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EL FORASTERO - por Aqua

Aquella noche, el marinero no subió al barco. La tremenda tempestad habría arrancado de cuajo el mástil del navío de haber salido. La experiencia que Joe tenía era la suficiente como para no arriesgarse en una pelea contra el mar, una lucha que jamás se gana.
—Buenas noches, muchachos. Vaya nochecita —dijo Joe al entrar en el bar del pueblo.
—¿Lo de siempre, capitán? —le preguntó un camarero regordete y con aspecto bonachón.
Joe asintió y el camarero le sirvió una copa con dos dedos de un líquido de un color marrón claro.
—¿Qué hay de ese forastero del que todos hablan, Morris? ¿Sigue por aquí?
—Le he visto un par de veces por el bar, pero hace días que no aparece.
—¿Alguien sabe qué está buscando por estas tierras? —preguntó Joe, intrigado—. Este no es sitio para turistas.
El camarero, por toda respuesta, hizo un gesto a un hombre que estaba sentado solo al otro extremo de la barra. Este bajó de su taburete y se acercó hasta colocarse junto a Morris y Joe.
—Cuéntale al viejo lo que sabes del forastero, Bill.
Bill miró a Joe por encima de unas estropeadas y diminutas gafas que hacía que sus ojos, ya de por sí pequeños, parecieran pipas.
—Se llama Darren y está buscando trabajo de marinero. Le dije que hablara contigo, aunque le aseguré que lo más probable es que le dieras una patada en el culo antes incluso de que te pidiera el empleo.
—Buen chico, Bill. Todo el mundo sabe que no me fío de los que no conozco. La vida me ha enseñado a base de bien.
—Te comprendo, Joe, pero alguna vez tendrás que renovar plantilla. Tu tripulación casi no puede ni subir las escaleras de este bar. Darren es joven y tiene experiencia. Piénsalo, viejo.
Joe se fue del bar a altas horas de la madrugada y, camino a su casa, no podía parar de darle vueltas a las palabras de Bill. “Estúpido gafotas sabelotodo”, pensó para sí.
Aquella mañana alguien llamó temprano a su puerta. Joe se levantó de la cama y, de muy mal humor, abrió. Al otro lado, un joven rubio de ojos claros y con un traje con aspecto de ser bastante más caro que toda la ropa que él había tenido en toda su vida, sonreía amistosamente.
—Buenos días, señor Smith. Lamento mucho haber venido tan pronto pero el asunto requiere de la mayor presteza. Mi nombre es Darren Davies y vengo a cobrar el dinero que me debe.
—¿Dinero? ¿Qué dinero? —preguntó Joe, desconcertado.
—El dinero que me va a dar si no quiere que todo el mundo sepa su secreto.
—Yo no tengo ningún…
—Año 1956 —lo interrumpió Darren, levantando una mano—. Usted asesinó a Olivia O’Brien y tiró su cadáver al mar. Después le dijo a todo el mundo que había desaparecido y la policía cerró el caso tras muchos intentos fallidos de localizarla.
—¡Márchese de mi casa! ¡No voy a tolerar que venga usted a insultarme y a contar falacias! —chilló Joe, fuera de sí.
—Cálmese señor Smith, estoy aquí para dialogar. Si me paga, no diré nada. Así de sencillo.
—No tiene usted ninguna prueba de eso. Es su palabra contra la mía.
El forastero sacó de su bolsillo una fotografía donde una joven de cabello rubio salía de la mano con otro joven.
—Como ve, presentando esta fotografía de usted y la señora O’Brien me bastaría. Todo esto por no mencionar la declaración jurada de un conocido suyo que asegura haberle visto con ella la noche de su muerte.
Joe palideció al instante. Entonces, en silencio, entró en su casa, rebuscó en un cajón y sacó un gran fajo de billetes. Separó unos cuantos del montón principal y se los tendió al forastero.
—Con esto bastará, estoy seguro.
—Mis labios están sellados —aseguró Darren, arrebatándole al viejo Joe algunos billetes más—. Ha sido un placer hacer negocios con usted, señor Smith.
Aquella noche el marinero no subió al barco. La tremenda tempestad habría hecho sospechar a sus compañeros de él. Joe Smith jamás navegaba con mal tiempo. Además, aún tenía que deshacerse del cadáver de aquel molesto forastero. No le costó mucho trabajo atarle una cuerda con una piedra y tirarlo a la bahía. Ya lo había hecho otra vez. La fotografía en el bolsillo de la chaqueta de Darren Davies se hundió con él mientras el viejo marinero contaba de nuevo su dinero.

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7 comentarios

  1. 1. Mongope dice:

    Hola, Aqua. Lo que me ha llamado más la atención, es lo bien que has manejado los diálogos, en serio, me parecía estar leyendo a un escrito ya experto. Igual lo eres.
    La historia es interesante y engancha desde el mismo momento en que empiezas a leer. El lector quiere saber qué pasa.
    El relato a mi modo de ver está muy bien estructurado lo que facilita la lectura y la hace muy comprensible. Me ha gustado mucho.
    Y por poner una pequeña pega: El argumento de Darren para chantajear a Joe, no es muy creíble.
    Pero ya te digo que es por poner una pequeña pega.
    ¡¡Te felicito!!

    Escrito el 17 enero 2018 a las 23:46
  2. 2. yolareina dice:

    Hola Aqua, He leído tu relato de un tirón y me perecía estar viendo una película, pero, concuerdo con mongope, es muy débil el argumento para chantajear al viejo, claro que en 750 palabras no puede uno regodearse mucho, solo lo apunto para si quieres redondear más la historia lo tengas en cuenta.

    Un saludo y seguimos leyendo

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:51
  3. 3. Juan Nadie dice:

    Me gustó el relato, tiene un cierto parecido a algún cuento de Poe.
    Por poner alguna pega quizás también me parezca precipitada la aceptación del chantaje. Pero Los dialogos estan bien.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 10:55
  4. 4. Carmen Jódar dice:

    Hola Aqua ^-^

    ¿Qué decir? Me encanta tu historia. Es negra, realista y muy bien narrada. Me ha enganchado de principio a fin.

    Enhorabuena.Un saludo.

    PD: mi relato es el 53, por si te quieres pasar a leerlo y darme tu opinión 🙂

    Escrito el 22 enero 2018 a las 21:32
  5. 5. dopidop dice:

    Buenas Aqua,

    Buen relato, algo oscuro como a mi me gustan, que te engancha desde el principio y se lee de un tirón. Los diálogos le dan mucho dinamismo, y la forma que tienen de hablar los personajes queda perfectamente.

    Has metido la frase de la escena dos veces, y ninguna de las dos parece forzada. En cuanto al reto, no tengo muy claro cual es el personaje que miente siempre.

    A mi no me choca tanto lo del chantaje, pero si que he visto que el final se me hace precipitado, quizás empiezas un poco lento con la conversación del bar y estaría genial que te hubieras extendido un poco mas en el último párrafo donde nos cuentas por qué es mejor no meterse con el señor Joe Smith.

    En general me ha gustado mucho, un verdadero gustazo leerte. Gracias por compartir tu texto y sin duda seguiré leyéndote por estos lares.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 16:41
  6. Hola Aqua:
    Gracias por pasarte por mi relato. Respecto al tuyo tengo que decirte que me ja gustado mucho. A mi entender al principio parece un error el nombre de Smith. Yo lo hubiera puesto desde el principio “Joe Smith”. Referente al chantaje también lo veo débil. Han pasado muchos años (62) y creo que una simple foto y un testimonio de alguien que los ha visto juntos no bastaría para una condena. Aunque el resuelve el problema sin problemas. Me he quedado con ganas de mas, pero claro, no hay espacio. Felicidades

    Escrito el 24 enero 2018 a las 17:49
  7. 7. Laura dice:

    Hola Acqua.
    Confieso que al principio pensé que el extranjero era Morris,lo que me confundió cuando luego el camarero se colocó entre John y Morris, pero lo terminé de entender.
    Tienes muchos personajes. Tal vez quitar alguno de ellos para dar algo más de peso al chantaje (asegurarse de que nadie los vea juntos, citarlo en el barco cuando está desocupado, etc, aunque el chantajista también debería haber tomado recaudos, ahora que lo voy pensando).
    Mmmhhh. Estos asuntos policiales me son muy complejos.
    Nos encontramos en febrero.

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 23:02

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