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El Capi De la Viña - por Simón Martín

El Capi De la Viña
Simón Martín
Gruesas gotas de sudor caían sobre su oscura piel. Las 150 flexiones de pecho que le ordenaron empezaban a hacer mella en el cuerpo delgado, pero pura fibra, del guardiamarina. Las brasas del sol se confabulaban con el Sargento para hacer la vida imposible del aspirante a oficial de la Fuerza Naval.
—¡En voz alta, guardiamarina, que no se le oye, parece señorita!
—¡88 señor… 89 señor… 90 señor…!
Mientras su voz marcaba el paso mecánicamente, su mente se perdía en recuerdos felices. Era la mejor forma de aguantar el castigo al que los oficiales le sometían diariamente. Su consigna era despecharle por la arrogancia de querer ser oficial de la marina de guerra teniendo piel morena.
“Pero no lo van a lograr. Vine a ser oficial de la marina y solo saldré de aquí graduado o como cadáver. Además, no puedo defraudar a mi hermano Ignacio, a cuyo cargo me quedé luego de la muerte de nuestro padre”, se dijo. Y añadió: “Conmigo no van a poder”.
Y, en efecto, no pudieron. Pasaron los meses, pasaron los años, pasaron los oficiales humillándole, pasaron y le pisaron, pero Alfredo se mantuvo firme. El día de la graduación, el blanco refulgente de su uniforme contrastaba con el color pardo de su piel.
Su gran ilusión de hacerse a la mar, sin embargo, tuvo que posponerse. Solo alcanzó a ir a una oficina a cumplir actividades administrativas. El marinero no subió al barco esta vez. “No importa, hay tiempo”, se dijo.
Siempre impecable, el uniforme blanco solo se quitaba para dormir. Cuando ascendió a Capitán, decidió poner en marcha una idea que le rondaba desde que se convirtió en oficial. “De hoy en adelante, seré Alfredo de la Viña; se acabó el Viñachi, ese murió cuando dejé de ser guardiamarina”, musitó. Y así lo hizo: firmaba y se presentaba en público como De la Viña.
De la Viña se casó con una linajuda dama del Puerto Principal. Su hermano Ignacio pasó a ser solo un recuerdo perdido en alta mar. Como ya era Capitán, le asignaron una lancha guardacostas, paso previo para comandar un buque. Oficialmente, su ocupación fundamental era controlar el ingreso y salida de droga por el mar. Sin embargo, solo servía para camuflar su verdadera función: impedir la salida de emigrantes ilegales para lo cual contaban con ayuda internacional de buques torpederos, que tenían la autorización no explícita de hundir barcos con emigrantes.
Esa noche, se preparó para salir en su guardacostas. Le había ido bien con la pesca de ilegales: cuatro cargamentos a semana seguida subían sus bonos. Esta vez, debía acompañar a un torpedero de la ayuda internacional. Apenas el sol se escondió entre algodonosas nubes, De la Viña ordenó salir con dirección a alta mar. La noche estaba tan obscura como su piel. Pero ya nadie se fijaba en ella, y su apellido remozado le daba prestancia.
—Barco a la vista, Capi, lo tengo en el radar.
Por radio ordenaron al barco que se detuviera. El Capitán con dos oficiales bien armados y equipados lo abordaron. El torpedero se quedó a prudente distancia, escondido entre la bruma de la noche. Pronto, el cateo dio sus frutos: en el piso de la bodega dormitaban bultos de hombres, mujeres, niños… El Capi De la Viña sonrió y apretó los puños. Otra buena pesca. “¿Contralmirante De la Viña?, voy por buen camino”, se convenció. Y confirmó lo acertada de su decisión sobre su apellido: “¿Contralmirante Viñachi? No rima”, se dijo. Y se acercó a cerciorarse él mismo del cargamento humano: abajo, en la bodega, decenas de acurrucados y temerosos ilegales temblaban por igual de frío y de medio. Con la linterna hizo un barrido y, de pronto, se detuvo en un rostro.
—¡No, no puede ser! —dijo, y volvió en forma precipitada.
Con las manos temblorosas se tomó el rostro, miró en dirección al torpedero y susurró algo al oído del oficial. Este metió la cabeza por la escotilla de la bodega y ordenó:
—¡Señor Ignacio de la Viña, subir a cubierta! ¡Señor Ignacio de la Viña, a cubierta, por favor!
—…
—¡Por favor, Ignacio De la Viña, a cubierta!
—…
Con los ojos desorbitados, el Capi De la Viña tomó el intercomunicador y llamó al Comandante del torpedero, pero solo recibió una orden: “¡Bajen de inmediato que en 60 segundos comenzamos el operativo!”.
Abajo, en la bodega, Ignacio Viñachi sintió el primer impacto como una trompada de elefante.

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18 comentarios

  1. 1. isan dice:

    Hola Simón:

    Soy tu vecino de arriba. Creo que es tu primer relato porque no me suena este nombre de otras ocasiones. Vuelves a poner tu nombre y el titulo en lo que es el relato. No es necesario como verás, ya que en el formulario de envío hay que ponerlo. Te ahorras unas cuantas palabras que pueden venir bien cuando se anda al límite de las 750 que tú casi las alcanzas.

    Mi comentario. Respecto a la forma. Sargento es con minúscula por la misma razón que guardiamarina o cualquier otra profesión.

    Hay algunas expresiones como “despecharle”, “…cargamentos a semana seguida subían sus bonos.” A semana seguida es una expresión que me resulta rara. Parece que quieres decir “cada semana”. Supongo que es habla americana a la que no estoy hecho.

    Lo de hundir barcos de emigrantes a cañonazos me suena muy fuerte pero, si los quitas, te quedas sin historia.

    La primera frese no termina de convencerme. No está mal para empezar el relato con una frase que nos da una primera pista. El sudor no cae sobre la piel. Sale de la piel. Tampoco me convence lo de “gruesas gotas” y “oscura piel”. Tal vez algo así: El abundante sudor resaltaba su piel oscura.

    En cuanto al fondo. Me ha parecido una historia bien contada. Desde sus inicios hasta el trágico final. Tanto había interiorizado su nuevo apellido, que se lo cambió al hermano con fatales consecuencias. Me ha gustado la frase: “Ignacio pasó a ser solo un recuerdo perdido en alta mar”. Muy premonitoria.

    Felicidades. Buen trabajo.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 20:26
  2. 2. Charola dice:

    Hola, Simón.

    Buen relato. Es bueno ascender en la vida, más olvidarse de su familia, no hay perdón que valga. Como a Isan me sonó fuerte que torpedearan a los emigrantes. No sé. Pero tu historia está bien escrita en general. Felicitaciones.

    “Gruesas gotas de sudor brillaban en su piel oscura”, me suena mejor.

    Algunos fallos:

    -De acuerdo con Isan con las minúsculas de las profesiones. Sin embargo está bien Capi De la Viña, pues Capi es un apodo.
    -Los pensamientos en vez de utilizar comillas simples, serían mejor las angulares (« »).
    -Los números se escriben en letras: ciento cincuenta flexiones.

    Felicitaciones nuevamente. Sigue escribiendo. Me gustó.
    Te buscaré.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 22:19
  3. 3. Judith dice:

    Relato muy fuerte. Me gustó mucho. Muy bien lograda la tragedia del final.

    Saludos,

    Literauta 27

    Escrito el 18 enero 2018 a las 02:10
  4. 4. Raquel Aparicio dice:

    Soy Raquel Aparicio y no soy experta. Me ha gustado mucho el relato, es fuerte pero atrayente, está muy bien escrito porque atrapa al lector, aunque a veces no se sabe muy bien en qué época estamos, negreros del siglo XVIII o la actual problemática de los inmigrantes. Hay palabras como “algodonosas nubes” o “trompada de elefante” que se ven infantiles para lo duro del relato, me parece que no “pengan” aquí. Me ha gustado mucho. Gracias

    Escrito el 18 enero 2018 a las 12:51
  5. 5. Simon Martin dice:

    1. Hola Isan,que gusto. Gracias por tu detallado comentario,en realidad ayuda mucho. Las expresiones “despecharle” y “a semana seguida”, en efecto, son propias del habla americana.

    Tu inquietud sobre el hundimiento de barcos de emigrantes, al igual a otros colegas que me han comentado, les parece muy fuerte. Pero es verdad. Soy ecuatoriano y hace muy pocos anios atras, en mi pais se desataron fuertes reacciones cuando nos enteramos que de la Base de Manta, cuando estaba siendo manejada por el gobierno norteamericano, al menos salio un barco que hundio a uno de emigrantes. Pero, claro,por razones que comprenderas, sobre el asunto se echo tierra y ahi quedo todo. Yo parti de esa situacion real en mi relato (lo del cambio de apellido es tambien verdad). Todo lo demas, obviamente, es ficcion.
    Respecto a la primera frase, gracias por la correccion. Nada que decir. Ademas que me gusta tu propuesta.
    Y que bueno que el fondo del relato haya sido entendido claramente. Disculpas por las tildes, pues estoy casualmente en vacaciones en Estados Unidos, con una computadoras a la cual no le puedo cambiar el teclado al espaniol. Pero que mas da. Al menos puedo escribir.
    Nuevamente gracias y ya me paso por tu relato. Ah, en efecto es mi primera vez. Tenia mis dudas de participar, pero leyendo los comentarios, creo que es lo mejor que pude hacer. Se aprende mucho. Gracias.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 23:44
  6. 6. Simon Martin dice:

    Hola Charola, gracias por comentar. Me gusta tu propuesta para la primera frase. Y gracias por tus correcciones sobre las comillas y la escritura de los numeros, las voy a tomar muy en cuenta. Maniana me paso por tu relato, estoy deseoso de leerlo. Disculpa por las tildes, pero en esta computadora (es prestada) no puedo cambiar el teclado al espaniol. Saludos.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 02:19
  7. 7. Simon Martin dice:

    Hola, Judith, que tal. Me complace que te haya gustado mi relato. Mas luego paso leyendo y luego comentando el tuyo. Suerte! Disculpas por las tildes, pues estoy con una computadora prestada que no tiene teclado en espaniol.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 02:22
  8. 8. Simon Martin dice:

    Buenas noches, Raquel, gracias por comentar. Me llamo la atencion que mi relato te haya trasladado a la epoca de los negreros del siglo XVIII, pues, en efecto, asi pareceria. Pero no, lamentablemente, se trata de la cruda realidad de fines del siglo XX, que vivieron al menos mis compatriotas ecuatorianos. Sucedio hace un par de decadas, cuando en el pais estaba asentada la Base de Manta, manejada por el ejercito norteamericano. En esa epoca (en el pais nos enteramos varios anios mas tarde), un barco que “cuidaba” las costas habia bombardeado a un barco con migrantes. Esta parte de mi relato se basa en esta realidad (tambien es verdad lo del cambio de apellido del oficial), el resto es, obviamente ficcion.
    Por otro lado, estoy de acuerdo (no me habia puesto a pensar en ello) en que las dos imagenes senaliadas por ti “no pegan” en el contexto del relato. Es verdad, lo tomare en cuenta.
    Por lo demas, gracias por tu aporte. Maniana me paso comentando tu relato. Un abrazo.

    Escrito el 19 enero 2018 a las 03:03
  9. 9. Laura dice:

    Hola Simón Martín.
    Al igual que a quienes me preceden, me resultó muy duro lo de torpedear a los emigrantes, pero parece que es tarea legítima dentro de las fuerzas. Estoy recordando los vuelos de la muerte de mi país. Nada raro, tampoco.
    ¿Continuará? Da para muchísimo.

    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 21 enero 2018 a las 20:47
  10. 10. Simón Martín dice:

    Hola, Laura, gracias por comentar. En realidad no sé si sea legítimo bombardear un barco de civiles indefensos. Yo más bien le veo como una aberración. La historia es muy dura, es verdad, pero es real,sucedió en mi país, Ecuador.

    Respecto a tu idea de que la historia puedes continuar, francamente ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Aquello de que da para muchísimo me ha llamado positivamente la atención. Gracias por dejarme con el gusanillo. Hasta la próxima.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 02:08
  11. 11. Yoli dice:

    Hola, Simón.
    Gracias por comentar mi relato. El tuyo es bueno. A veces, por “triunfar” y prosperar en la vida, la gente se olvida de sus origenes, y luego muchas veces la realidad te golpea para que no se te olvide de donde se viene, y eso es lo que ha pasado con tu protagonista. No sabía que estaba inspirado en hechos reales y eso da escalofríos.
    Saludos.

    Escrito el 30 enero 2018 a las 11:18
  12. 12. Simon Martin dice:

    Hola Yoli, gracias por pasarte por mi relato. En efecto, por ser inspirado en la vida real, da escalofríos. Pero, como sabemos, la realidad es más dura que la fantasía. Exitos!

    Escrito el 30 enero 2018 a las 18:24
  13. 13. Altair_Midnight dice:

    Hola, Simón:

    Me ha gustado tu historia y el trasfondo, la forma tan inhumana de tratar a los inmigrantes ilegales por parte de los gobiernos. Es un asunto preocupante y delicado, especialmente en mi país, España, donde las políticas gubernamentales y las manipulaciones de los medios de comunicación no hacen más que acrecentar los sentimientos racistas entre la población. Espero leerte en febrero con otra propuesta igual de interesante.

    Saludos.

    Escrito el 31 enero 2018 a las 10:10
  14. 14. Ana dice:

    Hola Simón, lo que más me ha gustado de tu relato es como dejas ver la transformación de Vinachi en De la Viña. Este hombre persigue una obsesión y se olvida de su orígenes, hasta el punto de dejar morir a su hermano.
    Decirte que yo omitiría la primera frase “gruesas gotas de sudor…”.
    Hasta la próxima.

    Escrito el 31 enero 2018 a las 22:41
  15. 15. Simón Martín dice:

    Hola Altair, gracias por tu comentario. Veamos si le ponemos buen apetito en febrero. Pero, igual, si no participo, te pasaré leyendo. ¡Exitos!

    Hola Ana, en efecto, la primera y la última frase del relato tengo que trabajarlas mucho más. Gracias por comentarlo. ¡Sigue adelante y espero veros en febrero!

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 19:23
  16. Hola Simón.

    Un relato cargado de emociones. Has sabido retratar los cambiantes anhelos de un hombre cualquiera. De pasar por defender su derecho a entrar en la marina a renegar de su nombre y hasta de su familia.

    Me gusta el planteamiento.

    Creo que podrías haberlo pulido un poquito más para que te quedara más vistoso. Por ejemplo; igual si en vez de explicar con tu narrador cuál era su consigna lo hubieras mostrado con algún gesto o diálogo del prota.

    El final lo he tenido que leer dos veces. Entendía lo que querías decir pero creo que parecía algo precipitado, con prisas por ser terminado. Soy consciente de la limitación de las 750 palabras. Yo igual hubiera recortado del principio para centrarme en esa escena final.

    Pero son solo opiniones inexpertas… ¡qué sabré yo! jejeje 😉

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 4 febrero 2018 a las 22:41
  17. 17. Minerva Long dice:

    Hola Simón,

    Me ha gustado tu historia, ¡sorprendida al leer sobre la verdadera lancha guardacostas! Me chirría un poco el cambio que hace el personaje, muy brusco, me ha faltado el detonante de este cambio. El resto del relato bien.

    Saludos

    Escrito el 13 febrero 2018 a las 23:11
  18. 18. Simón Martín dice:

    Hola, Jean, de ninguna manera parecen opiniones de un inexperto las que tú has hecho. Todo lo contrario. Y te lo agradezco. Trabajaré más en él principio de la historia. Recortarlo? Puede ser, no estoy muy seguro. Pero sí me parece una buena recomendación que se relaciona con aquello de que “No lo digas, muéstralo”. No es fácil, pero hay que hacerlo.
    Al contrario de otras entradas, la tuya tiene condumio , hay que aprovecharlo.
    Me quedé pendiente de algo: por qué lo leíste dos veces?
    Nuevamente gracias y nos vemos en la historia de este mes.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 01:23

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