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El Poeta - por Saulo

Saliendo del baño de chicos, el que tiene la puerta llena de agujeros y pintadas guarras, te das de bruces con el “Mocos” y el “Rastas” que, como es habitual, escapan corriendo hacia el patio, más allá de la tapia, hacia la calle, lo más lejos posible de este internado de chicos. El Rastas te mira fijamente. Es una mirada torcida, acompañada de una sonrisa cruel.
—¡Coño, pero si es el pringao del poeta! —dice frenando en seco. El chirrido del roce de la suela de las deportivas gastadas contra el suelo te golpea el cerebro. Si fueras un gato, estarías contra la pared completamente arqueado, con el pelo de punta, mostrando los dientes y agarrándote al suelo con las uñas, pero solo eres un chaval que ha tenido que ir al baño y que quiere volver a la última clase del día sin mayores problemas.
—¿No te huele a mierda? ¡Eh, mocos, tío, ven acá! ¿No te huele a mierda?
El Mocos arrastra los pies hasta dejarlos muy cerca de los tuyos. Olisquea el aire a tú alrededor y contesta que sí, que huele mucho a mierda.
—Oyes, poeta, ¿qué haces fuera de clase? ¿No te da miedo perderte por los pasillos ahora que está oscureciendo? —. El Mocos te habla mirándote directamente a los ojos. Agachas la cabeza, los ojos fijos en el suelo pero él te dice, ¡mírame a la cara!, y tú le miras, pero la cabeza sigue queriendo esconderse entre los hombros. —A ver, contesta, qué coño haces aquí fuera.
—Tenía que ir al baño —. La voz te sale agrietada y asustada. Miras hacia todos lados pero no hay nadie. Solos. Los tres.
—O sea, que el olor a mierda es de verdad —. El Rastas hace que huele como un perro, bajando la nariz por tu espalda. Sus ojos se fijan en tu cara y te pone un brazo por encima de los hombros. Se ríe sin ganas y el Mocos le acompaña con una risita aguda.
Echando los hombros hacia atrás y dando un saltito, el Mocos se separa de ti. Un gesto de sorpresa le llena la cara.
—Rastas, tío —dice levantando los brazos al aire—, parece que el poeta hace honor a su nombre. Rápidamente, con un movimiento brusco, mete dos dedos por tu bragueta que, sin darte cuenta, te has dejado abierta. Intentas alejarte pero ya estás contra la pared. No puedes escapar. El Rastas se ríe.
—¿A ver qué tenemos por aquí? —. Dice agachándose y haciendo que mira a través de tu bragueta abierta. Te mueves, te giras, te retuerces, intentas marcharte mientras dices bajito, por favor, por favor, dejadme en paz.
—DejaDDme en paz—. Dice el Mocos imitando tu tono. —Pero qué bien que hablas, poeta. Claro que te vamos a dejar en paz, pero primero te vienes con nosotros… no se puede ir por ahí provocando al personal —sus manos apuntan hacia tu bragueta abierta— y luego pretender que aquí no ha pasado nada, ¿verdad?
Silencio.
—¿VERDAD?
—No entiendo —. Dices encogiéndote, haciéndote pequeñito.
—Pero, poeta, tú no eres idiota. ¿Verdad que no es idiota, Rastas?
—Claro que no. Pero, a lo mejor tenemos que explicárselo un poco. ¿Acaso no te estás paseando por los pasillos con la bragueta abierta para provocarnos? —El Rastas tira de tu pantalón para hacer más evidente que la bragueta está abierta. —Y justo ahora que llevamos tanto tiempo sin salir de este puto colegio.
Abres mucho los ojos y giras la cabeza de un lado a otro. No entiendes que está pasando.
—Pues parece que vamos a tener que explicártelo un poquito mejor —. El Mocos te coge por un brazo y el Rastas por el otro. Medio arrastrando los pies, medio colgado de los brazos del Rastas y el Mocos, intentas frenar el paso firme de estos. Dices por favor, por favor, muchas veces seguidas, sin poder gritar, pero ellos están inmersos en su conversación y en sus voces. Tú no escuchas, no ves, no hueles, pero tus sentidos no pueden estar más alerta. Vuelves la vista una y otra vez hacia atrás, hacia las puertas cerradas, hacia las voces lejanas que, a cada paso, están más lejos. Tiras con tus pocas fuerzas, te revuelves sobre ti mismo, pero solo consigues que te miren, rían y te agarren con más fuerza.
—Tranquilo, poeta —, te dice uno, —algo me dice que ya te han contado que somos muy, pero que muy cariñosos.

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8 comentarios

  1. 1. Andy dice:

    Excelente escena. Conjugada de una manera magistral. Por cierto, tienes buen gancho. Me has agarrado de los pelos y arrastrado hasta el final. Buen trabajo 🙂

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 02:34
  2. 2. María Jesús dice:

    Hola Saulo: Me ha gustado mucho tu texto, lo has escrito de tal manera que percibes la situación con total claridad. Representas la típica escena de matones de colegio apabullando a una víctima vulnerable. Los diálogos están muy bien expresados y al estar escrito en segunda persona cuentas lo sucedido a un público imaginario. Un acierto para captar la atención.
    Me gustan las historias dramáticas, no es que sea una sádica pero disfruto más cuando un personaje lo está pasando mal. Al poeta, desde luego le ha tocado el gordo en cuanto a vivir una mala experiencia, y el final te eriza los pelos, solo de pensar en lo que le van a hacer.
    Faltas he visto pocas ( A ver, contesta, qué coño haces aquí fuera)Ahí falta los signos de interrogación. (—DejaDDme), aquí parece que se te ha ido el dedo, jeje. Pero vamos es pecata minuta, que no desluce el relato lo más mínimo.En definitiva, a mi parecer escribes muy bien y tu relato es de los que enganchan de principio a fin. Enhorabuena.
    Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 12:46
  3. 3. paola panzieri dice:

    Hola Saulo
    Un relato excelente. Bien escrito, con un narrador en segunda que siempre es difícil de usar. Poca narración y mucha imagen como me gusta.
    El mote de los personajes es muy oportuno, de los tres. Ya te pone en situación.
    EN fin, me ha gustado leer algo tan bueno.

    Aportación: allí donde dices : mira hacia todos los lados, pero no hay nadie, sólo los tres; ¿cómo te sonaría sólo vosotros tres?
    Se me olvidaba decir que los diálogos me han encantado. Cada cual con su voz. Parece que los estás viendo y el final abierto…Me encanta porque te da la posibilidad de acabarlo como prefiera tu lado más sensible o más realista!

    Enhorabuena y saludos

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 12:45
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Saulo.
    Me ha parecido un texto magnífico. Has graduado muy bien la tensión y angustias crecientes ante la impotencia de Poeta.
    Yo, al contrario que María Jesús, lo paso fatal con la violencia que sufren los personajes. Supongo que será por el cine, pero los pasillos de los internados se han convertido en lugares siniestros; da miedo solo pensar en ellos.
    Me ha encantado leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 20:19
  5. 5. Galia dice:

    Saulo. has realizado un relato magistral, cinematográfico, a medida que nos adentramos en él, podemos ver cada escena. El final, mejor no imaginarlo.
    Te felicito.
    Galia

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 13:03
  6. 6. Dino dice:

    Hola Saulo, el relato que propusiste me pareció de lo más emocionante. Se puede palpar el malestar del que está atrapado en esa situación (supongo que yo).
    Una observación: cuando los comentarios dentro de los diálogos implican un verbo del “decir”, no debería ir ni punto ni mayúsucula. Por ejemplo:
    —¿A ver qué tenemos por aquí? —. Dice agachándose y…
    Creo que debería ir:
    —¿A ver qué tenemos por aquí? —dice agachándose y…
    en cambio, cuando no se utiliza el verbo del decir, debe comenzar la oración con mayúscula, pero creo que sin el punto.

    Saludos!

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 20:04
  7. 7. cesar henen dice:

    Hola Saulo gusto en leerte por primera vez.

    La idea del narrador en segunda persona es para que te sientas identificado con el personaje principal y que te sientas en su piel; pero he de decir que no me siento identificado con el personaje, no lo siento parte de mí, aparte que el hecho de saber que el personaje víctima no veo como una mujer que leyera esto se sienta parte de la trama, lo puede hacer eso sí, pero no del modo de que fuera ella quien estuviera viviendo la mala experiencia, si hubiera más neutralidad en el género del personaje donde no sabemos si es hombre o mujer desde mi punto de vista tu narrador en segunda persona hubiera quedado mejor. El relato no termina de gustarme pues presentas una escena posterior a una violación entre niños. Una escena que más que gustarme, me dejo asqueado y que sinceramente hay muchos temas que bien pueden ser usados para usar el narrador en segunda persona sin tener que usar un escena que a leguas se nota que ya existe una violación. Aclaro que es la historia contada no tu forma de escribirla.

    En cuanto a lo técnico, hay cosas que no me cuadran: comienza con “Saliendo del baño de chicos” suponemos que es un colegio (escuela) para hombres y mujeres de lo contrario no hace falta especificar que es un baño para chicos, y menos si tiene agujeros que son obviamente para espiar el baño de las mujeres. Seguimos leyendo y nos enteramos que es un internado de chicos, prácticamente no hay baño de chicas porque no hay chicas, por lo tanto la especificación está de más.

    “—Oyes, poeta, ¿qué haces fuera de clase? ¿No te da miedo perderte por los pasillos ahora que está oscureciendo? —(.) El Mocos te habla mirándote directamente a los ojos. Agachas la cabeza, los ojos fijos en el suelo pero él te dice, ¡mírame a la cara!, y tú le miras, pero la cabeza sigue queriendo esconderse entre los hombros. (—)A ver, contesta, qué coño haces aquí fuera.”
    El punto entre paréntesis debe ir al final de la intervención del narrador y la raya en paréntesis debe ir pegada a la última palabra dicha por el narrador.
    “—Tenía que ir al baño —(.) La voz te sale agrietada y asustada. Miras hacia todos lados pero no hay nadie. Solos. Los tres.” El punto antes de la intervención del narrado después de la raya no va. Si el dialogo del personaje termina y después del narrador ya no sigue hablando el persona, el punto va junto a la última palabra del personaje y la raya pegada a la primer palabra del narrador.
    “—O sea, que el olor a mierda es de verdad (—. )El Rastas hace que huele como un perro, bajando la nariz por tu espalda. Sus ojos se fijan en tu cara y te pone un brazo por encima de los hombros. Se ríe sin ganas y el Mocos le acompaña con una risita aguda.” Igual que la anterior.
    “—DejaDDme en paz (—.) Dice el Mocos imitando tu tono(. —) Pero qué bien que hablas, poeta. Claro que te vamos a dejar en paz, pero primero te vienes con nosotros… no se puede ir por ahí provocando al personal —sus manos apuntan hacia tu bragueta abierta— y luego pretender que aquí no ha pasado nada, ¿verdad’”

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 02:44
  8. 8. Nacho S. dice:

    Hola Saulo,
    Tu relato no me ha gustado en el sentido que no me provoca placer lo cual es lo que lo hace muy bueno porque realmente logras crear una emoción, una sensación en el lector: provoca una emoción de preocupación y de lástima por el Poeta y una sincera aversión sino más por los dos “bullies.” He de decir que el hecho de que se te acabaran las 750 palabras antes de ir en más en detalle me dejó aliviado.

    Sino respecto de la forma, lo único que yo, con mi limitado conocimiento habría cambiado es escribir “poeta” con mayúsucula durante todo el texto: “Poeta.” La razón es que en este caso es utilizado como un sobrenombre y no como un sustantivo. Por ejemplo, el Rastas y el Mocos tuvieron derecho a sus mayúsculas.

    Un saludo y muchas gracias por tu comentario en mi texto.

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 13:43

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