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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La poetisa - por Gringa chica

Desde el vientre materno el amor por el arte estuvo ahí. Venía en los genes y por partida doble. La manifestación primera fue la música escuchando en su casa distintos instrumentos, como el piano y la guitarra: desde Beethoven a Los Chalchaleros, pasando por los menos conocidos, pero más queridos Los Puesteros del Valle.

Esa niña que no podía coser ni bordar (como hubiera querido su maestra de primer año de la escuela pública) disfrutó en cambio de la danza – clásica – y del canto – en todas sus formas, incluso la lírica – desde siempre y hasta nunca. Pero no fue sino hasta la adultez que su condición de ávida lectora durante su tierna infancia dio sus frutos. Comenzó a escribir sin saber ni cómo ni por qué, para ella, como catarsis primero, y para un amor imposible después. Una correspondencia como la de antaño, aunque en archivos protegidos con clave, herramienta característica de la moderna era digital. En el intercambio epistolar brotó su alma como la sangre roja y caliente de una herida abierta. Porque dolía quererlo tanto y saberse a millones de kilómetros de distancia de cualquier vínculo real posible. Esa sangre siempre brotaba en prosa, aunque hubiera frases que cantaran y rimaran. Aun cuando las letras de las canciones que inspiraron mucha de esa prosa fueran en verso, la niña poetisa nunca pudo escribir un poema. Sí, había leído mucha poesía y sabía que el romance de los monosílabos de aquel muchacho con sus mil palabras hubiera homenajeado mejor en verso a aquel amor prohibido, pero purísimo, que los unió.

Sin embargo, no. Hasta ahí llegó su alma, o su intelecto. Da igual. Ni un verso. Y la niña con corazón de poetisa quedó encerrada dentro de la adulta con coraza de hierro que protegería esa alma chiquita y frágil. Y tapó los ductos, abandonó la escritura en un acto de rebeldía dirigido solo a ella, porque pocos sabían de aquella pasión por las letras y de aquel amor imposible.

Hasta que un día el destino la enfrentó a la más dura de las batallas: la de la vida y la muerte. Luego del terrible accidente, su cerebro se durmió un tiempo y por milagro volvió intacto de su largo letargo. Su alma volvió hecha trizas, pero su fuerza de voluntad sin mella. La escritura no fue ya ni en prosa ni en el otrora imposible verso. Fueron simples notas para recordar lo que esa jugada macabra del destino le había dañado: su prodigiosa memoria. No la memoria de viejas épocas, la que la transportaba a las clases de costura de aquella escuela cercana a la playa; esa memoria permaneció intacta; la niña poetisa seguía a salvo. Era la dama de hierro la que ahora no recordaba qué había cenado la noche anterior. La forma en que su destrozada memoria RAM consiguió reconstruirse fue tomando notas de todo: lo que había hecho, dicho y lo que haría al día siguiente. Debe reconocerse que tal ocurrencia no fue suya, sino una coincidencia entre lo que la medicina indicaba y, sin saberlo, lo que su alma rota necesitaba.

Así pasó la tormenta. Siguió reconstruyendo su intelecto, su cuerpo, su vida; saldando casi todas las deudas, cerrando puertas y abriendo caminos. Pero la niña poetisa no ha podido, o no ha querido aún escribir su primer poema. De todas formas, eso ya no le preocupa. Como tantas cosas que ahora respetan más su esencia y menos los mandatos impuestos por el afuera. Hay cosas que nunca podrá hacer. Y saberlo es bueno. Se siente bien no ser completo y disfrutar también de las carencias.

La niña poetisa al final, nunca escribió en verso.

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7 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Hola Gringa Chica.
    Me gusta tu relato. Muy íntimo, romántico y personalizado.
    Me gusta el matiz pausado y cadencioso que has logrado. Eso le da un valor especial a la lectura.
    Pero la vida no es color de rosa y nada es completo. Lo interesante es poder tener conciencia de nuestras propias limitaciones para tratar de superarlas.
    Un saludo.

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 18:29
  2. 2. Sara Sierra dice:

    Hola Gringa,
    Me ha parecido un relato autobiográfico, en cuanto a la poesía; espero que lo demás sea metafórico. Me gusta que describes esos sentimientos como si escribieras una carta. Me ha gustado como comienza tu relato, rememorando y la aceptación al final. Felicidades

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 15:20
  3. 3. Sara Sierra dice:

    Hola Gringa,
    Me ha parecido un relato autobiográfico, en cuanto a la poesía; espero que lo demás sea metafórico. Me gusta que describes esos sentimientos como si escribieras una carta. Me ha gustado como comienza tu relato, rememorando y la aceptación al final. Felicidades

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 15:20
  4. 4. Judith dice:

    Gringa chica,

    Tengo la suerte de conocerte y por eso sé de tu historia y de tu sensibilidad que se vio reflotada tras ese accidente tan injusto, luego de que la guardaras dentro de “la mujer de hierro”. Tu relato es sumamente sensible tal como lo eres tú y nos lleva de paseo por tus vaivenes y tus sentimientos. Felicitaciones! Sigue mimando a esa niña poetisa.

    Te quiero.

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 20:28
  5. 5. Lenimer Durán dice:

    Gringa chica,

    Muy bonita forma de relatar esta historia, esta llena de poesía aunque no esté escrita en versos. Me transmitiste muchas emociones. Excelente uso de la puntuación que te mantiene en ritmo, sin hacer la lectura pesada. No exageras en el uso de metáforas y todas tienen coherencia. Muy buen relato.

    Gracias por leerme y espero seguir leyéndote.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 16:55
  6. 6. Menta dice:

    Hola Gringa Chica: Me ha gustado mucho tu relato. El tema y como lo has desarrollado.

    Por los comentarios me he enterado que es en parte autobiográfico. Espero que estés bien y que la escritura sea para ti un rubo de escape, sobre todo porque lo haces muy bien.

    No te conozco, pero lo mismo que Judith, yo también te quiero, Menta

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 20:45
  7. 7. marazul dice:

    “A la poesía no hay que buscarla, ella te encuentra”. Está claro que con la historia que nos cuentas esa afirmación es cierta. A pesar de los inconvenientes, de las desgracias…la tendencia natural del ser humano no cambia. Eso pervive. Y el hecho de que tu protagonista sea consciente de sus limitaciones es un soplo de aire fresco. A pesar de ese final en donde nos dices que la poetisa nunca escribió el verso, veo en tus palabras un mensaje positivo.
    Muchas gracias, Gringa, por esa lección de superación que transmite todo el texto.
    Un abrazo

    Escrito el 23 febrero 2018 a las 21:11

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