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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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EL POETA - por ROBERTA

Los padres de Juanito habían muerto en un accidente automovilístico cuando él era pequeño; fue criado por sus abuelos paternos: él, marino retirado y ella profesora de literatura.
La abuela tenía una nutrida biblioteca con todo tipo de libros: novelas, poesía, ensayos y cuentos para todas las edades.
Tempranamente Juanito mostró interés por la lectura y su abuela le enseñó a leer y a escribir antes de que fuera a la escuela. Pasaban las largas tardes de invierno leyendo al calor de la estufa. La poesía de Antonio Machado, Walt Whitman o Alfonsina Storni eran familiares para él.
En verano, en cambio, le gustaba salir a caminar con su abuelo. Algo bohemio, el anciano le enseñaba el nombre de todos los árboles, le hacía notar los colores del cielo a distintas horas del día, la trayectoria de las nubes, los diferentes cantos de los pájaros, y el perfume sutil de las flores.
Por las noches, cuando el cielo estaba despejado salían juntos al patio a mirar las estrellas y el abuelo le contaba relatos mitológicos de las constelaciones.
Juanito era un niño singular; reservado, poco conversador y algo huraño con los extraños, sin embargo era comunicativo con sus abuelos, que para él eran su mundo.
En una ocasión el niño le preguntó a su abuela dónde estaba su madre y por qué se había ido. En esa conversación, la mujer comprendió cuanta tristeza y cuanto dolor había en el corazón de su nieto por su temprana orfandad.
Trató de explicarle lo que había ocurrido y le propuso que, si extrañaba a su mamá podía escribirle, que ella lo escucharía donde estuviese, y para tal fin le regaló un cuaderno que él usaría para eso.
Un día el niño le pidió a su abuela que le comprara otro cuaderno porque el primero “se había llenado de letras”.
La abuela, encantada, le preguntó si podía leer lo que él había escrito, a lo que el niño respondió: “Sí, abuela, éste va a ser nuestro secreto.”
La mujer no podía creer lo que estaba leyendo: cuentos, poemas y narraciones de una belleza sin igual para un niño de su edad; la mayoría estaban dedicados a su madre, pero otros eran odas al mar, a las nubes, a las estrellas, a las flores, a las tardes soleadas. Había puesto en versos todo lo que había aprendido de ellos: estaban el color de los atardeceres, el olor de la lluvia, la frescura de la hierba y la calidez de una caricia. Estaban también los besos no recibidos, las voces no escuchadas y las palabras no dichas de quienes habían partido.
Juanito se había convertido en un poeta.

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10 comentarios

  1. 1. Antaviana dice:

    Gracias Roberta por este regalo. Me ha parecido una historia preciosa, muy fluida y muy bien escrita. Me has emocionado.
    Felicidades!!!

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 10:34
  2. 2. Galia dice:

    Hola Roberta, muy tierno tu relato y me sonrío porque tiene algo en común con el mío, el papel de los abuelos en la vida de un niño. Un sólo detalle de ortogafía, el cuánta va con acento en “comprendió cuanta tristeza y cuanto dolor había en” ya que es enfático.
    Te felicito.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 21:29
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Hola Roberta:
    Te felicito, un relato lleno de ternura, bien escrito, fácil de leer y más fácil de sentir.
    Es fácil llegar al alma de los demás cuando se juntan las palabras apropiadas.
    Ha sido grato leer algo que llega al corazón.
    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 00:54
  4. 4. Amadeo dice:

    Roberta.
    Muy tierno relato. Muy buen texto, fácil y agradable de leer. No tengo más comentarios ni observaciones que hacer.
    Me gustó. Felicitaciones

    Estoy en el 32 por si quieres leerlo y comentar
    Saludos
    Amadeo – Argentina.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 01:38
  5. 5. J. Guillén dice:

    Precioso y emotivo relato. Lo cuentas con el ritmo preciso y palabras justas. Con un lenguaje sencillo pero muy expresivo. Como anécdota te diré que conozco un caso real parecido aunque sin la tragedia de los padres. Richard Feynman cuenta que se hizo científico porque mientras los otros niños jugaban a indios y vaqueros, él paseaba con su padre y éste le enseñaba cosas sobre las plantas, los insectos, las piedras y los dinosauros. Feynman se convirtió en uno de los más grandes físicos de la historia, famoso por su sentido del humor que contrastaba con la seriedad de las instituciones en las que trabajaba.
    Enhorabuena.
    Saludos desde el relato 155.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 13:26
  6. 6. Kathie G. dice:

    ¡Que hermoso relato! Que bonita la forma en la que su abuela inculcó en él desde tan temprana edad el amor por la lectura y la escritura. Tu historia la interpreto de esta forma, que incluso de los acontecimientos más dolorosos pueden nacer preciosas joyas. Veo a la abuela y al abuelo como dos pulidores de gemas y al niño como el diamante escondido dentro de una gran piedra. Muchas gracias por leer mi relato, saludos y feliz escritura!

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 17:36
  7. 7. Roberta dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros inspiradores comentarios.
    Gracias, Galia, por tus correcciones, es un error que cometo a menudo, y todavía no me curo.
    Saludos para todos.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 20:20
  8. 8. Judith dice:

    Roberta,

    Qué hermoso relato! Me gustó mucho y está muy bien escrito. Los niños son esponjas y los abuelos tienen una conexión especial con ellos.

    Felicitaciones! Si quieres leerme soy el 137.

    Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 06:17
  9. 9. Escorpión dice:

    Mi saludo.
    Me gustó este relato por lo bien llevado durante toda la lectura. Una conexión muy fuerte con la abuela.
    Sugerencias:
    1-Revisa la palabra niño, aparece muchas veces.
    2-“Sí, abuela, éste va a ser nuestro secreto.” En esta oración el punto va al exterior cuando cierras comillas y el demostrativo no se tilda.
    Un abrazo.

    Escrito el 24 febrero 2018 a las 17:19
  10. 10. Verónica dice:

    Hola. Me ha gustado mucho tu relato, muy tierno. El niño y los abuelos como acompañantes en su vida. Te felicito
    Mi relato es el 33, por si quieres leerlo.
    Saludos

    Escrito el 25 febrero 2018 a las 12:52

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