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EL POETA - por M.L.Plaza
La investigación me ha interesado desde muy pequeño. Para mí fue fácil. En mi casa nadie se había dedicado a la ciencia. Pero todos trabajaban. Así que mis padres me buscaban cursos en verano.
Recuerdo el primero. Fue cuando tenía ocho años. Alguien había abierto un Museo de los Inventos o algo parecido. Era una cosa pequeña, en plan privado, que tuvo que cerrar al cabo de unos años. Ese verano organizaron un taller para niños inventores. Y ahí fui de cabeza. Me encantó eso de montar y desmontar artilugios. También hicimos algunas pócimas rarísimas, que ya no recuerdo para qué servían. Conocí a un montón de niños. Algunos seguimos siendo amigos al cabo de tantos años.
Entonces éramos muy ambiciosos. Queríamos solucionar los grandes problemas, así de golpe. Que hay hambre en el mundo, pues inventamos una máquina a la que le metemos una espiga de trigo por una ranura, y al poco rato tienes harina para toda la humanidad. La fe de los niños en las máquinas.
A la mayor parte de los críos les interesa la ciencia porque ayuda a entender la naturaleza. Yo creo que el rechazo a la física no es innato, es aprendido de los adultos, que ante cualquier pregunta se excusan con ese “es que yo soy de letras”.
Después me empecé a interesar por asuntos más teóricos. A los catorce años, en la clase de física nos explicaron que el tiempo tuvo un comienzo y que en algún momento se iba a acabar. Me quedé pasmado. La idea del tiempo me empezó a angustiar y ha marcado mi vida para siempre. Intenté leer todo lo que pude y después estudié Físicas.
Luego entiendes que la vida es un breve viaje hacia el futuro. Y aprendes a vivir con ello.
La ciencia es una profesión como cualquier otra; está llena de pasiones humanas. Vemos la misma luna que los enamorados o los poetas, aunque la observamos desde una perspectiva complementaria. Ahí está ella, moviéndose en el cielo sujeta a leyes de las que no tiene ni idea, como tantos personajes literarios.
Claro que hay belleza en la física, y mucha. Para mí, reside en la simplicidad conceptual. Una ecuación puede ser muy compleja pero me gusta que sea geométrica, que tenga dimensiones y refleje imaginación. Por supuesto que es algo muy subjetivo . Una teoría o ecuación que a mí me encante no tiene por qué deslumbrar a otro científico. Alguien dijo que las grandes teorías tienen una belleza de tipo platónico: son ordenadas, armoniosas, y existe proporción entre los elementos. Hoy en día gran parte de la ciencia que se hace es funcional, y su belleza también lo es. Pero eso mismo pasa con el arte.
Me encantaría comprender el principio del tiempo y del espacio, y ser capaz de describirlo en ecuaciones armoniosas y en las precisas y hermosas palabras de nuestra lengua.
Hola:
Me he sentido un poco defraudado con tu historia. A medida que lo leía sabía que no iba a llevarme a ninguna parte. Creo que tienes un buen estilo, pero personalmente, este relato en primera persona no ha conseguido cautivarme, ni emocionarme, ni me ha hecho sentir nada en concreto. Además la frase de “soy de letras” me parece que está un poco de sobra, creo que no debería tener cabida desprestigiar a los que sí somos de letras, pero en fin, en este mundo hay gustos para todo.
Un saludo desde el 107.
Charles Babe:
Para escribir el relato me basé en una entrevista a un físico. Él decía lo de “soy de letras”. A mí, que soy de letras profundas, me pareció muy interesante la opinión. Por eso lo ha he recreado en mi historia. Ni él ni yo hemos pretendido desprestigiar a nadie.
Saludos.
Hola ML: Gracias por pasarte por mi relato y tus amables palabras.
Tu relato empezaba muy bien, con los sueños y proyectos de un niño sobre la ciencia. Pero a mitad de la lectura me ha aburrido un poco, no ha terminado de engancharme. Aunque debo decir que está bien escrito, bien redactado. He echado en falta algún poeta que diese significado al obligatorio título, aunque en algunos párrafos hay algo de poesía, por ciertas descripciones. Espero que mi opinión no te moleste. Un saludo.
Hola, M.L.Plaza.
A mi si que me ha gustado. Los relatos no siempre son para contar una historia, puede ser también para reflejar los pensamientos de un personaje, por lo menos así es mi opinión. El tuyo me ha gustado, lo has escrito muy bien, con sensibilidad y con cierto toque poetico.
Con respecto a lo que dice Charles, lo de “no debería tener cabida desprestigiar a los que sí somos de letras,”, no estoy de acuerdo. No creo que los desprestigies, es solo una opinión, y además, si lo hiciese, es la opinión del personaje, al igual que si un personaje dice comentarios racistas, machistas… no nos gustará, pero no por eso vamos a ignorarlos y dejar de escribir sobre ellos, sino no reflejariamos la realidad.
Si quieres leer el mío, soy el 134.
Saludos
Hola M. L.
Una vez captada la idea de tu relato, comentarte que para darle el “punto” quizás deberías de mantener la voz del niño durante toda la escena. De esa forma el relato se basaría en la idea que tiene un niño de lo que es la ciencia. La forma de entender conceptos abstractos de los niños, muchas veces es sorprendente.
Considero que tu idea es buena y el relato puede quedar muy bien con algún pequeño retoque.
Espero haberte ayudado
Saludos
Hola, M. l. Plaza:
Como te decía María Jesús, en este relato puede haber un cierto retoque poético, pero a mí me parece más bien una apologíia a la ciencia que otra cosa. desde luego, cada quién tiene una perspectivade las cosas: el hecho de decir “soy de letras”, no creo que sea desprestigiar a nadie, sino más bien decir que no dominas otros ámbitos, aunque es verdad que a la gente le suele dar mucha rabia ese comentario. Yo tuve una profesora en el Instituto en esta circunstancia. Pero bueno, no deja de ser un relato apologético, aunque el estilo me parece un poco entrecortado; quizá en exceso: si lo haces un poquito más largo, poniendo más comas que puntos (sin pasarte tampoco, sino con un cierto equilibrio), tal vez resulte más ameno en cuanto a la lectura.
Hola M.L.Plaza, primero quiero darte gracias por leer mi relato.
Con la primera línea de tu escrito “La investigación me ha interesado desde muy pequeño” pensé que te irías por los lados del periodismo o la comunicación. Luego le fuiste dando el giro hacia la pasión de tu personaje por la ciencia y me ha quedado un gusto agridulce al respecto; me hubiera gustado ver más sobre «el poeta» tal como sugiere el título, porque aunque logro degustar poesía en tu relato, por momentos sentía que la historia divagaba un poco y perdía la imagen del poeta. Me imaginaba de pronto una especie de alquimista en lugar del poeta en sí.
Por otro lado estoy en desacuerdo con el primer comentario en el que se te acusa de “desprestigiar a los que sí somos de letras”, no me lo parece o por lo menos a mí no me lo ha parecido. Debemos saber distinguir cuando se lee a un personaje ficticio y cuando no. Eso hay que tenerlo claro, y los nuestros son personajes ficticios con su propia opinión, no hay que tomarlo tan personal.
En general, tu forma de redactar me ha gustado, lo has hecho muy bien, y has entretejido una historia interesante. Mis felicitaciones, y feliz escritura!
Hola, he leído tu relato y los comentarios. Si bien es cierto que no es un relato con estructura “planteamiento, nudo y desenlace”, creo que tampoco era esa tu intención. Lo que a mí me transmite es una apología por la unión entre ciencias y poesía, que en principio parece imposible, entre lo demostrable y lo místico, lo cuantificable y lo relativo. Y me gusta, además de que está muy bien escrito.
Tampoco entiendo el “soy de letras” como una manera de desprestigiar, es una expresión muy usada, al igual que “soy de ciencias”, según el caso.
Saludos,
Luna
Hola, M.L. Plaza.
Me gusta tu texto. Me pareció que dentro de lo teórico y científico, le pusiste escritura armoniosa, le pusiste poesía. Está bien escrito.
En mis tiempos había esa separación en los estudios y yo era de ciencias, pero también me gustaba leer y tenía buena ortografía y quería ser de letras. Ah, recuerdos que me llegan con tu texto.
Gracias por tu escritura.
Un abrazo.
Hola, M.L. Plaza.
Primeramente agradeciendo tu visita a mi texto y devolviendote con gusto la misma.
Me gusto tu relato, coincido con quienes lo encuentran poético, ciertamente lo es, es como estar leyendo a alguien que está enamorado y tu personaje prácticamente lo esta de la física; pero el amor y la belleza no puede ser perfecta y encontré el “prietito del arroz” en tu texto, y es que en el último párrafo haz colocado un punto separado de la palabra “subjetivo” sin embargo nada que no desestime tu trabajo.
¡Saludos!
Buenas, M.L. Plaza.
Un relato de lo más curioso.
Tengo un amigo que es físico con un doctorado en física cuántica y cuando se pone a hablarnos de su trabajo lo hace con una pasión y un entusiasmo que bien se podría considerar poesía. Tu texto me ha recordado un poco a él. Algunas veces un poeta no es el que recita versos que rimen.
¡Un saludo!
Hola M.L. Plaza, primero que algo quisiera darte las gracias por la visita que me regalaste. Tu opinión, como la de cada una de mis comentaristas, es importante para mí. El criterio ajeno es el que mejor guia los actos futuros cuando lo que se busca es Armonía.
Tu texto no es ajeno a esta afinidad perfeccionista que los números y la ciencia te regalan.
Yo me volví escritor a los sesenta y tres años pero antes fui Ingeniero.
Entiendo tu búsqueda, con letras, de lo armónico que puede ser una fórmula por la exactitud que los números proveen. Yo me sentía elevado a las alturas cuando debíamos de programar una computadora para competir en ciencias o en juegos con las computadoras de otras universidades.
Te felicito por el intento tan poético que logras.
Gracias de nuevo por tu visita.
Pues a mi me parece una muy bonita manera de expresar como la literatura y la física pueden ser formas distintas de llegar a entender una misma realidad. Creo que lo que intentas dar a entender con tu relato es (corrigeme si me equivoco) es que ambas intentan explicar el universo, solo que en idiomas diferentes.
Hay parrafos que me encantan:
Entonces éramos muy ambiciosos. Queríamos solucionar los grandes problemas, así de golpe. Que hay hambre en el mundo, pues inventamos una máquina a la que le metemos una espiga de trigo por una ranura, y al poco rato tienes harina para toda la humanidad. La fe de los niños en las máquinas.
¡que bonita manera de explicar la inocencia y la confianza de los niños!
o esta :
Ahí está ella, moviéndose en el cielo sujeta a leyes de las que no tiene ni idea, como tantos personajes literarios.
¡precioso símil !
En fin, que me ha gustado mucho.
No me busques porque , aunque de letras como soy, llevo dos meses en los que mi cerebro se niega a juntarlas para crear algo…igual me he de pasar a las ciencias ? 🙂
Un saludo!
Hola Patricia.
Muchas gracias por tus palabras. He echado mucho de menos tu relato. Me encanta leerte cada mes.
Espero que te reencuentres con las Musas pronto.
Ha sido un detalle de tu parte pasarte por mi relato.
Hasta pronto.
Hola:
Me ha parecido un texto muy bello.
Como la mayoría, me sumo a la opinión de que no estás desprestigiando a nadie. Todo tiene cabida en la ficción.
He visto en todo el relato la idea de ciencia como arte aunque me ha parecido fallido el modo de expresarla para que pudiera corresponderse con el título.
Creo que te tendrías que haber centrado más en la visión que tiene el personaje de la ciencia que en la historia personal.
Pero, en definitiva, felicidades por tan buena escritura.
Curioso poeta el que nos traes, M.L. Plaza.
La verdad es que has dotado muy bien a tu personaje de esa voz a medio camino entre poeta y científico. Porque su forma de hablar es metódica, fría, pero también exhala una cierta obsesión por encontrar la belleza del universo.
Muy bonito. Me ha gustado.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Hola M.L. Plaza:
Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo. Tu consejo de cambiar la presentación de mi historia llevando al inicio de la misma la estrofa final, me ha resultado provechoso y así modificada la subiré a mi blog con algunas escenas añadidas.
Tu relato me ha chocado un poco, pues no he visto en el relato la imagen de un niño relatando su asombro al descubrir la naturaleza, sino la de un adulto ya formado que recuerda su etapa de niño y después de estudiante.
Ello no quita para decirte que me ha parecido bien narrado y que me ha gustado la idea.
Felicidades.