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Fantástica realidad - por Sofía

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El autor/a de este texto es menor de edad

El marinero no subió al barco, aunque quiso hacerlo.
Habían razones de pesos iguales tanto para ir, como para quedarse; y la decisión final descansaba en sus manos, ¡Cómo deseaba volver a la infancia, cuando todo era más sencillo! Tan solo se veía arrastrado por la vera de sus padres, sin aún ningún peso sobre sus jóvenes hombros.
En aquellos tiempos solo dependía de las decisiones de otros, como velero llevado por la marea; no tenía una esposa ni una hija que dependían de él, no había eternas cuentas por pagar, ni relaciones que mantener; solo eran él y sus deseos, por muy egoísta que pudiera sonar.
Caminó por el muelle mientras veía alejarse el barco, y con él, toda esperanza de una vida distinta, lejos de los errores que tan arduamente labró. Se arrepentía enormemente de no haber abordado, ¡y todo por culpa de su moral, que le había detenido en el último segundo!
Suspiró, meditando la idea de lanzarse al profundo mar para acabar con su sufrimiento; empezó a desatar su calzado y deshacerse de su chaqueta, que eran de buen material, y quizá podrían suministrar un poco de dinero a su familia después de que él hubiese abandonado este cruel mundo.
Miró una última vez a su alrededor, impregnándose de las amargas expresiones de sus semejantes, que eran muy parecidas a la suya propia; buscó un rayo de esperanza, una persona que convenciera a su lado racional de quedarse, de ordenarle a su cuerpo no saltar; y cuando el marinero estuvo listo para ejecutar su orden final, apareció.
Su sola expresión lo hizo abandonar toda idea lúgubre, recuperó las piezas que había tirado y se las colocó, para luego ir tras el desconocido cuyo semblante luminoso le había devuelto a la vida.
Camino durante minutos que se sintieron como horas, los pesos desprendiéndose de sus hombros conforme acompañaba el camino de su misterioso salvador. Ingresaron prontamente a un establecimiento, donde el desconocido escogió una mesa, donde solitariamente se sentó.
Probablemente si el marinero todavía fuese su antiguo yo, no habría hecho lo que hizo; se plantó delante de su salvador, y lo miró los ojos; entonces, un sentimiento hasta ahora desconocido lo embargó, y no quiso abandonarlo.
Él miró con curiosidad la inesperada compañía que el marinero suponía, expectante por lo que haría.
― ¿Te conozco? ― Preguntó, con un extraño brillo en la mirada.
El marinero negó con la cabeza, incapaz de confiar en su voz y en el nudo que, atascado, impedía que las palabras emergieran de su garganta. Su cuerpo bullía con sensaciones totalmente nuevas para él: Un intenso calor se originaba en sus entrañas, repartiendo calidez al resto de su organismo, sus manos sudaban, y aquel órgano, que algunos decían que guíaba su caminar, estaba acelerado sin ningún control.
― ¿Gustas sentarte? ― Ofreció, haciéndole espacio a su lado ― Mi nombre es Salvador ― Se presentó.
El nudo se acentuó al escuchar el nombre de aquel que lo había retenido de apartarse de este mundo, casi ríendo internamente a causa de la ironía. Se sentó al lado de su Salvador, tratando de controlar las manifestaciones rebeldes de su cuerpo.
― ¿Estás bien? ― Preguntó, preocupado Salvador, acercando su mano a la suya.
Para el marinero fue como si fuegos artificiales hubiesen sido lanzados para iluminar el cielo; aquel contacto que para la mayoría de su mundo era antinatural y grotesco, para él significaba una nueva vida; como si aquel toque lo hubiera transportado a través de un portal hacia un nuevo mundo, con una nueva visión.
Salvador notó que las palabras no vendrían del marinero en ningún tiempo inmediato, por lo que sonrió, dispuesto a llenar él mismo el silencio; pues no existía cosa en el mundo que se le diera mejor.
Entonces sucedió: Abriéndose camino con palabras dulces y sensatas, el corazón de un hombre se abrió a otro; dejando atrás prejuicios construidos a lo largo de una vida.
― ¿Y qué sucedió luego? ― Quiso saber, intrigado, uno de los espectadores.
El marinero sonrió, tratando de decidir si cortaba la falacia, o los dejaba imaginar un final feliz para la ficticia pareja; porque sí, aquella historia había sido fruto de una imaginación al borde de la muerte que buscaba un resquicio de salvación.
― Vieron felices para siempre ― Se decidió, porque a veces era mejor una mentira con final de cuento que, una verdad capaz de destrozar corazones ― Sólo vivieron felices para siempre.

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4 comentarios

  1. 1. Lucy J.S dice:

    Sofía, te he leído en otros retos y sólo piedo decir que tu relato es increíble, las descripciones y la forma son perfectas; me ha llegado a conmover muchísimo. Sigue así, saludos!!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:08
  2. 2. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Sofia:

    Me ha gustado mucho, creo que la forma de describir y de crear una atmósfera alrededor del relato ayuda mucho al lector y facilita que se enganche.

    Muy buen trabajo!

    Soy tu compañera del relato 25, por si quieres pasarte.

    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 20 enero 2018 a las 11:00
  3. 3. Mancebo dice:

    Hola Sofía,

    Tu texto se lee fácil, con fluidez.

    El protagonista pasa por varios estados de ánimo dentro del relato. Va cambiando según las circunstancias. Siente “añoranza” por una niñez sin responsabilidades. A pesar de ser importante para dar un cambio radical en su vida no sube al barco. Es verdad que muchas veces pesan sobre notoros las convenciones sociales y morales. No nos atrevemos a dar el paso. Muestras entonces un personaje “desesperado” consigo mismo y con el mundo hasta que aparece su Salvador cuando parece que la suerte está echada, entonces pasa a “ilusionarse” para dar lugar después un “enamoramiento” mal visto todavía en nuestra sociedad.

    Al final parece que el narrador era un mentiroso, que nunca había pasado esa historia y además vuelve a mentir para no herir la sensibilidad del público y que la historia acabe bien.

    Me ha gustado Mucho. No obstante te voy a indicar algún aspecto gramaticial. En el primer párrafo “Habían razones de pesos” creo que es “había razones de peso”. “Caminó durante minutos que se sintieron como horas” yo hubiera puesto “…que le parecieron horas”.

    Después hay alguna expresión que me choca porque me temo que somos de distintas latitudes, pero no es incorrecta.

    Te felicito. Nos seguiemos leyendo.

    Si te apetece estoy en el 106

    Escrito el 24 enero 2018 a las 08:07
  4. 4. Darth Quino dice:

    Hola Sofía,

    Tu relato me ha gustado mucho y tu estilo narrativo es muy bonito, tiene un encanto especial.

    Tan solo un detalle mínimo: en “una mentira con final de cuento que, una verdad capaz de destrozar corazones” creo que sobra la coma.

    Lo dicho, enhorabuena por tu relato.

    Escrito el 29 enero 2018 a las 19:56

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