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Dionisio el griego - por Luis Chagoya

El marinero no subió al barco, pero no fue por decisión propia, se quedó a acompañar al viejo capitán Graco, quien enfermo de escorbuto decidió no embarcarse en este viaje.

Era una travesía peligrosa ya que el mar Egeo en estos tiempos estaba plagado de piratas, y el trayecto, de Lesbos hasta Creta estaba lleno de peligros y más si añadimos el mal tiempo que de pronto se dejaba sentir. En su lugar designó al joven Dionisio, apuesto marino y hábil guerrero, a quien adoptó a la edad de 10 años, cuando perdió a sus padres en un terrible naufragio, desde entonces lo había criado y querido como a un hijo propio.

El cargamento en esta ocasión se trataba de especies y telas provenientes de oriente medio, con destino a Creta donde ya tenían un buen comprador, mismo que llevaría la mercancía a Grecia.

Después de un par de días navegados sin tener contratiempo alguno, el capitán Dionisio percibió que algo no marchaba bien. Había visto como el grupo que contrató como seguridad a bordo para custodia de su nave, se había estado comportando de forma extraña, los veía agrupándose y susurrándose al oído.

—Este no fue el trato, los contraté para que me llevaran con bien a Creta —gritó molesto.

El grupo de mercenarios río a carcajadas. Despues de haberse embarcado, los asesinos a sueldo tomaron la decisión de secuestrar a Dionisio y su tripulación, supusieron que se trataba de un príncipe, sus finas ropas de la India aunado a su buen porte, lo hacían lucir elegante y distinguido. Concluyeron que podían sacar provecho de la situación, al fin y al cabo, no sería el primero ni el último por el que pedirían un jugoso rescate.

Cruzar el mar Egeo se había vuelto inseguro, así que algunos príncipes y nobles griegos, tenían que hacerse de los servicios de piratas o bandidos para poder surcar el mar.

—Esto se está poniendo tenso —susurro al oído de Ángelo, su fiel compañero— tendremos que organizarnos rápidamente o estos tipos se saldrán con la suya.

Ángelo corrió a buscar a su contramaestre y advertirle de la situación. Tenían que preparar a la tripulación para defenderse, lo que significaba una batalla segura.

—Señores —se dirigió a los mercenarios— estamos a mitad de camino hacia nuestro destino, aún podemos llegar a un buen acuerdo. Les daré 50 monedas de oro extra al llegar con bien a la isla y olvidaremos esta bochornosa charla —continuó hablando desde el cañón de proa. El capitán Kemal, líder de los soldados sin escrúpulos, miró a su camarilla de ladrones. Ya estaban decididos y no habrían de cambiar su plan inicial, tomarían el control de la nave y a la tripulación griega y por ellos pedir hasta 300 monedas de oro.

La batalla era inevitable y Dionisio lo sabía. Dirigió la mirada hacia Ángelo, quién, con un movimiento de cabeza le indicó que estaban listos y la tripulación se encontraba en sus posiciones.

Dionisio se quedó unos segundos observando el horizonte.
Amenazaba tormenta, las rachas de viento habían aumentado los últimos minutos. Y ellos se dirigían hacia su fortuna.

—Nos encontramos cerca de Santorini —dijo acercándose hacia Ángelo— con un poco de suerte podríamos llegar a sus costas.

Los mercenarios se empezaron a agrupar y tomar posiciones.

—Que los dioses nos acompañen. Hoy es un buen día para morir —sonriendo extendió su brazo derecho e hizo contacto con el de Ángelo, ambos sujetaron fuertemente sus antebrazos.

Levantó su espada hacia el cielo y lanzó la señal de ataque dando un fuerte grito.

La batalla comenzó, y poco a poco se fue tornando encarnizada. El sonido del metal y el del mar golpeando el barco se unió al concierto de gritos y lamentos.

Marineros de uno y otro bando fueron cayendo poco a poco, la cubierta del navío se tiñó de muerte con tinta sangre y las grises nubes fueron testigos del acontecimiento.

Súbitamente una explosión hizo volar a una docena de hombres, éstos salieron disparados fuera de borda, trozos de carne y cuerpos desmembrados cayeron al mar, ahora serán alimento de tiburones.

Aprovechando la confusión Dionisio deslizó su afilada espada sobre el cuello de Kemal. Los ojos desorbitados del otomano descansaron en los del griego.

Al ver lo acontecido, los mercenarios se rindieron, viendo frustrados sus planes.

Dionisio respiró profundamente, al fin podrá llegar con bien a su destino y seguir con su vida al lado de sus amigos.

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6 comentarios

  1. 1. Denise dice:

    ¡Hola! ¿Cómo estás? Debo decir que me esperaba una referencia al mito de Dioniso y los delfines XDDD Pero me gustó el cuento, es entretenido. De hecho, parece un capítulo de una novela de aventuras (me hace acordar a las de Salgari).

    Lo único que me chirría un poco es el comienzo, porque parece que vas a hablar del marinero que se queda en tierra, pero pasás a hablar de otra cosa. Entiendo que la frase tenía que estar tal cual, pero se me ocurre que tal vez ahora podrías retocar eso.

    En cuanto a lo demás, tal vez deberías revisar un poco el uso de las comas y los puntos, al igual que la correlación de los tiempos verbales. Fuera de eso, es un lindo cuento 🙂

    Espero encontrar más aventuras de Dionisio, saludos!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 00:03
  2. 2. Juana Medina dice:

    Hola Luis,
    Yo también vine en busca de Dioniso y los delfines, pero claro, estba demasiado cantado.
    Concuerdo conDenise en que l marinero está metido un poco para como para cumplir la consigna del mes, o sea a la fuerza.
    El final, si puedo opinar, yo lo dejaría en: Dionisio respiró profundamente, llegaría a destino. Lo demás me suena a excesiva explicación.
    En conjunto,es un muy entretenido relato de aventuras.
    Un saludo

    Escrito el 19 enero 2018 a las 22:25
  3. 3. amadeo dice:

    Luis:
    Historia sencilla y clásica de piratas. Bien redactada. De acuerdo con los comentarios anteriores.
    Agrego detalles técnico:

    ¿Quienes dicen: …y más si añadimos el mal…? Parece que habla el anrrador
    ¿ahora serán? Creo que lo corecto sería: pronto serán o ahora son

    Un saludo
    Amadeo

    Escrito el 20 enero 2018 a las 02:08
  4. 4. Naila Laina dice:

    Hola Luis,

    Me quedé con las ganas de conocer al capitán Graco, pero entiendo que será otro capítulo.

    Incorporas los ingredientes necesarios para ser un buen relato de piratas: ambientación geográfica y temporal, la traición, la batalla,… Mantienes la atención del lector para conocer el transcurso de los acontecimientos.

    Alguna expresión que usas me chirrió un poco ‘…y más si añadimos’ y ‘ahora serán alimento de tiburones’.

    Felices palabras y hasta el próximo relato.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 16:26
  5. 5. Menta dice:

    Luis Chagoya: Buenos días Luis, me ha gustado tu relato y me has hecho sentir el miedo de la traición y de la batalla. Me has transportado a otros tiempos, justamente a unos que me hubiera gustado vivir.

    Una buena narración de aventuras que sabe a poco y se desea que continúe…(Imposible, sólo 750 palabras o te empujan por la borda para ser pasto de los tiburones)

    He visto dos cosas que te indico por si te parece bien cambiar:

    1. “El cargamento en esta ocasión se trataba de ESPECIES Y telas provenientes de oriente medio”. Tiene que poner ESPECIAS.

    La RAE dice que especie es: f. Conjunto de elementos semejantes entre sí por tener uno o varios caracteres comunes.

    La RAE dice que especia es: f. Sustancia vegetal aromática que sirve de condimento; p. ej., el clavo, la pimienta, el azafrán, etc.

    2. Escribes: “Despues de haberse embarcado”. Te falta el acento.

    Por hoy nada más, muchas gracias por compartir tu relato con todos nosotros. Un saludo, Menta

    Escrito el 28 enero 2018 a las 11:11
  6. 6. Luis Chagoya dice:

    Muchísimas gracias a todos por sus comentarios y observaciones. La verdad que me enriquecen y me agrada que les haya gustado este cuento de aventuras. Un saludo cordial a todos.

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 21:06

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