Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Marinero en tierra de nadie - por Manuel Jover

El marinero despertó con un tremendo dolor de cabeza, el suplemento a pagar por la enorme cantidad de ron barato ingerido la noche anterior en aquella cochambrosa taberna. Se había acostado acompañado, pero el otro lado del camastro estaba vacío y en la habitación no quedaba rastro de ella. Apenas recordaba sus facciones, ni si disfrutaron juntos o no.

Encontró en el suelo el reloj de bolsillo heredado de su padre, que éste llevaba siempre consigo en sus exóticos viajes al mando de la fragata. Faltaba apenas una hora para que el mucho menos romántico pesquero en el que por fin había encontrado un trabajo zarpara.

Recogió a toda prisa sus escasas pertenencias, las metió en la mochila y salió a toda prisa de la pensión, tras intentar retener mentalmente las confusas indicaciones de la dueña para dirigirse hacia el embarcadero.

Ya en las afueras de la villa se encontró con una bifurcación, como esperaba. Sin embargo, una cada vez más intensa resaca le impedía recordar si el sendero que debía tomar era el de la derecha o el de la izquierda.

Esta disyuntiva le trajo a la mente un acertijo que su padre, un hombre dado a repetirse y a aleccionar a sus hijos (sobre todo a él, el primogénito), le planteaba a la menor ocasión cuando era un niño.

El dilema era más o menos el siguiente. Un extranjero atraviesa un reino poblado por dos tipos de personas. Unas dicen siempre la verdad, las otras siempre mienten. El camino por el que transita se divide en dos. Uno de ellos lleva al cementerio. El otro, a la capital, que es donde quiere ir. Entonces aparece un habitante. No sabe si pertenece a la estirpe de los sinceros o de los mentirosos. Solo puede hacerle una pregunta, nada más. Tiene que pensarla bien.

Entonces, el marinero vió acercarse una figura humana. ¿Cuál era la maldita pregunta? Finalmente, decidió optar por lo que la razón le dictaba y dejarse de estúpidos juegos mentales, así que formuló al desconocido la cuestión que consideró más lógica en esa situación, preguntándole simplemente cuál de los dos senderos conducía al embarcadero.

Se apresuró a seguir en la dirección que el hombre le había señalado. Tenía el tiempo justo para llegar a la hora acordada. Pero después de caminar un buen rato, apareció en un páramo. El sendero le había llevado al interior, en lugar de a la costa.

Se quedó toda la mañana en campo abierto, en tierra de nadie, pensando. Concluyó que seguramente lo habían vuelto a engañar, como tantas veces en su vida. Que de nuevo había fracasado y deshonrado la memoria de su padre, y que sería el hazmerreir de sus hermanos si se enteraban. A su madre, bueno, nunca la conoció. Y, por encima de todo, pensó que jamás encontraría las respuestas correctas si no se planteaba las preguntas adecuadas.

El marinero no subió al barco ese día. De hecho, no volvería a subir nunca a embarcación alguna. Pero sus carcajadas invadieron el páramo, atronadoras. Muestra, a la vez, de locura y de liberación.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. Hola Manuel, soy tu vecino del piso 76.

    Me parece un relato interesante, muestra de lo que vivimos cada tanto en nuestra vida: la necesidad de tomar decisiones, y a veces sin las mejores razones optamos por lo que no queríamos, o quizás sí lo era.

    La composición me parece correcta. La única observación gramatical que puedo hacerte es que “hazmerreír” lleva tilde porque -rreír es un hiato y, aunque es aguda y termina en r, debe marcarse la tilde.

    Te espero por mi relato.

    Escrito el 17 enero 2018 a las 20:43
  2. 2. leugimol dice:

    me gusto. Tiene un aire a cuento clásico.

    Escrito el 18 enero 2018 a las 02:23
  3. 3. Manuel Jover dice:

    Gracias, camaradas!

    Escrito el 19 enero 2018 a las 09:40
  4. 4. Kaila dice:

    Hola Manuel,

    Espléndido relato, magnifica historia. No se si pretendías que fuese un reto para nosotros, adivinar la pregunta. Yo le preguntaría “¿Por qué camino me diría de ir el de la otra estirpe si quiero ir al embarcadero?” Y después de que me señalase, cogería el contrario.

    Gracias por hacernos pensar con tu relato, la historia es buena y fluye muy bien, me encanta que el marinero se sienta libre al final. Deja entrever que nunca quiso ser lo que otros quisieron que fuera y ahora puede tomar sus propias decisiones.

    No diré nada en cuanto a forma, está perfecto.

    Ya te había leído antes y tenía curiosidad por leerte este mes. En conclusión, seguiré leyendote 🙂

    Soy la 142 por si quieres pasarte por el mío.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 19 enero 2018 a las 14:49
  5. 5. Darth Quino dice:

    Me ha gustado mucho tu relato sobre la toma de decisiones y el azar, el dilema sobre lo que otros esperan de nosotros o ser lo que nosotros queremos. Me parece entender que era marinero más por complacer al padre que por gusto propio y, al final, decide seguir su propio camino.

    Enhorabuena por el relato.

    Escrito el 20 enero 2018 a las 14:28
  6. 6. Manuel Jover dice:

    Gracias, Kaila y Darth Quino por vuestros certeros comentarios y acertadas interpretaciones (esa es justamente la pregunta, Kaila, esa era mi intención, Darth).
    Me pasaré por vuestros relatos!

    Escrito el 20 enero 2018 a las 17:59
  7. 7. LUIS dice:

    Hola, Manuel, soy Luis (130). Bien descrito el relato y la frase del padre genial. Un abrazo.

    Escrito el 22 enero 2018 a las 12:24
  8. 8. Laura dice:

    Hola Manuel.
    Muy buen relato, aunque se encontró con la única persona mentirosa que tal vez había en el poblado. O tal vez a propósito había preferido olvidar las indicaciones que se le habían dado. Si quería podía volver a preguntar a la dueña de la pensión. Por lo que pienso que deliberadamente eligió no recordar el camino al puerto y preguntar sólo a una persona.
    Un sólo detalle te señalo, que en mi parecer deberías corregir:Apenas recordaba sus facciones, no si disfrutaron juntos o no. Considero aquí que apenas recordaba recordaba sus facciones (algo recordaba),pero no recordaba si disfrutaron juntos, por lo cual aquí colocaría el no, en lugar del ni que implicaría una negación de lo anterior.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 26 enero 2018 a las 11:31

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.