Esta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las << Volver a la lista de textos
El poeta - por Kathie G.
Web: https://katherinegty.blogspot.com/
Llevaba mi pequeño cuaderno debajo del brazo y un lápiz azul. Tenía la idea de que un día sería un gran escritor. Había escuchado a mamá hablar apasionadamente sobre los poetas y escritores de otras épocas, y de lo mucho que la llenaba de pesar que ya no los haya buenos en nuestros días: «¡la poesía se está muriendo! —Decía en tono alarmante- ¡el arte se está muriendo!». Yo soñaba con eso. Quería ser un gran poeta, sólo para que mamá estuviera contenta. Sabía que tenía talento, me lo decían mis profesores y maestros, decían que tenía «una capacidad innata para plasmar en el papel cualquier cosa que viera», que eso no todas las personas lo pueden hacer, y mucho menos a mi corta edad. Decían que yo era «el poeta» o «el pequeño escritor de Aken». Aún juego con los soldaditos de plástico verde, imagino escenarios en mi cabeza para cada uno de ellos, pero sólo son cortos momentos en los que pareciera que me encuentro muy cansado para escribir. A veces me siento anormal o muy extraño, porque los demás niños no piensan ni hablan como yo. Ellos la mayoría del tiempo me miran como si fuera de otra especie, y no lo entiendo, porque lo único diferente que hago es escribir un poco más de lo frecuente. Hace varios días estaba sentado en el jardín con mi cuaderno, leía un cuento corto que uno de mis maestros había dejado como tarea, cuando sobre la hoja se posó una gran mariquita que robó por completo mi atención. Intenté tomarla con un dedo pero se deslizó sobre el papel, después voló hacia una hoja del jardín cercana, la seguí dando saltitos, ella seguía escapando de mí y yo reía sin parar porque parecía que jugaba conmigo, yo era el gato y ella era el ratón. Luego se detuvo sobre una ramita, y allí se quedó quieta por largo rato. Sus vivos colores resaltaban con el sol de media mañana, contrastaba de forma perfecta con el verde manzana brillante de las hojas que la rodeaban. Tenía la impresión de que giraba danzando para lucirse, quería que la viera porque le había agradado nuestro juego.
—Imagino que te gustan mis colores —dijo ella risueña dentro de mi cabeza.
—Me gustan tus colores, el escenario en el que te encuentras, me gusta tu baile.
—Gracias. Los humanos son muy curiosos —respondió pensativa—. Siempre te he visto observándolo todo, me gustaría saber por qué siempre llevas esa tablita contigo.
—¿Esto? ¡Es sólo un cuaderno! No es una tabla. Aquí anoto cosas, escribo todo lo que se me ocurre.
—¡Vaya! ¿Y qué escribes?
—Lo que sea, no me gusta dejar escapar nada. Hace días vi a un mapache merodeando por el jardín, ¡ese ladrón enmascarado!, escribí sobre eso.
—¡El mapache! Lo vi mientras volaba por ahí —dijo jocosa—. Oye, quisiera hacerte una pregunta, quizás tú lo sepas.
—Pregunta, pregunta. Intentaré responder lo mejor que pueda.
—¿ Cuál es para los humanos el significado de la vida?
—No lo sé —le respondí—. Pero sé que todos los de mi especie viven intentando averiguarlo. La mayoría de nosotros muere y nunca logra saber cuál es. La mayoría de nosotros nunca logra nada precisamente por el afán de averiguar lo que se supone que en realidad debemos hacer.
—¡Qué extraño! Pensé que los humanos eran más inteligentes —respondió dudosa y decepcionada a la vez.
—Yo también, pensé que éramos más inteligentes. Yo aún soy muy joven, y no conozco muchas cosas, pero intento no ser como los adultos que están a mí alrededor. Ellos pretenden demasiado, pero saben muy poco. Yo utilizo la poesía para dejar algo, para algún día tocar la vida de alguien. Mamá siempre habla de los poetas, yo quiero figurar entre ellos también.
—¿Eso es lo que quieres lograr en tu vida?
—No, quiero lograr muchas más cosas. ¿Y tú? ¿Qué piensa hacer una mariquita como tú? —le pregunté.
—Nada. Nosotras ya somos y ya hacemos lo que se supone que debemos hacer. Somos mariquitas; volamos, comemos, nos reproducimos, y morimos. ¡Y eso ya es divertido!
—Entiendo. Tienes toda la razón.
Entonces mi mente hizo silencio otra vez; había llenado otra hoja de mi cuaderno.
Hola me gustó tu relato… creo que lograste plasmar la inocencia de la infancia. Muy profundo con un tinte muy principito!
Saludos y a seguir escribiendo!
Qué bonito Kathie, que historia más tierna y que bien contada. Me ha interesado, me ha gustado muchísimo y me ha conmovido. Felicidades!!!
Soy Antaviana del 157
Muchas gracias LUDIKA y Antaviana, era precisamente lo que quería transmitir con mi relato, la inocencia, la ternura… no quería a un niño pretencioso, quería a un pequeño poeta sincero, honesto, acorde a su edad y a su tiempo. Ahora voy por sus relatos, saludos!
Hola Kathie G: bonita historia. Ese niño es toda una esponja, qué gran consejo el de viajar con un cuaderno.
Con respecto al apartado técnico cuando dices: “Decía en tono alarmante” tengo entendido que los verbos dicendi van en minúscula. Lo más seguro que haya sido por despiste, a mí me suele ocurrir y este mes, mi talón de aquiles han sido los guiones, esa última revisión que no se hizo. ¡Ay!
También en la frase: “quería que la viera”, no sé, el tiempo verbal no me concuerda mucho. Yo diría: “quería que la mirase”, pero solo es mi punto de vista.
Y por último el “ya” repetitivo de “nosotras ya somos y ya hacemos” quizás resulte redundante.
Es un buen relato y en cierto modo el mío se parece al tuyo, puesto que mi protagonista también mantiene un encuentro con personajes de ficción.
Saludos.
Magnifico relato, igual lo disfrutará un niño, un adolescente o un adulto. Tierno, con ese toque de inocencia que lo vuelve tan blanco. Me ha gustado. Literauta 24
Hola, Kathie. Bellísimo tu relato. Inocente y profundo a la vez. Felicitaciones. Conmovedor. Saludos.
Saludos y muchísimas gracias por comentar!
Ane, agradezco tus correcciones muy puntuales. Respecto al primer punto que me comentaste ese “Decía en tono alarmante”, yo lo he escrito en minúscula, pero edité el documento en Word antes de enviarlo y se ha puesto con mayúscula automáticamente durante la redacción —ya hice la prueba. Un errorcillo que se me ha colado en la última revisión—. Con respecto a los otros dos puntos, tienes razón, los tendré en cuenta para la próxima.
Héctor Romero y Roberta, muchísimas gracias por su opinión, me alegra muchísimo que lo hayan disfrutado… Ahora igualmente voy por sus relatos!
Kathie qué lindo relato, me pareció hermoso… ser como niños es la clave! Te invito a que m leas en el 71. Saludos desde Colombia
Me gustó mucho el relato. Muestra el pensamiento creador de los niños, en general. felicitaciones
Kathie impresionante relato, me gustó mucho realmente! Describís con mucha belleza las reflexiones de este niño poeta sin caer en lugares comunes o en descripciones aburridas. Aportas lo justo y necesario para entender al niño y su sensibilidad al escribir como también logras introducir un hermoso dialogo donde se filtran profundas cuestiones de carácter existencial. Felicitaciones y nos estaremos leyendo!!
Hola Kathie.
Has escrito un relato muy original y bien desarrollado. Personalmente, he echado en falta un poco de imaginación por parte de la mariquita: me ha parecido demasiado prosáica y conformista. Creo que el protagonista merece interlocutores más fantasiosos, que le ayuden a evadirse del mundo real.
No soy experta pero en la tercera línea sustituiría el “haya” por hubiera.
He buscado en Internet Aken, y he visto que es un pueblo de Alemania y un dios egipcio del inframundo. Supongo que has situado la acción en el primero, aunque la magia que describes me parece más egipcia, con todos sus animales maravillosos.
Me ha gustado mucho leerte.
Saludos
Hola Kathie,
Me gustó mucho tu relato: ingenuo, ágil, fantasioso y tocando temas tan profundos como el del significado de la vida.
Si tuviera que marcarte algo para mejorar serían dos cosas::
– la primera parte hasta el diálogo la escribiste toda en un párrafo. Yo la separaría en 3. El segundo comenzaría en “Aun juego con mis soldaditos…” y el tercero en “Hace varios días estaba…”
– no té que usaste varias veces el diminutivo: saltitos, ramita; creo que evitarlos sería mejor. Me parece que los diminutivos son mucho mas usados por los adultos (generalmente para hablarle a los niños o referirnos a cosas de ellos) que por los niños. Puedo estar equivocada.
Espero te sirvan mis comentarios y si quieres leerme soy el 137.
Saludos.
Hola Kathie gracias por tus comentarios a mi relato,es muy halagador. Mira, no soy escritor ni creo lo llegue a ser, pero las pocas líneas que cada mes escribo, me llena de vanidad al leer vuestros comentarios y me voy a la cama feliz. Esto no quiere decir que no acepte las críticas, no faltaría mas.
En tu escrito veo, que el primer párrafo es muy largo, quizá con dos o tres quedaría mejor. También veo que el tratar este escrito tuyo en presente quedaría mejor, por ejemplo: en vez de decir “tenía, quería , saber etc. pasarlo todo a “tengo la idea… “quiero ser un gran poeta…sé que tengo talento… y así hasta llegar al diálogo con la mariquita, porque el resto está muy bien llevado. Felicidades y a seguir batallando.
Hola Kathie,
Una tierna y profunda historia, bien redactada. Me gustó el trasfondo filosófico del final. Saludos.
Muchísimas gracias a todos por comentar! Nats, Verónica, Juan Stoisa, M.L.Plaza, Judith, el chaval y María Kersimon. Aprecio todos y cada uno de sus comentarios y valoro muchísimo sus correcciones, que por supuesto aplicaré en escritos futuros. Con respecto a Aken, sí que es un pueblo ubicado al nordeste de Alemania y a ello me refería con la frase «el pequeño escritor de Aken». No guarda relación alguna con la mitología egipcia.
Hola, Kathie:
Poco más tengo que decir a lo que ya te han dicho: es un relato ágil, profundo y tierno. El diálogo del final me ha encantado, y, en cierto modo, se parece al mío, el cual te invito a leer, si te apetece, en el 110. Te animaría igualmente a seguir la historia, para aclararnos puntos poco claros, como el hecho de que el niño quiera ser poeta solo por complacer a su madre. ¿Y si dentro de unos años se lo piensa mejor y cambia de idea? O tal vez halla razones más consistentes para llevar a cabo ese mismo oficio. Al fin y alcabo, según escribe, debe de ser muy pequeño. En fin, lo dicho, si te apetece leerme, ahí estoy.
Muchas gracias Perla preciosa por tu comentario, y sin duda tomaré el reto de continuar esta historia. Un saludo.
Hola Kathie, aquí me tienes devolviendote con gusto la visita.
Me ha sacado una sonrisa ese final, y me encanta porque sabemos que es la misma imaginación del niño quien se contesta a sus preguntas y no puede más que desde lo que sabe y supone es la vida para una mariquita o cualquier otro animal “volamos, comemos, nos reproducimos, y morimos. ¡Y eso ya es divertido!”
¡Gusto leerte, Kathie!
Muchas gracias Cesar Henen.