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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El poeta - por José Torma

Web: http://www.cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com

El humo negro se mezclaba con el blanco en un interminable remolino que desvanecía todo a su paso. Tenía un par de horas que no se escuchaban gritos de auxilio ni pedimentos de ayuda. Una suave brisa avivaba los mini tornados que levantaban papeles al aire en una tirada de confeti para una fiesta de muerte.

En el centro del desastre, una maleta roja desafiaba el entorno, lucia erguida, orgullosa e impoluta. Su color brillante desentonaba con el gris a su alrededor. A pocos pasos, un niño de unos diez años sostenía un peluche abrazado a su pecho, los ojos fuertemente cerrados. Su bello rostro estaba manchado de tizne y una de sus rodillas sangraba. «¡Corre y no voltees!» Le había dicho su madre cuando terminó el estruendo y se abrió la puerta de emergencia. Apenas alcanzó a alejarse cuando una explosión lo lanzó contra el suelo. Desorientado, permaneció tirado en el piso. Los gritos lo asustaban, pero fueron disminuyendo y al igual que las llamas, desaparecieron.

Con paso incierto avanzó hacia la maleta, que lo atraía como sirena a marinero. Tropezó con un zapato y cayó sobre una lámina humeante, su rodilla comenzó a sangrar. El cerebro registró el pie amputado dentro del calzado, pero su inocencia lo protegió de su real significado. Quería llorar, pero su padre le había hecho prometer que iba a ser un hombre y no llorar nunca. La valija lo llamaba, tenía un compartimento en la parte superior, donde el candado había sido arrancado y el zíper estaba un poco abierto. Dentro se veía un libro; limpiando su mano en el pantalón, lo tomó con cuidado. Puso su oso sobre la maleta y pasó sus dedos por la cubierta. Le gustaban mucho los libros, leía todo el tiempo.

Un chisporroteo le hizo levantar la mirada, una sección del avión se acababa de re incendiar. Espero a ver si se escuchaba algún lamento, pero solo estaba el silencio. Un ladrido llamó su atención, de entre los escombros, un gran perro se le acercó vacilante. Volteó a ver el fuego y ladró con mayor apremio, pero el niño estaba en trance. El baile de las llamas lo hipnotizaba y casi soltó el libro. Sin poderlo evitar se empezó a balancear, siguiendo el ritmo inexistente de la conflagración. Nuevas nubes negras se iban formando y empezaban a nublar la visión. El perro al ver que el niño no reaccionaba, agarró el peluche y lo empezó a jalar.

Una nueva explosión lo sobresaltó y entendió la situación en el que se encontraba. El animal seguía tirando del peluche, incitándolo a correr, a alejarse del peligro. El viento retomó fuerza y las llamas volvieron a aparecer. Niño y perro corrían por el escabroso terreno, los pulmones del pequeño parecía que iban a estallar haciendo difícil la respiración. Detuvo su carrera y poniendo las manos sobre las rodillas, intentó recuperar el aliento. Fuertes dolores en las piernas y en la espalda lo sorprendieron, no estaban ahí momentos antes. Con dificultad se sentó en el pasto. Se levantó la camisa y vio que la piel de su estómago estaba negra y se sentía dura al tacto, el dolor lo sobrecogió y perdió el conocimiento.

El perro notó que el niño no lo seguía. Ladró más fuerte, pero el pequeño no se movía. Sin dejar de ladrar, se le fue acercando. Lamió su rostro, tratando de reanimarlo. El oso y el libro habían caído de sus manos y el viento jugaba con las hojas. La temperatura descendió y el animal se acostó junto al niño, tratando de darle calor.

El pequeño temblaba y a pesar de las indicaciones de su padre, lloraba. Sintió la lengua húmeda en su rostro. «Hola, perrito… ¿Cómo te llamas?». El animal al sentir que se movía, se levantó y fue a acercarle los objetos perdidos. «¿Quieres que te lea un poco?» dijo tomando el libro. «Es de poesía, no sé si te guste».

Horas después, cuando llegaron los rescatistas, encontraron el cuerpo del niño con el libro en el regazo y al perro llorando a su lado. El paramédico tomó al animal para revisar su collar, la placa ovalada tenía unas letras rayadas. Al darse cuenta del nombre y del libro en las manos del niño, rompió en llanto. El nombre del perro era “Poeta”.

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12 comentarios

  1. 1. Osvaldo Vela dice:

    Hola compadre José, como siempre acudiendo a tu lectura para encontrarme con un texto excepcional: bien narrado, cubriendo todos los ángulos que hay que mostrar para nunca perder el hilo de la historia. te mereces un cien. !Qué bárbaro!

    Te felicito, tu escritura domina el arte de despertar emociones: tierna y cruel al mismo tiempo. Sí acaso hubo algo que corregir no lo vi. Mi atención estuvo siempre concentrada en el niño y el perro. dos personajes de acuerdo al reto.

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 20:51
  2. 2. Rita dice:

    Hola, José 🙂
    Para empezar, el reto de poner un niño como protagonista está bien conseguido. Coincido con Osvaldo en que sabes transmitir emociones; por un lado, la ternura que hace sentir el perro al querer proteger al niño y, por otro, la tristeza del trágico final.
    Sin embargo, he de decir que me ha parecido un poco caótico. Y no me refiero al caos de las explosiones y la gente asustada huyendo. Lo que quiero decir es que me encontraba un poco perdida. Al principio, el niño estaba cerca de una maleta; después, sale de algún sitio (que a falta de información me imaginé que era el metro) y la maleta aparece de nuevo; más adelante hablas de un avión, cuando ya me había formado otra imagen en mi cabeza. Esto último es un peligro, porque puedes decepcionar, además de confundir, al lector. Te aconsejo que repase todo esto y, sobre todo, ten cuidado con la imagen que formas al lector de tu texto. Si no quieres que se confunda, no demores demasiado los detalles necesarios. No hay que explicarlos todos de golpe, pero tampoco tardar demasiado.
    Te recomiendo también que repases el uso de la coma: he visto algunos fallos.
    Una cosa que me ha llamado la atención es que al principio, el narrador no parece ser el niño, puesto que utilizas una forma de hablar que no tienen los niños. Y más adelante, escribes lo siguiente: “Fuertes dolores en las piernas y en la espalda lo sorprendieron, no estaban ahí momentos antes.”. En esta frase (sobre todo en la segunda parte) da la sensación de que quien narra es el niño.
    Bueno, espero haberte ayudado y que sigas creciendo como escritor. Si te apetece pasarte por mi relato, soy el número 38.
    Nos leemos!

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 12:48
  3. 3. Judith dice:

    José,

    Qué belleza de relato! Terminé de leerlo con lágrimas en los ojos. La imagen del rojo de la maleta y la sangre en medio de tanto caos y gris estuve muy bien lograda. Y luego la cambiaste por la imagen del perro y el niño, una segunda imagen sumamente tierna. No estaba preparada para el desarrollo desde allí, pero me encantó. Creo que es justamente eso, el no llevarnos a un final feliz, lo que más me gustó. Y tus descripciones son sumamente vívidas!! Felicitaciones!!

    Estoy en el 137 por si quieres leerme.

    Saludos!

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 19:53
  4. 4. Lunaclara dice:

    Hola Jose: yo no veo ningún error. Me parece un relato perfecto.
    En ti veo una gran evolución como escritor.
    Mis felicitaciones!
    Nos leemos siempre!!!

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 20:50
  5. 5. cualquiera dice:

    Hola José, mi poeta está justo encima del tuyo, así que me toca comentar tu texto.

    He tenido una sensación parecida a la que describe Rita, que lo ha sabido ver muy bien. El texto parece algo deslavazado, fragmentario y a mi parecer incoherente en algunos pasajes.

    El principio, por ejemplo, desconcierta un poco. Dices, en la segunda frase “Tenía un par de horas que no se escuchaban gritos de auxilio ni pedimentos de ayuda” ¿A qué sujeto se refiere ese “Tenía”? No lo sé. Desconcierto.

    “Una suave brisa avivaba los mini tornados que levantaban papeles al aire en una tirada de confeti para una fiesta de muerte.”

    Es una bella figura, pero hay algo que interrumpe mi lectura “para una fiesta de muerte”. Parece aquí que la suave brisa tenía esa intención, hacer una fiesta de muerte. Me chirría esa intencionalidad de la brisa. Los elementos naturales carecen de intención, puede la brisa ser como una fiesta de muerte, pero no actuar con ese fin, me resulta inverisímil, aunque sé que es una metáfora atmosférica, pero no me creo esa intención.

    Por comentar sólo un par de detalles y dejar que otros compañeros puedan desentrañar otras partes.

    Después, en general, he percibido quizá un exceso de retórica en el tono, y tampoco he conseguido enternecerme del todo con esta historia del niño y el perro. Coincido con Rita, el texto merece una revisión de coherencia interna para que la historia de verdad atrape.

    Y siento haberte tenido que hacerte este comentario algo tibio, espero que eso no te desanime, sino que te de fuerza para seguir progresando. Un saludo!

    Escrito el 17 febrero 2018 a las 22:52
  6. 6. Leosinprisa dice:

    Hola José, nos traes en esta ocasión un relato lleno de sentimientos, sobre un desastre aéreo y su superviviente que contempla el caos que le envuelve.

    Parece que ambos hemos decidido poner a nuestros niños con un amigo canino que lo acompañe. Un recurso que da mucho juego y al cual has sabido sacarle partido. Me ha gustado tu escrito, aunque me he quedado desolado por el triste final y la sensación de desesperanza que trasmite durante toda tu historia. Se me ha hecho necesario tomar un poco de aire y pensar que es producto de tu imaginación y no un acontecimiento real en el cual pueda estar basado, pero ahí queda mi desasosiego de que la ficción torne en realidad a cualquier momento.

    Supongo que ello es un acierto de tu escrito y el propósito para su lectura. Como siempre un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 10:15
  7. 7. Pilar dice:

    Hola, José
    Tras nuestras breves aclaraciones sobre tópicos mexicanos-españoles sentía muchísimas ganas por conocer algo tu trabajo. También he echado un vistazo a tu blog y he encontrado cosas muy interesantes. Pero ahora toca comentar el relato de este mes…

    Lo primero es darte la enhorabuena por haber combinado con tanta sutiliza la ternura y el desastre; un mínimo rayo de esperanza entre el desolador paisaje… aunque al final (y esto lo veía venir desde que el niño se ve la tripa morada) no pudiese salvarse.

    Te diré que me ha costado situarme en la escena pues, al principio no sabía de qué catástrofe estabas hablando: he pensado en un huracán, un incendio. Fiesta y muerte me parecen conceptos tan antagónicos que me cuesta encajarlos en una frase…

    Sin embargo, a partir del segundo párrafo, cuando comienzas a hablar de la maleta y a dar pistas sobre el accidente de avión, me he dejado llevar, sintiendo el desasosiego del perro, el miedo y a la vez curiosidad del niño. He disfrutado mucho el relato, de verdad, José. Lo he leío tres o cuatro veces y cada vez cobraba más realismo en mi cabeza. Quizás la sensación de desorganización que te apuntaban más arriba se solucione recolocando algunas frases para que el impacto sea más contundente desde la primera lectura. Quizás tan solo añadiendo alguna referencia al avión siniestrado en esa columna de humo que abre tu relato. No sé… Es solo una sugerencia que, por supuesto, puedes ignorar. Lo del tema del narrador, yo a veces lo he visto como testigo y otras omnisciente. Pero este punto es muy difícil de controlar, al menos para mí, que se ha convertido en mi objetivo principal este año…

    A tu favor tienes el buen manejo de las palabras para crear sensaciones e imágenes y lo más importante: las buenas ideas.
    Felicidades y hasta pronto.
    Pilar, 92.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 00:05
  8. 8. Pilar dice:

    Hola, José
    Tras nuestras breves aclaraciones sobre tópicos mexicanos-españoles sentía muchísimas ganas por conocer algo tu trabajo. También he echado un vistazo a tu blog y he encontrado cosas muy interesantes. Pero ahora toca comentar el relato de este mes…

    Lo primero es darte la enhorabuena por haber combinado con tanta sutiliza la ternura y el desastre; un mínimo rayo de esperanza entre el desolador paisaje… aunque al final (y esto lo veía venir desde que el niño se ve la tripa morada) no pudiese salvarse.

    Te diré que me ha costado situarme en la escena pues, al principio no sabía de qué catástrofe estabas hablando: he pensado en un huracán, un incendio. Fiesta y muerte me parecen conceptos tan antagónicos que me cuesta encajarlos en una frase…

    Sin embargo, a partir del segundo párrafo, cuando comienzas a hablar de la maleta y a dar pistas sobre el accidente de avión, me he dejado llevar, sintiendo el desasosiego del perro, el miedo y a la vez curiosidad del niño. He disfrutado mucho el relato, de verdad, José. Lo he leío tres o cuatro veces y cada vez cobraba más realismo en mi cabeza. Quizás la sensación de desorganización que te apuntaban más arriba se solucione recolocando algunas frases para que el impacto sea más contundente desde la primera lectura. Quizás tan solo añadiendo alguna referencia al avión siniestrado en esa columna de humo que abre tu relato. No sé… Es solo una sugerencia que, por supuesto, puedes ignorar. Lo del tema del narrador, yo a veces lo he visto como testigo y otras omnisciente. Pero este punto es muy difícil de controlar, al menos para mí, que se ha convertido en mi objetivo principal este año…

    A tu favor tienes el buen manejo de las palabras para crear sensaciones e imágenes y lo más importante: las buenas ideas.
    Felicidades y hasta pronto.
    Pilar, 92.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 00:05
  9. Hola José.

    Me ha encantado tu relato. Tiene una fuerza visual increíble. Además, has conseguido llegar a los sentimientos del lector, removiendo sus emociones.

    Por decirte un pero, la palabra “Espero”, debería ir acentuada en la “o”. Es lo único que he visto, fíjate si lo leí con atención XD.

    Nos seguimos leyendo.

    Un abrazo.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 22:05
  10. 10. Charola dice:

    Hola, José.

    Me resultó un muy buen relato. Quizá demoraste en decirnos lo que estaba ocurriendo, pero cuando llegamos a entender lo que sucede, tu texto se torna hermoso dentro de lo triste y catastrófico del escenario. Me gustó mucho.

    En lo formal te faltaron algunas tildes en “lucía” erguida, esperó a ver…

    Felicitaciones. Un abrazo.

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 22:27
  11. 11. Laura dice:

    Hola José.
    Tu relato es desgarrador,maravillosamente escrito. Te felicito.
    Me quedó un poquito fuera que el rescatista llore al ver el nombre del perro, pero tal vez fue lo que desencadenó las lágrimas.
    Nos encontramos en marzo.

    Escrito el 26 febrero 2018 a las 11:41
  12. 12. Lapdog dice:

    Felicidades, José Torma, como paisano entiendo tu objetivo al redactar de esa forma tu trágica y dulce historia. Un sabor como la cocina mexicana. Te deseo mucha suerte.
    Ocitore

    Escrito el 28 febrero 2018 a las 09:32

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