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El poeta - por Escorpión

El poeta
Son las 03:00 a.m. En el barrio, la actividad nocturna ha disminuido. El escritor emprende su regreso, llega al hotel Richelieu y da varios golpes. La dueña, una señora regordeta, apática, le abre.
–¡Buenas noches o buenos días, señora! –dijo el huésped sonriendo.
«Otra vez borracho », pensó ella.
–“Verano, ya me voy…” –expresó el recién llegado
Se escuchó una carcajada.
«Dizque poeta, lo que debes hacer es pagarme la renta».
Es hora del desayuno. En el comedor se escuchan conversaciones; algunas veces los cubiertos se caen arrastrando miradas. Una joven de dieciseis, Enriqueta –hija de la dueña– apresurada va a la cocina y regresa muchas veces. El ensayista observa el movimiento de su culo. Desde hace días ella lo ha notado y él no lo disimula. Los comensales en las otras mesas, los espían.
Es un día como tantos otros. La chica se encuentra sola en la cocina, prepara el almuerzo. El escritor baja de su habitación tarde.
–¿Todavía tienes desayuno? –preguntó.
Por un momento la joven sintió temor al ver cómo la contemplaba.
–Lo siento, solo le puedo brindar un café.
–No hay problema. Me gustaría que lo llevaras a mi pieza.
La alcoba fue testigo de caricias, de una lengua que recorrió su piel, de garganta muda ante los ambates sin control, de manos crispadas, y por último, lágrimas. Con los meses, aprovechando la hora de la siesta de la madre, se incrementaron los encuentros.
Pasan los años y Enriqueta decide visitar el cementerio Montparnasse, va vestida de negro, su cuerpo delgado ha perdido el brío de vivir. Los hombros están hundidos y su cabeza baja. Camina despacio.
«Maldito, mil veces maldito. Te odio y no te perdono. Me dejaste abandonada y yo, siempre creí en tu amor».
Las señoras caminan aprisa, llevan flores. La arboleda les hace calle de honor, sienten el pavés en sus zapatos; el sol comienza a buscar refugio detrás de los grandes árboles.
Algunas personas tropiezan su hombro, ella se sorprende al no sentir la brusquedad, no se disculpan y siguen como si tuvieran prisa en llegar a sus refugios. Gira su cabeza de vez en cuando y observa grupos de personas delante de las tumbas; algunos individuos discuten o comentan el deambular de la vida de los difuntos. Sus colores son cetrinos.
Ya ha preguntado dos veces dónde se encuentra la tumba de su poeta. Le informan que siga derecho. Su caminar se hace pesado, y más adelante escucha a varios señores exponer sus puntos de vista sobre la literatura. Los cuenta, son cuatro. Su corta vista no le permite ver sus rostros. Se acerca.
De súbito, al escuchar esa última voz, la señora se paraliza. Fue como si una descarga hubiera traspasado su cuerpo, sus palpitaciones se incrementan, casi no puede respirar y fue cayendo despacio sobre el piso de aquel sombreado lugar.
–¡Ayudemos a la señora! –expuso uno de los cuatro.
–¡No se preocupen que yo la llevo! –expresó otro con seguridad, como si la conociera.
–¿Dónde estoy, qué me pasó? –pregunta
–Te trajo un señor, dijo que te llamabas Enriqueta.Tratamos de pedirle más datos, pero en la confusión desapareció –manifestó la enfermera.
Comenzó a llorar.
«Hiciste de mi vida un libro de recuerdos gastados…»

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6 comentarios

  1. 1. Doralú dice:

    ¡Hola Escorpión!

    He tenido que leer el texto en varias oportunidades para lograr entender la situación. Me da la impresión que falta información para entender con facilidad ciertos párrafos. Es solo una opinión muy personal, es posible que sean limitaciones mías. Tal vez sea tu estilo para relatar y yo no esté familiarizada.

    La siguiente frase, no logro imaginarla: “El ensayista observa el movimiento de su culo. Desde hace días ella lo ha notado y él no lo disimula.” ¿Cómo es que ella se da cuenta que él le ve el culo?

    Esta frase me trajo confusión. “Ya ha preguntado dos veces dónde se encuentra la tumba de su poeta.” ¿Cuál poeta? ¿Su amante?

    En cuanto a ortografía, algunos pequeños detalles sin mucha importancia:
    Dieciséis cambiar por dieciséis.
    Ambates creo que es Embates.
    “Enriqueta.Tratamos…” dejar espacio entre ambas palabras.

    En cuanto a los símbolos que abren y cierran los diálogos directos: es incorrecto usar el guión corto, en su lugar hay que emplear la raya o guión largo. Es un pequeño detalle de forma, fácil de corregir.

    Un abrazo

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 05:01
  2. 2. Pablo Pagola dice:

    Buenas Escorpión.

    Me encanta como inicias el relato. Como expresa el ambiente, la situacion, el contexto. Has conseguido intrigarme enormemente. Sin embargo, a mitad del relato, cuando creo intuir que haces referencia a que el ensayista ha fallecido, y por tanto, como si hubiera trascurrido de forma veloz el tiempo, me he perdido. Me pasa un poco como te ha comentado antes Doralú.

    Si te pareciera oportuno, agradeceria una aclaración, por poder comprenderlo y comentarte de nuevo.

    Saludos, y gracias por compartir tu obra.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 17:14
  3. 3. Laura dice:

    Hola Escorpión.
    Interesante relato, aunque con lo que a mi juicio son dos momentos diferentes en tiempo presente: uno primero del hotel y otro de la viuda, unidos por el mismo poeta. Si es así, considero que,para facilitar la comprensión al lector, podrías haber hecho una separación entre un primer momento y un segundo momento. Tampoco estoy tan segura, si es así, de que lo correcto haya sido el uso en ambos del tiempo presente, en especial si no das indicación temporal alguna. Conduce a confusión.
    Ya te han señalado lo de los guiones.
    Con respecto a la historia, me ha gustado. Da para mucho, aunque dejas muchos interrogantes abierTos.

    Éxitos.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 23:55
  4. 4. Escorpión dice:

    Para Doralú.
    Mi saludo.
    Doralú, el escritor tiene que dejarle algo al lector. Recuerda que el lector también tiene su cerebro y tiene que ponerlo a trabajar; en lo personal considero que es un insulto cuando uno juzga mal al lector, donde todo hay que dárselo en bandeja.
    Un abrazo.

    La siguiente frase, no logro imaginarla: “El ensayista observa el movimiento de su culo. Desde hace días ella lo ha notado y él no lo disimula.” ¿Cómo es que ella se da cuenta que él le ve el culo? Tantas veces que la sigue en el comedor (porque es un bomboncito que atrae sexualmente, recuerda que está en los dieciséis))que la sigue con la vista, me pregunto ¿cómo es que no se da cuenta?
    A última hora a ella le gustaba el poeta, porque finalmente se entregó virgen, le dio su amor durante un tiempo, pero él la deja. Entonces donde antes había amor, ahora se ha convertido en odio.

    Esta frase me trajo confusión. “Ya ha preguntado dos veces dónde se encuentra la tumba de su poeta.” ¿Cuál poeta? ¿Su amante?
    Lo anterior responde tu inquietud.
    En cuanto a la ortografía te agradezco, error de dedo y no observé el error. Pocas personas se toman ese trabajo.Si se pudiera enviar el texto vía adjunto creo que se observaría mejor.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 21:14
  5. 5. Escorpión dice:

    Para Pablo Pagola.
    Cordial saludo Pablo.
    En el texto con el punto final doy inicio a otra secuencia de actividades. “Pasan los años y Enriqueta decide visitar el cementerio Montparnasse, va vestida de negro, su cuerpo delgado ha perdido el brío de vivir. Los hombros están hundidos y su cabeza baja. Camina despacio”.
    Pasan los años, trato de decir que pasó un tiempo, y el número lo puedes sacar así. Chica de 16 años, muere el poeta de x número de años, ella va al cementerio, “Los hombros están hundidos y su cabeza baja. Camina despacio”. Creo que lo anterior refleja que es una señora de bastante edad, en esos momentos no tiene esos bríos de juventud.
    Gracias por leer y comentar.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 21:05
  6. 6. Escorpión dice:

    Para Laura.
    Mi saludo Laura, gracias por leer y comentar el texto.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 21:07

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