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Sueño náufrago - por Fernando Caporaletti

Web: http://ojosdelalibertad.blogspot.com.ar/

El mediodía del 10 de Abril de 1912, la ciudad de Southampton se estremeció: el RMS Titanic, el segundo de los tres transatlánticos de la línea Olympic y el más grande construido hasta el momento, estaba listo para zarpar en su viaje inaugural. Entre los ochocientos ochenta y cinco tripulantes designados para la travesía, se encontraba James Morgan. Contaba con tan solo veinticuatro años y aquel viaje era el primero de los que el ingeniero naval Joseph Morgan, su padre, esperaba que James realizara a lo largo de su carrera marítima. Pero cuando ese mediodía la nave partió, un sueño naufragó.

Joseph crió a su hijo entre cubiertas de buques, torres de mando y astilleros. El ingeniero naval se caracterizaba por ser un hombre determinante, de carácter fuerte y personalidad avasallante. Desde que su único hijo nació, el mayor ideal que tuvo fue que James se convirtiera en un hombre de mar. Descendiente del legendario filibustero galés, Joseph enarbolaba todo el tiempo la bandera de su descendencia con orgullo. La línea masculina de la familia surcó el océano por siglos. “Los Morgan debíamos haber sido cetáceos” Solía decirle a James y el niño lo observaba con atención, aunque en su corazón ocurrían cosas que para Joseph eran desconocidas.

James jamás le dijo a su padre que le tenía fobia al mar. Cada vez que Joseph lo embarcaba, él se descomponía, vomitaba, se mareaba y sufría ataques de pánico. No le era posible controlarlos, pero trataba de disimularlos para que su padre no se diera cuenta y eso, lo desgastaba más que lo que le sucedía. James era depositario de la ilusión de su padre y por eso, él sabía que no podía defraudarlo rompiendo la tradición. Durante muchos años hizo esfuerzos sobrehumanos para vencer la fobia; sin embargo, el rechazo hacia el mar cada vez fue mayor.

Con el tiempo y ante la imposibilidad de decirle a su padre lo que le pasaba, James se convirtió en un hombre menudo de carácter, hasta los límites de la sumisión. Trató de evitar el mar cada vez que pudo, pero el ímpetu intimidante de Joseph hizo que con el tiempo, también quisiera evitarlo a él. Fue en el inicio de su pubertad cuando viajó a Inglaterra con su padre, porque Joseph consiguió trabajo en la naviera White Star Line, donde años después participaría en la construcción del mayor transatlántico de la historia. En aquel largo viaje a través del océano, James tuvo que permanecer sedado casi todo el tiempo porque cada vez que recuperaba la consciencia, enloquecía. Una noche en que todos dormían, inclusive, estuvo cerca de arrojarse por la borda, porque se sintió incapaz de resistir el resto del viaje a través el mar.

Aquel 10 de Abril de 1912, Joseph se encontraba comisionado en New Yprk a la espera del arribo del RMS Titanic. Ansiaba ver a James, el último Morgan, en cubierta cuando el transatlántico entrara en el puerto. “Los Morgan, otra vez hacemos historia” Solía decir cuando hablaba con orgullo de su hijo y del Titanic.

La madrugada del 15 de Abril de 1912, el RMS Carpathia informó a New York que cambiaría de rumbo en respuesta al pedido de socorro del Titanic, que había chocado contra un iceberg y se hundía en medio del océano. Toda la ciudad se sumió en pánico, a la espera de las novedades y de ver llegar a puerto a quienes fueran salvados de la tragedia. El Carpathia arribó a New York el 18 de Abril, con setecientos cinco sobrevivientes y hasta entonces, Joseph sintió su corazón detenido. Buscó a su hijo entre ellos, en vano.

Gritó, lloró, maldijo y se maldijo. James no apareció. Joseph regresó a su casa y leyó nuevamente la carta en que James le anunciaba que llegaría en el Titanic. Con la misiva en la mano, desbordado por el dolor de haber construido el barco que llevó a su único hijo a la muerte, se suicidó.

Pero James el marinero no subió al barco aquella mañana de Abril. Estaba lejos de su padre y supo que esa sería la única oportunidad de cambiar su destino. Mientras observaba al Titanic alejarse, tuvo en su mente la visión de la cara de Joseph decepcionado, renegando del hijo marinero que había soñado y que no fue. Sus ojos observaron al barco hasta que el humo de las chimeneas desapareció tras el horizonte. Fue entonces cuando sintió que era un sobreviviente del naufragio del sueño de su padre.

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7 comentarios

  1. 1. Lucy J.S dice:

    Fernando, me ha encantado tu historia. La estructura y las descripciones son precisas e intrigantes; además el conflicto está muy bien desarrollado y los personajes muy desarrollados. Sigue así, saludos!!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 00:44
  2. 2. ortzaize dice:

    hufff reviviendo el suceso. me has tenido en acongojada hasta el final.
    encantada de leerte.
    saludos

    Escrito el 18 enero 2018 a las 12:57
  3. 3. Charles Babel dice:

    Fernando, la historia me ha gustado mucho, creo que has sabido describir la escena y situar al lector, haciendo que comparta ese miedo por el mar y que realmente crea que es capaz de todo por su padre. Por esto, llegas al final convencido de la muerte de James, pero ese giro final le pone un broche de oro al relato.

    Enhorabuena y gracias por leerme.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 09:18
  4. 4. marazul dice:

    Hola Fernando: todo lo que rodea al naufragio del Titanic interesa. Has acertado al elegir el entorno en donde tu historia se desarrolla. Te leo despacio y con interés porque demuestras ser un gran narrador. Tal y como lo cuentas es perfecto, la forma es clara y amena.
    La mayoría de los datos a los que haces referencia son reales, pero…supongo que la historia de James Morgan sea inventada. Lo digo porque nos avisas de que participas en el reto. O tal vez la mentira esté en el disimulo del hijo hacia el padre, que evita demostrar su fobia al mar. Si es esto último, me parece genial.
    Sea como sea me parece una gran historia muy bien contada. La frase final simbólica, muy acertada.
    Encantada de leerte
    Saludos

    Escrito el 19 enero 2018 a las 21:01
  5. 5. Tavi Oyarce dice:

    Hola Fernando:

    Has conseguido mostrar un muy buen relato. Dramático a pesar que las acciones son conocidas. El final lo justifica todo.

    Manejas muy bien la redacción, el tono y el tiempo.

    Solo quisiera hacer un par de alcances que me sacaron un poco del relato: son algunas rimas como por ejemplo:
    “controlarlos”, pero trataba de “disimularlos”.
    Lo otro los meses del año se escriben con minúsculas.
    Como ves, nada que desdiga lo que ya he dicho.
    Gracias por leerme y tu comentario Fernando
    Saludos

    Escrito el 20 enero 2018 a las 23:21
  6. 6. Laura dice:

    Hola Fernando.
    Muy buena historia. Por momentos se hace un poco demasiado explicativa, pero en líneas generales engancha.

    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 15:55
  7. Gracias Lucy J.S., ortzaize, Charles Babel, marazul, Tavi Oyarce y Laura, por sus comentarios, soy muy amables e inspiradores.
    Marazul: Exactamente, los datos son reales salvo la historia de los Morgan, que es inventada. No obstante el reto opcional consiste en la mentira sostenída de James, como vos lo viste.
    Gracias a todos una vez más.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 21:55

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