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EL POETA - por Angy Miró M.

Web: http://escritoratrasnochada.blogspot.com.es/

Aún recuerdo su mirada perdida mientras relataba los horrores que le habían llevado hasta donde se encontraba en aquel momento. Aún soy capaz de sentir entre mis dedos la humedad de aquellas lágrimas que, vergonzosas, se escapaban de sus ojos al tiempo que él revivía con demasiada vividez su terror.

Era una tarde de no sé cuándo, pero era por la tarde. Estábamos jugando a eso tan peligroso que llaman enamorarse y se nos ocurrió hacernos preguntas el uno al otro. «¿Por qué escribes?» Nunca debería haberlo preguntado. Nunca. Esto fue lo que me contó.

—Escribo porque es la única manera de alejar a los monstruos, de engañarlos en las noches frías. Escribo porque estoy jodido y no sé si voy a ser capaz de dejar de estarlo alguna vez…

»—¿Mamá? Mamá, tengo miedo y no encuentro a Bubú. ¿Mamá?
Oigo un golpazo muy grande en el salón, pero me da miedo ir a ver qué pasa. He tenido otra pesadilla y necesito que mamá me dé un beso y se tumbe conmigo hasta que Bubú vuelva. Creo que lo perdí en el parque, cuando me llevó Nana ayer. O me lo quitó Rober, que es un malo que me tira arena en el bocadillo durante la hora del recreo. No sé, es un osito muy bueno, seguro que no se habría escapado. Maldito Rober, le pienso tirar del columpio como no me devuelva a Bubú. Y mamá sigue sin venir. ¡Jo!
Me da mucho miedo salir de la cama, así que me envuelvo en la manta y me pongo de pie para buscar a mamá. El suelo está muy frío y no encuentro mis zapatillas. Necesito a mamá. Han empezado los gritos del monstruo y vuelvo a oír muchos golpes. Creo que esta va a ser otra de esas noches en las que me tengo que quedar en mi cama sin hacer ruido, pero es que tengo miedo y necesito a mamá.

Oigo cómo el monstruo le dice cosas feas a mamá y ella llora mucho. No llores, mamá, no llores que yo sí que te quiero. Mamá está intentando que no venga a mi habitación. Ahora tengo más miedo aún. Escucho detrás de la puerta para ver si el monstruo viene o no. Parece que mamá lo está consiguiendo, pero ahora va otra vez contra ella. No, mamá, ven aquí, yo te ayudo. Si por lo menos tuviera a Bubú para abrazarme a él…

El monstruo no viene todas las noches, solo algunas. Viene cuando papá sale después de cenar. Él lo llama “irse de relax” pero cuando mamá llama a Nana para contárselo la dice que “se ha ido a emborracharse con sus amigotes”. No sé qué es ‘emborracharse’, pero creo que es malo, porque cuando papá lo hace, en lugar de venir a casa él, vuelve el monstruo. Es feo y huele muy mal y grita y pega a mamá. Una vez vi cómo mi mami se caía al suelo cuando el monstruo le dio en la cara muy fuerte. Mi mamá lloraba y le pedía que parase porque estaba yo, pero el monstruo no lo hizo. Se giró y me llamó una cosa que no entendí y me agarró del pelo muy fuerte y me hacía daño mientras mami la gritaba que parase. Él me arrastró a mi habitación y me lazó allí dentro para volver a donde estaba mi mamá.

A mí no me gusta el monstruo porque cada vez que viene, al día siguiente mamá tiene la cara toda morada e hinchada y no sonríe y a mí me gusta que sonría y que me coja en brazos y me haga cosquillas.

Esta vez el monstruo no para como otras noches y papá tampoco viene a pararlo, nunca viene a salvarnos, ¡jo! Me vuelvo a meter en la cama porque sé que mamá no va a poder venir. Tengo que ser un niño mayor y valiente por mamá. Me escondo debajo de la manta hasta la cabeza para que el monstruo que huele mal no me vea. Cierro los ojos, me tapo los oídos como mamá me enseñó y pido “porfa” que se pase rápido.
Yo quería que mamá me diese un abrazo, pero ella lo necesita más.»

—… o lo necesitaba. Ya no volvió a abrazarme nunca más.

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4 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola, Angy.
    Tu relato está muy conseguido, y me ha llegado el miedo que siente el pobre niño pequeño ante la situación familiar tan mala que vive, con el padre borracho y la madre impotente. Da la sensación de que, al final, sucedió lo peor para la madre del niño. No es de extrañar los traumas que pueda tener de adulto.
    En cuanto a los “peros”:
    Esta frase me suena un poco cacofónica:
    él revivía con demasiada vividez su terror
    Un saludo

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 17:56
  2. 2. Menta dice:

    Buenas noches Angy Miró M: Me ha gustado mucho tu relato. La violencia de género es un tema muy doloroso y te admiro por haberlo tratado desde el punto de vista del testigo infantil.

    Me ha parecido extraño que el niño no reconozca a su padre cuando llega borracho a su casa y que crea que es un monstruo.

    He encontado algunas cosas que si estás de acuerdo, puedes cambiar:
    1. “Era una tarde de no sé cuándo, pero era por la tarde” Hay dos veces la palabra tarde, la primera la podrías cambiar por – día –

    2. “Me da mucho miedo salir de la cama, así que me envuelvo en la manta y me pongo de pie para buscar a mamá.” Si tiene miedo, creo que el – así – lo deberías cambiar por – pero –

    3. “Él me arrastró a mi habitación y me lazó allí dentro para volver a donde estaba mi mamá.” Creo que es –lanzó –

    Felicidades por tu relato. Un saludo, Menta

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 23:51
  3. 3. Judith dice:

    Hola andy, excelente relato. Una primera parte introductoria con una narradora que con estas frases me atrapó por completo: “—Escribo porque es la única manera de alejar a los monstruos, de engañarlos en las noches frías. Escribo porque estoy jodido y no sé si voy a ser capaz de dejar de estarlo alguna vez…”

    Y una segunda parte con un pequeño niño narrador con la que lograste transmitir muy bien el miedo de ese pequeño niño desde su ingenuidad.

    Si algo te tuviera que marcar quizás sería una duda: esos niños que viven la violencia en sus casas comúnmente, continúan teniendo esa pureza e ingenuidad?

    Felicitaciones. Estoy en el 137 por si quieres leerme.

    Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 02:57
  4. 4. María Jesús dice:

    Hola Angy: Estremecedor relato, has logrado una atmósfera perfecta, con una introducción muy acertada. Los monstruos de la infancia, esos que son reales, y no los que se esconden presuntamente debajo de la cama, es posible que afecten a la personalidad infantil tal y como tu describes, y que dejen ese trauma tan grande.Me ha gustado mucho, no le pongo ni una pega.
    Un saludo.

    Escrito el 23 febrero 2018 a las 16:21

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