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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El arte es un fruto de la libertad, y la emoción, su zumo de naranja. - por sinombre

Un problema de la imaginación es que no siempre es capaz de distinguir entre aquello que procede del mundo exterior de lo que son ecos advertidos desde la propia conciencia. Una nebulosa de neuronas enturbia nuestras percepciones, de forma que resulta complicado esclarecer entre aquello que proviene de nuestros sentidos de lo que son interpretaciones de la razón o incorporaciones de la memoria.

La vida de toda persona, incluso la de aquellos que pasan por ella un poco al tún tún, discurre en ese puente de unión en el que lo vivido se une a lo pensado para crear un mundo aparte, donde se difuminan las fronteras de la realidad y quedan trastornados los límites de los sueños.

Fue exactamente lo que le ocurrió al conocerla: un sentimiento de vaguedad y extrañeza, una incapacidad temblorosa para distinguir entre aquello que estaban mirando sus ojos y lo que era ensueño o persecución de alguna quimera. La invitó a una copa y ella aceptó, así que dio por sentado que la chica era de carne y hueso, y que si sabía actuar con naturalidad obtendría el enorme placer de conocerla.

Él: Me llamo Sebastián, aunque algunos me dicen Blancanieves. No te diré más si no me cuentas algo sobre ti.

Ella: Guau, chico llega pisando fuerte.

Se siente incómoda de repente, como manchada por un descuido, por haber dado pábulo de interés a un gracioso desconocido; levanta distante sus gafas, y le pregunta con dejadez de pantera:

—A ver, cowboy ¿de qué conoces tú a los siete enanitos?

Él observa sus ojos limítrofes y los reconoce en una partícula de belleza inalcanzable. Su voz se avergüenza ahora como una paloma que se hubiera descubierto las alas sucias. Y aún así, no está dispuesto a aceptar una fácil derrota:

—No conozco a los enanitos más que por correspondencia. Uno es de Valencia, otro de León, hay algún aragonés, y tenemos hasta un gruñón independentista. Si en vez de siete enanitos hubieran sido diecisiete, estarían representadas todas las comunidades autónomas.

A ella le hace reír la ocurrencia geográfica, y le pregunta curiosa:

—Y dime Sebastián, ¿por qué te llaman Blancanieves?.

—Me intoxiqué con licor de manzana, y acabé durmiendo la mona en un lugar que no diré. Desde entonces: Blancanieves.

—Qué bonito, dice ella sarcástica— ¿Y qué hace Blancanieves fuera del cuento? si se puede saber.

—En realidad soy el que escribe el cuento—contesta él— soy escritor—y se arrepiente al instante por haberse atrevido a pronunciar esas dos manoseadas palabras. O por haber prometido más de lo que podría expresar su timidez.

—Los escritores siempre mienten—dice ella chinando los ojos con escepticismo.

—Puede que tengas razón—contesta él—y sin embargo: dicen mentiras para contar la verdad.

—La única verdad es la científica—contesta ella con tono de pared—y tú antes que Blancanieves debiste ser un Adán.

—Adán me siento—contesta él—Pero no creo que la ficción pretenda explicar la verdad de las cosas, sino exprimirlas en su jugo esencial. Una historia bien contada, por arte vitamínico de su escritura, se vuelve mucho más intensa e hidratante que la vida, ya que la despoja de su cáscara amarga, o la deja crepitar como el ascua de un cigarro: esa es la fragua imaginativa.

En su memoria tiene un puño; cerrado al sentimiento, bebe ella el último trago de cerveza y se moja los bigotes con espuma de mar:

—Me vas a hacer llorar— y añade una intriga— ¿Sabes lo que decía mi abuelo? Que hablaba poco porque conocía el poder de las palabras.

Él asiente, admirado por un pétalo de flores secas que ha visto surgir en su gesto, y le contesta con suavidad, como intentando cambiar el rumbo, y si pudiera la voz:

—Te contaré el cuento que voy a escribir sobre ti, el que estás protagonizando ahora.

—¿En serio te vas a atrever con eso?—dice ella, y deja caer la cabeza ladeada sobre su mano, como si quisiera echarse a dormir, o tal vez escuchar soñando.

—Dale, dice.

—Esta es la historia: El marinero no subió al barco. Después de haberla visto lanzarse al mar, se quedó para siempre en el puerto esperando a su sirena.

—¿Y ya está?, reclama ella.

—Es una historia corta, aunque podría crecer cuánto quisiera.

—Tendrá moraleja al menos, dice nada convencida.

—Sí, que si vienes conmigo esta noche, no la tendré que escribir—termina él, lanzando campanas al vuelo.

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12 comentarios

  1. 1. Paola dice:

    Hola Sinombre!

    Wow! Fascinante!
    Me encantó! Leí el cuento sin respirar! La fluidez de las palabras y esa habilidad de poder situarse en el lugar justo y ver a los personajes.
    No puedo decir mas porque… no tengo nada que decir!! jajaja
    Me reí mucho con eso de: “…y tenemos hasta un gruñón independentista.” Me hizo mucha gracia.
    También me enamoré del origen del sobrenombre, para mí es genial!

    Un saludo!!!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 12:29
  2. 2. Alf dice:

    ¡Buenas, Sinombre!

    Veamos, te comento. De manera general, tu texto es interesante. Usas un vocabulario muy rico, recurres a metáfotas cuando puedes, los personajes que dialogan se sienten humanos y se nota que amas la escritura y todo lo que supone contar historias de un modo u otro; regalándonos incluso algunas frases muy interesantes al respecto. Tu texto está escrito con el corazón, y esa es un escritura que siempre me agrada. Potencia eso.

    Ahora, si por si te sirve, mencionaré algunas cosillas, detalles sin mucha importancia mayoritariamente, que he encontrado en tu texto y que creo que podrían ayudar:

    – “es capaz de distinguir entre aquello que procede del mundo exterior de lo que son ecos advertidos desde la propia conciencia.”

    Aquí creo que no sería correcto gramaticalmente el uso que haces refiriéndote a las cosas que se distinguen, pues haces una especie de mezcla entre dos usos que serían válidos. Lo suyo sería que apareciera de una de las dos formas siguientes: 1. “es capaz de distinguir aquello que procede del mundo exterior de lo que son ecos advertidos desde la propia conciencia.” (Sin el entre.) 2. “es capaz de distinguir entre aquello que procede del mundo exterior y lo que son ecos advertidos desde la propia conciencia.” (Sin el de cerca del final y con un “y” que sirve como nexo intermedio.

    – “—Qué bonito, dice ella sarcástica— ¿Y qué hace Blancanieves fuera del cuento? si se puede saber.” Supongo que esto se te habrá escapado, porque en la mayoría de casos lo has puesto bien, pero no sí que he visto otros casos como este en el que separas las acotaciones con comas en vez de con otro guión. (“—Qué bonito- dice ella sarcástica— ¿Y qué hace Blancanieves fuera del cuento? si se puede saber.”)

    – “Es una historia corta, aunque podría crecer cuánto quisiera.” —> Si estoy en lo correcto, ese “cuánto” se escribe sin tilde.

    – “y sin embargo: dicen mentiras para contar la verdad.” —> Sí que he visto que usas mucho los dos puntos, y si bien algunas vececes están bien empleados, otras me da la impresión de que los sustituyes por lo que serían simples comas. Esto va, en bastantes ocasiones, en función de gustos personales, pero en el ejemplo que he puesto, por poner un caso, sí que considera totalmente incorrecto su uso, pues ahí lo que corresponde es una coma si solo pretendes indicar esa pausa.

    Lo dicho; por lo demás, bastante bien, y destaco la frase final y la de “dicen mentiras para contar la verdad.” como las dos que más me han gustado. Me parecen muy buenas.

    ¡Saludos!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 21:54
  3. 3. Madrugada dice:

    Hola, Sinombre,

    La introducción a tu historia es sencillamente genial. Sebastián (AKA Blancanieves) me ha encantado, así como su manera de ser. Es difícil hacer que un personaje no sea plano, y también imaginarte dentro del contexto en cuestión.

    En mi caso, yo estaba en la barra del bar observando como tu protagonista rompía el hielo para entablar una conversación poco convencional y a la par hilarante con esa chica.
    Me gustaría conocer a alguien como Blancanieves.

    Pero, y tu historia, ¿tendrá moraleja? Para mí sí la hay, y es que a veces una conversación absurda o nada común con alguien puede alegrarte el día.

    Te felicito y te animo a seguir escribiendo. Nos leemos por aquí.

    Un saludo!

    Escrito el 18 enero 2018 a las 23:03
  4. 4. Kaila dice:

    Hola sinombre,

    Primero, gracias por tu comentario (el cual iba bastante desencaminado, pero el siguiente acertó bastante por si quieres revisar).

    ¡Tu relato está genial! Vaya forma de ligar o “tirar la caña” por hacer chiste fácil con la temática. Se lee del tirón, muy fluidos los diálogos (Te recomiendo la entrada de como representar un diálogo gráficamente, de literautas, para pulir detallitos de puntuación).

    Si que se ve profundidad en los personajes… tanto en ella como en él. La reflexión del principio es muy existencialista, has conseguido llamar mi atención con ella y luego me has sorprendido con el resto del relato. Ligar en bares no es algo que me atraiga, de hecho lo rechazo por lo banal que suele ser, lo poco interesante y lo peligroso, pero esa labia… Esa labia mataría a mas de unx.

    Esperaré con ansia a ver que escribes el mes que viene 🙂
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 19 enero 2018 a las 01:40
  5. 5. sinombre dice:

    Jo, muchas gracias por vuestros generosos comentarios. Me alegra mucho que os haya gustado y más aún si os ha arrancado una sonrisa.

    Alf, Kaila, de acuerdo con vuestras certeras correcciones. Son detalles, pero siempre cuentan, y es bueno repasar el texto tantas veces sea necesario para pulirlo al milímetro. Intentaremos seguir aprendiendo. Este parece un buen lugar para hacerlo.

    Escrito el 20 enero 2018 a las 00:57
  6. 6. A. R. Payán dice:

    Hola sinombre

    He aquí, un buen relato. La buena fluidez en el uso de palabras hacen que sea una lectura fácil. He conseguido adentrarme en un rinconcito en la historia, siendo, si me permites, un tercer personaje (me elijo el camrero, para verlo en primera persona).

    Después de leer los comentarios de los compañeros, he de decir que estoy deacuerdo, me parecen acertados.

    Y cuando una historia esta bien, poco más hay que añadir.

    Nos leemos:

    Escrito el 21 enero 2018 a las 01:00
  7. 7. Nacho S. dice:

    Hola sinombre,

    Me gustó tu relato. Como lo llevas de principio a fin y engancha como lo dijeron otros antes. Se lee de un tirón. Si me puedo permitir una recomendación, para enganchar aún más al lector habría empezado directamente con aquello de “Me llamo Sebastian y me dicen Blancanieves.” Y luego inmediatamente después podrías haber metido la introducción ligándola un poco más a Sebastián. Es un consejo que leí en un libre sobre como escribir una novela: el inicio es casi tan importante o más que el clímax porque el lector que no se engancha al inicio no llegará al clímax. No digo que tu texto como está no enganche pero digo que engancharía más si hubieras comenzado de entrada con la auto-presentación de Sebastian.

    Muy bueno.

    ¡Saludos!

    Nacho S.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 14:08
  8. 8. Pilar dice:

    Como lectora que soy, es uno de los relatos que más me ha gustado, por tu manera de relatar y originalidad.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 09:46
  9. 9. kupuri Tatei dice:

    Hola sinombre:
    Soy Kupuri Tatei, y tu historia me ha gustado, tiene esa parte creativa, inteligente y divertida.
    Tus personajes tienen algo de Quijote y Dulcinea.
    Te invito a que pases al cuento 114 “En el principio ya era el infierno”. Pasa y destrózalo.

    Escrito el 23 enero 2018 a las 22:31
  10. 10. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Sinombre

    Después de leer tu relato me siento como si hubiera tomado muuuucho zumo de naranja, es superdivertido; ese Sebastián se merece un par de noches con la chica XD.

    Pero te diré que al principio me han entrado ganas de discutir algunos argumentos que esgrime este narrador filósofo, ha sido conforme avanzaba que he entendido el tono de humor de todo el texto. Hay bastantes metáforas en la introducción, alguna frase es una explicación de la anterior, he visto alguna repetición en “entre aquello”. Por cierto, ¿no será conSciencia, con “S” en vez de conciencia? Porque estás hablando de percepciones. Tú sabrás mejor. Bueno y “tuntún”, va junto, es una palabra, no dos. Ya te han comentado lo de los guiones de diálogo, faltan algunos hacia el final, y en otros sitios no has colocado la separación que tiene que haber (hay un post en Literautas dedicado a la forma de las acotaciones del narrador “no dicendi” y “dicendi”). La verdad es que con lo bien que me lo he pasado leyendo a ese don Juan se perdonan esas tonterías de forma porque para mí es muy importante que un escritor sepa transmitir humor con originalidad.

    Enhorabuena por este relato, me ha gustado mucho (pero cuida esos detalles formales). Un cordial saludo

    Escrito el 30 enero 2018 a las 17:30
  11. 11. Laura dice:

    Hola Sinombre.
    Me ha gustado mucho tu relato. Me desconcertó bastante lo de Blancanieves,pero luego se explicó.
    Nada que señalar que merezca ser modificado en mi criterio.

    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 31 enero 2018 a las 11:27
  12. 12. sinombre dice:

    Muchas gracias a todos los que os habéis acercado por mi texto, por leer y comentar.

    La verdad es que se aprende mucho con los comentarios. Algunas de vuestras sugerencias me resultan muy útiles, y suscribo todas las correcciones que me habéis hecho. Trataré de prestar más atención a los detalles de forma.

    Nos vemos en la siguiente!

    Escrito el 1 febrero 2018 a las 20:52

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