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Morirás en altamar - por dopidop

Web: https://historietasypiruletas.blogspot.com.es

—¡Morirás en altamar! —le gritó la gitana lanzando un negro escupitajo a sus pies. Álvaro sintió un pequeño escalofrío pero inmediatamente siguió bromeando con sus compañeros.

Nunca lo admitiría, pero la dichosa frasecita no le había dejado pegar ojo esa noche.

Se sentó en las escaleras del porche del motel y se encendió un cigarro mientras contemplaba como el cielo cambiaba de color con la llegada del día. En el barco faenaba de noche, así que contemplar el amanecer era un lujo que no solía permitirse.

Enseguida apareció Lucas, su compañero más joven.

—¡Vaya cara llevas! —dijo sentándose a su lado—, ¿qué?, ¿una noche entretenida?

Álvaro se desperezó y le sonrió mientras daba una larga calada.

—He pasado toda la noche con una rubia con unas tetas impresionantes —dijo guiñándole un ojo. Realmente había estado dando vueltas por el pueblo pensando en la maldición de la gitana, pero claro, eso no era tan interesante.

Lucas le dio un codazo y soltó una risotada.

—Joder, ¡cómo te lo montas! Algún día tienes que enseñarme tus trucos.

Álvaro rió.

—No hay trucos chaval —dijo dándole una palmada en el hombro mientras se levantaba y tiraba el cigarro—. Hay hombres que atraemos a las mujeres de forma natural. Es nuestro destino.

Entró en el motel deseando que su historia fuera cierta, hacía meses que no se comía una rosca.

Subió a su habitación y se metió en la ducha para tranquilizarse, pero salió del baño más nervioso de lo que había entrado. Mientras se secaba con la toalla enchufó la televisión para distraerse, al rato se descubrió ignorando el parte meteorológico que pronosticaba borrasca.

Era el último día de permiso, a la tarde embarcaría y no sabía cuando volvería a pisar tierra firme. Empezó a vestirse enfadado consigo mismo, decidido a desechar ese malestar y disfrutar de lo que quedaba de día. Cuando salió a la calle el viento húmedo de tormenta terminó de derrumbar su ánimo. Dio un furioso puntapié a una lata de refresco vacía y empezó a caminar sin rumbo.

“Morirás en altamar”, ¡qué palabras más agoreras! No le iba a salir una verruga o a contraer un herpes, no: iba a morir. Y además en el mar que era prácticamente su hogar.

Rebuscó en el bolsillo y sacó un paquete de tabaco vacío. Lo lanzó al suelo disgustado; necesitaba fumar. Miró a su alrededor y vio que estaba en una zona residencial. Una gota mojó su nariz, el cielo estaba oscuro, embotado. Soltó un juramento y deshizo su camino para buscar algún bar donde resguardarse y comprar tabaco.

Cuando lo encontró ya estaba totalmente calado, se quitó la chaqueta y se acercó a la barra.

—¿Qué le apetece? —preguntó la camarera.

—Una cerveza —contestó al oír al fondo a sus compañeros, aunque lo hubiera dado todo por un chocolate calentito.

Se acercó a ellos con una sonrisa fingida. Lucas ya les había contado, así que tuvo que explicarles cómo había sido el maravilloso encuentro ficticio con la exuberante rubia de pechos imposibles. Inventó una excusa y salió directo al motel
en cuanto el temporal le dio algo de tregua.

Estaba angustiado. La gitana podía tener razón, y la fuerte tempestad reforzaba esa teoría. Aún era joven. Tenía por delante tantas cosas que no había hecho, tantos lugares que no había visitado. No había disfrutado apenas de la vida.

—¡No moriré en altamar! —dijo en voz alta.

¿Pero qué podía hacer? Era imposible encontrar a la gitana para disculparse, y menos con ese aguacero.

Alguien llamó a la puerta sacándolo de sus pensamientos.

—Álvaro, ¿estás bien? —preguntó Lucas—, tenemos que salir, vamos a zarpar.

—Estoy bien —mintió— id yendo, os alcanzo enseguida —dijo mientras empezaba a amontonar muebles parapetando la entrada.

Lo veía claro: la maldición no se cumpliría si no estaba en el barco. Se quedaría allí a salvo, lejos del mar. Lejos de la muerte.

La nave zarpó, e incluso desde ahí pudieron escuchar el descomunal estruendo. Una vez cayó el rayo, los bomberos tardaron horas en poder entrar en la habitación donde Álvaro se había atrincherado. Nadie se explica por qué el marinero no subió al barco esa tarde, qué le dio tanto miedo para esconderse de aquella manera.

Fue el enorme y destartalado letrero luminoso que rezaba “Motel Altamar” lo que atrajo al relámpago y el viejo cableado resultó ser un magnífico conductor que hizo que Álvaro no tuviera ninguna posibilidad de sobrevivir.

Él nunca llegó a saberlo, pero murió en Altamar.

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12 comentarios

  1. 1. Beyna dice:

    Me parece una historia muy interesante y con una gran metáfora de que no se puede escapar de lo que está por venir!
    Muy bien redactado e intrigante!

    Escrito el 17 enero 2018 a las 21:26
  2. 2. Jesús López Conesa dice:

    Hola Dopidop, desde que he leido lo de la gitana sabía que iría sobre predicciones autocumplidas debido a la sugestión. Aunque haya sido relativamente predecible para mi ha estado entretenido y el tema me ha molado. Buen texto.

    Mi texto no lo encontraras este mes, resulta que había corregido y repasado mi texto hasta el infinito pero en vez de “subir” puse “montar” aun así si quieres leerlo te pasare más adelante mi blog y lo lees. Un saludo y espero no confundirme el próximo mes

    Escrito el 18 enero 2018 a las 10:09
  3. 3. Belen Gasca dice:

    Me encanta!! Uno no se espera el desenlace de la trama.
    Genial.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 14:35
  4. 4. Tatei Jautze dice:

    Hola dopidop:
    A mi me ha gustado tu cuento. El giro final es divertido, y es una buena idea tener un motel llamado “Altamar” en un puerto.
    Aunque en texto resulta algo más complicado, ya que tratándose de un nombre propio, quizá estaría mejor escrito: “¡Morirás en Altamar!” pero de esta manera pierde toda la sorpresa ya que el lector se preguntaría ¿por qué está escrito con mayuscula?
    Te invito a pasarte por mi texto, es el #114 “En el principio ya era el infierno”. Comentalo, muchas gracias y feliz escritura.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:45
  5. 5. Leosinprisa dice:

    Hola Dopidop, desde el principio sospechaba que tu personaje (un tanto paranoico al final), tenía la suerte echada. Me ha resultado agradable y muy entretenido de leer. Del destino no se puede escapar y menos si una gitana te maldice, esa es la moraleja.

    Me recuerda esas historias que salian en la televisión donde el protagonista siempre intentaba escapar y la fatalidad lo alcanzaba de la forma más inesperada. Me ha gustado mucho.

    Gracias por los amables comentarios a mi texto. Un placer leerte y un saludo.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 20:28
  6. 6. Mancebo dice:

    ¡Hola dopidop!
    Una historia marinera con final sorprendente. La maldición le persigue durante todo el relato. Me gusta la forma que tienes de contarlo. Alternado descripciones, monólogos del protagonista y diálogos. Creo que esa combinación proporciona dinamismo.
    Aparece el tópico masculino del parchis, que nos comemos una y contamos veinte, reforzado con la escena de la cerveza “el qué dirán los machos”.
    Hay una frase que me descoloca un poco y que no se interpretar cuando enciende la televisión Álvaro “al rato se descubrió ignorando el parte meteorológico que pronosticaba borrasca”.
    El relato me ha parecido original sobre todo en su final. Una obsesión le persigue, pero por más que intenta evitarla el destino se cumple.
    Te felicito y nos seguimos leyendo por aquí.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 11:15
  7. 7. Tatiuska dice:

    Hola, dopidop

    ¡Eh ahí el destino!, una historia que nos plantea el eterno dilema entre el destino y la posibilidad de elección personal. Me gustó tu relato, porque es muy dual. Presentas un escenario de lo más terrenal, bañado por el toque mágico de una maldicion. Además el protagonista, muestra una cara desenfadada y divertida ante sus compañeros, cuándo por dentro, en realidad está muy agobiado.
    Me resultó fluido y visual. Felicidades. Nos leemos.

    P.D : Gracias por leer y comentar mi relato.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 18:35
  8. 8. dopidop dice:

    Buenas,

    Primero gracias por pasaros y tomaros unos minutillos en leer y comentar mi relato. Tengo que reconocer que no estaba muy conforme este mes, ¡pero vuestras criticas me han levantado el ánimo!

    Beyna, gracias por comentar, me alegra que te haya parecido interesante, es cierto, no podemos escapar de lo que nos tiene que venir.

    Jesús, vaya faena, yo tenía miedo de que me pasara lo mismo, así que copié y pegué directamente la frase. Muchas gracias por el detalle de pasarte y comentarme. Por supuesto que estaré encantada de leer tu relato, este mes me habéis faltado unos cuantos a los que solía comentar 🙁 . Bueno al mes que viene seguro que ya no te pasa.

    Belén gracias por pasarte de nuevo, y ¡no seas cobardica y anímate!

    Tatei, gracias por pasarte. Le dí muchas vueltas al tema de poner el Altamar con mayúscula, pero si ya de por sí es un texto predecible, eso hubiera sido una pista ya tremenda, así que decidí dejarlo en minúscula hasta el final.

    Leosinprisa, muchas gracias por devolverme la visita, una de mis ideas era que el protagonista cada vez estuviera mas obsesionado con la maldición, pero se me hacía cuesta arriba con tan pocas palabras de margen. Que lo hayas comentado me hace enormemente feliz, ya que algo si que se debe notar.

    Mancebo, gracias por tus comentarios. También le estuve dando vueltas a la frase que te descoloca, no se me ocurrió otra forma de explicar en pocas palabras que estaba tan metido en sus pensamientos, que se puso la tele para distraerse y no le sirvió de nada pues terminó ignorándola.

    Tatiuska, gracias por pasarte, en efecto buscaba esa dualidad, ya que el protagonista en ningún momento del relato dice lo que piensa. Todas y cada una de sus frases son mentira.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 17:47
  9. 9. Baltasar dice:

    Hola de nuevo, dopidop:
    Me ha encantado tu relato. Por muchas cosas, pero sobre todo, por esa sutileza de esconder el nombre del motel en esa «a» minúscula.
    Muy bien escrito, sí, señor. Con unos diálogos cuyos personajes dibujas, más que describes.
    Por decirte algo: « y no sabía cuando volvería a pisar tierra firme». Creo que estamos ante una interrogativa indirecta que, como tal, debe ser acentuada. Y ese pero del primer párrafo, que como adversativa ha de ir precedida de coma, que achaco a ese despiste que todos tenemos al enviar nuestros relatos, toda vez que en el resto, así lo escribes.
    ¡Felicidades!
    Mi más cordial saludo

    Escrito el 25 enero 2018 a las 20:11
  10. 10. Aqua dice:

    Hola, dopidop. Gracias por pasarte por mi relato y dejar un comentario tan agradable.
    El tuyo es simplemente genial. Imaginativo, divertido y bien contado. El punto de la maldición de la gitana no esperaba que se resolviera así y me ha hecho reír.
    No seguiremos leyendo 🙂

    Escrito el 27 enero 2018 a las 12:06
  11. 11. Laura dice:

    Hola Dodipop.
    Tu relato tiene un final inesperado para mí. En realidad, la gitana no le había dicho cuando moriría en alta mar. Podían pasar años hasta su muerte. Pero su destino ya estaba marcado.Moriría en Alta mar como fuese. Felicitaciones, por mi parte.

    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 23:25
  12. 12. dopidop dice:

    Gracias de nuevo por vuestros comentarios.

    Baltasar, gracias por devolverme la visita, y por tus palabras tan amables y te agradezco también esos apuntes gramaticales, por que unas veces por despiste y otras por que soy bastante desastre siempre se me escapan cosas.

    Aqua, comentarios así le suben a una la moral, muchísimas gracias, sin duda que nos seguimos leyendo.

    Laura, gracias por pasarte de nuevo, sí, la moraleja es esa: si te maldice una gitana, date por fastidiado.

    Escrito el 31 enero 2018 a las 11:19

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