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Diseñado marinero - por Nora C.P.

Ansioso por querer tomar las riendas de su vida, apunto de zarpar El Cristina, el marinero no subió al barco. Tembloroso, asustado y a la misma vez ilusionado, dejó una nota de despedida.
Su padre, el Capitán López no se podía creer lo que leyó, cuando el ayudante de abordo le entregó un sobre bien sellado y algo arrugado, solo viendo su nombre escrito, reconoció la letra de su hijo. Un sudor frio le recorrió el cuerpo y pidió estar solo para confirmar sus sospechas.
El Capitán hacía tiempo que no veía a su hijo bien, lo encontraba arisco, ojeroso y abatido. Después de unos minutos divagando, ordenó zarpar sin él y avisó a la tripulación que tendrían una reunión cuando estuvieran en alta mar.
Antes de comer, se encontraron todos en el camarote dispuesto.
— ¡Buenos días!, les habla el Capitán. La razón de la reunión es para esclarecer los motivos por los que no se encuentra entre nosotros mi hijo, el sr. López. Voy a ser muy breve, la causa es su salud y el diagnóstico es grave, con esto les informo que el tema queda zanjado y no quiero oír hablar más. Nos ha dejado y a partir de ahora la tripulación somos los que nos encontramos aquí. ¿Entendido?
— Sí mi Capitán— gritaron todos a una.

Por otro lado, en la cafetería de la librería Valencia, Andrés, más relajado después de darse una ducha con agua bien caliente y haber llorado todas las lágrimas que guardó durante tanto tiempo, se tomaba un té, sacó su Moleskine y su Montblanc para empezar a programar su vida. Hoy sentía que había vuelto a nacer.

Al día siguiente, el Capitán llegó a casa con una mezcla de rabia y decepción en su rostro.
— ¿Qué ha pasado, cariño?— dijo Cristina, su mujer.
— No te preocupes todo bien, un capullo hijo de su madre que me ha dado el día. El mar está lleno de marinero capullos y desagradecidos.
— Bueno… no te preocupes, ahora ya ha acabado la jornada, descansa.— le animó su mujer con dulzura— Por cierto, Andrés está bien? Ha llamado que no vendrá a comer para tu cumpleaños. Le he notado una voz de felicidad como hace tiempo no le había oído, pero no ha soltado prenda. No sé si querrá sorprenderte o es que no puede de verdad.
— Si —respondió el Capitán sin darle más explicación mientras apretaba los puños y su rabia crecía. — Mira si está bien que igual lo mando varios meses de negocios con El Cristina. Lo veo preparado e ilusionado.
— Pues eso será lo que no me quería contar. Se ve que le ha hecho ilusión, ya te digo que lo encontré feliz y ya sabes que él no cuenta nada.

Andrés por su parte, empezó a fotografiar y meter en cajas todo lo que le recordaba al mar y cualquier cosa que no le sirviese para seguir su propósito. Pagó toda su juventud por tener contento a un padre que nunca lo escuchó y ahora no quería saber nada de él, del mar y de momento aplazó ver a su madre hasta que mentalmente estuviese preparado; le daría largas por teléfono como muchas otras veces hacía cuando la tristeza le invadía y no podía disimular lo desgraciado que se sentía con la vida que llevaba.
Se sirvió un café bien cargado y subió las fotos que había hecho a una página de compra venta.
Todos los días se levantaba a las siete de la mañana y corría una hora por el Parque de Cabecera, tres veces a la semana iba al gimnasio y empezó a reforzar los músculos, pues perdía peso pero se quedaba blando. Cada vez se iba sintiendo mejor, su cuerpo agradeció sus dedicaciones y le premió con una forma definida que apetecía mirar dos veces.
Seguía visitando su librería favorita con asiduidad y algunas veces coincidía con Sara. La conoció en la cafetería situada en la planta baja y entre ellos no sabía cómo describirlo pero algo estaba naciendo, quería verla.
Ya despejada la casa y con todo dispuesto y etiquetado en el trastero, los siguientes días los dedicó a darle una mano de pintura y a redecorarla. El dinero no le faltaba, por suerte nunca malgastó el premio que ganó en la primitiva y siempre reservaba parte de su sueldo.
La única habitación de la derecha fue donde ubicó su despacho. Una vez instaló su Mac, regó la Kentia y colgó la placa en la puerta.
“Andrés López. Diseñador gráfico.”

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8 comentarios

  1. 1. Lenimer Durán dice:

    Nora C.P.,

    Me gustó la historia y me pareció ligera de leer. Pero debo confesar que esperaba un final más intenso. Por la forma en lo que lo narraste, creí que algo más grave sucedía. Pero así es la vida, a veces hacemos tormentas en un vaso de agua. Y no es tan fácil como parece zafarse de los deseos de padres autoritarios.

    La locución a punto de, que seguida de infinitivo expresa la proximidad de una acción, se escribe en tres palabras, y no con dos, apunto de.

    En esta intervención del diálogo “— Sí mi Capitán— gritaron todos a una”, creo que calzaban perfectos unos signos de exclamación.

    Además cuidado con el uso de la raya. Entre la raya y la primera letra, no debe haber espacio. Si la intervención del narrador hace referencia a un verbo o acción del habla o el pensamiento (“dijo él”). Se deja un espacio en blanco entre el final de la frase y la raya, y la frase del narrador comienza sin espacio entre la raya y ésta: “¡Sí, mi Capitán! —gritaron todos a una.”

    Espero contar con tu opinión en mi relato, en el #63.

    Saludos,

    Escrito el 19 enero 2018 a las 18:09
  2. 2. Lenimer Durán dice:

    Disculpa el error:

    “—¡Sí, mi Capitán! —gritaron todos a una.”

    Escrito el 19 enero 2018 a las 18:11
  3. 3. Pulp dice:

    Hola Nora,
    En primer lugar, te comento la forma. Al principio del relato escribes mal la locución “apunto de”, pues ésta se escribe con tres palabras (“a punto de”). A continuación, en la frase “asustado y a la misma vez ilusionado” yo lo cambiaría por “asustado y a la vez ilusionado”, o incluso por “asustado a la vez (o a la par) que ilusionado”, por economía y porque me suena raro, la verdad.
    En cuanto al contenido, al principio me sucedió como a Lenimer, esperaba un desenlace más novelesco, como sí lo era el planteamiento de la historia, pero es cierto que el que has escrito es mucho más real, que no sencillo o simple. No es por una mala resolución, sino por lo que te comento de la idea que se te impregna al principio. Releído una segunda vez gana en estructura, es buen relato.
    Un saludo, espero leerte el mes que viene.

    Escrito el 20 enero 2018 a las 16:58
  4. 4. Nora C.P. dice:

    Gracias a los dos por vuestros comentarios. Tomo notas cada vez y siempre me surgen dudas y fallos, esa es la parte que me gusta de aprender, ir descubriendo gracias a todos los apuntes del grupo.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 19:06
  5. 5. J.Guillén dice:

    Gramaticalmente ya te aconsejaron los compañeros. Son errores por despiste o prisa por entregar a tiempo(a mi me pasa). Personalmente yo hubiera prescindido de las “marcas” de productos haciéndolo más genérico, a no ser que fueran imprescindibles para la trama. En general es un buen relato. Enhorabuena!!

    Escrito el 23 enero 2018 a las 13:02
  6. 6. Osvaldo vela dice:

    Hola Nora, tu relato es muy entretenido y sin tropiezos al Leer. En él, nos das un paseo por un escenario filial muy conocido.

    Un padre y un hijo que no se entienden y una Madre ajena al problema. El inicio y la trama perfectamente trabajados no concuerdan con un desenlace al que le falta fuera.

    Los cambios y correciones ya te las indicaron. Solo trabaja un poco más el final.

    Te felicito y adelante

    Escrito el 27 enero 2018 a las 00:51
  7. 7. Charola dice:

    Hola, Nora.

    Me gustó tu relato. Es entretenido y se lee de un tirón. Y aunque el final nos sugería que algo más espectacular iba a suceder, me pareció que terminaste bien. Felicitaciones.

    Algunos fallos en la forma ya te han dicho y estoy totalmente de acuerdo por lo que no voy a repetir. Te diré otros mejorables:

    -Ansioso por querer tomar las riendas de su vida, el marinero no subió al barco. Asustado, pero con gran ilusión dejó una …
    (ansioso con tembloroso hacen rima. Lo mismo que asustado e ilusionado).

    -Su padre, el capitán López no podía creer cuando el ayudante de abordo… (los cargos se escriben con minúscula). El capitán no pudo haber leído nada si el ayudante recién le daba el sobre).

    Para todos los usos de capitán son en minúscula.

    -el señor López o puede ser el Sr. López. Es preferible el primero.

    – El mar está lleno de marineros capullos y desagradecidos.

    – quería verla. Creo que mejor: deseaba verla (porque tienes muchas palabras terminadas en “ía”):

    “Seguía” visitando su “librería” favorita con asiduidad y algunas veces “coincidía” con Sara. La conoció en la “cafetería” situada en la planta baja y entre ellos no “sabía” cómo describirlo pero algo estaba naciendo, “quería” verla.

    Quizás conviene buscar algunos sinónimos más a otras palabras.

    Encantada de leerte. Sigue escribiendo y felicitaciones nuevamente.

    Un abrazo.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 09:21
  8. 8. Laura dice:

    Hola Nora.
    Coincido con los detalles que te han señalado.
    En uno de los libros de cabecera que tengo y que he leído ( no puedo más por falta de tiempo), una frase que tengo como guía, pero no siempre puedo aplicarla: en literatura el cómo es el qué. No es que la historia deba necesariamente descollar por su imaginación, sino la forma en que está contada, y ahí es donde creo que reside la debilidad de tu relato para quienes buscaban algo más espectacular.
    Sigue escribiendo. Hasta el relato de febrero.Luego veremos.

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 23:13

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