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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El poeta - por Osvaldo Vela

Desde su nacimiento Ricky fue un niño muy especial. Quizá, por amor de estirpe, se le atribuían dones diversos.

Él acostumbraba, desde pequeño, a buscar la compañía de personas mayores y recurrir a un lenguaje con expresiones por encima de un comunicar infantil: su soltura causaba asombro.
Las muestras de un entendimiento claro y el responder certero de sus pláticas causaba admiración en reuniones familiares. Fácil era visualizar un futuro henchido de éxitos para él: solo qué, cuando llegó a la edad escolar, su vida dio un vuelco inesperado.

El kínder tan añorado por él no resultó de su agrado.

Su mente despierta percibía a la escuela como un templo donde moraban el conocimiento y la diversidad de palabras que fluían de sus labios sin tropiezos. Escenario lleno de letras, donde los saberes se daban como fruta en árboles.

En aquel edén, él podría cortar de las ramas de aquella flora de sabiduría, los dones de la sapiencia. Sus compañeros pensaban diferente. La escuela era para ellos solo un salón de juegos.

Sus berrinches, por negarse a asistir a la escuela se volvieron incontrolables.

No había fuerza humana que pudiera con su vociferar y su patalear.

Su familia se alarmó.

La consulta, a una psicóloga, avaló un resultado: el niño se sentía agredido.

Lo dominaba el pavor a un mundo diferente al suyo.

La solución más acertada llegó adherida a un consejo filial.
Su abuela materna fue el personaje ideal para conectar un entorno exclusivo de poetas, en el cual él se sentía a sus anchas, y lo terrenal. Ella lo abordó con cautela.

__ ¿Sabes Ricky que cuando yo tenía tu edad también sentía miedo de ir a la escuela?

__ ¿Por qué güelita?

__Las niñas eran muy toscas conmigo.

__ ¿Y qué hiciste?

__ ¿Yo? Nada. Fue mi abuela. Ella me regaló sus ángeles para cuidarme.

__ ¿Cuántos güelita? ¿Ochenta?

__No, Ricky. Ochenta y dos. Yo te voy a regalar ochenta para que te cuiden y me voy a quedar solo con dos.

El nuevo ambiente, dónde unos seres imaginarios le protegían y ayudaban en todo, se volvió atractivo para él. La escuela ya no le asustaba. Siguió siendo un rey en sus dominios.

El regalo etéreo de su abuela le otorgó de nuevo la admiración de todos.

Los eternos acompañantes de su niñez mostraron otras cualidades.

Ante un peligroso viaje que unos primos debían de hacer por tren, él ofreció la compañía de sus ochenta ángeles para que, a pesar del mal tiempo, llevaran a los pasajeros sin riesgo a buen puerto.

El viaje se prolongó más horas de lo previsto. El pánico dominaba a la familia. En la cocina, todos se unían en oración mientras él, despreocupado, veía las caricaturas en la salita de estar.

Cuándo los ánimos estaban a punto de reventar por falta de noticias, la tranquila actitud de Ricky fue clara. Desde su sillón, con un comunicar solemne, su voz se oyó entre los rezos: “no se angustien, mis ángeles ya están de regreso en su troquita roja, me dicen que todos llegaron con bien”.

Un minuto después, el repiquetear del teléfono sonó como arreglo musical secundado con notas llenas de miel. La llamada les comunicaba el éxito del viaje.

El niño terminó su preparación preescolar: los personajes de su infancia, poco a poco desaparecieron junto con su idílico entorno. Los temores se esfumaron. Su capacidad para los estudios culminó con un título universitario: ya era abogado.

Después vinieron; un buen despacho legal, un matrimonio excelente y unos hijos que colmaron un escenario repleto de bonanza: él se dedicó a ser “feliz”.

Al final, llegó a la última etapa de su existencia rodeado de amor. Solo que, este no era suficiente para satisfacer un ensueño que quedó arraigado en alguna parte de su ser.

Los seres etéreos que le ayudaron en su niñez volvieron a aparecer: rememoraba lo vivido a toda hora. De nuevo junto a ellos, él escribía de sus vivencias, de sus viajes y de su familia. Pero, la cumbre de su escritura han sido los retos en el taller de Literautas.

Ahora, frente a un cierre temporal del taller, juntos esperan que la ausencia no sea muy larga.

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31 comentarios

  1. 1. Judith dice:

    Osvaldo,

    Qué belleza de relato!! Yo esperaba un final distinto, en que ese abuelo pasara sus ángeles a un nieto, pero decidiste quedártelos aún para que te acompañen hasta que este taller vuelva a funcionar como siempre. Un relato exquisito! Da placer leerte.

    Estoy en el 137 por si quieres pasarte por allí.

    Saludos.

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 23:52
  2. Caramba Osvaldo, ¿podrías prestarme alguno de tus ángeles? necesito alguien que me ayude a ordenar mi desorden. El final, no me lo esperaba. Hasta la próxima. salu2

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 00:10
  3. 3. beba dice:

    Hola, Osvaldo: Vine a devolverte la visita.Me gustó mucho tu relato; en este mundo nuestro, pareciera que lo sobrenatural es cosa superada; pero siempre se añora la segura presencia del Ángel; más si son ochenta y dos. Muy logrado el retrato del niño “especial” en un mundo común, vulgar… Buena escritura.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 03:49
  4. 4. Charola dice:

    Hola, Osvaldo.

    ¡Qué hermoso relato! Me gustó mucho. La soltura de tu prosa, la delicadeza al describir los momentos del niño con la “güelita”, el final de tu historia que no me esperaba. Felicitaciones. Muy bien.

    Hay algunos mejorables que en nada aminoran lo excelente de tu texto:

    Hay muchos dos puntos que a mi parecer solo deben ir comas:
    -comunicar infantil, su soltura
    -un futuro henchido de éxitos para él, solo
    -culminó con un título universitario de abogado
    -repleto de bonanza. (punto) Él se dedicó a ser “feliz”

    Hay algunas tildes que están demás: (que, donde y cuando. Sin tilde):
    -solo qué (sin tilde), cuando
    -El nuevo ambiente, dónde (sin tilde) unos seres…
    -Cuándo (sin tilde) los ánimos estaban a punto…

    Faltan comas:
    -El kínder, tan añorado por él, no resultó de su agrado.
    -Sus berrinches, por negarse a asistir a la escuela, se volvieron incontrolables.

    Un abrazo. Felicitaciones.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 09:22
  5. 5. Luis Ponce dice:

    Hola Osvaldo:
    Como siempre un gusto leer tus relatos.
    Nos trasladas a mundos desconocidos de paz y sosiego donde los muros de protección están formados por alas invisibles que permiten llegar a la vejez.
    Envidiable situación en medio de una tormenta interminable que nos sofoca.
    Saludos cordiales.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 18:17
  6. 6. Doralú dice:

    ¡Hola Osvaldo Vela!

    Muy hermoso tu historia. Con un lenguaje muy poético has construido un relato muy completo, bien estructurado, con una hermosa manera de realizar la síntesis de una vida. El giro final de la historia me sorprendió.

    Un abrazo

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 04:17
  7. 7. Laura dice:

    Osvaldo Vela
    Una de las cosas que más extrañaré de este taller es el no poder seguir disfrutando de sus textos, aunque espero la nueva propuesta.
    Sus textos reflejan una paz que nos hace muy bien. Me han resultado una especie de gusto aprendido, con el tiempo he aprendido a apreciarlos.

    Abrazo fuerte y éxitos.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 12:16
  8. 8. Juana Medina dice:

    Hola Osvaldo,
    Hablando de poetas… qué hermosura!!
    Me encantó el final con el que puedo identificarme fácilmente: que nuestra jubilación sea poder volver al primer amor, por fin!
    Ya sabes por qué no estoy en condiciones de largos comentarios, pero me ha conmovido.
    Gracias por tu visita y tus alentadores comentarios.
    Un abrazo. (Espero que de un modo u otro nos sigamos leyendo)

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 15:02
  9. 9. Galia dice:

    Oasvaldo: nostalgia, juego, magia en ese niño que fuiste y en este hombre que eres, que la llama del genio no deje de brillar.Ojalá podamos encontrarnos en otros talleres.
    Saludos desde Argentina
    Galia

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 22:36
  10. 10. isan dice:

    Hola Osvaldo:

    ¡Qué bonito! Me da la sensación de que hoy te has desnudado ante todos nosotros y nos has contado algo íntimo que te ha acompañado toda la vida. Como te han comentado, tienes en tu mano unos cuantos dones para trasmitir a los nietos.

    Respecto al parón de Literautas que todos anuncian, yo no lo tengo tan claro. Sigo expectante a ver qué ocurre en marzo. Estoy convencido de que podremos seguir deleitándonos con tus relatos.

    Ha sido un placer leerte, como siempre.

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 23:00
  11. 11. Menta dice:

    Buenos días Osvaldo: Muy bonito tu relato, es un cuento muy delicado y casi parece biográfico.

    Espero que los ángeles de tu niño poeta nos traigan pronto a Iria y a Mateu.

    Enhorabuena, un saludo, Menta

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 08:19
  12. 12. Earendil dice:

    Hola, Osvaldo.
    ¿Cómo se aplaude aquí?
    Con la hermosura de tus palabras nos dejas entrever la grandiosidad de tu alma. ¡Qué puedo decirte! Sé que con la descripción de esos ángeles nos muestras más de lo que dices, esas almas antiguas que a veces se muestran para servirnos de guía.
    A veces, qué difícil resulta ser diferente y no encajar en el entorno. Menos mal que tu protagonista tuvo buenos aliados.
    Como siempre, un placer leerte, y que dure mucho tiempo.
    Un abrazo desde España.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 19:08
  13. 13. Mancebo dice:

    Hola Osvaldo,
    La historia es bastante original y el lenguaje es rico y variado. Lo sobrenatural queda encajado al tratarse de un universo infantil. Evocador mezclando lo real con lo fantástico. Ahí entrarían también las predicciones.
    El final me parece curioso. En él has plasmado las cuitas de muchos literautas ante lo que se avecina a la par que insinúas un toque autobiográfico, que podría ser un guiño del autor. Solo lo conoce el autor, pero tampoco importa para el análisis de un relato que me parece fantástico y bien cerrado.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 03:49
  14. 14. Calensûl dice:

    Buenas Osvaldo:

    Lo mejor ha sido la evolución del personaje, como un ciclo, y el final donde rompes la cuarta pared.
    Sin embargo, me ha resultado chocante que un niño de, estimo, unos 3 años, piense en la escuela como un “templo del conocimiento”. Igual es mayor, pero al leer “kinder” he entendido eso.

    ¡Saludos!

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 12:39
  15. 15. Lunaclara dice:

    Hola Osvaldo: se nota que dominas muy bien el lenguaje, y te expresas genial.
    En cuanto a la forma, te diría que contar la historia desde el inicio hasta la muerte del protagonista es algo osado para un relato. Pero es solo mi opinión. Yo hubiera acabado el relato en la infancia.
    Y el tema de los ángeles me hubiera gustado encontrarme con un giro. ¿Y si al final existieron de verdad?
    Es solo una sugerencia.
    Muy buen trabajo. Te felicito.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 15:14
  16. 16. MT Andrade dice:

    Hola Osvaldo
    Muy bueno el final, desconcertante… y nos une a todos

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 19:47
  17. 17. M.L.Plaza dice:

    Hola Osvaldo.
    Una historia muy bonita pero el final no me ha gustado. Me hubiera encantado ver el momento en el que traspasa sus ángeles a sus nietos, en este mundo tan racional. Pero es tu historia.
    Ha sido un placer leerte.
    Saludos

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 18:59
  18. 18. José Torma dice:

    ¡Compadre! Pedazo de historia, TU historia, que nos has regalado. Muchas gracias por compartir. Tu sabes que yo no soy de mencionar cosas formales, algunas porque no las domino y otras porque se me pasan, pero cuando el texto es tan bueno, tan evocativo, no puede uno más que ponerse de pie y aplaudir.
    Hace algunos ayeres en un viaje de mi niñez, íbamos los cinco en nuestro Volkswagen vocho, imagínate mis dos hermanos, la hielera y mis padres en tan reducido espacio. Yo en esos entonces, por mi tamaño, cabía perfectamente en la parte de atrás y viendo el cielo, en mi inocencia me preguntaba, ¿Cómo le haría la luna, para estar siguiéndonos todo el viaje? Era tanta la curiosidad que se me salió la pregunta sin siquiera tener la intención de hacerla. Recuerdo la respuesta de mi padre.
    —¡Nos sigue porque es mía! Mi papá me la regaló cuando yo era niño y ahora yo te la regalo a ti.
    No sabes lo contento que estaba y como noche a noche ahí estaba conmigo, en la playa, en la sierra o en la misma ciudad. Siempre cerca de mi porque hasta la fecha, ES mía.
    La inocencia de la niñez, las añoranzas y sobre todo, ese buen sabor de boca que queda después de leerte, compadre, es indescriptible.
    Un abrazo muy fuerte.

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 01:32
  19. 19. María Jesús dice:

    Hola Osvaldo: Gracias, ante todo, por pasarte por mi relato. He de decir que el tuyo me ha encantado, Has descrito muy bien la inocencia de un niño y sus temores al enfrentarse a un lugar hostil como es la escuela para los parvularios. La introducción de los ángeles protectores todo un acierto, en mi opinión. El final no me lo esperaba, queda un poco extraño pero también te digo que todos nos vamos a sentir un poco “huérfanos” tras el parón de Literautas, así que me suscribo a el. Un placer leerte.
    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 09:42
  20. 20. R.J. Esperanza Pardo dice:

    EStimado Osvaldo

    Con su permiso, voy a plagiar su magnífico comentario hacia mi relato: ¡¡Wow Wow Wow!! Incluso me atrevería a añadir algo más: ¡¡¡Miau!! ¡Marramiau!!!

    En un relato íntimo me resisto a corregir una coma. Entrañable, especial.

    Un abrazo literario, y muy fructíferas vacaciones

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 12:29
  21. 21. Don Kendall dice:

    Magnífico relato, maestro Osvaldo!!!
    Comparto el apunte de Esperanza Pardo, ¿quién soy yo para apostillar este trabajo, fuera del más grande reconocimiento?.
    Solo voy a hacer una pregunta con tu permiso, porque me llamó la atención : «Güelita» , solo la conozco en asturiano ¿es así?.
    En resumen, gracias por el aporte. Un abrazo

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 17:29
  22. 22. Wolfdux dice:

    ¿Qué decir después de tantos comentarios? Simplemente, unirme a las felicitaciones. Un relato soberbio.

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 18:18
  23. 23. Yoli L dice:

    Hola Osvaldo Vela

    Gracias por la visita y comentario a mi relato.

    Del tuyo te digo, que sobre todo me encantó “Güelita”, fue llegar allí y transportarme a mi niñez, así también decimos en Costa Rica, aunque las nuevas generaciones lo han cambiado a “Tita”.

    ¡Me ha encantado!

    Es un relato tan íntimo, que solo me senté a disfrutarlo, los mejorables ya te los habrán indicado.

    Nos seguimos leyendo

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 21:36
  24. 24. Pilar dice:

    Hola Osvaldo!!!

    Lo primero, agradecerte la visita a mi relato pues siempre me emociono cuando alguien de tu peso en este taller lo comenta. Es una gran responsabilidad y más cuando resulta entretenido. Gracias!
    Lo siguiente es sumarme a las felicitaciones, aplausos y olas del resto de participantes: un trabajo tierno, poético y muy bien hilado, con ese guiño final sl taller que nos une. Es un broche perfecto para el paréntesis que nos anuncian.
    Comentar también que sin duda, Ricky habrá sido un gran abogado con la oratoria que ya destilaba desde pequeño.
    Muchas felicidades y hasta pronto!!

    Escrito el 23 febrero 2018 a las 11:28
  25. 25. Jose Luis dice:

    Hola, Osvaldo.
    Muchas gracias por tus amables comentarios.
    Sobre tu cuento te diré que me ha gustado, porque tiene nostalgia y ternura a raudales, en cada párrafo. No sé por qué, pero también me ha parecido un relato poético, aunque haya sido narrado en prosa.
    Las rayas del diálogo se te quedaron en guiones bajos, en cuanto a lo formal, que añado a lo que ya te han dicho los demás compañeros y compañeras de este taller para corregir.
    Un saludo

    Escrito el 23 febrero 2018 a las 17:08
  26. 26. marazul dice:

    Hola Osvaldo, aquí marazul, otra fan, que llega un poco tarde je,je…
    Un relato con la marca de tu sello personal: sencillo, utilizando palabras coloquiales, tierno y con ese toque mágico que lo hace encantador. Y cuando hablo de “toque mágico” me refiero a los ochenta ángeles protectores —muy original. Un buen homenaje a las abuelas y al taller de literaturas.
    Encantada de leerte, Osvaldo
    Un abrazo

    Escrito el 25 febrero 2018 a las 21:23
  27. Hola Osvaldo.
    Gracias por pasarte por mi relato. El tuyo, como siempre me gustó mucho y nada nuevo tengo que decirte, ya te lo han dicho todo.
    Como siempre, ha sido un placer leerte.
    Un abrazo

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 17:21
  28. 28. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Osvaldo ¿Cómo va todo?
    De nuevo he venido a recrearme con tus historias. La experiencia que nos cuentas del niño Poeta es magnífica y revela en todo su esplendor el alma de niño que aún posees. Una historia autobiográfica contada con la sensibilidad que te caracteriza.
    Un abrazo.

    Escrito el 27 febrero 2018 a las 04:05
  29. Qué tierno, Osvaldo.
    ¿Ese niño eres tú?

    ¿Y me puedes explicar por qué, estando tan lejos de mi tierra, usas la palabra “güelita”? Me ha llenado de orgullo encontrarlo. Mis dos güelitas aún viven y ellas me unen a la vida más que nadie.

    Excelente recurso el de entregar los ángeles que nos sobran a alguien que los necesite más.

    Nos seguimos leyendo.

    Un saludo.

    Escrito el 3 marzo 2018 a las 20:41
  30. 30. Osvaldo Vela dice:

    Quiero agradecer a todos los compañeros que acudieron a comentar mi texto.

    Voy a aclarar algunas dudas que surgieron sobre de quién se trata.
    Siempre he querido combinar varias historias para terminar con una buena narración corta o una novela. Ahora se me dio en setecientas palabras.

    El niño, del edén de sabiduría, soy yo cuando era niño. Según me cuentan mis tíos, siempre usaba un lenguaje muy estudiado. Mi encuentro con la escuela no era lo que yo esperaba. Yo quería que las aulas fueran inacabables muestras de sabiduría y que yo podría cortar esos saberes como si fueran fruta en árboles.

    El niño de los ángeles era mi sobrino Ricky, otro pequeño personaje con las mismas cualidades de habla que yo tenía. Solo que él se volvió incontrolable. Se negaba a asistir a la escuela. Mi suegra fue la abuela que le regalo los ángeles.

    Los dos primos eran mis hijos mayores que deberían de viajar a la ciudad de Monterrey pero, las carreteras de acceso se encontraban cerradas por el mal tiempo.

    Ricky, de muy buen corazón, ofreció sus acompañantes celestiales para que viajaran con ellos sin peligro.

    El escritor del desenlace de la historia soy yo de nuevo. Me he visto rodeado de bonanzas y felicidad y, ahora, recurro a los ángeles de mi sobrino para armonizar mis letras.

    Gracias a todos, y esperemos poder, dentro de unos meses, proseguir con esta capacitación cultural que, cuando menos a mí, me ha llevado muy lejos dentro de mis letras.
    Gracias por sus comentarios.

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 02:59
  31. 31. Vespasiano dice:

    Hola Osvaldo:

    Muchas gracias por pasarte por mi relato y dejar tu entrañable comentario.

    En cuanto al tuyo me ha parecido una secuencia de recuerdos personales muy emotiva que refleja la enorme capacidad humana y creativa que reto tras reto nos regalas.

    La presentación y el desarrollo de la historia me han parecido impecables.

    Con el final de tu historia me siento identificado y de alguna manera reflejado. Ya sabes que como tú, soy un veterano ciudadano que al cabo de los años ha encontrado en la escritura y en este Taller Literario la manera de expresar mis vivencias y experiencias de vida.

    Felicidades y que sigamos escribiendo y leyéndonos.

    Escrito el 6 marzo 2018 a las 14:38

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