Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

EL POETA - por LUIS PONCE

El 18 de enero de 1969 nació nuestro hijo.
En ese tiempo mi esposa Dolores trabajaba de profesora de escuela y cursaba quinto año de Filosofía y Letras. Yo que dibujaba a medio tiempo en una compañía constructora, estaba en cuarto de Arquitectura.
Éramos pobres pero la falta de bienes materiales la suplíamos con una amplia colección de libros de literatura, muchos de ellos sustraídos de bibliotecas públicas.
Jóvenes, fogosos y con las ideas revolucionarias de Mayo del 68 en la cabeza, nos dejamos llevar por las hormonas y terminamos siendo padres de un sietemesino.
Ante las insistencias literarias de su madre el muchacho aceptó el nombre de Rubén Darío.
Después del nacimiento nuestra vida diaria se transformó: reemplazamos las salidas nocturnas por charlas familiares con el recién nacido; cambiamos el vino por agua de canela con un toque de anisado y los asados por papillas que compartíamos con el pequeño.
El chiquillo se acostumbró pronto a nuestro léxico cotidiano porque la madre se oponía a que usáramos el típico lenguaje infantil.
Para cuidar al niño, Dolores decidió tomar su año sabático. Y para avanzar en la preparación de su tesis de licenciatura se dedicaba a leer en voz alta, durante todo el día, poemas de García Lorca, Machado, Neruda y Hernández.
Rubén Darío escuchaba.
Al tercer mes el muchacho empezó a dar muestras fehacientes de interés en la lectura.
Dos meses después era innegable su devoción por las letras.
En la noche, nuestros entusiastas comentarios sobre los precoces intereses literarios del muchacho eran el afrodisíaco para unas fogosas relaciones.
A los seis meses ya reconocía los rostros de los poetas: “—arío, ía lorca, chado, nández”.
Una madrugada nos despertó con sus primeras palabras descifrables: “—…piececitos de niño, azulosos de frío”— dijo, pues se había descobijado.
Ahí nos percatamos que estábamos criando un poeta.
Lo siguiente ya fue incontenible. Una colección de sorpresas literarias.
Al año ya recitaba de corrido extractos del “Martín Fierro”, las “Rimas” de Bécquer y las “Incoherencias” de Amado Nervo que había aprendido de las lecturas de su madre.
A los dos años ya sabía leer de corrido, pero no tenía buena caligrafía. El mismo consideraba su escritura como “patoja”.
Nosotros, sus padres, éramos un par de embobados admiradores. No teníamos vida sino para el pequeño poeta que no hacía otra cosa que leer y comer.
Disfrutábamos inmensamente de su capacidad intelectual. Pero éramos egoístas al mantenerlo en casa sin darlo a conocer al mundo. Eso iba contra los principios socialistas de libertad que pregonábamos puertas afuera.
Y ese fue nuestro error.
A pesar de la dedicación permanente de Dolores que casi no salía de casa, llegó el día en que él se reveló:
—A partir de mañana yo escogeré mis lecturas— nos comunicó una noche mientras su madre le ponía el pijama.
Así pasó de las lecturas tiernas y románticas a lo social, político y subversivo.
Nos dimos cuenta cuando ya tenía tres años y una mañana gritaba a todo pulmón “La elegía del niño marinero” de Rafael Alberti, mientras estaba sentado en su bacinilla.
Una tarde de domingo viendo la televisión, nos sorprendió cuando cantó a trío con Víctor Manuel y Ana Belén, toda la letra de “España camisa blanca de mi esperanza”.
Cuando intentamos hacer un comentario sobre su espontánea presentación, frunció el ceño y salió de la habitación tirándonos la puerta en las narices. Eso nos llegó al alma.
Su rebeldía no duró mucho tiempo, pero su nuevo interés terminó destrozándonos: cayó en el hermetismo de los poetas malditos.
Y de leer a Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé, pasó a devorar a César Vallejo, Alfonsina Storni y Medardo Ángel Silva.
A los cuatro años sufría de depresión crónica y no se bañaba ni se cambiaba de ropa.
Dejó de tomar leche y a escondidas bebía agua de canela y escribía consignas extremistas en las paredes.
Empezó a usar flores y aretes en las orejas y vivía frustrado porque no le crecía la barba.
Una tarde, para curarlo de la depresión, y para alejarlo de cualquier idea suicida, optamos por sacarlo de paseo a un centro comercial.
La impresión fue tan fuerte que perdió el habla.
Al siguiente día aprendió a tejer a crochet y no ha vuelto a abrir un libro.
Nosotros no nos movemos de su lado esperando el milagro de que vuelva a hablar y por primera vez diga “papá y mamá” como cualquier niño normal.
Ojalá suceda esta noche porque extrañamos el fuego de las relaciones.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

22 comentarios

  1. Saludos.

    Me gusta como el relato se siente como una cata genuina de un padre pese a los elementos que poco a poco se van tornando mas fantásticos.

    Esta bien que hayas aceptado el reto y cumplido, aunque por momentos pensé que el relato era una autobiografía. En cuanto a redacción, ortografía y gramática en general no soy el mas indicado para opinar. En lineas generales me ha gustado el relato sencillo y fácil de leer, no cansa es muy entretenido y definitivamente transmite el sentimiento del padre. PD: seria bueno saber que paso con ese niño al crecer…

    Saludos desde Venezuela cuando puedas pasa por mi relato (el 129)

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 16:56
  2. 2. Alberto C. dice:

    Hola Luís:

    En primer lugar quería felicitarte por tu relato. Ahora, con tu permiso y desde mi opinión, te comentaré algunas cosillas:

    Tu texto parece toda una oda a la literatura modernista y noventayochista. Es muy agradable de leer, y denota tu cultura literaria. Hay algunos autores que no conocía, así que te doy las gracias por ello. En cuanto a estilo, la obra está bien desarrollada. Su cronología sigue el crecimiento del crío, así que uno no llega a sentirse perdido en ningún momento. Pero, ay, en cambio, la frase final se siente como relleno; en mi humilde opinión eliminarla y dejar “…como cualquier niño normal.” hubiese sido una mejor elección. En cualquier caso, ¡gran relato! Ha sido un placer leerlo, y te doy las gracias por haberme permitido aprender de él.

    Un abrazo,
    Alberto C., estoy en el 35.

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 18:37
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Saludos Alberto, ya paso por tu relato.
    Aprecio tu acotación y la tomaré en cuenta.

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 18:49
  4. Saludos de nuevo por aca. Paso por acá porque no se si vuelvas a pasar por mi relato a ver algun comentario mio. De tu relato ya di mi opinión y dije que me gustaba. En cuanto al mio, en primer lugar te doy gracias por el comentario y lo aprecio. Lo que si digo en cuando a los adjetivos probablemente tengas razón en especial porque no eres el primero en decimelo, el detalle es que la adjetivación no la hago por aparentar sabiduría o o justificación sino simplemente porque me gusta mucho. Especialmente en cierto tipo de relatos de tono sombrío o romántico me encanta una adjetivación que al menos a índole personal le da cierta atmósfera, así que realmente no entiendo ni se hasta que punto adjetivar para que a otros no le parezca pesado. Bueno tal vez en algún momento lo logre, igualmente no es un estilo que siempre utilice.

    Saludos nuevamente…

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 19:08
  5. 5. ortzaize dice:

    me ha gustado el relato se desarrolla como el niño y tu eres un buen trabajador de las letras. me gusta. saludos.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 10:02
  6. 6. Sara Sierra dice:

    Luis, gracias por tus comentarios y observaciones.
    El tuyo es un relato muy bien escrito. Abarca un gran abanico de poetas, en realidad, muy bien hecho. Felicidades

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 14:52
  7. 7. Juana Medina dice:

    Hola Luis,
    Gracias por tu visita y tus comentarios.
    Tu relato me parece muy fluido y como buen conocedor de literatura, las épocas se notan bien acompañadas.
    Tengo una duda, creo que hay un error e ..”un día se reveló” Probablemente un error de tipeo si es como yo lo entiendo: “se rebeló”. En este caso de rebelión. En el otro sería de descubrimiento, pero no lo veo claro.
    Fuera de eso, buena historia, fluida, buen ritmo, entretenida y culta.
    Un abrazo

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 18:05
  8. 8. Lunaclara dice:

    Hola Luis! No tengo palabras. Es un placer leerte. Relato perfecto!
    Felicidades y hasta pronto.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 20:54
  9. 9. CarmenPO dice:

    Hola, Luis.
    Agradecerte tu paso por mi relato y comentarte un poco lo que, en mi opinión, me ha parecido el tuyo.
    Me ha encantado el enfoque que le has dado, yo le noto una pizquita de humor que le da un sabor excellente. Un buen repaso a la literatura y un placer leerlo.
    Lo que he echado de menos son algunas comas, pero por lo demás estupendo.
    Te seguiré leyendo.
    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 12:45
  10. 10. Bea dice:

    Hola Luis:

    Tu relato me ha encantado. La forma en la que sintetizas en un niño tan pequeño lo que para algunos llega a ser una vida entera me ha fascinado profundamente.
    Por otra parte, estoy de acuerdo con algunos compañeros en darte las gracias por recordarme y darme a conocer tantisimos autor nuevos y olvidados, esto denota una amplísima y riquisima cultura por tu parte lo cual nos lleva a nosotros a poder duafeutar de joyas como las que nos has dado a conocer aquí.
    No puedo mas que felicitarte por tu trabajo porque me ha fascinado sobremanera.

    Si te apeteciera pasarte estoy en el 67.

    ¡Nod leemos!

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 19:05
  11. 11. Roberta dice:

    Hola, Luis.
    Gran relato el tuyo, y con algo de humor e ironía. me gustó mucho.
    Gracias por comentar el mío.
    Felicitaciones. Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 20:30
  12. 12. Charola dice:

    Ja, ja, ja. Luis Ponce. ¡Genial! ¿Cómo no se me ocurren esas cosas a mí? Buenísimo. Me encantó.

    Algunas cositas que vi, pero sin importancia y, seguí de largo con entusiasmo, ¡eso es!, me resultó ágil y no quería perderme el final que resultó estupendo. Solo la última línea yo también la quitaría.
    Felicitaciones.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 03:07
  13. 13. Lucho dice:

    Hola Luis. Primero gracias por visitar mi escrito y por tus comentarios, claro que no fui capaz de aceptar el reto, porque no tuve ocurrencias como la tuya. Me he reído, tiene un humor escondido, que lo toma a uno de sorpresa. La evolución de ese niño, que puede ser cualquiera de nosotros en su interior, hasta que se mete en la vida light y abandona la lectura, es muy bien llevada. Ese paso por los diferentes autores, tan disimiles pero todos, como todo poeta en su momento en medio del ciclón de su momento, nos va escalando en sensaciones y sentimientos. Tu escrito es fluido y de gran coherencia. Es una metáfora, porque como lo decía arriba, puede ser el niño que llevamos adentro y que crece desde el momento en que entra en contacto con los libros. Para escribir o tener la sensibilidad de arrastrar las hojas de un libro con nuestros dedos y ojos, se requiere tener un niño adentro.
    Solo una observación y te adjunto el párrafo que considero puedes revisar.
    Saludos y gracias por tu escrito.
    En ese tiempo mi esposa Dolores trabajaba de profesora de escuela y cursaba quinto año de Filosofía y Letras. Yo que dibujaba a medio tiempo en una compañía constructora, estaba en cuarto de Arquitectura. (La terminación en aba se repite en viarias oportunidades.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 04:33
  14. 14. marazul dice:

    Me he reído un montón con tu relato, Luis. Es disparatado, divertido y ocurrente. La evolución de la historia va en crescendo, hasta terminar en ese choque con la realidad ( el contacto con el centro comercial debió de ser brutal)
    Imaginativo, caricaturesco, grandes dosis de humor y genial.
    Entretenido. He pasado un buen rato.
    Saludos

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 23:03
  15. 15. Marina dice:

    Buenas tardes,

    muchas gracias por compartir y ofrecernos un rato divertido! Qué ocurrente!! Felicidades, un placer.

    Marina Duran

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 14:11
  16. 16. Baltasar dice:

    Hola, Luis Ponce:
    Bueno, bueno, bueno. A eso se le llama precocidad. Me encantó el cambio de giro. Todo un éxito.
    Por poner alguna falta ─debido a las prisas, estoy convencido─, un vocativo sin coma y ese queísmo perdido por ahí.
    Felicidades, Luis.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 20:20
  17. 17. Feli Eguizábal Fernández dice:

    Hola Luis Ponce,
    No dejo de leerte aunque no siempre comento, por falta de tiempo y por este motivo no he participado tampoco en esta edición. Me ha encantado tu relato. Fresco, divertido, bien redactado y mejor conducido en una atmósfera que envuelve al lector y acrecienta su deseo de continuar leyendo y llegar al final que por cierto está muy bien resuelto. Repito, tu trabajo lo tiene todo. Un abrazo

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 12:44
  18. 18. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Buenos días, Luis Ponce

    Me ha encantado. Me he reído. Me ha parecido un humor inteligente, estas nuevas modas de los progenitores por lo que ahora llaman “estimulación temprana”, algunas son verdaderamente ridículas. Antes se decía que el hermano pequeño era el más listo y precisamente era al que nadie hacía caso, pero se tenía que buscar la vida. Ahora se les malcría, el niño tiene que ser el más listo y nos olvidamos de lo más importante. También has metido el dedo con el tema de la suegra jaja. Hay varias alusiones muy acertadas como a la generación del 68, o ese despliegue de bibliografía. Además, este narrador en primera persona tiene una voz muy objetiva, me refiero a que califica lo justo lo que va describiendo, lo cual incrementa ese tono humorístico.

    Faltan algunas comas pero, esto provoca que se lea a una velocidad vertiginosa lo que le va bien al tono, y tampoco son comas que alteren el significado (acordémonos del post que pusieron hace bien poco aquí, en Literautas). El texto se lee sin un tropiezo y es coherente.
    En fin, que muy gratificante su lectura. Un saludo y hasta la próxima

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 13:57
  19. 19. ortzaize dice:

    un bonito y bien escrito relato.
    nos tienes muy bien acostumbrados.
    es una manera fresca de escribir, esperamos que sigas despues del paron de la maternidad,
    que este literautas siga funcionando
    saludos

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 11:17
  20. 20. Cryssta dice:

    Hola Luis, me ha apetecido pasarme por tu relato a disfrutar de la lectura y me ha resultado un relato curioso y entretenido.

    No voy a corregir el relato porque en esta temporada de Literautas ni escribo ni corrijo, pero si te haré notar un fallo para animarte a que leas tu escrito despacio y seas tú mismo quien corrija.

    Dices:”En ese tiempo mi esposa Dolores trabajaba de…” tras “tiempo” iría una coma y tras “mi esposa” otra porque si no es así da a entender que tiene varias esposas, Dolores, Manuela, Josefina… y elige hablar de Dolores.

    Venga, a leer despacio y en voz alta para poner bien los signos de puntuación.

    Un abrazo.

    Escrito el 23 febrero 2018 a las 08:30
  21. 21. cualquiera dice:

    Hola. Muy divertida y bien ilustrada esta precoz biografía del niño poeta que actúa como afrodisíaco de sus adoradores padres. Simpático y bien escrito. También me ha arrancado una sonrisa. Saludos.

    Escrito el 25 febrero 2018 a las 19:06
  22. 22. Aqua dice:

    Hola, Luis. Me ha parecido un relato muy curioso y muy adecuado al tema que se nos proponía. Escribes muy bien y eso hace que te introduzcas como un espía en esa casa a escuchar la voz de Dolores.
    Muy bueno.

    Escrito el 27 febrero 2018 a las 18:25

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.