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Kraken - por Juan Bárcena de Amezábar Pastor de Castros

Amaneció nublado en San Juan y las nubes dibujaban grotescos valles grises. Las últimas hojas que el otoño había desprendido de los árboles, se arremolinaban en las esquinas, o allí donde el viento había encontrado la resistencia suficiente como para no hacerlas continuar con su vuelo. Las gaviotas, luchaban en el aire haciendo recorridos imposibles para llegar a su destino, y sus graznidos, pareciesen pedir ayuda para vencer al enemigo invisible contra el que se enfrentaban.
El mar embravecido batía sus aguas contra la costa escarpada, con furia y rabia, en una pelea que los dos combatientes habían empezado hace miles de años, y la tierra, mostraba sus heridas en forma de acantilados y pedreros. Se podía sentir la batalla en la distancia, porque hasta Xurde llegaban el olor de la maresía y el rugir de las embestidas del Cantábrico.
El marinero no subió al barco a faenar esa mañana y acompañado de su perro Serafín, se dirigió al lugar donde el resto de los marineros esperaban un cambio en el tiempo para poder volver a su trabajo. El bar “Mar Isla”, es un pequeño antro situado en uno de los márgenes de la desembocadura de la ría de Avilés, y desde la penumbra de su interior se puede contemplar toda la actividad del puerto de la ciudad. Una vaharada de calor le pegó en la cara según abrió la puerta, y el perro, que estaba mojado por la lluvia que empezaba a caer, salió zumbando al interior en busca de la estufa de gas que estaba situada en mitad del bar, muy cerca de la mesa donde los parroquianos estaban sentados. Al final de la barra, un taciturno Dacio lo esperaba tomando un café, seguro que con sus pingarataes de orujo que tanto le gustaban poner en días tan fríos como este.
—Buenas Dacio, ¿qué tal? Vaya tiempo cabrón que tenemos. ¿Han dicho algo de cuándo va a terminar?
—Saldremos esta tarde en cuanto se ponga el sol. —La respuesta del capitán cogió a Xurde por sorpresa, no esperaba salir a navegar en al menos unos días, hasta que pasase el temporal. —Estate preparado.
—¿Quieres salir en plena borrasca a pescar?, ¿estás loco? —Lo último que le dijo salió de sus labios en forma de pregunta pero sabía perfectamente la respuesta. —Este temporal no lo va a resistir nuestra embarcación y lo sabes.
—He conseguido un nuevo barco para este trabajo, con mayor capacidad y mucho más preparado para lo que queremos hacer. Es el de Misael, vendrá con nosotros.
—Aún así será peligroso.
—Hemos salido en días infames a hacer trabajos peor pagados que este. Cuando tengas el dinero en el bolsillo seguro que no te quejas tanto ¿Dime si alguna vez te he fallado en todo este tiempo que llevamos juntos? Y tenía razón, en todo el tiempo que llevaba con Dacio trabajando siempre se las arreglaba para salir bien parado de los malos momentos y conseguir buenos trabajos y mejor remunerados a los que él estaba acostumbrado.
—¿Y cuándo pensabas decirme todo esto?, ¿y por qué hoy?
—A nadie se le ocurrirá salir a faenar con este temporal y cuanta menos gente nos vea mucho mejor para nosotros. Además, el CEPESMA (Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas), lleva días insistiéndome que tenemos que hacerlo cuanto antes. Lo tienen todo preparado para incorporarlo al museo de Ḷḷuarca.
—¿Estás seguro de que podemos capturar un kraken nosotros?
—Lo tengo todo preparado ya con Misael, tu confía en mí. Seremos los primeros en capturar un kraken vivo, te lo aseguro.
Al día siguiente, amaneció con una fuerte tormenta y el Cantábrico blandía sus armas con olas de hasta siete metros que arrastraron hasta la orilla los restos de un naufragio donde se podían apreciar las extrañas marcas circulares que algunos se atrevieron a asegurar que las había producido un calamar gigante.

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7 comentarios

  1. Juan, soy Cristian del 76. Me gustó mucho tu relato. Jamás había escuchado del kraken, así que me pusiste tarea extra.

    Entiendo que es un poco el precio que se paga cuando quieres hacer algo extraordinario, pues seguro que si lo consigues marcas un hito, pero de no ser así se puede terminar como estos marineros.

    Un par de cositas que entiendo fueron despistes:
    -Pingarates. Pusiste pingarataes.
    -Seguido de pingarates la conjugación correcta es “le gustaba”. La n sobra.
    -“Tú confía en mí”. Te faltó la tilde en tú.
    Por lo demás buenazo.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 21:57
  2. 2. Juan Bárcena de Amezábar Pastor de Castros dice:

    Hola Cristian.
    Tengo que explicarte que pingarataes es una palabra en asturiano que puse a proposito ahí por que significa precisamente eso, unas gotas de un liquido. Como esta escrita en plural, “gustaban”.

    Gracias por tus comentarios. Salud.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 04:54
  3. 3. Cristian Ovalle dice:

    Juan, gracias por la explicación del asturiano. Me queda la duda de la conjugación pues el objeto directo es “poner aquellas gotas” y por eso la conjugación debe ser gustaba, sin n. Ahora bien, si el objeto directo fuesen los pingarataes, entonces sí iría gustaban. Juzga tú.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 11:17
  4. 4. Sevier dice:

    Hola Juan.

    En primer lugar felicidades por el relato, me ha gustado mucho.

    A continuación algunos comentarios:
    -“salió zumbando al interior en busca de la estufa de gas”, ‘salió’ claramente hace referencia a la acepción: partir de un lugar a otro, pero choca con ‘interior’. Qué tal “entró zumbando en busca de la estufa de gas”, además te ahorras dos palabras.
    -Varias observaciones sobre los diálogos. Las acotaciones están mal puntuadas, a este respecto te aconsejo el post de este blog https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/. Creo que falta un punto y aparte delante de “Y tenía razón…”, aunque también se podría utilizar una acotación.
    -Estoy de acuerdo con Cristian en que debería ser gustaba, ya que el sujeto es Dacio y no pingarataes.

    Enhorabuena de nuevo.

    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 07:36
  5. 5. Manuel Jover dice:

    Enhorabuena! Un relato muy bien narrado y con un estupendo final.
    A los comentarios de los compañeros sobre los aspectos formales, añadiría un uso de las comas que a veces me parece innecesario, sobre todo cuando separan el sujeto del verbo e interfieren con el ritmo de la lectura. Por ejemplo, «las gaviotas, luchaban en el aire» o «sus graznidos, pareciesen pedir ayuda» creo que sonarian mejor sin esas comas.
    Por lo demás, me ha encantado la combinación entre el fatalismo épico (me recuerda a una versión en miniatura de «Moby Dick») y ese costumbrismo asturiano tan estupendo. Muy chulo!

    Escrito el 19 enero 2018 a las 09:05
  6. 6. Darth Quino dice:

    Buen relato sobre los riesgos que podemos asumir por dinero o por la fama de ser los primeros en conseguir algo. También un muy buen final.

    En lo formal, solo comentar que estoy de acuerdo con Manuel: cuidado con las comas, pueden romper el ritmo de la narración; y nunca deben colocarse entre el sujeto y el verbo.

    Enhorabuena por el relato

    Escrito el 20 enero 2018 a las 14:48
  7. 7. Juan Bárcena de Amezábar Pastor de Castros dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros consejos y correcciones. Poco a poco voy mejorando gracias a vosotros, por eso los valoro tanto.
    Salud.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 12:34

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