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LA POETISA - por Estel Vórima
Web: http://Queremosescribirsite.wordpress.com
"LA POETISA"
Miró aquella cartulina roja, la cartulina le devolvió la mirada. Sí, fue una palabra silenciosa, más bien una petición: escribe. La niña no pudo negarse ante tan formal demanda y simplemente tomó su lapicero y comenzó a escribir. La punta gris parecía una lanza amenazante. En la papelera había una buena cantidad de laminas de madera. Siempre que Gabriela se ponía a escribir necesitaba una punta muy afilada. Con una punta afilada las palabras brotaban con más facilidad, tal y como de la punta afilada de una espada brota con mayor facilidad la sangre.
Su profesora les había dado una cartulina a cada uno y les había dicho que podían escribir un cuento, un poema o hacer un dibujo de algo que quisieran. Le encantaba su profesora, solía repetirles que la imaginación es una buena maestra y que es triste no prestarle la atención debida. Cada vez más gente la descuidaba y la sustituía por un pequeño aparato de mano.
A Gabriela le gustaban las rimas, le parecía una forma de hacer música con las letras. De dibujar un cuento con palabras. De pintar canciones hechas de sueños. Era una forma de hacer el mundo bonito, de escapar…
Cada noche se acostaba temiendo el momento. El monstruo vendría, sombras, manos negras que llenarían sus noches de terror. Le había escrito un poema, hasta los monstruos se merecen una buena poesía, que diga de forma bonita lo feos que son: “Ladrón de sueños”. El monstruo le había robado sus noches, sus ganas de dormir, le había robado sus sueños bonitos. A cambio le había dado la poesía. Tal vez el precio fuera demasiado alto, tal vez el precio acabase siendo del mismo color que la cartulina, pero ahora no podía vivir sin poesía.
A veces cuando un monstruo viene a visitarnos y se lleva consigo nuestra inocencia, deja sin querer algo olvidado, algo que podemos tomar y transformar. La niña transformó su miedo en poemas y sus poemas se convirtieron en súplicas lanzadas al aire, en una música silenciosa. La niña dejó de ser niña para ser poetisa.
Buena redacción. Transmites de manera clara y precisa las emociones, lo cual se aplaude. Sin embargo, el punto/reflexión de la historia no me quedó muy claro. Deberías reforzar eso último, pues no supe si tomarme al “mounstro” de manera literal o alegórica. Aunque creo que eso ya es cuestión de mi comprensión lectora jeje. Buen trabajo 😉
Hola Estel Vórima
Es un trabajo muy interesante, atractivo e inquietante. Conseguir eso con 347 palabras tiene mucho mérito. Como diría un leguleyo, “otrosí” será el mensaje moral,ético o las sugerencias que puede evocar la historia. EMDO, desde la Biblia pasada por el toque de Shakespeare poco más podremos descubrir en cuanto a anécdotas.
La anécdota que puede haber en este texto que proponescreo que está redonda, cerrada y parece quedar claro el peaje que pagó la protagonista para llegar a la ¿belleza? del poema.
Me parece acertada la utilización de la voz narrativa que hace la/el autor/a para este tipo de texto así como el punto de vista de omnisciencia absoluta en tercera persona.
Buen trabajo, gracias por el aporte. Un abrazo
Hola Estel! El relato tiene un buen ritmo y hay expresiones que me han encantado como “con una punta afilada las palabras brotan más rápidamente”. A mí también me ha pasado como a Andy, entiendo que cuando dice “tal vez el precio acabase siendo del mismo color que la cartulina” entiendo que la niña ha madurado hormonalmente (?) y no entiendo muy bien si qué es el monstruo y por qué le arrebata los sueños por poesía… pero quizá sea algo mío. Lo único que no me ha gustado es lo de la “cartulina le devolvió la mirada” sobre todo porque es archiutilizada. Buen relato en general.
Hola y gracias ha todos por vuestros comentarios. Yo como autora tengo muy claro quien es el monstruo y lo que representa, pero he preferido no revelarlo y que cada cual imagine que tipo de monstruo es o lo que representa. Aunque lo del color rojo de la cartulina nada tiene que ver con la madurez hormonal sino con algo más psicológico.
Gracias por vuestro tiempo.
Hola Estel.
Tu relato es toda una declaración de intenciones. La idea de que la niña se convierta en poeta gracias a las visitas de su monstruo nocturno me ha parecido muy original y emotivo. Deja un gran poso; siempre se puede sacar algo positivo de algo negativo.
Además, lo que dices de afilar el lápiz porque salen mejores palabras, al igual que de las puntas afiladas de las espadas sale más sangre, es una idea soberbia, muy imaginativa y evocadora.
Yo le hubiera dado un par de vueltas para poner al relato contra las cuerdas y exprimir todo su jugo. Te lo digo porque en cuanto a historia me parece un poco flojo. Repites mucho lo del monstruo y su consecuencia y deslavas el imprimir imágenes en el lector más allá de esa cartulina roja, que por otra parte, estaba genial.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
La verdad es que me alegro de que la historia os esté gustando a los que os tomáis el tiempo para leerla porque a mí personalmente no me pareció que me quedase bien. Como me ha dicho Jean flojea a la hora de mostrar en lugar de contar. Pero aún así me alegra que hayáis encontrado puntos positivos muchas gracias.
Hola Estel,
Creo que el tipo de monstruo que visita a esta niña todas las noches queda muy claro y es el mismo que visita a muchas niñas y niños en diferentes casas con diferentes máscaras. Lamentablemente, es una cruel realidad. El que la niña pueda escapar de esa realidad a través de la poesía es un canto a la esperanza.
Creo que tu relato hubiera quedado más completo si hubieras incluido ese poema titulado “Ladrón de sueños”. Te sobraban palabras para hacerlo aunque es fácil pedir y no tan fácil hacer jaja; me refiero a que no sé si en verso yo podría producir un poema con la fuerza que necesitaría este y a la vez viniendo de una niña. No es tarea fácil para nada.
Felicitaciones por tu relato!
Saludos desde el 137.
Hola Estel.
Tu relato deja al aire muchas ideas, es un gran relato.
Imagino a la niña y su situación. Me ha encantado que hayas usado el punto de vista de la niña.
¿Podremos saber cómo sigue tu niña que ya no es niña sino poeta?
Nos vemos en marzo.