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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La poeta - por Otilia

Hay personas que vienen al mundo sin que se les espere, solo como un eslabón más de la cadena de la vida.

Fue la menor de ocho hermanos, su nacimiento no supuso ninguna alegría, era la certeza de otra boca más que alimentar. Desde temprana edad tuvo que luchar entre los hermanos para conseguir el trozo de pan diario.

Creció con el desapego de una familia donde las caricias sobraban, no recordaba ningún beso de su madre, ni que decir tiene, tampoco del padre o de hermanos, más bien empellones y duras palabras.

La primera caricia guardada en la memoria fue el cachetito cariñoso de la maestra, el primer día de escuela. Aquella señorita tan guapa la miró y repitió su nombre «rosada Aurora» mientras le acariciaba la trenza color del trigo maduro que nadie había peinado en varios días.

Teresa, al verla tan vulnerable, la quiso como a la hija que no tenía. Le enseñó a amar los libros y luego a leer. Sintió la inocencia de aquella niña carente de toda muestra de amor, que encontró en ellos el escondite para escabullirse de los demás y fabricar un mundo propio donde soñar y ser feliz.

Todas las mañanas, sin falta, Aurora llegaba a la escuela aterida de frío y casi siempre con el estómago vacío.

Esta situación de la niña le preocupaba, llevaba noches sin dormir pensando lo feliz que sería cuidando de la pequeña y cómo plantear el asunto a aquella familia tan huraña.

La tos crónica, los ataques movían su cuerpo frágil como el viento a un junco, dio fuerzas a la maestra para presentarse en la casa de los padres de su alumna.

—Buenos días señora, soy… —No la dejó terminar.

—Ya se quién es, ¿qué quiere? —dijo la madre de malos modos.

—He pensado que como su casa está lejos de la escuela, Aurora podría quedarse en la mía hasta que venga el buen tiempo y sane el catarro.

—Si se la lleva, usted cargará con todos los gastos. —El dinero fue la única pega que salió de la boca materna.

—Conforme, entonces se queda conmigo. ¿Su marido estará de acuerdo?

—En mi familia no se meta, le he dicho que se la lleve —refunfuñó cerrando la puerta.

En un año, la buena alimentación, la higiene y sobre todo el cariño, las caricias cambiaron a Aurora. Los ojos expresaban dicha, la sonrisa no se borraba del rostro infantil y su corazón dejó salir los sentimientos antes escondidos para que no la hirieran.

Una mañana en el desayuno, debajo de la servilleta, la maestra encontró un papel con su nombre y leyó:

«Una gran nube cubrió el cielo de nuestro pueblo, el sol y las estrellas desaparecieron y con ellos las flores y las risas de los niños, hasta que llegaste tú».

Al levantar la vista del texto, se encontró con los ojos enormes de Aurora.

—¿Lo has escrito tú? —preguntó emocionada.

—Sí, ¿te gusta? —balbuceó vergonzosa.

—Es el regalo más bonito que he recibido —dijo mientras la besaba con ternura—. Hoy compraremos un cuaderno para que escribas lo que quieras, ¿te parece?

No solo compraron el cuaderno y lápices de colores, Aurora recibió como regalo de su cercano octavo cumpleaños, un libro de poesía.

Leyó tantas veces aquellos poemas que los aprendió de memoria, fueron el modelo para escribir lo que sentía a su corta edad. Por todo ello en el pueblo empezaron a llamarla la Poeta y a pedirle que recitase versos.

El padre vio en ello una forma de lucro y el primer día que Aurora fue a hacerles una visita le dijo:

—Como ya eres mayor te quedarás con nosotros.

No sirvió de nada que la maestra fuera en su busca e intentará explicar los beneficios para la pequeña, tampoco el llanto de ésta.

—Vivirás aquí y no volverás a la escuela —replicó.

Así fue, el padre la llevaba por los pueblos a recitar en plazas y tabernas a cambio de dinero que malgastaba en vino. Una tarde, en vez de obedecerle, echó a correr con todas sus fuerzas hasta la casa de Teresa.

La maestra tomó una decisión, trastocaba su vida, pero Aurora merecía un futuro mejor.

Al despuntar el día subían al autobús, iban a la capital a solicitar el traslado de escuela y luego…, seguirían su viaje.

Abrazadas, veían alejarse el pueblo mientras las lágrimas rodaban de sus ojos y la pequeña poetisa susurraba:

«Adiós, arroyos pequeños
Adiós, vista de mis ojos
No sé cuándo nos veremos».

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11 comentarios

  1. 1. Lenimer Durán dice:

    Otilia,

    Describes la realidad de muchas familias, en las que un niño es solo una boca mas que alimentar. Con tus descripciones logras que se pasee por un abanico de emociones, impotencia, tristeza, empatía, alegría, ternura… Es un relato de fácil lectura, con una dosis de poesía. Excelente trabajo.

    Espero puedas pasar por mi historia y contar con tu sincera apreciación, el numero 154.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 06:18
  2. 2. Luna Paniagua dice:

    Hola Otilia:
    Una historia muy emocionante, que transmite diferentes sensaciones según avanza. Es duro, pero también bonito y esperanzador. Muy bueno.

    Un saludo

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 16:17
  3. 3. Galia dice:

    Muy bella historia, Otilia, representa a tantas Auroras y me gusta el papel redentor que le das a la poesía.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 21:35
  4. 4. dopidop dice:

    Buenas Otilia,

    Una historia dura, y por desgracia real. Está muy bien escrita, nos haces que nos enganchemos desde el principio, las descripciones nos hacen recorrer una gran variedad de sensaciones, y los diálogos le aportan el dinamismo necesario. Y aunque llega un momento en el que pensamos que la cosa no va a acabar bien, al final nos dejas con un sabor de boca agradable (aunque agridulce).

    Un muy buen trabajo, me ha gustado bastante. Muchas gracias por compartirlo.

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 12:44
  5. 5. isan dice:

    Hola Otilia:

    Primero te comento un acento saltarín que se ha ido de SÉ en “Ya se quién es,” y ha caído en INTENTARA de “…e intentará explicar…”

    En esta frase: “Así fue, el padre la llevaba por los pueblos a recitar en plazas y tabernas a cambio de dinero que malgastaba en vino. Una tarde, en vez de obedecerle, echó a correr con todas sus fuerzas hasta la casa de Teresa.” El padre es el sujeto de la acción, pero en la segunda parte se dice: “en vez de obedecerle…” creo que, aunque se entiende perfectamente la intención, ha cambiado el sujeto y habría que decirlo, ya que se sigue pensando que sigue siendo el padre.

    No he entendido bien el motivo de seguir viaje después de solicitar el traslado de escuela que, supongo que el traslado es para la maestra.

    Entrando en materia, me ha parecido un bello relato aunque duro como la vida misma. Supongo que en nuestro universo cada vez pasa menos, pero, por desgracia, existen otros mundos y yo los he visto. Aunque la situación de huida no sea buena, algo se arregla con su vida. Está magníficamente escrito, muy cuidado como en ti es costumbre.

    Como a tu protagonista le llamaban La poeta, me he acordado de la mía que le ocurre lo mismo. Como sueles leerme te lo comento. Además me hace ilusión que lo leas este mes porque tiene relación con nuestro pueblo.

    Un saludo.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 21:13
  6. 6. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Otilia, tierno relato, con mucha verdad incluida, mostrando loa candidez del niño. Saludos

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 13:34
  7. 7. kikin87 dice:

    Hola Otilia,

    Para ser un relato relativamente corto, ambos personajes son profundos y evolucionan durante el desarrollo de la historia.

    Además, creas empatía con ambos protagonistas.

    Felicidades,
    Kik

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 07:42
  8. 8. María Jesús dice:

    Hola Otilia: Tu relato me ha encantado, de principio a fin. Me ha parecido muy bien escrito y muy ameno y la trama una delicia. Además, el hecho de que hayas incluido versos en el texto le dan mas puntos a tu favor. Es de los míos, vamos, una historia sencilla y emotiva de las que empiezas a leer y te atrapan.
    Un saludo desde el 111.

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 15:14
  9. 9. Otilia dice:

    Gracias María Jesús por leer y por tu agradable comentario.
    Pronto pasaré a leer tu relato.
    Saludos.

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 17:47
  10. 10. R. L. Expósito dice:

    Otilia

    Hola, Otilia. Me paso tarde (este mes he preferido descansar) pero quería devolver al menos una de mis visitas pendientes. Así que allá voy…

    Siempre lo digo: por favor, tómate mis comentarios como sugerencias poco fiables; soy un gran ignorante literario, apenas comienzo a aprender.

    Primera Lectura: bien, muy buena historia y se lee del tirón, sin atascos… Bueno, uno sí, cuando aparece el nombre Teresa y durante unas cuantas líneas tuve la impresión de que cambiaba el foco de la historia, que hasta ahí (y luego también) me pareció puesto en la niña.
    Dicho esto, en sucesivas lecturas dejé de notarlo, así que seguro que fue cosa mía. Sólo te lo digo porque realmente fue lo que percibí en ese momento, y procuro ser sincero.

    Punto débil: en realidad no veo nada relevante, ya te comentaron ese par de acentos. Si hay algo más, a mí se me escapa… Podría ser alguna coma fuera de lugar, aunque me parece más bien una cuestión de gustos, así que no creo que haya nada. Bien, muy bien.

    Punto fuerte: la narración, que me pareció agradablemente fluida, y por supuesto la historia, muy buena… Tanto que me ha surgido una duda, me he dado cuenta de algo: al final, tu relato se me ha convertido en una excelente sinopsis para un formato más largo. Ya no lo veo como un cuento, sino como un proyecto de novela. ¿Cómo lo ves tú, te animas?

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 20:35
  11. 11. Otilia dice:

    Hola R.L.Expósito:
    Empiezo contestando a tu última pregunta, claro que me animo a escribir una novela, pero todavía es pronto, yo también soy novata en esto de escribir XD.
    Muchas gracias por leer y por tu amable comentario. Nos leemos.
    Saludos.

    Escrito el 28 febrero 2018 a las 11:49

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