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¿Por qué el marinero no llego? - por Melsina

¿Por qué el marinero no llegó?

La madre había preparado una fiesta sorpresa para recibirlo, pero el marinero no subió al barco que lo regresaría a su país; en su lugar le llegó una carta explicando los motivos de su ausencia. Al leerla, su confusión fue de tal magnitud, que la carta temblaba entre sus manos.

Julián a sus 27 años era capitán de la Infantería de Marina en el Buque Mosquera de Cartagena; bastante parecido a su padre en lo alto y silencioso. Por ser hijo único se sentía responsable de su madre desde el suicidio de su padre, hacía un año, precisamente al día siguiente de haber sido condecorado por sus treinta años de carrera militar en la Infantería de Marina de Colombia.

El marinero anunciaba que pasaría las vacaciones en una isla del caribe, la misma en la que había estado dos años atrás en una misión humanitaria por un desastre natural. Su madre ya sabía que allí visitaba a unos amigos ocasionalmente, entre ellos a Rodrigo, cubano trigueño de 34 años conocido como «cara feliz». Era el dueño de un hotel campestre y durante el desastre ofreció alojamiento temporal a las víctimas, mientras se mitigaba el desastre por la inundación y llegaba la ayuda nacional e internacional; también el suministro de agua, ayuda alimentaria, salud, saneamiento y la reubicación de las personas afectadas. La coordinación entre ambos hombres fluyó de tal forma que era como si hubieran trabajado juntos toda su vida, lo que facilitó a las víctimas subsistir con cierta dignidad.

Fue una amistad que nació en medio de la angustia y el sufrimiento, pero luego se fortaleció entre la música y el baile, la comida y el licor, y las charlas hasta la madrugada frente a una fogata en la playa, cada vez que iba Julián.

―Supongo que fue por vocación que entraste a la marina ―dijo Rodrigo mientras miraba las múltiples estrellas que titilaban como si bailaran al son de la música en un telón oscuro del cielo.

―En realidad no estoy muy seguro ―respondió, evitando mirar a su amigo y dirigiendo su vista al mar―. No me he detenido a pensar por qué lo hice ―y mirando de nuevo a su compañero agregó―: lo que sí sé es que pesó mucho la tradición familiar. Mi tatarabuelo, abuelo y padre fueron marineros, no creo que me fuera fácil quedarme atrás ―Tomó un largo trago de whisky, tan rápido, como si quisiera empujar algo que le incomodara en la garganta―. Mis padres nunca me dijeron nada, pero hay formas sutiles de presión. Mi padre me llevaba con frecuencia a visitar los barcos; podría decirse que crecí en ese ambiente.

―¿Y te hace feliz lo que haces? ―dijo el cubano en actitud de provocación.

―En ocasiones me dan ganas de dejarlo todo, pero otras veces siento gran satisfacción,como lo que hicimos aquí hace un año ―y dirigió una sonrisa complaciente a su amigo.

―¿Qué ocasiones,por ejemplo? ―preguntó Rodrigo, dándole una palmadita en la espalda.

―Cuando caes en cuenta que mentir sobre ti mismo se volvió parte de tu ser, cuando la discreción parece justa para evitar dinamitar tu brillante carrera militar…

Los dos guardaron silencio y sus miradas vidriosas se encontraron en un reconocimiento de la confianza que ya existía entre los dos.

―Mientes tanto que, claro, ya no sabes dónde está la verdad ―dijo el marinero con un dejo de tristeza en su mirada.

―Sí, la pasas mal cuando vives una doble vida ―asintió el cubano, pero esta vez su cara no estaba feliz.

Julián finalmente aceptó que el punto de inflexión en su vida había sido el día que conoció a Rodrigo y se lo hizo saber a su madre:

«Siempre soñé con tener un amigo real con quien contar para todo, que me entienda y me apoye. Luego de muchos años pensé que ya era tarde para eso, pero Rodrigo me probó que estaba equivocado. Solo ahora logro comprender la famosa frase: “Es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado”. A su lado afloraron sentimientos que me han hecho replantear mis esperanzas para el futuro, así que probablemente mi vida no termine igual a la de mi padre.

Madre, ten la certeza de que me siento liberado, y a Rodrigo le agradezco el haberme mostrado la felicidad más allá de la soledad».

Cuando terminó de leerla, la mujer la apretó contra su corazón, su cuerpo se agitó como si convulsionara y lloró largamente en silencio.

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7 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola Melsina: Muy bonita historia de amistad y amor, bien narrada y fluida. Me ha gustado mucho.
    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 20:02
  2. 2. Mario Carballeira dice:

    Saludos desde el relato 13, Melsina.
    Bonita historia, me ha gustado. Sólo un par de detalles menores. Revisa siempre el texto antes de enviar, hay un par de veces que no has dejado espacio después de la coma. Y a nivel más personal, al principio me ha costado un poco seguir la historia con el cambio de carta, narración y diálogo. Quizá las frases un poco largas para mi gusto.
    Pero en general, muy bien. ¡Sigue así!

    Escrito el 20 enero 2018 a las 16:58
  3. 3. Clau Cruz dice:

    Hola Melsina

    Tu historia me ha gustado, solo te podría mencionar que, al igual que a Mario, me ha costado un poco seguir la historia por la manera en que intercalas la narración.

    Un ejemplo, en la frase: “Julián finalmente aceptó que el punto de inflexión en su vida había sido el día que conoció a Rodrigo y se lo hizo saber a su madre:”

    pudo quedar más o menos así: “… y así se lo hizo saber a su madre en la carta:”

    Bueno, es solo un ejemplo para volver a conectar la narración a la carta del principio.

    En fin, muy bien por tu trabajo!
    Nos seguimos leyendo, soy tu vecina del #15

    Escrito el 20 enero 2018 a las 21:55
  4. 4. Melsina dice:

    Hola.

    Gracias a todos por sus comentarios. Tienes razón Clau Cruz en lo que dices, ya que en mi mente esa fue la conexión que hice y por ahorro de palabras a veces queda coja la idea. Lo tendré en cuenta.

    La estructura que intenté hacer fue crear intriga a través de una carta que llega, y desarrollar la historia entre narración y diálogos con miras a resolverla al final de la carta.

    Un saludo.

    Escrito el 25 enero 2018 a las 18:22
  5. 5. Pulp dice:

    Hola Melsina,

    Me gustó el relato, bonito y tierno. Y real, muy real… Cuántas veces se pregunta uno si en realidad es feliz con su vida…
    Ya te han hecho algunas correcciones que debes tener en cuenta, pero te quiero hacer otro apunte, y es la continuidad que existe entre el primer y el tercer párrafo. Me refiero en que para que se entienda mejor, yo los pondría seguidos. El segundo párrafo es explicativo, lo podrías colocar al principio perfectamente, pero ahí en medio entorpece la lectura, y me hizo volver a leerlo para entender qué le estaba diciendo a su madre.
    No se si me he explicado, si no es así dímelo y lo intento de otro modo, jeje…
    Felicidades de nuevo, nos leemos.

    Escrito el 26 enero 2018 a las 00:02
  6. Me ha gustado mucho tu relato, es fresco y por sobre todo honesto.

    Como recomendación te sugiero desarrollar un poco más la historia de amor entre ellos. Tal vez en vez de una declaración,un beso espontaneo, culposo al principio, pero liberador para ambos, habría gustado más.

    Saludos y nos leemos.

    Escrito el 26 enero 2018 a las 15:43
  7. 7. Melsina dice:

    Pulp y Pato, tendré en cuenta vuestros aportes para mejorar mi relato. Soy nueva en Literautas y siempre serán bienvenidas las críticas constructivas para crecer como escritora.

    Saludo.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 04:44

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