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El poeta - por Karla Velásquez Castillo

Web: http://www.entreunmundodeletras.com.es

Es jueves en la mañana, la lluvia golpea el vidrio de mi ventana y parece que no va a parar. El día es sombrío, hay que encender la luz para poder divisar con claridad. Me levanto de la cama casi a regañadientes ya que preferiría pasarme las horas acostado que salir con esta lluvia. No me malinterpreten, no es que no me guste la lluvia es sólo que mi ánimo no está para disfrutarla.

Mi nombre es Mateo, soy un niño de 8 años, pero para mi corta edad hay muchas cosas en mi mente. Sueño con mundos fantásticos, algunos lugares los moldeo con mis manos que a pesar de que estén hechos de plastilina, se vuelven reales en mi mente. En mi casa no hay más niños, soy hijo único por lo que no tengo con quien comunicarme de la forma en que yo quisiera, pero mi mente es quien me escucha cada vez que quiero relatar o compartir algo. La relación con mis padres es normal, dicen que soy un niño un poco aislado, pero me gusta ser de esta manera, incluso aunque no la entienda del todo.

La escuela está por comenzar y yo aún estoy desayunando. Tengo a mi madre encima todo el tiempo diciéndome cada 30 segundos que debo salir porque el expreso llegará pronto. Las clases no son algo que disfrute en su totalidad, pero hay una en particular que no me gusta perder. La materia de lenguaje es lo mejor que puede haber en el día, básicamente porque una vez cada dos semanas hay pequeños talleres de lectura.

¿Recuerdan lo que dicen de mí? Bueno pues además de aislado soy un poco tímido, pero de alguna manera me armo de valor para leer lo que escribo para el resto de la clase. Aunque sólo quisiera que una persona en especial lo escuchara con atención, alguien que captó mi mirada desde el primer día y ni siquiera sé por qué, pero es protagonista de mis historias, aunque no lo sepa.

Termino de alistarme, me despido de mi madre y salgo al portón a esperar al expreso, el cual diviso a lo lejos que le falta aproximadamente cuadra y media para llegar. Cabe destacar que por mi manera de ser no soy la típica persona que rebosa de amigos, lo cual no me molesta ya que tengo un mejor amigo y eso es suficiente. ¿El problema? Que va en otro expreso porque vive lejos.

Estamos todos reunidos en clases, estoy un poco nervioso. Mi letra no es estilizada, pero me las arreglo para escribir lo que viene a mi mente, así que tengo la tarea completa y el corazón acelerado porque soy el siguiente en la lista para exponer mi trabajo. Cierro los ojos para respirar profundo cuando soy interrumpido por la voz de la profesora al pronunciar mi nombre. Salgo de mi mini-sesión de relajación (la cual aprendí de mis padres) y me dispongo a pararme en el centro del salón. Doy los buenos días y comienzo a leer mi relato que más que eso es una especia de poesía.

“Dentro de paisajes imaginarios
Y repetitivos calendarios
Me encuentro esperando.
Puede ser que no me veas
O es lo que se repite mi mente
Pero dentro de este mundo
Las posibilidades existen.
Existen elementos infinitos
Que desafían la realidad
En un universo desconocido y solitario
El cual una sonrisa puede salvarlo,
Aunque observarte de lejos
También puede ayudarlo.
Los colores y formas se complementan
En este espacio mío,
¿Quieres ayudarme a construirlo?
Puede que haya un poco de tormentas
Pero también una dulzura que lo alimenta.
No estoy seguro de sí saldrá perfecto,
Aunque si tú estás presente
Las letras tomarán su rumbo,
Se depositarán en tu sonrisa
Y por arte de magia se transformarán en castillos,
En lagos y en ¿por qué no? en naves espaciales.
Se convertirá en lo que deseemos,
En nuestra imaginación no hay límites
Tu mano puede moldear lo que sea
Si aceptas el reto conmigo.
Así que, ¿estás dispuesta?
Me encuentro nervioso esperando tu respuesta,
Me distraigo derrotando los monstruos de mi mente
Pero hay una luz que alienta y me dice
Que probablemente aceptes mi propuesta.”

Cuando levanto la mirada, la clase me está mirando fijamente y la profesora se levanta de su asiento para aplaudir y los demás hacen lo mismo. Realmente no esperaba eso, ya que en otras ocasiones solo ha habido aplausos regulares, pero esta vez se sentía diferente.

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4 comentarios

  1. 1. Rita dice:

    Hola, Karl a 🙂
    Un buen relato, en general. Me gusta que un niño de 8 años se interese por la poesía. El reto lo cumples sin problema.
    Aún así, hay algunas cosas que me chocan. Por ejemplo, hay un par de palabras que no entran en el vocabulario de un niño de 8 años:
    -vidrio: no sé si un niño de esta edad conocerá el significado de esta palabra. Pero, desde luego, no la suelen utilizar. Tengo un montón de sobrinos, y jamás los he escuchado utilizar esta palabra. “El vidrio de mi ventana” queda extraño incluso para un adulto. Te recomendaría que cambiasen “vidrio” por “cristal”. “El cristal de mi ventana”. ¿Cómo te suena ahora? Sobre todo para un niño. Cuando uno escribe, tiene que amoldarse a la edad y personalidad del personaje (o personajes en el caso de una novela coral). Ahora, no sé si tiene que ver con el registro que se utiliza en tu zona geográfica, pero a mí me ha sonado extraño.
    -sombrío: otra palabra que no está en el vocabulario de un niño. Aunque a nosotros nos parezcan palabras simples y comunes, hay que tener cuidado y utilizar un vocabulario (en el caso de este texto) infantil; si no, al lector le parecerá poco realista y dejará de leer, más si es una novela larga.
    -divisar: tampoco es una palabra que vaya a utilizar un niño.
    -moldeo: lo mismo. Te lo digo por experiencia. Un día ayudé a mi sobrina a escribir un relato para el colegio y ella utilizaba palabras muy simples. Por ejemplo, “algunos lugares los moldeo con mis manos”; un niño diría (escribiría, pensaría…) algo así: “algunos lugares los hago/creo con mis manos”. Un niño (o niña) de 8 años, salvo que sea realmente listo o un genio, no sabe mostrar, sólo cuenta lo que le viene a la cabeza. Hacen falta muchos años de experiencia para eso. Y un niño aún es demasiado pequeño para tener esa experiencia. Está en una edad en la que está aprendiendo vocabulario y aún no tiene tal desenvoltura. Y le queda mucho por delante.
    -en su totalidad: no veo a un niño utilizando esta locución adverbial.
    -Cabe destacar: nunca he escuchado a un niño utilizarlo. De hecho, es demasiado formal. Más si tenemos en cuenta que el personaje es un niño.
    -expreso: te señalo ésta porque tengo una duda: ¿en tu país o ciudad se utiliza esta palabra en lugar de “tren”?
    -estilizada: es la palabra que más me ha llamado la atención. Estoy segura de que un niño de 8 años no sabe qué significa.
    -alienta: no creo que un niño conozca el significado de este verbo.
    Al leer el poema, me parece que es realista si tenemos en cuenta la edad del niño; por lo tanto, no creo que sea un genio. Por el contrario, si es lo que pretendías reflejar, deberías haber hecho el poema más complejo.
    El principio es demasiado pesado. Leer cómo se levanta, desayuna y se prepara para ir al cole es tedioso. Por ejemplo, no creo que sea necesario saber que es jueves. No veo que aporte nada a la historia. Nunca empieces así un texto (relato o novela), invita a dejar de leer.
    Te recomiendo que repases el uso de la coma, hay algunas mal puestas o, directamente, no las has puesto. Por ejemplo, antes de “pero” va coma.
    En fin, espero poder ayudarte con mi comentario 🙂 si te apetece pasarte por mi relato, soy la vecina de arriba (número 38).
    Nos leemos!

    Escrito el 16 febrero 2018 a las 17:45
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Hola Karl:
    Lo interesante es empezar, dar el primer paso, luego si le cojes gusto aprenderás.
    El comentario de Rita me parece muy acertado. Esa es una de las ventajas de Literautas: todos los días aprendes, especialmente de los compañeros y en este caso Rita nos ha dado un par de lecciones a tí y a mí.
    Espero seguir leyendo tus trabajos.
    Saludos

    Escrito el 19 febrero 2018 a las 01:21
  3. 3. Manuel Jover dice:

    Muy bonito, Karla! Coincido con Rita en el uso del lenguaje del poema (menudo análisis te hace!), pero por otro lado creo que describes muy bien los sentimientos del niño.
    Me ha emocionado ese pequeño gran triunfo al final!

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 19:06
  4. 4. Alf dice:

    Buenas, Karla. Como ya te han comentado, no creo que estos sean pensamientos que suela tener un niño de ocho años, y si para otra ocasión quieres intentar recrear el efecto de “pequeño genio” que quizás querías aquí, te recomendaría que empezases planteándote el narrar algún hecho, que puede ser de muchos tipos y contarse de formas muy variadas, que mostrase al lector cómo, efectivamente, ese niño es un genio. Si bien veo alguna pincelada por aquí y por allí de algo similar, parecen más expresiones casuales derivadas de una exportación lingüística apresurada, que palabras cuya intención sea hacerlo todo más natural.

    Respecto a la forma, veo que te has quedado con 750 palabras casi justas, lo que seguro es debido a que has trabajado el texto pensando en cómo podías contar lo esencial enmarcado en el espacio del que disponías. He de decir que noto la falta de bastantes comas a lo largo de todo el escrito; si tienes a alguien de confianza al que le pudieras consultar sobre esto para la próxima, estoy seguro de que te ayudaría mucho a mejorar ese apartado.

    Por lo demás, veo que escribes desde tu interior, intentando – transmitir – ya sean emociones, sentimientos, un mensaje… Como diría yo en base a una expresión que cogí prestada del podcast “Es la hora de las tortas”, escribes con el corazón; y a mí eso me encanta. Buen trabajo; te animo a seguir escribiendo y mejorando con todos nosotros. ¡Saludos!

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 18:30

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