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Una mujer fatal - por Otilia

Todo empezó el día que un compañero de clase, dueño de los mejores estuches, tebeos y hasta los más deseables bocadillos para el recreo, le invitó a su cumpleaños.

―Te espero a las cinco, ya sabes en la segunda parada del autobús.

Luis estaba expectante, nunca había estado en aquel barrio de casas individuales, con su garaje y jardín, separadas por grandes setos recortados.

Contemplaba la alameda bordeada a ambos lados por árboles que con la brisa soltaban las hojas, dejando en el suelo una alfombra con los colores típicos del otoño.

Nada que ver con el paisaje casi suburbial de su barrio, donde sobrevivían pequeñas tiendas de ultramarinos con olor a rancio y sucios talleres mecánicos. Los chicos como él cambiaban la escuela por estos y en las tascas fumaban los primeros porros mientras comentaban las últimas fechorías.

Sus hermanos mayores y los amigos comenzaron con ilusión arreglando viejas motos para las correrías juveniles y allí seguían atados por los lazos del barrio, llenos de grasa y malviviendo.

En aquella casa todo parecía de película, muebles, cuadros. Contemplaba una librería llena de libros encuadernados en piel con títulos dorados, cuando el compañero le preguntó:
—¿Qué te parece?
—Mi casa es igual y tengo más libros —mintió.
De vuelta al piso compartido con su familia numerosa, pensó «haré lo que sea para salir de aquí».

El tiempo convirtió a aquel adolescente inteligente y mentirosillo en un fulano guapo y encanallado. Siempre con la respuesta lista en la boca. Mentir era para él un acto de rebeldía, de escapar del mundo que le había tocado vivir y por supuesto, la forma de ganarse la vida.

Conocedor de las alcantarillas de la ciudad, estuvo implicado en un atraco a mano armada, trabajó de chófer y otros menesteres para un especulador al que usurpaba dinero, trajes, el coche y hasta la identidad para alternar en ambientes ricos.

Esto acabó cuando el jefe, al volver de imprevisto de un viaje de negocios, encontró una orgía en el salón y un trío en la cama.

Luis siguió con sus trapicheos para vivir a su manera. Todas las noches recorría los garitos donde encontraba negocios, alcohol y mujeres.

Había bebido varias copas cuando la descubrió, ella ya le había elegido:
—¿Tienes fuego guapo?

La miró. Era una mujer bella, bien maquillada y con un vestido negro de raso ajustado que realzaba su cuerpo.

Siendo dos perfectos desconocidos, se sintieron atraídos como polos opuestos de un imán. La velada siguió y en esa hora que separa la noche del día caminaron cogidos del brazo como dos enamorados, ajenos a las miradas de envidia que despertaban en los hombres y a la sombra que seguía todos sus movimientos.

—Acompáñame al puerto, tenemos el barco en el varadero. ¿Sabes algo de navegación?

—Tengo el título de pilotar yates —dijo con la misma tranquilidad del que dice “tengo hambre”.

—Estupendo, mi marido necesita un marinero. Está de viaje, puedes quedarte hoy y mañana te lo presentaré —dijo ella mirándole como ninguna mujer lo miró nunca.

Luis pensó que por fin su suerte empezaba a cambiar y la besó.

Entraron en el camarote y pronto estuvieron el uno en brazos del otro. Ambos, entablando una lucha con la ropa, se fueron abriendo camino en el cuerpo del otro. Brillantes de sudor y entre sábanas arrugadas por la pelea, recobraban el aliento antes de lanzarse con avidez a un nuevo ataque. Encajaban perfectamente.

Luis despierta solo en la cama. Después de una ducha rápida, sale a cubierta. Ve a la mujer sentada a popa junto a un hombre maduro. Él conoce muy bien esa clase de tipos, se creen los amos del mundo, deciden quién vive y quién muere. Los demás son marionetas a sus órdenes.

—Luis, acércate —llama—. Te presento a mi marido.

—Buenos días —dice estrechando la mano del capo.

—Así que eres el nuevo marinero, ¿eh? —Ríe socarrón—. Zarparemos esta noche, pero antes tienes que hacer el trabajito que has cobrado. Entregarás un paquete en un pequeño mercante con el casco herrumbroso fondeado en el último pantalán.

Luis, aunque conocedor del peligro, asiente. La mujer le sonríe prometedora.

Entre la penumbra de las farolas del muelle advierte unas sombras. Luis controla la respiración y aprieta el envoltorio al escuchar unos pasos a la espalda cada vez más rápidos y cercanos. Van a por él.

La luna baña a la mujer apoyada en la borda cuando ponen proa al mar abierto. El marinero no subió al barco.

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16 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola Otilia.
    Tu personaje es muy parecido al mío. Si deseas, acércate. Estoy tres antes.
    Creo que debes cambiar el “Ella le había elegido” por “Ella lo había elegido”
    Me resulta un poco extraño en cambio de tiempos verbales, aunque se justifica por el pasado explicando cómo llega hasta esa situación.
    Me encantó la forma en que aparece el marido y la forma de pensar de Luis. Grandioso, al igual que la expresión de la hora que separa la noche del día, y lo del trabajito cobrado.
    El final me ha quedado un poco brusco. ¿Qué pasa con Luis? ¿Continuará?
    Me ha resultado muy bien escrito, fácil de leer, fluído.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 21:57
  2. 2. El Gato Azul De Las Montañas Del Sur. dice:

    Una interesante historia con un final repentino que deja al aire muchas preguntas, tal y como lo dijo Laura.
    Me a agradado mucho tu relato y veo que te uniste al reto de incluir al personaje mentiroso.
    Lograste el objetivo.
    Un abrazo y gracias por comentar el mío.
    Nos leemos la próxima vez.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 13:47
  3. 3. Carmen Jódar dice:

    Hola Otilia 😀

    Bien, me parece una trama bastante complicada para un relato tan corto. ¡Esto da para mucho más! Aunque claro, no podemos hacer milagros con tan pocas palabras jeje.

    Aun así, me ha gustado bastante. He de admitir que me ha resultado un tanto caótico en cuanto a la narración de hechos.

    Por último, los personajes me parecen fabulosos, es como si viera una película. Por cierto, mi relato es el 53, “El barco de la Muerte”, por si le quieres echar un vistazo ^-^

    ¡Un saludo y sigue así! 🙂

    Escrito el 18 enero 2018 a las 20:02
  4. 4. isan dice:

    Hola Otilia:

    Como siempre te comento algún detalle que me ha llamado la atención.
    Me ha chocado que un chico rico y uno pobre coincidan en el mismo colegio.
    El diálogo que empieza: “—Acompáñame al puerto…” no se sabe quién lo dice. Hay que esperar al tercero para saber quién dice qué.
    “Tengo el título de pilotar yates” Sueno raro. ¿Título de piloto de yates? ¿Título para pilotar yates?
    “…tranquilidad del que dice…” —-> tranquilidad de quien dice.
    Te ha faltado una palabra para llegar al límite. He mirado dónde podrías meterla. En la primera frase: Todo empezó el día que un compañero de clase… Está bien redactada, pero también puede ser: Todo empezó el día en que un compañero…
    Me ha gustado. Desde el principio se intuía que Luis no acabaría bien, no por eso ha faltado intriga y expectativa de cómo acabaría.
    Quizás la forma de cargárselo ha sido un tanto rocambolesca. Primero seducción y luego el encargo. Yo, si fuera el capo, me habría saltado la primera parte.
    Dejar para el final la frase obligatoria es un detalle del dominio que has tenido sobre lo que querías contar y, además es crucial en el relato.
    Ha sido un placer leerte.
    Un saludo.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 23:44
  5. 5. Otilia dice:

    Gracias El Gato Azul De Las Montañas Del Sur por leer y por el comentario tan amable.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 11:02
  6. 6. Otilia dice:

    Gracias Isan por leer y por las aportaciones.
    Isan, he leído que todavía en la mitad del siglo pasado había colegios con dos puertas de entrada, una para los alumnos de familia bien y la otra para los pobres inteligentes con beca, como mi Luis.
    Para que no te quejes en la próxima escena prometo no ser benevolente.
    Un abrazo.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 11:12
  7. 7. LUIS dice:

    Hola Otilia, soy tu vecino de arriba. Buenas metáforas. El relato es agradable de leer. Engancha desde el inicio. Felicidades. Un abrazo.

    Escrito el 20 enero 2018 a las 18:58
  8. 8. Roger Nhicap dice:

    Hola Otilia,
    Me ha gustado la historia. Me parece que está bien contada, a pesar de la dificultad que te has impuesto ideando un rebuscado procedimiento para ejecutar una venganza. Fíjate, “la sombra que seguía todos sus movimientos” podría haberle pegado un tiro, y listo.(je,je)
    Alguna vez te comenté que, en mi opinión, tu punto fuerte son las descripciones para presentar un escenario o mostrar un ambiente determinado, lo haces con claridad y te apoyas muy bien en metáforas. Y aquí, se nota en la primera parte del relato, que encaja bien en el género costumbrista que tu dominas.
    La narración es potente, ágil y despierta interés en el lector. Buen trabajo, Otilia,
    Un abrazo.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 09:53
  9. 9. Galia dice:

    Hola Otilia: me gustó mucho tu relato, muy bien descripto el personaje y su entorno. Me gusta el final, nos deja imaginando.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 22 enero 2018 a las 20:35
  10. 10. Paola Panzieri dice:

    Hola Otilia

    Buen relato y bien contado. Engancha de principio a fin porque el lector quiere saber que pasa con él.

    Hay un párrafo que no veo muy claro:

    Entraron en el camarote y pronto estuvieron el uno en brazos del otro. Ambos, entablando una lucha con la ropa, se fueron abriendo camino en el cuerpo del otro. Brillantes de sudor y entre sábanas arrugadas por la pelea, recobraban el aliento antes de lanzarse con avidez a un nuevo ataque. Encajaban perfectamente.

    Entablando una lucha PARA QUITARSE la ropa y cada uno fue adueñándose del cuerpo del otro. Lo de encajaban perfectamente supongo que te referirás a los caracteres pero aquí se entiende otra cosa…

    Enhorabuena

    saludos

    Escrito el 22 enero 2018 a las 20:53
  11. 11. Otilia dice:

    Gracias Paola Panzieri por leer y por las aportaciones.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 10:25
  12. 12. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola, lamento comentar tan tarde tú relato, pero por motivos de salud, no he podido hacerlo antes, al igual que este mes no pude enviar mi relato.
    Poco más que decir, buen relato, me gustó y disfrute leyendo.
    Nos leemos el próximo mes

    Escrito el 28 enero 2018 a las 11:42
  13. 13. Otilia dice:

    Gracias Angel Climent:
    No tienes porque disculparte es un honor que hayas leído y comentado el relato.
    Espero que estés perfectamente de salud y puedas participar el próximo mes. Nos leemos.
    Un abrazo.

    Escrito el 28 enero 2018 a las 12:12
  14. 14. Javier Lopez dice:

    Hola, otilia.
    Me ha gustado la ambientación y los personajes.
    Les das profundidad y empatizas con ellos.
    Salvo por un par de comas faltantes o sobrantes, tampoco en la forma le veo grandes faltas, así que buen trabajo.
    Nos leemos.
    Un saludo.

    Escrito el 30 enero 2018 a las 12:57
  15. 15. Otilia dice:

    Gracias Javier, hasta la próxima escena.
    Saludos.

    Escrito el 30 enero 2018 a las 17:20
  16. Hola Otilia.

    Un relato interesante de intrigas y seducciones.

    Creo que has contado demasiado sobre los momentos previos a esa escena final. Entiendo que quisieras poner al lector en antecedentes pero, para mi gusto, creo que la parte importante le cede mucho espacio. Además, el cambio de tiempo a presente en la última parte me deja la sensación de urgencia por terminar el relato.

    Quizá liquidar en un par de líneas la personalidad del prota o, mejor, con unos gestos o acciones, y regodearme con el encuentro y la entrega del paquete hubiera dejado el relato más pulido.

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 4 febrero 2018 a las 22:16

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