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La carta - por guiomar de zahara

María recibió una carta –en un sobre antiguo y manoseado– con unos sellos de lejanas tierras, fechados… hacía veinte años.
Venía a su nombre y las señas eran las suyas: la casa de sus abuelos donde vivía con su madre.
Fue a su cuarto y comenzó a rasgar el sobre sin apenas retirar la vista de las letras del remitente –borrosas por el tiempo– que parecían decir:
Ismael Coronado Me…/ Plaz… / la Habana / Cuba.
Ya tenía la carta entre sus manos y comenzó a leer.
Mi queridísima hija:
Hoy cumples diez años y me gustaría estar contigo… pero no puede ser. Me enrolé como marinero en un navío mercante, que luego resultó ser un barco pirata. Estoy cautivo. Ya te contaré algún día todas mis aventuras. No sé cuando te podré enviar esta carta, pero cuando la leas…
Siguió leyendo hasta el final.

¿Qué objetivo tenía aquella carta? ¿Era una broma del destino?
No había conocido a su padre, pues su madre le contó que murió durante la guerra, antes de nacer ella.
No sabía muy bien qué hacer.
Para los abuelos, el tema de su padre era tabú, y su madre apenas hablaba de él.

En un principio había renunciado a indagar en el asunto directamente, pero reconocía que la curiosidad podía más que ella.
Después de la comida los abuelos se retiraban a descansar, y su madre y ella se quedaban recogiendo.
Ese es el momento para hablar de mi padre –se dijo.

-Madre, estoy pensando que ya soy lo suficiente mayor, para que me puedas contestar a una pregunta ¿Quién era mi padre? ¿Por qué el abuelo se enfada tanto si se habla de él? ¿Por qué no te has vuelto a casar?
Su madre la miró en silencio. Dejó el plato que tenía entre las manos y contestó:
– ¿Tiene que ver algo la carta que has recibido esta mañana?
Sin mediar más palabras le entregó la misiva. Con manos temblorosas su madre comenzó a leer. Al finalizar la lectura, cogió las manos de su hija entre las suyas.
– Hija mía… yo era muy joven y quizá algo alocada. Tu padre era guapo y muy zalamero. Todas las chicas estaban locas por él, pero yo no le hacía ningún caso: estaba centrada en mis estudios para llegar a ser maestra. Pero un día en las fiestas de la Virgen insistió tanto, que bailé con él varias veces. Los cotilleos del pueblo, ya sabes como son. Me comenzó a cortejar. Tus abuelos le pidieron formalizar la relación, y fueron a su casa para hablar con sus padres. Quedaron que en la primavera nos casaríamos. Finalizando el otoño me di cuenta que estaba embarazada. No dije nada, pero cuando se me empezó a notar… ya conoces a tu abuelo cuando se enfada. Exigió que el casamiento se adelantara. Los padres de Isma estaban de acuerdo, pero él me confesó, que quería ver mundo…
Las lágrimas comenzaron a salir como un torrente, no podía continuar el relato. Se levantó y salió de la cocina. La hija se quedó sola sufriendo la tristeza de su madre; al momento ésta, volvió con una caja. Se la tendió diciendo:
– Toma, te lo debía de haber dicho mucho antes, pero no quería que sufrieras.
Abrió el estuche. Había una carta y varios recortes de periódicos. Lo leyó todo. Después con una voz que no parecía la suya dijo:
– Ahora comprendo muchas cosas ¿has logrado olvidarle?
– El primer amor nunca muere del todo y tú fuiste mi maravillosa recompensa, ante todos los sinsabores que sufrí.
– Pero madre, el marinero no subió al barco de la responsabilidad como padre… se pasó en la cárcel toda su vida, por el asesinato de dos personas en el atraco de un banco, junto a sus compinches criminales.
– Lo siento hija.
– Pero no comprendo una cosa ¿Cómo me ha llegado esta carta escrita hace veinte años, con matasellos de Cuba?
– Ese año fue el de su muerte anunciada por los tribunales. Debió escribirla y dársela a alguien que iba lejos, para que algún día te llegara, y lavar de algún modo su conciencia. Sabía que yo no te diría nada de su abandono.

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9 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola Guiomar.
    Tu relato tiene de todo, incluso un grandísimo mentiroso, totalmente irresponsable.
    Me resulta algo enredado lo de la carta que se le entrega, más si el remitente está algo borroneado. Tal vez podrías haberla incluido como olvidada en algún libro para dar pie a su historia.
    Me resulta un poco forzada la inclusión de la parte del marinero que no subió al barco de la responsabilidad, pero reconozco que es bastante difícil incluirla con elegancia.
    Considero que el pensamiento de la hija debería ir entre comillas.
    La cuestión de la muerte anunciada (guiño a García Marquez, tal vez) me resulta un poco forzado. No veo que aporte a la historia.
    Tal vez es sólo mi apreciación y estoy con el hacha de las críticas. Disculpa, en todo caso.
    Desde lo formal está bien escrito.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 21:49
  2. 2. ortzaize dice:

    hola muy interesante, el no subir al barco de las circustancias, me parece que has buscado una historia muy oportuna y bonita,
    me ha gustado mucho
    saludos.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 13:12
  3. 3. guiomar de zahara dice:

    Laura: Quizá si la carta hubiera estado “olvidada en un libro”sería más literario, pero… a veces llegan cartas de amigos o antepasados con meses o años de retraso. Quise hacer un guiño a la eficacia de correos.
    No te disculpes. Me parece genial lo que me has escrito ¡Gracias!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 15:18
  4. 4. guiomar de zahara dice:

    Ortzaize: me alegro que lo encuentres interesante y que hayas captado lo del marinero no subió a un barco… hay muchas clases de marineros y de barcos.
    ¡gracias por entenderlo!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 15:22
  5. 5. marazul dice:

    Guiomar, fiel a nuestra cita mensual, aquí estoy.
    Sabes que las historias de secretos familiares me encantan. En qué familia no hay secretos?
    La tuya es creíble. Tal vez me resultó demasiado duro que el padre resultara ser un asesino y además ajusticiado al final. La forma en que has introducido la frase me ha parecido muy original: “el barco de la responsabilidad….”
    Y esa madre diciendo a su hija que ella fue su recompensa…. genial!
    Un buen relato, Guiomar, lleno de sensibilidad sin olvidar la crudeza de la realidad.
    Un abrazo

    Escrito el 19 enero 2018 a las 11:45
  6. 6. Amaranta dice:

    Hola Guiomar. Me ha parecido una gran historia. El hecho de que el padre no suba a un barco físico, muy original, desde mi punto de vista. Nada más recibir la carta, no puedes evitar preguntarte el motivo por el que no recibió ninguna más. Te seguiremos leyendo.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 15:45
  7. 7. Vespasiano dice:

    Hola Guiomar:

    Otro mes y otro reto que cumplir; escribir algo potable y visitar a los amigos incondicionales Literautas.

    Ya veo que otros compañeros han hecho referencia a esa frase que tanto me ha gustado: “ese barco de la responsabilidad” que si no se pilota debidamente puede llegar a naufragar y mucho más doloroso si no se tiene el valor de subirse a él para hacer frente a los compromisos y obligaciones de padre.

    La historia, conmovedora, es desgraciadamente cotidiana, aunque los tiempos hayan cambiado y ya no se repudie como antaño a la madre soltera. Conozco algunas mujeres que abandonadas de su pareja, han tenido que luchar muy duro para sacar adelante a sus hijos.

    Para no decir que no aporto nada en el plano formal, te anoto dos puntos colocados en medio de: “…pero yo no le hacía ningún caso: estaba centrada en mis estudios…”, que me parecen estén mal colocados.

    Felicidades.

    Escrito el 20 enero 2018 a las 19:01
  8. 8. LUIS dice:

    Hola Guiomar, soy tu vecino de arriba. El secreto de la carta desvela una realidad ocultada durante años, pero mejor saber la verdad que vivir en una mentira. Felicidades un abrazo.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 12:17
  9. 9. Charola dice:

    Hola, Guiomar.

    Me gustó tu relato. Bastante conmovedor, verosímil, bien contado. Se lee con fluidez y eso se te agradece. Felicitaciones.

    Hay algunos fallos en la forma que te han dicho, pero veo otros mejorables: (perdona si los repito)

    Después de la comida los abuelos se retiraban a descansar, y su madre y ella se quedaban recogiendo. Creo que variando los verbos y la coma quedaría mejor:
    Después de la comida los abuelos se retiraron a descansar y, su madre y ella se quedaron recogiendo. (me parece raro lo de “recogiendo”, pero debe ser un uso local del lenguaje, pero se entiende. (recogiendo la mesa).

    «Este es el momento para hablar de mi padre», pensó. (con comillas angulares porque es pensamiento o habla para sí misma, no es diálogo).

    —Madre, estoy pensando que ya soy lo suficiente mayor (sin coma) para que me puedas contestar a una pregunta: (dos puntos) ¿Quién era mi padre?… (Usa la raya, no el guión para los diálogos).

    al momento ésta, (esta, sin tilde).

    —Ahora comprendo muchas cosas, (coma) ¿has logrado olvidarle?

    —Pero, madre, el marinero no subió al barco de la responsabilidad como padre, se pasó en la cárcel toda su vida (sin coma) por el asesinato…

    —Pero no comprendo una cosa. (punto) ¿Cómo me ha llegado esta carta escrita hace veinte años, con matasellos de Cuba?

    Espero haberte ayudado. Sigue escribiendo. Te seguiré leyendo.
    Un abrazo.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 02:55

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