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El poeta - por PaulaC_99

Era un caluroso día de verano, pero eso no le impidió a Carlos hacer lo mismo de siempre: sentarse bajo el gran árbol de su jardín para leer y escribir poemas, que era lo que más le gustaba.
Todavía no llegaba a los diez años, pero ya se desenvolvía muy bien con la escritura, y tenía claro que se quería dedicar a eso cuando fuera mayor. Nunca le había dicho a sus padres que quería ser poeta, y ellos pensaban que solo era una afición poco habitual para un niño y que se le daba muy bien. Ese día se decidió a contárselo.
Su madre no estaba en casa, seguía trabajando, pero su padre acababa de llegar, así que a él se lo diría el primero.
-Hola hijo -dijo el hombre dándole un beso en la cabeza-. ¿Qué tal, qué has hecho hoy?
-He escrito algo nuevo.
-¿Sí? Pues ya me lo dejarás leer luego.
-Papá…
-¿Sí?
-Yo de mayor quiero ser poeta.
-Su padre le miró con expresión extraña-. ¿Pero no querías ser médico o profesor?
-Bueno, eso me gusta, pero no tanto como esto.
-Eso no te va a dar de comer. Es mejor que hagas medicina y esto lo tengas como algo para pasar el tiempo. Créeme, en unos años me lo agradecerás.
-Pero papá…
-He dicho que no -dijo el hombre, enfadado-. No vas a dedicarte a escribir poesía, eso no es un trabajo y no vas a poder vivir de ello. Serás médico o profesor, como siempre has dicho.
-¿Y si no quiero ser eso?
-Pues arquitecto -contestó el hombre bruscamente-. O lo que sea que se considere trabajo. Pero no serás poeta.
A partir de ese día, no volvió a comentar el tema con su padre, y a su madre ni siquiera le llegó a expresar sus deseos de futuro cuando volvió a casa de trabajar.
Escribió mucho durante el verano, pero ya no lo enseñaba con la facilidad que lo hacía antes.
Cuando empezó el siguiente curso, los poemas que escribía los iba guardando en cuadernos de clase, como escondiéndolos por miedo a que su padre los encontrara y tirara.
Cuando cumplió dieciocho años, salió de su habitación y se dirigió al salón, donde estaba su padre viendo la televisión.
-Voy a ser poeta -dijo.
-¿Cómo? -Dijo su padre, ahora mirándole-. ¿Todavía sigues con eso? Han pasado nueve años.
-¿Vas a dejarme ser lo que quiero? -Preguntó.
-Ya te lo dije cuando eras pequeño, eso no te va a solucionar la vida. Y como padre, y porque me preocupo por ti, no pienso dejar que te arruines y lo eches todo a perder. Así que no hijo, no te voy a dejar ser poeta.
El chico, consciente de lo que diría su padre, fue a su habitación y cogió la maleta que había preparado por la mañana. Después salió al salón y pasó por delante de la televisión hasta llegar a la puerta de entrada.
-¿Qué estás haciendo? -Dijo su padre al verle.
-Me voy.
-¿Cómo que te vas? ¿Dónde?
-A algún sitio donde no les importe el dinero, solo la felicidad que produce el trabajar de lo que te gusta.

10 años después…

-¿A nombre de quién? -Preguntó mirando a la chica, que le observaba con su móvil en la mano, esperando a que le firmara el libro para hacerse una foto con él.
-Laura.
-Muy bien -dijo Carlos poniendo su nombre y un dibujo al lado-. Aquí tienes.
Le devolvió el que ya era su tercer libro publicado y se hizo una foto con ella.
Todavía recordaba como si fuera ayer el día que dejó su casa. Buscó a su madre y se lo contó todo. Ella le recriminó el no habérselo dicho cuando era pequeño, y que entendía por qué les había hecho creer que había dejado de escribir. Le ayudó en todo, y entendió perfectamente que dejara la casa.
Su madre acabó divorciándose, ya que su padre seguía sin apoyar la decisión de su hijo, y este, tras una fuerte pelea con él, se alejó y no volvió a verle.
Estaba tan concentrado en sus recuerdos que se olvidó que estaba en una firma, y volvió a la realidad cuando vio unas piernas moverse impacientes delante de él. Sin levantar la cabeza preguntó a quien se lo dedicaba.
-A tu padre.

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6 comentarios

  1. 1. Jesús López Conesa dice:

    Hola Paula,tu relato esta muy bien. La redacción esta genial y lo desarrollas muy bien.La valentía de Carlos y su ansia por triunfar incluso son inspiradoras.

    Un saludo, estoy el 68 por si te apetece pasarte.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 11:09
  2. 2. Toscana dice:

    Un relato lleno de esperanza, de que si persigues algo puedes conseguirlo, y espero que perdón, de un padre que se equivocó y vuelve a modo de disculpa. O eso entiendo yo. Muy bonito.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 20:26
  3. 3. Judith dice:

    Hola Paula, me gustó mucho tu relato. Buena historia y muy real. Creo que no hay padre que no sufra por lo económico cuando ve una veta poética en un hijo. Quizás le faltó fuerza a cómo planteas el conflicto. Si fue por un tema de palabras, podrías haber dejado fuera la reacción de la madre ya que tu conflicto central fue con el padre. Entonces tendrías más palabras para profundizar en el dolor del joven por el rechazo del padre y su tenacidad para sobresalir.

    Una duda: 99 es por tu año de nacimiento?

    Si quieres leerme soy la 137.

    Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 02:48
  4. 4. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Paula C, otro mes que me paso a leerte. Entusiasmado como siempre, valiente, metiendo el dedo en la llaga, me gustó. Saludos

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 13:49
  5. 5. Wolfy27 dice:

    Hola, PaulaC_99. Me gustó el argumento de tu relato, aunque quizás y teniendo en cuenta la extensión permitida podrías haber desviado la atención del lector para que el final resultara más inesperado.
    Por otra parte al principio del primer diálogo creo que “hijo” debería ir precedido de una coma ya que se trata de un vocativo.
    El uso de coma antes de la conjunción “y” es bastante reducido y deberías revisar los casos en los que está permitido.
    También te aconsejo que cuando quieras expresar la emoción de un personaje, no lo hagas de manera explícita como cuando dices que el padre estaba “enfadado”, si no que lo insinúes aludiendo el tono de su voz o algún tipo de lenguaje corporal.
    ¡Sigue escribiendo!

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 16:57
  6. 6. Mancebo dice:

    Hola Paula,
    Un relato bien narrado sobre la lucha por los sueños que tras sinsabores y zancadillas se convierte en realidad. La forma que has elegido para plasmarlo me parece perfecta, alternando descripciones con diálogos. Por cierto, en estos últimos despliegas bastante dominio. Es una faceta que a muchos escritores se les atraganta.
    En cuanto a la historia en sí, por poner alguna pega, en mi modesta opinión no cuadra que silencie el deseo de convertirse en poeta a su madre durante años cuando después de abandonado el nido la busca para sincerarse y se demuestra que tiene una gran confianza con ella para contárselo todo.
    El efecto final para rematar la historia me ha gustado, me ha parecido creíble. El padre sucumbe por fin a la realidad y busca el perdón.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 23:14

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