Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

EL MARINERO - por Lucrecia Gordillo

EL MARINERO

Cada vez que el niño contaba algo, inmediatamente se escuchaba ¿es cierto eso? ¡Claro que es cierto! decía el pequeño poniendo cara de susto. ¿Por qué no me creen? El tiempo fue pasando y el incidente se repitió tantas veces que el chiquillo optó por “ver, oír y callar.” Cansado de que no le creyeran, se fue aislando. Le gustaba sentarse en la playa y observar a las personas. ¡Todas eran tan diferentes! Entonces inventó un juego que consistía en relatar una triste historia de la que él, claro está, era el protagonista, Un día era un niño sin familia, otro, se encontraba perdido, otro, su mamá le había dicho que la esperara pero que él venía todos los días y ella todavía no lo hacía. Poco a poco él mismo fue creyendo en la veracidad de sus relatos hasta el punto que confundido, sobrepasó la línea que separa la verdad de la mentira.
Le gustaba ver la llegada de los barcos y cómo las chicas del pueblo llegaban a esperar a los marineros. Se abrazaban, se besaban, y él, ya adolecente entonces, imaginaba el ardor y la pasión que compartían esos dos días. Luego llegaba la despedida, las lágrimas y las promesas. Buen material para sus historias, que ya nadie creía pero que él seguía contando.
-Yo quiero ser marinero, le dijo un día a su mamá.
-Quiero que una mujer espere por mí en cada puerto-
-Pues termina la escuela y podrás irte, respondió ella, sonriendo, sin pensar que ésta era quizás la primera verdad que decía su hijo, desde hacía mucho tiempo.
Así, Rodrigo, empezó a soñar con el día en que, vistiendo su blanco uniforme, partiría a buscar las chicas que habrían de enamorarse de él.
La vida en el mar es dura, escuchaba decir a los mayores, pero él contemplaba el azul, el turquesa y la transparencia del agua y lo único que quería era partir cuanto antes.
Ilusionado, al extremo con la idea, obtuvo el diploma con excelentes notas y solicitó ingreso en la marina. Solo quedaba esperar instrucciones y detalles de su partida.
Le contó a todo el que quería escucharle pero nadie le creyó. ¡Otra de sus historias! decían.
Pero eso no importaba, él siguió esperando instrucciones. Por fin, llegó un sobre lacrado, lo abrió y con los ojos llenos de lágrimas leyó: “sentimos comunicarle que su solicitud no ha sido aceptada debido a que las investigaciones arrojan que usted padece de mitomanía.”
Esta vez, el marinero no subió al barco, pero siempre hay una segunda oportunidad. Rodrigo la tuvo y la aprovechó, salió de la telaraña de sus mentiras, que solo eran un escape para él.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Menta dice:

    Buenos días Lucrecia: Me ha gustado mucho tu personaje “mentiroso” porque me ha parecido muy real. He conocido varias personas tan mitómanas como tu Rodrigo y siempre pensé que eran un buen personaje para desarrollar en un cuento.

    Me gustaría que hubieras contado cómo se curó de este problema. Según mi experiencia, me parece muy difícil.

    He visto algunas cosas que puedes mejorar en tu escrito:

    1. Cuando copies el relato al espacio del formulario de envío, fíjate que los espacios entre párrafos desaparecen. Debes introducir esta separación a mano.

    2. Los guiones de diálogo, son unos guiones especiales que son más largos. En el teclado de Word se consiguen con las teclas: Alt+0151, con los números de la derecha bloqueados. Hay un artículo en el blog de literautas que lo explica muy bien.

    3. Se te ha escapado una mayúscula después de coma, o una coma en lugar de punto. Es en esta frase, detrás de protagonista:
    “Entonces inventó un juego que consistía en relatar una triste historia de la que él, claro está, era el protagonista, Un día era un niño sin familia, otro, se encontraba perdido…”

    4. En la frase anterior, yo pondría una coma después de: Un día (pero eso va en gustos)

    Te doy la enhorabuena. Un saludo, Menta

    Escrito el 18 enero 2018 a las 13:15
  2. 2. Yoli dice:

    Hola, Lucrecia.
    Me ha gustado tu relato, es tierna y con mensaje. Me gusta tu personaje, que intenta curarse de su mitomanía para poder hacer su sueño realidad.
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 18:54
  3. 3. ortzaize dice:

    hola bonito relato, de los sueños de un niño.
    que se hizo mayor y no pudo realizar susu sueños.
    saludos.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 11:35
  4. 4. Altair_Midnight dice:

    Hola Lucrecia,

    Me ha gustado mucho tu relato. El protagonista me ha recordado al señor de Big Fish, cuenta tantas mentiras sobre su vida que acaba viviendo en ellas hasta el punto en el que las personas que lo rodean no conocen su verdadera historia. Tu final me parece bastante atractivo, al final las mentiras vuelven para cobrarse su precio y debemos dejarlas atrás para avanzar. Es un bonito mensaje.

    En cuanto a la redacción, el mayor problema que tienes son las comas. Usas comas de más y en posiciones que no le corresponden. Te recomiendo que le eches un vistazo al DPD para entender mejor cómo funciona este signo de puntuación en nuestra lengua.

    http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=V1EqcYbX4D61AWBBrd

    Espero que sigas escribiendo. Mi relato es el 54 por si quieres echarle un vistazo.

    Saludos cordiales.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 09:45
  5. 5. Mancebo dice:

    ¡Hola Lucrecia!
    Tu relato me ha parecido original. Tiene subidas y bajadas como una montaña rusa.
    Empieza ya contado historias poco creíbles. Me queda una duda ¿Contaba la verdad en un principio? Después viene la fase de silencia ante la reacción social adversa. Vuelve a retomar la narración de historias decidiendo a inventar directamente por divertimento hasta que se le va de las manos. Realidad y ficción se mezclan y no sabe distinguirlas.
    La única verdad que trasciende es que quiere ser marinero. No lo consigue por su gran defecto. Al final aprovecha la segunda oportunidad que le brinda la vida.
    Tu forma de plasmarlo me ha parecido bastante descriptiva. Como pega menor, lo único que yo no hubiera separado los dos renglones. Los hubiera puesto seguidos, si no parece que el mismo personaje se está contestando.
    -Yo quiero ser marinero, le dijo un día a su mamá.
    -Quiero que una mujer espere por mí en cada puerto-
    Te felicito.
    Estoy en el 106 por si te quieres pasar.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 20:01

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.