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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Una de marineros - por Piquillín

El marinero no subió al barco y este zarpó desde Cartagena de Indias, sin él. De esta forma dejaba para siempre una vida envidiable para muchos.
Hernán siempre había añorado todo lo que tenía: libertad, mujeres, experiencia y anécdotas para contar. Su habitual recorrido por el mundo a bordo del Maristella, barco mercante para el que trabajaba, le había otorgado esto y mucho más. Pensando en ese objetivo había estudiado y sorteado todos los desafíos que el ascenso a la vida en altamar le había demandado. Desde chico imaginó esa vida que prometía una novia en cada puerto y el mundo como hogar; sin embargo, a punto de cumplir sus cuarenta años su existencia le parecía agobiante.
Hernán sentía que nunca había tenido un sosiego, un amor, ni un lugar en el mundo. Podría haberlos tenido; muchos de sus compañeros llegaban en algún momento a su hogar donde los esperaban esposas e hijos. Hernán no quiso, en principio; luego no pudo. Las historias que les contaba en cada puerto a las ocasionales novias lo llevaron a enredarse en un laberinto de mentiras del que no podía salir.
La única verdad que dijo en su vida fue “Cuando cumpla los cuarenta, me bajo del barco, en el lugar en el que me encuentre”.

El barco zarpó y Hernán se quedó en su último puerto.
Con su maleta de viaje a cuesta, caminó buscando un bar donde descansar y ordenar el comienzo de su nueva vida.
— ¿Qué se sirve señor?—preguntó una linda morocha, en la cantina elegida—.
—Una piña colada. Me dijeron que acá son las mejores—
—Sí, por supuesto. ¿Está paseando por Cartagena?—
—No, soy periodista de Argentina y vengo a hacer una nota sobre la vida y obra de Gabriel G. Márquez—aventuró Hernán—
—Oh…qué interesante
— ¿y usted siempre vivió aquí?
—No, soy trapecista, el circo era mi pasión, con mi compañía recorría el mundo; pero en un momento decidí anclarme y este lugar me pareció adecuado para vivir. Así que aquí estoy.
—Me gustaría conversar más contigo. ¿A qué hora salís? Te invito a comer—dijo Hernán—
Unas horas después, el amanecer caribeño los sorprendió abrazados en la playa.

El ex marinero se instaló en una humilde pensión, consiguió trabajo en un comercio de mariscos, continúo saliendo con Marina, la chica que encontró en el Caribe y se perdió nuevamente en su laberinto de mentiras. A los meses sintió que debía confesar todo; estaba enamorado e intuía que una relación sólida se debe construir sobre la verdad.
—Linda, debo decirte algo. Te mentí todo este tiempo, no soy escritor, soy un marinero cansado de mis mentiras y de la vida en altamar, un nómade que sintió que llegó a puerto seguro. Conocerte me otorgó la certeza de que quiero construir un hogar estable y sólido en tierra. Perdóname, te amo—se atrevió a decir Hernán—
Mirando sus gestos de mirada cómplice descubrió que ella también tenía algo para decir.
—Ahórrate los detalles, sé mucho más de vos de lo que te imaginas, conocí a una chica que había tenido una aventura con un marinero. Entre sus anécdotas me mostró una foto y me dijo su nombre. Ella lo contó como una aventura amorosa más; pero a mí me impactó la historia de ese marinero. Desde ese entonces quise dar con él, es decir contigo. Supe, como sabe el que escucha su intuición, que nos íbamos a encontrar. Te busqué en facebook, soy tu amiga virtual Sara. Por messenger conversamos mucho sobre la vida en tierra versus la vida en altamar. Cuando te vi, te reconocí enseguida y supe que el momento había llegado. Mi pasado es mucho más aburrido y traumático que el que te conté. Así que yo también te mentí. —confesó Marina.
Hernán recordó las conversaciones a qué hacía referencia la chica y reconoció de inmediato como influyeron en su decisión de hacer pie en tierra. Sin dudarlo un momento, se paró, la abrazó y la besó tiernamente sellando así el comienzo de una historia que tenía que ser.

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9 comentarios

  1. 1. Kurt dice:

    Buenas! Muy linda historia romántica. Me gusta como llevás el reto más allá y lo duplicás, jugada arriesgada.
    Me gusta como llevás el relato hasta que la invita a comer. Creo que es demasiado directo, podrías estirar y desarrollar más ese apartado.
    Luego, los diálogos finales, reveladores, no me terminan de convencer. Creo que son demasiado largos y cuentan todo. Personalmente no me gustan los diálogos así, pero es una simple opinión personal.
    Linda historia.
    Un abrazo!

    Escrito el 17 enero 2018 a las 22:03
  2. 2. J. Guillén Devís dice:

    Hola. Estoy de acuerdo con lo que te dice Kurt de los diálogos. Son algo antinaturales, deberías separarlos con alguna acción, algún ademán o intercalando a los personajes porque pierden emoción. Es la única pega que yo encuentro a un relato muy bonito.
    Saludos!!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:57
  3. 3. Galia dice:

    Linda historia “Piquillín”, tu pseudónimo me trae a nuestra Córdoba, Argentina y sus arbustos.
    En realidad quién no querría quedarse definitivamente en Cartagena de Indias, lugar paradisíaco, si lo hay.
    Yo le hubiera dado un poco más de intriga al final, no tan simple el encuentro de estos dos personajes que por cierto ya se conocían virtualmente, quizás el azar o un hecho fortuito.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 enero 2018 a las 21:36
  4. 4. Menta dice:

    Hola Piquillín: Tu relato me ha gustado mucho.

    Me encantan las historias es las que los protagonistas dan un giro a sus vidas por “amor”. También me gustan las historias en las que el personaje da un giro a su vida sin saber porqué se siente empujado por “unas nuevas ideas o creencias” y al final encuentra el amor o la felicidad.

    El cambio que se produce en tus dos personajes es impresionante: ¡Dos mentirosos diciendo la verdad!

    Creo que tienes que considerar los comentarios que te hacen respecto a la longitud de los diálogos. En los artículos de Literautas hay uno que se llama “Cómo escribir diálogos: 10 claves para escribir diálogos eficaces” y allí Iria explica, por ejemplo, que hay que interrumpir de vez en cuando, hacer incisos, etc. A mí me parecen muy interesantes los consejos que da.

    Otra cosa que veo es que no dominas la escritura de los guiones de los diálogos. Yo he estado repasando los apuntes para explicarte algunas cosas que he visto que están mal escritas en:
    1. “— ¿Qué se sirve señor?” Has puesto un espacio entre la raya y la interrogación.

    2. “— ¿Qué se sirve señor? —preguntó una linda morocha, en la cantina elegida—.”
    En este inciso, sobran dos cosas, la coma detrás de morocha y la raya final que se pone sólo cuando sigue el diálogo.

    Te pongo un ejemplo, sacado de:

    https://www.literautas.com/descargas/libros/Como-escribir-dialogos-primeras-paginas.pdf

    WILLIAM FAULKNER, Santuario
    —No lo saque —respondió Popeye—. Dígame que es.
    —Es un libro.
    —¿Qué libro? —dijo Popeye.

    3. Terminas las frases de los diálogos con una raya y eso está mal. Mira el ejemplo anterior: —Es un libro. (sin la yaya)

    4. Fíjate en esta frase: “obra de Gabriel G. Márquez—aventuró Hernán— Detrás de Márquez tiene que haber un espacio. El inciso comienza con la raya pero termina con un punto, no con una raya.

    5. En este fragmento del diálogo: “Perdóname, te amo—se atrevió a decir Hernán—“

    Tiene que ser: Perdóname, te amo —se atrevió a decir Hernán—. Es decir, con espacio después de amo y con punto después de Hernán y la raya.

    Te doy las gracias por tu bello relato y por la ocasión que me has brindado de aprender cosas de los mentirosos y de los diálogos.
    Un saludo, Menta

    Escrito el 20 enero 2018 a las 14:29
  5. 5. Nora C.P. dice:

    ¡Pero que historia mas bonita! Una historia sobre la vida, el amor, el conocerse a uno mismo e incluso las coincidencias que se dan en la vida.
    Me ha gustado tanto que no he podido encontrar nada a lo que cogerme para hacerte algun apunte.
    Un saludo,
    Nora C.P nº 158

    Escrito el 22 enero 2018 a las 18:10
  6. 6. Charola dice:

    Hola, Piquillín.

    Es una bella historia, bastante fluida que no merece tener fallos en la forma. Sobre todo en los diálogos. Esa raya al final de cada diálogo hiere los ojos. Pero con la práctica afinarás tu escritura. Ya te dijeron algo los compañeros en especial Menta.

    Aparte de esos mejorables que te dijo, hay otros:

    —Oh…qué interesante (faltó el punto aparte aquí).

    — ¿y usted siempre vivió aquí? Debe ser así:
    —Y, ¿usted siempre vivió aquí?

    Hernán recordó las conversaciones a “que” hacía referencia la chica… )que, sin tilde).

    “Mirando” sus gestos de “mirada” cómplice descubrió que ella también tenía algo para decir. (hay cacofonía en mirando y mirada).

    Felicitaciones por tu relato. Tienes muy buena trama. A seguir escribiendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 22:58
  7. 7. Osvaldo Vela dice:

    Hola piquillin voya tener que estar de acuerdo con nora en cuanto a la historia; a mi tambien me gusto mucho.

    las coincidencias para un final feliz son un aliciente para mi lectura.

    Ciertamente lo que te aconsejan los demas comentaristas de hacer los diálogos mas cortos para dar la impresión de ser reales. por lo demás te felicito y adelante.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 03:11
  8. 8. Ana dice:

    Hola, Piquillin. Coincido con los demás compañeros. El relato es ágil, pero se rompe el ritmo al final con los diálogos tan extensos. Puedes dar menos explicaciones y dejar un final abierto para el lector.
    Saludos.

    Escrito el 31 enero 2018 a las 22:55
  9. 9. Laura dice:

    Hola Piquillín.
    Tu historia es hermosa, pero sobran diálogos y faltan emociones. Resulta un poco plano. Tal vez si desarrollabas un poco más lo que Marina y lo que dejar de navegar le produjeron tenían un poco más de profundidad para el marinero.
    Muy bien inserta la frase obligatoria.
    Hasta la propuesta de febrero.

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 23:22

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