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los navieros - por VICTOR NAVAS

El inspector Troy Lee estaba tras la pista de un trío de asaltantes de banco llamado los Navieros. La banda estaba formada por tres hombres de mediana edad que entraban a los bancos usando mascaras de piratas y portando armas largas.

Ya habían asaltado dos bancos, y el jefe del inspector Lee estaba comenzando a impacientarse.

– Tengo al alcalde respirando sobre mi cuello, Lee. Si no atrapamos a estos tipos pronto, van a intervenir el departamento. Esos criminales se han llevado mucho dinero.

– Estamos tras la pista jefe. Pero esos hombres han sabido operar. Esas máscaras que usan nos han hecho imposible identificarlos.

En un cuarto de hotel, despertaba un hombre. Tyron Phelps era un ex trabajador de la fábrica de cajas de la cuidad. Lo habían despedido en el último recorte de personal. Aun recordaba aquel día con tristeza. Desde aquel momento, toda su vida comenzó a declinar. Perdió su casa, su esposa lo dejó, y lo que más le dolió fue que se llevara a la pequeña Lillian. La amaba con toda sus fuerzas. Todo lo que estaba haciendo era para proveerle un mejor futuro a su hija.

– Con ese trabajo que tenía en la fábrica de cajas no iba a juntar lo suficiente para que Lillian entre en la universidad –pensó mientras se incorporaba- Ya hemos dado dos golpes, con el siguiente puedo pensar en retirarme.
Tyron se alistó rápido para reunirse con sus compañeros. No era una mala persona, al menos no tan malo como los otros dos asaltantes con los que operaba. Aquellos hombres sí que disfrutaban lo que hacían. Mientras caminaba se consolaba diciendo que Marilyn volvería con él cuando se apareciera en casa de su madre con la bolsa llena de dinero y todo sería como antes… mejor que antes, esta vez tendrían dinero.
Sus compañeros lo estaban esperando sentados a una mesa en una cafetería. Tyron pudo reconocer al Capitán desde lejos.
– ¡Marinero!-dijo el Capitán mientras Tyron se sentaba a la mesa- el Grumete y yo pensamos que no ibas a reunirte con nosotros. Es que en el último asalto te vimos algo inseguro. Personalmente creí que no vendrías y que tendríamos que conseguir a otro Marinero.
El Capitán estaba en lo cierto, Marinero no se sentía cómodo con lo que estaba haciendo y se le notaba. Pero era la única forma que conocía para reunir el dinero suficiente y así hacerse cargo de su familia.
– Bien muchachos –continuó el Capitán- mañana daremos nuestro tercer golpe. Ésta vez asaltaremos el banco que está cercano a la Plaza Jefferson. Nos veremos ahí a las ocho de la mañana.

– Muy bien Capitán –dijo Grumete- ahí estaré puntual. No puedo esperar para seguir aterrando gente y haciéndome millonario en el proceso.

– De acuerdo Capitán –dijo Marinero, pensativo- así será.

Capitán, Grumete y Marinero. Así se llamaban aquellos hombres cuando se reunían para sus “negocios”. También utilizaban términos navieros cuando llevaban a cabo sus operaciones. Eso les había dado el nombre con el que conocía la banda: Los Navieros.
Al finalizar la reunión cada uno tomó un camino distinto. Tyron estaba empezando a temer por su vida. En ese momento comenzó a pensar en qué pasaría si en ese último golpe algo salía mal y moría o, peor aún, lo apresaban. Un terror lo invadió. No quiso seguir pensando y tomó un autobús al pueblo vecino. Eso fue lo último que los Navieros supieron de él.

Al día siguiente, todos los bancos tenían oficiales encubiertos en sus cercanías. Una idea que se le había ocurrido al inspector Lee.
Capitán y Grumete se encontraron en el sitio acordado, esperaron un momento, pero al ver que Marinero no aparecía decidieron irse sin él.
– El Marinero no subió al barco –dijo Grumete- lo sabía. Sabía que no estaba listo para otro asalto en altamar (así le llamaban a los bancos)

– Mejor para nosotros Grumete, el botín será más grande para nosotros dos.

Eso fue lo último que dijeron antes de ponerse las máscaras y entrar en el banco a dar el golpe.

Al día siguiente la sección de suceso del diario daba la siguiente información:
Caen abatidos dos miembros de la banda Los Navieros tras enfrentamiento policial en la Plaza Jefferson. Originalmente la banda la componían tres asaltantes, pero ayer solamente dos de ellos perpetraron el asalto en donde resultaron muertos.
Desde un comedor y en compañía de su esposa e hija, Tyron Phelps leía esa noticia.

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2 comentarios

  1. 1. sinombre dice:

    Me gusta el tono que tienes de contar, se nota que tu literatura proviene de una persona tranquila. Esa sensación de sosiego a veces se agradece en la lectura. La historia me ha recordado un poco a la película “Le llaman Bodhi”, en la que una banda de atracadores también golpean bancos con máscaras. Aunque tu historia luego discurre de forma distinta: el hombre bueno que hace cualquier cosa por retener a su amor a su lado, incluso enrolarse en una banda de atracadores, que mascan tabaco con mucha más fuerza que él.

    Respecto a la forma, observo algunas reiteraciones quizá innecesarias, por redundantes, respecto al nombre de la banda “los navieros”. Hay un cierto regodeo en lo que se está contando que quizá se ensimisma, a veces, un pelín.

    Pero en general, creo que has escrito una historia que se lee de forma agradable, y sólo por eso te doy las gracias.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 22:18
  2. 2. Kaila dice:

    Hola Victor,

    Primero, felicidades por tu texto, ha sido ameno y muy entretenido, para nada relacionado con lo que se te viene a la mente con la frase “El marinero no subió al barco”, por tanto un puntazo por originalidad.

    El resto que tengo que decir es meramente técnico.

    En cuanto a “Si no atrapamos a estos tipos pronto, van a intervenir el departamento.” yo diría “va a intervenir el departamento”.

    Con respecto a:
    “–Estamos tras la pista jefe. Pero esos hombres han sabido operar. Esas máscaras que usan nos han hecho imposible identificarlos.

    En un cuarto de hotel, despertaba un hombre…” Dado que cambia el personaje, pondría doble espacio para que se entienda mejor, pero esto es más por gusto personal que por otra cosa.

    Aquí:
    “–El Marinero no subió al barco –dijo Grumete- lo sabía. Sabía que no estaba listo para otro asalto en altamar (así le llamaban a los bancos)” Creo que la explicación sobra ya que antes especificas que usan ese tipo de jerga y se entiende bien que son los bancos.

    Finalmente, veo que intentas usar el guión largo, pero tienes algunos fallos como poner mal el espacio después del primer guión, usar guión corto tras el inciso del narrador, la puntuación, etc. hay una entrada que explica todo eso aquí en literautas y te dejo el enlace 🙂
    https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/

    Por el resto genial, ¡nada que destacar!
    Nos leemos el mes que viene, pásate por mi relato si gustas, soy el anterior al tuyo, 142 🙂
    ¡Saludos!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 22:23

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