contigo mismo? Si gustas puedes contarme lo que te ha sucedido o si quieres puedes irte — dijo al cabeza rapado, mientras este se paralizaba de asombro — vámonos, dijo a Ulrich, mientras lo tiraba de la mano hacia la calle resplandeciente de humedad y de luz.

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14 comentarios

  1. 1. Denis Enamorado dice:

    Hola Servio.
    Me da gusto que hayas seguido con el experimento de los relatos futuristas y con androides o híbridos robóticos como protagonistas, donde mostrás mucha evolución dándole un toque verniano. A la vez presentás un tópico de vigencia perenne en la historia del hombre como es la discriminación y la desigualdad, en un futuro muy probable y nada descabellado. Enhorabuena y a seguir adelante.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 04:25
  2. 2. Héctor Romero dice:

    Hola Servio, otro mes para disfrutar la lectura de un relato tuyo. En particular me gusta el tratamiento que le das al fenómeno de la discriminación. Me sorprendió (en buena onda) que retomaras el tema robot. Me ha gustado y no es churrazo. Felicidades.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 04:45
  3. 3. Juana Medina dice:

    Hola Servio,
    Gracias por tu visita. Tu relato me ha gustado mucho.Da para mucho más, pero es lo permitido.
    Estos relatos que incluyen algo tan antiguo e inmodificado como la discriminación y algo tan nuevo como la robótica, la medicina moderna, la informática y tantas cosas más, me fascina.
    Bien hecho.
    Seguiremos leyéndonos

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 21:32
  4. 4. Laura dice:

    Hola Servio Flores.
    Soy Laura del 53.
    Me ha gustado mucho tu relato.
    La discriminación, por supuesto, sin sentido, y la robótica. Tal vez sea algo con lo que nos encontremos en el futuro. Aunque tu personaje es más bien una persona con una prótesis en el sector del pecho, no lo consideraría del todo un robot.
    Muy bueno el planteo.
    Desde lo formal, tan sólo te señalo la omisión del guión de diálogo correspondiente al final del Vamos, cuando la doctora lo toma de la mano para salir, y su correspondiente mayúscula.
    Nos encontramos en la próxima propuesta.

    Escrito el 18 noviembre 2017 a las 22:07
  5. 5. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola servio: Como dicen los compañeros se te da bien el relato futurista (A ver si tenemos otro Asimov) me encanto lo seguin con devoción, sabes hacer que la gente se interese por la lectura.
    Sigue adelante. Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 10:41
  6. 6. Sabina Duque dice:

    Hola Servio.
    Gracias por tu aporte.
    En la primera lectura de tu relato, terminé saliendo un poco de mi ignorancia.
    Yo creía que salir del gabinete, era lo mismo que salir del armario. Tu haz expuesto muy bien este concepto.
    Tienes mucha habilidad descriptiva, y me gusta como a tu personaje, observar la lluvia con todos sus matices.
    Lo que más puedo destacar de tu relato, es que transmites con destreza el mensaje de la discriminación y la intolerancia.
    Defecto innato en la especie humana, que no soporta la diferencia.

    Soy Sabina Duque 34
    Nos vemos en escena.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 16:45
  7. 7. beba dice:

    Hola, Servio: Muy interesante tu relato. A la vez que continúa el reto anterior lo centra en el tema de la discriminación. ¿Hasta aquí llega? ¿El creador de cada robot le deja la impronta humana de la desconfianza y el rechazo?
    Gracias por tu visita y amable comentario.

    Escrito el 19 noviembre 2017 a las 21:26
  8. 8. Jorge Lozano dice:

    Servio,

    Muchas gracias por pasar a comentar mi relato, que bueno que te haya gustado 🙂

    De el tuyo me ha gustado la influencia que tienes de Asimov, el cuestionarse la diferencia entre el ser humano o un robot.

    Siento que el final necesita un poco de más trabajo pues termina un poco abrupto, rompe un poco con el ritmo que venías tejiendo en el resto del relato, pero vaya que es un reto poner todo en sólo 750 palabras!

    Espero tu próximo relato para conocer más de tus robots y su humanismo 🙂

    Saludos!

    Escrito el 20 noviembre 2017 a las 07:13
  9. 9. charola dice:

    Hola, Servio.

    Se nota el gusto que tienes de escribir sobre robots. Este texto te salió muy bueno combinando la discriminación hacia alguien diferente. Felicitaciones.

    Una recomendación: Después de la raya de diálogo de inicio no le des espacio.

    Gracias por comentar mi relato. Nos seguimos leyendo. Un abrazo.

    Escrito el 22 noviembre 2017 a las 03:45
  10. 10. Otilia dice:

    Hola Servio Flores:
    Me ha gustado tu relato y se lee con fluidez.
    Los compañeros anteriores ya te han dicho algunas cosas mejorables.
    Por aportar algo te diría que en la frase “Como creías que eras, realmente no eras”, cambiaría el último “eras” por “eres”. Solo es mi opinión.
    Buen trabajo. Saludos.

    Escrito el 25 noviembre 2017 a las 12:29
  11. 11. Don Kendall dice:

    Hola Servio,
    Poco o nada que decir. Es un trabajo acogedor y no chirría a pesar de romper todos los cánones para ello : Cita en la gasolinera de esos personajes, la mezcla skinhead y hípster (además trasnochado juo juo), la canción de Joaquín Sabina, la salida del gabinete, en resumen son pistas a modo de «migas de pan», como un juego de prestidigitación-hipnosis de la Dra. Sanvin ( por cierto ¿el nombre es una miga de pan más?.
    En resumen, me encantó el trabajo con su compleja sencillez. ¡Ah! A ter en cuenta esa imagen de los invariables e irrepetibles peones de ajedrez..
    Gracias por compartir. Un abrazo

    Escrito el 28 noviembre 2017 a las 21:05
  12. 12. Amilcar Barça dice:

    Tu mención a la lluvia al caer, me hizo recordar los años de mi niñez cuando en días de lluvia las gotas golpeaban en el tejado, como tú dices, y caían por la canalera haciendo un hoyo en la tierra. El rebote de las gotas que tantas veces hemos visto repetido en TV a cámara lenta, allí sucedía, al natural, una y otra vez. Los pobres gorriones, ya empapados o casi, buscaban refugio bajo las barderas. Eran días tranquilos, relajantes y acogedores.

    Hoy, con el cambio climático, deberemos echar mano de las hemerotecas y videotecas para volver a contemplar esas imágenes. Gracias por tu comentario. salu2

    Escrito el 30 noviembre 2017 a las 23:29
  13. 13. José Torma dice:

    Querido Sr. Flores.
    Antes que nada, gracias por tus palabras a mi apresurado relato, ya lo estaré modificando y colgando en el blog. Te diré que en mi mente, el castigo por utilizar el portal, era convertirte en guardián del mismo. Pero no te doy spoilers por si gustas leerlo después.
    Tu relato me gustó en un 99 %. No puedo creer la maldad de como terminaste, yo quiero más y más. Manejas el tema y lo navegas con mucha soltura. El tema de la discriminación… no me estás viendo pero me puse de pie, si hubiera tenido sombrero me lo habría quitado y te he aplaudido… ¡Maestro!
    Esto es de tablas y tú tienes una carpintería recorrida en esto.
    Felicidades.

    Escrito el 14 diciembre 2017 a las 00:06
  14. 14. Servio Flores dice:

    Gracias a todas y a todos.
    En verdad es un honor que hayan hecho un hueco en su tiempo no solo para leer mi modesto trabajo sino también para comentarlo.
    Tomaré en cuenta sus observaciones, me servirán para mejorar el escrito y eso lo valoro muchísimo.
    Denis, Héctor, Juana, Laura, Ángel, Sabina, Beba, Jorge, Charola,Otilia, Don, Amilcar y José sus palabras me motivan a seguir esforzándome, sobre todo porque vienen de gente que escribe muy bien. Mi agradecimiento y respeto a ustedes. Los seguiré leyendo.
    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2017 a las 07:27

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