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Del color de los secretos o de las fuerzas de la corriente - por R.J.Esperanza Pardo

Vigilaban sus cañas, esperaban, sentados en el espigón del puerto frente al mar tranquilo. Solo a pocos metros de sus pies colgantes, el agua se arremolinaba al chocar con unas rocas que sobresalían cerca del muro.
Alain miró la cesta vacía.
—La pesca no es la que era –dijo.
La pleamar tiraba de ambos sedales hacia el puerto; Alain sacó el suyo y lo lanzó a mar abierto.
—¿Cuál fue tu última expedición, abuelo?
—Aún quedaban ballenas blancas en el Ártico. La recuerdo bien. Fue en 2002, cuando se flotó por primera vez el barco Esperanza.
—No, abuelo… —dijo su esposa, recostada al sol en una silla plegable—, tu nieto pregunta por la última expedición.
Alain entrecerró los ojos.
—Habíamos pasado el milenario glaciar Grey —comenzó—, en aguas chilenas, cuando el cielo oscureció de golpe, y empezaron a caer pelotas enormes de granizo. Las olas subían y bajaban el barco, una y otra vez como si fuera un juguete hinchable. Pero fue doblar el Cabo de Hornos, y convertirse en un espejo el mar.
Alain sacó otra vez su sedal y volvió a lanzarlo contra corriente.
—Sigue, abuelo.
—Tuvimos que desviarnos muchas millas al ver aquella catástrofe, la marea negra —dijo en tono amargo—. Y cuando cruzamos el ecuador, nos encontramos una tortuga atrapada en una red. Paramos, pero nada pudimos hacer; para colmo, se nos atascó la hélice en aquella maldita red. Nuestro Esperanza nunca nos defraudó. Apenas superaba los setenta metros de eslora, pero cómo brillaba su casco verde marinero. Era un buen barco, sí.
—¡Tira del sedal, Jon! Vaya. Se fue. ¿Por dónde iba?
—Por el Ecuador, abuelo.
—Sí, rumbo al Cabo Finisterre, ¿sabes por qué tiene ese nombre, Jon? Los romanos pensaban que acababa allí la tierra. Pero ésa es otra historia. Una vez en el mar Cantábrico fue pan comido.
—¿Dónde ibais? —preguntó Jon.
—Ya lo he dicho.
—No, no lo has dicho… —dijo la mujer.
—Al puerto más grande del Cantábrico, al Súperpuerto. Allí estaba el gigante: un buque mercante del Oriente Medio que esperaba a que cargaran su panza con arsenal de guerra.
—¿Qué pensabais hacer? —preguntó Jon.
—¿Qué pensábamos? ¡Éramos activistas! Colgamos de proa a popa una pancarta denunciando la exportación clandestina de armamento. Llegaron los medios, el muelle se llenó de periodistas, curiosos… Y al día siguiente, la pancarta ocupaba las portadas de medio mundo.
—¿Pero qué conseguíais con eso?
—¿Qué os enseñan en la escuela? Escucha… Cuando llegó el momento, el jefe de seguridad portuaria ordenó a los bomberos trasladar la carga; pero uno de ellos preguntó qué había en los contenedores a qué país se dirigían. Cuando se enteró, se negó en redondo a cumplir su trabajo y abandonó el retén. Los demás bomberos se quedaron mudos, parados; entonces, otro bombero dijo que se iba también, y se fue; y después se fue otro y otro, y así se largaron todos mientras la carga seguía sin moverse. Entonces, bajó el capitán del barco mercante, y tras él, salió un marinero de su tripulación. Al verlo, el capitán le ordenó que regresara a su puesto, pero el marinero no subió al barco. Y al rato, salieron en tropel todos los marineros del mercante, y el capitán tampoco consiguió que volvieran a sus puestos. Aquella carga no salió del muelle. Fue emocionante, ejemplar, no dábamos crédito…
—Cuéntale la verdad —dijo su esposa—. ¿Olvidas qué escribiste en aquella pancarta?
—No nos estropees la pesca, mujer…
—Tu nieto tiene diecisiete años.
—Ahuyentas a los peces, mujer…
—Escribiste: “Los secretos matan”.
—¿Qué significa, abuela?
—Hay una ley antigua que protege el millonario negocio de armas porque permite que su exportación sea secreta. Lo peor es que este secretismo permite también que cualquier país pueda comprarlas y cometer crímenes contra la humanidad. Aquel día no solo estuvo Greenpeace en el muelle, estuvieron además Amnistía Internacional y otras asociaciones humanitarias.
—¿Quieres levantarte y enseñarle tú a pescar, mujer?
—Solo un hombre se negó a custodiar aquella carga —siguió la mujer—. Se quedó sin empleo y sin sueldo durante cuatro años.
—¿No le perdonaron por ser objetor de conciencia?
—No existe esa objeción aquí. Solo pudo decir que las imágenes de las masacres y miserias de aquel país en guerra volaban aquel día por su cabeza.
Alain dejó correr todo el sedal enrollado en la bobina. La corriente lo arrastró al puerto. Después, pasó la caña a su mujer y dijo:
—Toma, a ver si tú tienes más suerte. —Y se fue.

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36 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    HolaR.J.Esperanza Pardo.
    Me ha encantado tu relato. Grandioso. Gran pareja hacen el abuelo y su esposa. Muy bien llevado el ritmo del diálogo entre ellos.
    Muy buenas descripciones del inicio.
    Realmente, te felicito.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 22:29
  2. 2. Don Kendall dice:

    Hola R.J. Esperanza Pardo, me corresponde cumplir la norma de comentario a los tres relatos siguientes, y uno es el tuyo.
    Técnicamente me parece un relato impecable.(No tengo claro que el punto y la línea horizontal en la frase final sean tal como las pones).
    En cuanto al tema y a la trama, tu autora ha elegido un subgénero narrativo “didáctico”. Hay una visión discreta desde un punto, digamos, «documental-militante/activista», y a partir de ahí el manejo de recursos me parece tratado con mucha elegancia. EMDO el conseguir esa elegancia obliga a ceñir de forma férrea a la voz narradora, o a sustituirla por la de la propia autora, como me parece que es el caso. Tal vez eso reste emoción a una trama que se va diluyendo a medida que transcurre el relato. (La relación entre los personajes queda marcada por lugares comunes y previsibles). En este sentido quizá sea la expresión más sincera y con más significado ese final entre el hombre y su esposa :
    pasó la caña a su mujer y dijo:
    —Toma, a ver si tú tienes más suerte. —Y se fue.
    . Ahí empieza el relato 😉
    En resumen, un buen trabajo con el que se puede aprender mucho en este taller. Gracias por tu aporte

    Escrito el 18 enero 2018 a las 10:57
  3. 3. María Jesús dice:

    Hola RJ: Muy buen relato, bien descrito, dinámico, con buen ritmo y comprensible. Por otro lado tratas un tema duro tristemente actual.
    Un placer leerte.
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 12:45
  4. 4. Osvaldo Vela dice:

    Hola R. J. Esperanza. el numero que te tocó ya te dio la calificación del texto.

    A mi me llega, pues mi pueblo natal, sitio fantasma hoy en día, debido al manejo comercial de las armas. Llega el armamento por agua. Un pueblo lleno de viviendas abandonadas en la frontera con los Estados Unidos es ideal para el contrabando. los cientos de miles de muertos en México son el resultado.

    De tu texto, me encanta la forma de como le das vida a una protesta a través del amor de dos abuelos para su nieto. No veo una forma mas bella de hacerlo.

    Te felicito y te deseo grandes logros para el 2018.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 13:31
  5. 5. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Don Kendall

    En efecto, se podría clasificar no como un relato “normal” tipo “causa-efecto” con tres elementos en la trama, sino como un relato tipo “argumental”, por otra parte más aburridos (o “elegante”, como me dices, ummhhh 🙂 . Así que he parido un relato bastante sugerente pero muy poco pasional. Quizás sea por haber utilizado para el relato marco (extradiegético) un narrador objetivo (lo intenté), y haber dejado a un abuelito “al uso” narrar su historia (intradiegética) en el dialogo.

    En fin, que no he podido desprenderme de mí misma, por desgracia. Por cierto, está basado en un hecho real (lo del bombero que se negó, salió en la prensa), y me ha generado muchas dudas de cómo tratarlo.

    Un abrazo y gracias a ti por tus siempre bienvenidos aportes.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 14:00
  6. 6. R.J. Esperanza Pardo dice:

    LAURA, me halaga tu comentario que no merezco, te lo agradezco de veras. Aunque no consigo convencerme del resultado final. Un abrazo.

    MARÍA JESÚS, me alegra que te haya gustado. Puede que funcione, si os ha gustado… No estoy tan segura, no me he quedado a gusto este mes. Me pasaré por tu texto. Un abrazo.

    OSVALDO VELA: Muchísimas gracias por tu visita. Tus palabras me tocan el corazón. Te haré una visitilla y te estiraré de la oreja para felicitarte de nuevo. Un abrazo.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 16:29
  7. 7. R. de Viturro dice:

    ¡Hola, R.J. Esperanza!

    Tu relato me ha encantado. Y el hecho de que metas el tema del activismo por el medio me ha gustado aun más, ya que por un lado pones la cara positiva que el abuelo le quiere dar, pero a la vez la abuela se encarga de darle el lado negativo (y tristemente realista) que tiene.

    El único problema que he tenido es al principio, ya que pensaba que Alain era el nieto jajaja. Mea culpa.

    Felicidades por tu texto. ¡Un saludo!

    PD. Soy la nº 99 🙂

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:18
  8. 8. Earendil dice:

    Hola, R.J.
    Este mes no he participado pero me estoy dando una vuelta por algunos relatos.
    El tuyo lo describiré con tus propias palabras: “Así que he parido un relato bastante sugerente pero muy poco pasional”
    Siéndote completamente sincera, cosa que ya sé que conoces de mí, para mi gusto queda bastante lejos de otros escritos tuyos, siempre con ese toque atrevido que tanto me gusta. En la forma no tengo nada que objetar. Y creo que el final sí está correctamente escrito, como dudaba Don Kendall.
    Espero leerte el próximo mes.
    Un saludo

    Escrito el 18 enero 2018 a las 19:46
  9. 9. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, R. de Viturro
    Gracias! Me encanta que te guste. Pensaré lo de la acotación. Un saludo.

    EARENDIL, celebro que estés operativa, ya pensaba que la gripe había hecho estragos también por el Levante 🙂 Me extrañaba no verte.
    Pues gracias por tu sinceridad, se aprecia por estos lares. Me inspiré en la forma en un cuento de Hemingway “Colinas como elefantes blancos”, en que utilizaba estos elefantes para sugerir contenido. Va a ser verdad eso de las musas, o igual es que se me ha encogido el cerebro de tanto pensar tramas. Un abrazo y espero verte la próxima.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 20:15
  10. 10. Judith dice:

    No voy a comentar sobre lo que han comentado compañeros que conocen mucho tu tipo de escritura y la calidad a la que los tienes acostumbrados, pero luego de leerlo no quiero pasar por aquí sin decirte que es el primer relato (o uno de los, el que nás) en el que siento la inclusión de la frase obligatoria súper natural. Es más tuve que hacer una segunda lectura para encontrarla. Excelente relato que siempre, lamentablemente, será actual.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 20:34
  11. 11. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola Judith,

    Gracias por la visita y bueno por lo de excelente… qué disparidad de opiniones.. Gracias por los ánimos, la frase reconozco que sí está ahí bastante bien incrustada. No sé si se entiende del todo, todo.

    Un cordial saludo

    Escrito el 18 enero 2018 a las 21:10
  12. 12. Judith dice:

    Si, yo encuentro cierta contradicción cuando relatas que todos los marineros bajaron en tropel y abandonaron el barco y luego dices que solo uno se negó a custodiar la carga, pero creo que la esencia de lo que quisiéremos transmitir está.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 00:03
  13. 13. Judith dice:

    Debería decir quisiste y no quisieremos

    Escrito el 19 enero 2018 a las 00:05
  14. 14. isan dice:

    Hola R.J. Esperanza:

    ¡Qué buena historia! Un caso que me suena todavía reciente. Me refiero al fondo, naturalmente. Has tomado el formato de charla para denunciar una realidad como es la venta de armamento y para rememorar lo sucedido.

    El abuelo parece que desvaría, o se recrea un poco contando sus batallitas al nieto, pero, en realidad está contando esa parte de activista que le tocó. En un principio pensaba que se trataba del bombero objetor.

    Mira qué casualidad que el nombre del barco de Greenpeace sea Esperanza.

    Me ha gustado mucho cómo has intercalado charla, historia y denuncia. En cuanto al título, después de enviar este comentario, me quedaré un rato repasándolo para pillarlo.

    Ha sido un placer como siempre.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 18:48
  15. 15. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Isan

    Siempre me alegran tus visitas. A lo mejor tienes dotes adivinatorias pues la idea inicial fue que el bombero (un héroe en estos tiempos) fuera el protagonista (es esperpéntico que le expedientaran y que no se reconozca como objeción). Sí que podría haber creado mayor conflicto enfrentando a los abuelos, él activista y su mujer rebatiendo la actuación del bombero que no sirvió más que para que se quedara sin sueldo. Pero al final opté por no “contar” todo esto, sino simbolizar con imágenes (la caña y la fuerza de la corriente, la mar en calma y el remolino contra la roca, incluso pensé en quitarle la última frase para hacerlo más plano aún…) bueno, pues esto necesitaba más espacio…

    Para que no pienses más de lo debido, aclaro que la primera parte del título “el color de los secretos” significa que los secretos pueden ser oscuros (como el de la venta de armas), o rosas como el del abuelo que se resiste a contar la realidad al nieto. La segunda parte del título “las fuerzas de la corriente” es lo que es, que hay fuerzas “en la corriente” que tiran con más fuerza, que son más o menos difíciles de vencer o imposibles de vencer, como ciertos poderes (que al final siempre es el del dinero, porque fíjate que esa ley del secreto de armas tiene 50 años.

    No sé qué tal voy a andar para devolver visitas este mes. Te debo una. Un abrazo.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 21:55
  16. 16. Paola Panzieri dice:

    Hola Esperanza

    Me han traído a este relato algunos comentarios tuyos que he visto por ahí y que me han llamado la atención por su coherencia.

    El relato me ha gustado y concuerdo contigo (En fin, que no he podido desprenderme de mí misma, por desgracia.) en que “la emoción de la historia” no te ha dejado curar los detalles del relato como sí has hecho al principio con las pinceladas del estado del mar y los sedales. Quizás añadiendo aquí y allí alguna cosilla que nos acerque a los personajes quedaría mejor.

    Enhorabuena y saludos

    Escrito el 22 enero 2018 a las 19:00
  17. 17. Vespasiano dice:

    Hola R.J. Esperanza:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

    Tu historia apoyada en un hecho verídico de resistencia pasiva, me ha gustado.

    Además de denunciar la poca vergüenza de los gobiernos, el cinismo y la doble moral anteponiendo los negocios y las ganancias que este comercio genera en las arcas de las empresas fabricantes de armamento.

    Felicidades y nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 20:45
  18. 18. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Gracias PAOLA PANZIERI. Me asusta un poco esto de la “coherencia”, es un término un poco abstruso… 🙂 La verdad, no suelo tocar los textos una vez enviados, este relato ya se rebeló desde el principio, y lo que mal empieza… Gracias tu visita y un cordial saludo

    Hola VESPASIANO. Así se habla, claro y contundente. Muchas gracias y seguimos por aquí.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 10:17
  19. Hola Esperanza:

    ¿Un superpuerto en el Mar Cantábrico? Ay, Dios, ¿que pasó todo esto al lado de mi casa y yo no me he enterado? 😉

    Me gusta el tono reivindicativo con el que has impregnado el relato de este mes. El abuelo será un mentiroso, pero lo hace con intención educadora. Como si la manipulación de los medios no fuera suficiente, jejeje.

    Ha sido la forma más disimulada y mejor conseguida de la frase requerida en el reto. “El marinero no subió al barco”. Me ha encantado porque casi me la paso de largo de lo bien mimetizada que estaba.

    Las tres primeras palabras me cautivaron. Para mí son geniales porque se salen de lo normal y te meten de lleno en un lugar concreto y en una acción igual de concreta. Uno de los mejores comienzos que he visto por aquí.

    He notado unos pequeños fallos que te paso a reseñar:

    “convertirse en un espejo el mar” Suena un poco forzado. Quizá lo más conveniente sea invertir la estructura de la frase: “convertirse el mar en un espejo”. Así, bajo mi punto de vista queda más natural.

    “—¡Tira del sedal, Jon! Vaya. Se fue. ¿Por dónde iba?” Aquí, si no me equivoco, ya estaba hablando el abuelo y tú, sin embargo, colocas otra línea de diálogo, con lo que nos indicas que empieza a hablar otra persona. Yo pondría un inciso del narrador para hacer más visible este cambio de hablar del abuelo.

    “qué había en los contenedores a qué país se dirigían” Aquí, obviamente te falta una coma entre contenedores y a qué. Pero seguro que fue un error de edición 😉

    En definitiva, que me ha gustado.

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 22:25
  20. 20. Luis Sandoval dice:

    Hola R. J. Esperanza,

    Agradezco que te hayas tomado el tiempo para publicar tu relato. Me gustó la forma en que el hombre trata de encubrir el hecho de que él fue el único que intento evitar la salida del cargamento.

    Saludos

    Escrito el 24 enero 2018 a las 05:28
  21. 21. Yoli dice:

    Hola. R.J.
    Me ha gustado tu relato. Me gusta como tu personaje fue valiente a pesar de las consecuencias que tuvo después, y que no se arrepintiera. Me hace gracia la relación entre el matrimonio, ese pique entre los dos, fruto de los años que han estado juntos.
    Si quieres leer el mío, soy el 71.
    Saludos.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 10:22
  22. 22. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Jean Ives! Síí, ocurrió en el Súperpuerto de Santurtzi!! Ay, Dios que vamos a ser vecinos!! Ja ja ja

    Te agradezco que pases por aquí porque tus aportaciones son siempre acertadas. Esos pequeños fallos aparecieron por culpa de los últimos retoquitos en el cuadro de envío, y los vi en la publicación pero ya me había olvidado porque nadie me lo decía! Ja ja Donde falta la coma en realidad había una “y”, la raya de diálogo salió por culpa de los duendes, lo del espejo son formas de hablar de por aquí, para “caracterizar” de alguna manera la voz del abuelo, pero reconozco que no es muy ortodoxo sintácticamente y que le di una vuelta patrás y palante y al final me quedé sin la opción que tú dices, que queda mejor.

    Mil gracias, te leo en cuanto pueda. Un abrazo

    Escrito el 24 enero 2018 a las 10:32
  23. 23. R.J. Esperanza Pardo dice:

    LUIS SANDOVAL: Gracias a ti por comentar 🙂

    YOLI: Sí, “ese pique” fruto de los años y la confianza… Tengo un buen ejemplo muy cerca… Muchas gracias por tus palabras.

    Escrito el 24 enero 2018 a las 10:41
  24. 24. Javier López dice:

    Hola, RJ.
    Estoy de acuerdo con la valoración de Don Kendall. Él lo explica mejor, pero mi sensación es que he leído una narración estilo documental en forma de diálogo, y eso no me ha hecho sentir cómodo.
    Después, quitando el modo de contarlo, la historia tiene miga y un trasfondo enorme, desde los comienzos hasta el final.
    Estoy seguro que Alain también estaba bastante confuso.
    Desde el punto de vista técnico no he apreciado nada reseñable, como habitualmente.

    Un abrazo.
    Nos leemos.

    Escrito el 25 enero 2018 a las 14:24
  25. 25. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Javier

    Gracias por decir cómo te ha hecho sentir, que tampoco es muy cómodo y lo valoro. Yo ya había dado por fallido este “gran” ejercicio de “planitud”, se ve que no puedo salir de la rutina de cargarme a mis personajes.

    Un abrazo

    Escrito el 25 enero 2018 a las 17:18
  26. 26. Don Kendall dice:

    Con su permiso voy a dentrar
    aunque no soy convidado
    pero en mi pago un asao
    no es de naides y es de todos

    Estimada R.J. Esperanza. Creo que últimamente estuviste a vueltas con Hemingway. Él creo que alguna vez dijo o escribió esto:
    “Al escribir una novela el escritor debe crear personas que viven. No personajes. Un personaje es siempre una caricatura.”.
    Creo que merece la pena investigar por ahí. A no ser que quieras hacer la caricatura, merece la pena dedicarte a la persona, y si ya cumpliste 18 años, ya tienes suficiente material para cubrir escribiendo lo que te resta de vida (algo así afirmó Flannery O’Connor, que te recomiendo encarecidamente, si no has leído algo de su obra).
    El texto que presentas ocupa la mitad del espacio hablando de no se sabe qué para no se sabe quién acerca de conseguir algo unos personajes que que silo son eso, caricaturas, personajes de dos dimensiones que salen en los periódicos. Para un relato con personas conocerás infinidad de personas tridimensionales que viven y dirán a su mujer : Toma a ver si tienes tú más suerte. O beberán vino tinto, o se tirarán pedos, o llorarán cuando ven el titanic, o no les llega la pensión a fin de mes, o tienen amigos bomberos, ¿qué se yo?. Esos son las personas que le interesan al lector.
    El rey Sancho II de Castilla murió cuando estaba cagando.Eso es historia. George Martin propuso esto en su Juego de Tronos. Muerte de Tywin Lannister.
    https://youtu.be/otKLaeihOQ8
    ¿A que se parece esta ficción a la historia?. Y el lector y el espectador aguantan la chapa de Tywin porque está sucediendo algo próximo a su sentir aunque no glamuroso.Eso es el sentir, y no las pamplinas pseudoemocionales y prefabricadas como relatos IKEA, que a veces se ven por ahí . 😉
    En fin, disculpa la intromisión y no tengas pesar , porque también dijo nuestro admirado Hemingway que La primera versión de cualquier cosa es una mierda. Así que con las mismas vuelvo por donde vine :
    yo he cantado a mi modo
    después de haber churrasqueado.
    .
    Un abrazo

    Escrito el 25 enero 2018 a las 18:22
  27. 27. Charola dice:

    Hola, R.J. Esperanza Pardo.

    Muy loable tu historia. Me gusta. Pero encuentro que falta algo. Quizás sea que no has empleado la estructura de relato, como que te ha comido la historia verdadera.

    Pero tu texto encierra a la vez una demanda y eso es válido. En general está bien escrito. Solo hay una raya de diálogo donde habla el abuelo y de nuevo hay otra raya de diálogo pero sigue hablando el abuelo:

    —Tuvimos que desviarnos muchas millas al ver aquella catástrofe, la marea negra —dijo en tono amargo—. Y cuando cruzamos el ecuador, nos encontramos una tortuga atrapada en una red. Paramos, pero nada pudimos hacer; para colmo, se nos atascó la hélice en aquella maldita red. Nuestro Esperanza nunca nos defraudó. Apenas superaba los setenta metros de eslora, pero cómo brillaba su casco verde marinero. Era un buen barco, sí.
    —¡Tira del sedal, Jon! Vaya. Se fue. ¿Por dónde iba?

    Un click arriba y está solucionado.

    Felicitaciones. Un abrazo.

    Escrito el 26 enero 2018 a las 06:50
  28. 28. sinombre dice:

    Creo que es un buen relato de denuncia social, pero que quizá, como han señalado ya otros compañeros, aunque dicho de otra forma, peca de ser una historia excesivamente sincera. Se comprende ese impulso, el instinto de contar con veracidad y honestidad, y ese acierto sí se comprende y hasta se agradece en el texto. Aunque es verdad que con un recurso aquí o allá la literatura se levanta sola. Y un buen relato de denuncia, escrito con inteligencia, se puede convertir en algo más.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 01:31
  29. 29. ÁNGELL dice:

    Hola, Esperanza, vecina:
    ¡Menos mal que me he parado en la 60 a descansar un ratito! ¡Vengo sin aire, con la luz de la reserva encendida!…
    Leído tu magnífico relato, con tu permiso, y en mi humilde opinión, paso a sugerir o indicar algunos pequeños detalles que advertí y te comento a continuación:
    Yo habría quitado «colgantes». La frase, al leerla, se «desliza» mejor. Es más, se deduce.
    Falta una coma después de «…el barco, una y otra vez(,) como si fuera…»
    «Red» y «red» están muy juntas, casi abrazadas. Sugiero algo así como: «…nos encontramos una tortuga atrapada en una red, la misma que, para colmo, nos atascó la hélice. Paramos, pero ya nada pudimos hacer por el animal». Una sugerencia, vaya.
    «Súperpuerto», no lleva acento.
    Falta una coma, opino: «…pero uno de ellos preguntó qué había en los contenedores(,) a qué país se dirigían».
    Yo pondría la coma, así: «Entonces, bajó el capitán del barco mercante y(,) tras él, salió un marinero de su tripulación».
    Yo habría quitado la «Y» primera, organizado la oración y sustituido la segunda «y» por «pero» o «aunque», quedando la frase tal que así: «Al rato, todos los marineros del mercante salieron en tropel, aunque el capitán tampoco consiguió que volvieran a sus puestos».
    Los diálogos hacen que avance el relato, tiene buen ritmo. Muy bien.
    Con un trasfondo social, la lectura de tus relatos me resulta siempre un estímulo.
    ¡Buen trabajo!
    Lamento tener que dejarte ya, pero ando liado haciendo cajas de nuevo. ¡Me cambio de piso el mes que viene! ¡Otra vez!
    Un saludo muy afectuoso.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 13:22
  30. 30. R.J. Esperanza Pardo dice:

    CHAROLA, muchas gracias por leerlo y por la aportación, algo pasó con ese guión, sí, un misterio sin resolver. Un abrazo

    SINOMBRE, me parece muy acertado tu punto de vista, y lo comparto. Este relato necesitaba menos historia de abuelito y más entrañas, ha quedado como una denuncia resignada. Muchas gracias por leerlo.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 14:04
  31. 31. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, ÁNGELL!

    ¡Qué sorpresa! ¡Pasa, pasa! Siéntate y descansa, que estas escaleras son de malas… Ya veo que te has traído unas sugerencias buenísimas.

    No sabes cuánto me empeñé en añadir esa palabra “colgantes” porque, el que cuelguen los pies en el vacío y sobre el mar rompiendo contra un muro tiene su “feeling” ¿verdad? Y cuando leo que me la querías quitar, arrugo el ceño, enciendo el PC, lo leo y ¡sí! ¡Se desliza mejor la frase sin ella! y lo que es mejor ¡se sobreentiende sin ella! Gracias, gracias.

    Apuntas bien esas comas que faltan, una de ellas era un “y” y no sé dónde se perdió.

    Lo de la repetición de la “red” formalmente queda mejor como dices, pero como es una voz coloquial en un diálogo no me queda mal la repetición, demasiado poco caracterizo, me cuesta mucho poner voces. Por cierto, he leído en tu piso que has comprado un libro sobre las voces en la narración, ya me contarás si está bien para comprármelo yo.

    Alrededor de la frase de los marineros en tropel puse muchas conjunciones “y” intentando acelerar el discurso del abuelo y hacerlo más coloquial. La nueva estructura que das a la frase es formalmente más “correcta”, yo he hecho un hipérbaton y tú mantienes la estructura clásica. Me haces pensar. Aunque ya te digo, que acabo harta de mis relatos y los olvido, quizás un día haga algo con todos ellos y será entonces cuando aproveche vuestras las correcciones.

    Bueno, pues ha sido un verdadero placer recibir tu visita y todas tus aportaciones. Ojalá la próxima vez te traslades a un piso con ascensor, de lujo, mejor un chalet con jardín. Yo estoy pensando en cogerme unas vacaciones y cambiar de aires. Un abrazo de tu vecina.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 15:26
  32. 32. ÁNGELL dice:

    Hola, Esperanza:
    Disculpa que te hable por el telefonillo, pero es que se trata de una cosa rápida.
    El libro yo ya lo conocía y había leído críticas y comentarios hacía algún tiempo, de ahí mi interés por él. Sin embargo, antes de comprarlo, fue Don Kendall el que me «atizó» con un extracto del mismo no recuerdo ahora si en los comentarios de mi texto «Duples», el del robo a la gasolinera. Lo tengo aún en lista de espera, en reposo, estoy en otras lecturas (¡Buf! Kent Haruf, ¡cómo me han gustado los dos libros publicados de él, hasta ahora, en España!). Te aconsejo que le preguntes a Don si quieres saber más acerca del libro, tú ya le conoces del barrio y ya se lo ha leído.
    Un afectuoso saludo.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 20:38
  33. 33. Menta dice:

    Buenos días R.J.Esperanza Pardo: He leído tu relato y en él he encontrado muchas cosas que me han gustado: relato histórico, tema de las armas, lugares por los que navegan, contaminación del mar por redes de plástico, héroes anónimos, por las asociaciones concienciadas que menciona, etc. Creo que tienes muy buenos materiales para cambiar algunas cosas y no dejarlo en el olvido.

    Enhorabuena, un saludo, Menta

    Escrito el 30 enero 2018 a las 12:21
  34. 34. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Apreciado Don Kendall:
    ¡Ahora sale tu comentario del día 25!?? A lo mejor te han censurado ese enlace ja ja. Ya había visto esa magnífica escena, es buenísima, y de lo más elocuente como ejemplo opuesto a lo que os he “obligado” a tragar con la mía. Recuerdo que acabé empachada de Juego de Tronos porque me leí los cinco libros del tirón.
    Lo sé, lo sé, lo sé… Mierda, soy demasiado tímida en mis textos, necesito tirar la “elegancia” y dar una buena vida a mis personajes, como se merecen, como se merece el lector… Pero a pesar de los pesares me alegro mucho de haber enviado este texto, porque se aprende más de los errores, y mucho más si se tiene la suerte de tener un vecino como tú, “con fundamento”.

    Necesito leer, leer y leer… Comentaba con Ángell si se había leído el libro “Las voces del relato” de Alberto Paredes que le recomendaste. Voy a empezar por ahí.

    Gracias, estimado y apreciado, y querido vecino Don Kendall

    Escrito el 30 enero 2018 a las 12:42
  35. 35. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Buenos días, Menta!

    Muchas gracias por tus alentadoras palabras. Me alegra que te hayas pasado por aquí. Empezaría de cero, en caso de que volviera sobre el tema, y cambiaría de personajes; 750 palabras no dan evidentemente para este “poderoso” conflicto que protagonizó un David cualquiera contra el poderoso Goliat.

    Empecé a escribir este relato con un personaje infantil, de ahí que quedara impreso un tono y unos elementos con poco interés y que ocupan demasiado espacio, creo que me perjudicó también el tema marinero de este mes.

    Un cordial saludo.

    Escrito el 30 enero 2018 a las 13:49
  36. 36. Don Kendall dice:

    Hola Esperanza,
    Puedes ponerte en contacto conmigo en donkendall@javierautor.com . Las voces del relato y Flannery O Connor, son libros apropiados para el intercambio profesional de conocimientos entre colegas

    Escrito el 30 enero 2018 a las 17:24

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