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El poeta - por Pablo Pagola

EL POETA
‘… se pasó todos los días allí sentado, sobre una roca y mirando al horizonte, desde el alba hasta la puesta de sol, ¡y sin decir nada!…’
Este fue el diagnóstico de la madre. Obviamente no me comento que su hijo era autista, ni que en los diez años que tenía apenas se había comunicado. Algunas palabras sueltas, frases en muchas ocasiones inconexas, pero poco más. Y tan solo con los familiares más cercanos. Sin embargo, le sorprendía que las tres semanas del verano que pasaban en la casa de la playa no dijera una palabra. No sé cuál fue el motivo, pero esto llamó mi atención. En cierto modo, sentía curiosidad por conocer a Marcos. ¿Un niño que solo contemplaba al horizonte y parecía que disfrutaba?, seguro que debía haber algo más.
La primera cita fue extenuante, la madre estaba allí presente. Tan solo hablaba y hablaba. No había terminado de pronunciar una palabra cuando la siguiente ya estaba a remolque, sin tiempo a un descanso, como si no necesitara hacer una pausa para respirar. Marcos tan solo observaba el despacho. La curioseaba todo desde el sofá, sin moverse, escudriñando cada uno de los detalles de la habitación. Algo dentro de mí me llevaba a pensar que el niño no es que no hablara, simplemente no existía posibilidad de interferir en el monologo, no había espacio a ello. Una tras otra pregunta dirigida al niño era rápidamente replicada por la madre, como si le dieran un premio por cada respuesta correcta. Tras media hora de intentar interactuar con mi paciente, decidí cambiar el enfoque y opté por tratar de acercarme a él mediante dibujos. Fue así como me di cuenta que era autista. ¬
Para las siguientes sesiones hice entender a la madre que necesitaba estar con su hijo a solas y a duras penas lo entendió. No era cierto, pero tanta palabrería ralentizaba mi labor. Fui probando diversos métodos para estimularlo, para poder conectar con él. Para tratar de ayudarlo, pero también para satisfacer mi curiosidad, descubrir ese algo oculto. Lo intenté con música, juguetes, películas, simplemente hablando. Pero nada. Marcos seguía allí, observándolo todo, inspeccionando cada resquicio de la habitación. Desde el sofá, inmóvil.
Todas las sesiones el mismo proceso. La madre entraba, le indicaba a su hijo el asiento y comenzaba el soliloquio. Del clima, del trabajo, del marido. Los temas cambiaban de un día para otro. Marcos tomaba asiento y se quedaba observando a la madre, como esperando permiso para iniciar el reconocimiento. Luego yo la invitaba a salir y él, desde su puesto de vigía, comenzaba a mirar su entorno. Yo le comentaba como iba a transcurrir la consulta, pero él ya había iniciado su proceso y hacia caso omiso de lo que yo estuviera comentando.
Así transcurrieron todos nuestros encuentros. Unos más largos, otros más cortos. A veces era yo quien daba por concluida la consulta. Otras la madre irrumpía en el despacho y se lo llevaba por no sé qué asunto. Yo hablaba, el oía y observaba. Y nada más tenía lugar. No conseguía entablar interacción entre ambos. Al final de cada sesión me sentía como si yo fuera la madre, adueñada de la conversación y él haciendo como que escuchaba, pero sin ningún interés por lo que estaba diciendo. En silencio, como buscando algo. No conseguía acercarme a él y ante la escasez de avances, la madre decidió que era en vano seguir acudiendo a mí.
En la última sesión creí descubrir como hubiera debido acercarme a él. Yo le hablaba, le soltaba ideas, le intentaba estimular, cuando mi secretaria interrumpió en la habitación. Una llamada de otro paciente. Tuve que salir de la habitación por unos diez minutos. Volví a entrar y el seguía en su puesto. Ojos abiertos como platos, observándolo todo, inspeccionando. Paso el tiempo y ningún avance nuevo. La madre se llevó a Marcos, nos despedimos y el misterio quedo sin ser descubierto.
Al final del día, recogiendo el despacho encontré esta pequeña nota y entonces comprendí todo. Nada más supe de Marcos, pero espero que pueda volver a su roca del silencio.
‘La suave brisa,
azulado horizonte.
Calmada ausencia’

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4 comentarios

  1. 1. Doralú dice:

    ¡Hola Pablo Pagola!

    Es un texto relatado con mucha naturalidad, con buen ritmo y fluidez que ha permitido entenderlo con facilidad. Sin embargo, siento que le falta algo, “un no sé qué” que en estos momentos no logro identificar. Tal vez sea la ausencia de un par de diálogos lo que extraño en el texto. Por las características de Marcos, entiendo que esto es bastante difícil de lograr. En general percibo que cuentas más que muestras. Ojo… es solo una apreciación muy personal, tal vez la hora o el cansancio no me permiten ir más allá.

    En cuanto a ortografía, aparecieron unos pequeños detalles que no desmerecen el relato:
    “…no me comento que…” colocar “…no me comentó que…”
    “…el seguía en su puesto.” cambiar por “…él seguía en su puesto.”
    “Paso el tiempo…” cambiar por “Pasó el tiempo…”

    Para una lectura más cómoda del relato, yo sugiero dejar un espacio entre párrafos.

    Tienes un buen argumento en tus manos, Estoy segura que si decides convertirlo en un relato más largo, encontraras en Marcos y en su madre mucha tela para cortar debido a sus características personales.

    Un abrazo

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 05:51
  2. 2. Laura dice:

    Hola Pablo.
    Supongo que al introducir el autismo tienes conocimiento sobre el tema, por lo que no plasmo mis dudas, ya que lo desconozco como para señalar algo que me llame la atención, aunque con esa madre no sé si hay lugar para que las palabras salgan, para mí que el niño no tenía oportunidad de hablar, directamente se sumía en su mundo interior. Pero no sé nada al respecto.
    Con relación a la forma, está bien escrito, y la trama da para que la sigas trabajando, ese niño da para mucho, y más con esa madre que le has otorgado.

    Éxitos.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 23:59
  3. 3. Lenimer Durán dice:

    Pablo Pagola,

    Interesante tu relato, te mantiene en expectativa de que va a suceder con el niño. Los personajes bien definidos, con características propias cada uno. El tema es original, no es un tema que se trate a menudo pues debes conocer del tema.

    Concuerdo con Doralú en que a la historia le faltó algo. A mi parecer ese “algo” es el final, que es abrupto, sin mayores explicaciones. Al ser un relato corto debiste darle un poco mas de espacio al desenlace.

    Creo que merece una continuación y espero poder leerla. Si deseas compartir conmigo tu apreciación de mi relato, te lo agradecería mucho, es el 154. ¡Te espero!

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 02:46
  4. 4. Escorpión dice:

    Mi saludo Pablo.
    Mi apreciación:_
    1-Coincido con Lenimer Durán en lo que expone.
    2-Revisa la ortografía, tienes errores.
    3-Texto bien escrito el cual no se merece ese final, creo que puedes mejorarlo.Esperaba más

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 21:23

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