Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Marinero fantasma. - por PaulaC_99

El niño de siete años se metió en la cama y esperó a que su abuelo llegara para que le contara un cuento, como era habitual cada vez que se quedaba a dormir en su casa.
El hombre apareció por la puerta, pero sin un libro en las manos.
—Hoy será diferente —anunció mientras cogía una silla para sentarse frente al niño—. Hoy no leeré, narraré una historia… de miedo.
—¡Me gustan esas historias! -Dijo el niño emocionado.
—Pues espero que no te asuste mucho… —dijo el hombre antes de empezar a hablar—. Hace ya bastantes años, un chico joven fue al puerto de su ciudad, del que saldría un barco con la misión de explorar lugares desconocidos.
El marinero no subió al barco en un principio, ya que no sabría cuando volvería y podría ver a su familia, pero al final decidió que no podía dejar pasar esa oportunidad, y se embarcó.
Dentro, les asignaron el sitio donde dormirían mientras estuvieran viajando.
Él estaba contento, pero no podía evitar el sentirse un poco raro y solo, pese a que estaba rodeado siempre de gente. Un día, otro barco les abordó, y se vieron obligados a combatir con ellos para que no les mataran. El joven marinero, que nunca había cogido un arma; intentó evitar combatir por todos los medios, pero el que estaba al mando le dijo que si no lo hacía sería un traidor, y le tiraría a los tiburones si salían de aquella.
Con esa amenaza, y un arma en la mano, salió con todos los demás para enfrentarse a los hombres que ya estaban empezando a entrar en el barco. Los primeros empezaron a atacar, y cada segundo que pasaba, más cerca estaba la hora en la que tendría que matar a alguien por primera vez. Tanto pensaba en sus cosas que no vio que a su derecha había un compañero herido que necesitaba su ayuda. Estaba en el suelo, y un hombre le apuntaba con su arma. El chico levantó su espada, se acercó a él y la puso sobre su espalda. No le dejó decir nada, porque la clavó lentamente hasta que la vio aparecer por el otro lado. Cuando el hombre iba a desplomarse, la sacó. La sensación que sintió al acabar con su vida fue tan buena que todo cambió a partir de ese día.
Cuando acabaron con todos y cada uno de los hombres de aquel barco, él se quedó con ganas de más, pero sabía que no podía, ya que no habían dejado a ninguno con vida.
Esa noche, cuando todos dormían, fue a por una espada como la que había usado horas antes, y entró en el camarote de uno de los oficiales. Movió la cama con su zapato para que se despertara, y cuando lo hizo, le clavó la espada en el pecho. Cuando al día siguiente lo encontraron, pensaron que había sido alguien del barco contrario, que se había colado sin que nadie se diera cuenta, y había esperado para acabar con la vida de alguien para vengar a su tripulación. Pese a que buscaron por todo el barco, no encontraron nada fuera de lo común, y asumieron que se había tirado por la borda después de asesinarle.
Se dieron cuenta de que no había sido alguien de otro barco cuando a la mañana siguiente aparecieron en las mismas condiciones que el oficial otros tres marineros.
Se empezó a sospechar de todo el mundo, pero no se podía hacer nada, salvo esperar a que el asesino cometiera un error que nunca llegó.
Cada día aparecía alguien muerto, pese a que pusieron vigilancia a todas horas.
Tras dos semanas de miedo por parte de la gente que quedaba, y a punto de llegar a tierra, el chico cometió el último asesinato, desvelando por tanto su identidad. Después de eso, incendió el barco y dejó que este se hundiera mientras él nadaba hasta tierra.
Siguió cometiendo algún que otro asesinato después de lo ocurrido, pero nadie le pilló, y a día de hoy sigue siendo un misterio. Fín —dijo el hombre y miró a su nieto, que estaba escondido bajo las sábanas—. ¿Te ha dado miedo?
—Sí —dijo—. ¿Esta historia te la contó a ti tu abuelo?
—No. Yo la viví.
—Pero has dicho que todos murieron.
—El nombre se levantó y apagó la luz de la habitación. Solo se veía su silueta—. Todos menos uno.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Acabo de leer tu cuento y la verdad es que me ha gustado bastante, porque me ha entretenido, y el final está muy bien hilado, con sorpresa incluida.
    Un saludo

    Escrito el 17 enero 2018 a las 18:24
  2. ¡Muy bien hecho, estimada PaulaC! Queda abierto saber si este relato es plenamente ficcional o es alguna fábula o anécdota que has logrado transformar en cuento. (Me agradaría saber cuáles fueron tus fuentes o inspiración). Posee ese carácter dramático y oscuro que requiere este tipo de historias. La frase final debe decir: —El hombre se levantó y apagó la luz… Por lo demás, cumple cabalmente como ejercicio. ¡Felicitaciones! Si gustas y tienes chance, mi escrito aguarda por ser evaluado en el #119.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 19:42
  3. Hola, Paula C,
    Soy tu vecina de arriba, por lo que me toca hacerte un comentario un poco más detenido. Es cierto que la historia es entretenida y se lee bien. Oscura también es verdad que es, y chocante, ya que no es el tipo de cuento que se espera que un abuelo cuente a su nieto. Ahí creas un efecto disonante con la incongruencia del caso. Un joven que empieza a matar y le coge el gusto y sigue matando por afición… y llega hasta su nieto con esa intención… muy negro de verdad. Tan negro que en un punto me resultó poco creíble (aunque seguramente existen casos tremendos, de abuelos que abusan de los nietos, sin ir más lejos).
    En la forma, en ocasiones me tuve que figurar lo que querías decir, por ejemplo a quien había matado el marinero por primera vez,si al compañero o al enemigo:
    “…no vio que a su derecha había un compañero herido que necesitaba su ayuda. Estaba en el suelo, y un hombre le apuntaba con su arma. El chico levantó su espada, se acercó a él y la puso sobre su espalda. No le dejó decir nada, porque la clavó lentamente hasta que la vio aparecer por el otro lado”. En toda lógica, si le ve la espalda es que se trata del compañero ya que el atacante está de frente, pero no me cuadra con el sentido del texto… Quizás deberías aclarar “se acercó al atacante” o “se acerca al que yacía en el suelo…” porque “a él” aquí queda ambiguo.
    “no podía evitar el sentirse un poco raro y solo”, aquí me sobra “el”: no podía evitar sentir es suficiente.
    “estaba rodeado siempre de gente”: el adverbio no está en su sitio. Mejor “siempre estaba rodeado de gente”.
    “combatir con ellos” sería “combatir contra ellos”.
    “a punto de llegar a tierra, el chico cometió el último asesinato, desvelando por tanto su identidad”: aquí, ¿por qué “por tanto”? No entendí porqué razón desvelaba esta vez su identidad. Si lo hizo adrede, tendrías que poner “voluntariamente” o “por fin”. “por tanto” habría de venir tras el enunciado de una razón.
    En definitiva entendemos que un joven a quien obligaron a combatir empieza a matar a miembros de su propio colectivo y se vuelve adicto, continuando a matar y destruir. El cómo pudo prender fuego y escapar del barco solo, sigue siendo una incógnita. Una vez descubierto, debieron ir a por él, ¿no?, o al menos no ponérselo tan fácil… en fin, que a veces las exigencias del guión obligan.
    En general es un relato que se lee bien, con una trama muy muy negra que al final horroriza…¡Pobre niño!
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 17:39
  4. 4. Everett Russo dice:

    Hola Paula,

    Enhorabuena por tu relato. Te confieso que al principio no pensaba que me fuera a gustar tanto, pero la verdad es que la historia es bastante original y atractiva. Te felicito por ello. Me estaré haciendo mayor o no sé, pero lo que menos me ha gustado es la relación entre los personajes: ¡va a matar a su propio nieto! Pienso que podrías haber elegido algo menos “bestia”, pero, bueno, eso va por gustos.

    En cuanto a la forma, me da la impresión de que el texto podría mejorar a poco que el vocabulario fuera un poco más rico. Por ejemplo, repites la palabra “espada” varias veces; hablas de “barco contrario”, y usas verbos como “clavar”, “sacar”. Es una opinión, pero, en mi caso, un léxico más exuberante me habría ayudado a “vivir” más la historia, que por otro lado, pienso que, en el planteamiento, es magnífica.

    ¡Enhorabuena y seguimos leyéndonos!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 18:01
  5. 5. Judith dice:

    Hola Paula,

    Qué final!! Un golpe fuerte. Me gustó mucho tu relato, y más que nada ese final que nos deja un tanto inquietos. Como comentó Everett anteriormente, sería bueno que trabajaras en utilizar un vocabulario más cercano a lo que son las historias de piratas, por ejemplo. Eso hará que nos metiéramos más en el cuento. También quizás sería bueno ir intercalando reacciones del niño mientras que el abuelo va contando el cuento para no hacer esa parte tan extensa.

    Espero te sirvan mis comentarios y si quieres leerme mi cuento es el 27. Tus comentarios serán super bienvenidos.

    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 18:57
  6. 6. Pulp dice:

    Hola PaulaC!
    Me ha encantado, con escalofrío incluido! Una duda… El abuelo quiere matar al nieto, como apunta alguien en los comentarios? A mí no me dió esa impresión, si no más bien que simplemente le explicaba su historia. Justo al acabar, volví a mirar si habías marcado tu relato también con el reto opcional, pues bien podría ser, siendo el abuelo el que siempre miente… Pero no, por lo que es más escalofriante aún.
    Bravo, espero leerte más.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 23:14
  7. 7. Simón Martín dice:

    Hola Paula:

    Suscribo las observaciones de quienes comentaron antes, sobre todo las inquietudes de María Kersimon. A un principio del relato, tenía la impresión de que este tenía el peligro de convertirse en una apología del delito. Creo que puedes decirlo mismo sin hacerlo tan de frente. A veces, sugerirlo es mejor que decirlo, de esa manera, se le convierte al lector en cómplice del texto. Entré a leer tu relato por la referencia aquella de “prohibido para menores de 18 años”. Me supongo que es por la idea que se transmite. No nos queda más que leer y leer “como locos” para saber cómo “decir sin decirlo”, como sugerir, como dejar hechos implícitos.

    Por lo demás, ¡sigue adelante!

    Escrito el 22 enero 2018 a las 03:04
  8. 8. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola, lamento comentar tan tarde tú relato, pero por motivos de salud, no he podido hacerlo antes, al igual que este mes no pude enviar mi relato.
    Buen relato, me gusto, en tu linea, bien escrito y con intención.
    Nos leemos el próximo mes

    Escrito el 28 enero 2018 a las 11:28

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.