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La Poetisa - por R. de Viturro

Cuando Teresa llegó a la prisión de aquella ciudad mugrienta y gris, nadie le dijo nada. Todo se desenvolvía en silencio, en un ambiente casi apático. Una sombría carcelera le había retirado las esposas al entrar sin pronunciar palabra y también le había entregado dos uniformes: uno de diario y otro para las sesiones de deporte matinales.
Le asignaron la celda 104.
–¿Estoy sola en esta celda?– preguntó cuando vio la otra cama vacía.
Nadie le respondió.

Adaptarse al horario monótono de la cárcel no fue difícil para Teresa, pues en su vida normal había sido una persona muy disciplinada, a veces en exceso. No se quejaba por levantarse temprano, ni por la comida horrorosa que le servían las inexpresivas cocineras, ni por las charlas diarias con el psicólogo. Teresa tenía un comportamiento ejemplar.
Hasta que empezó a tener insomnio.

Era extraño. Ella nunca había tenido problemas para dormir. El psicólogo le habló de la conciencia, de los traumas, de que un acto impactante puede tardar días en despertar secuelas, así que le recetó unas pastillas y cada día tenía que acudir a la ventanilla antes de dormir para que le dieran una. Funcionaron durante tres días, más o menos, pero al cuarto, Teresa se despertó de madrugada y no volvió a dormirse. Aprovechando la soledad de su celda, la reclusa caminaba de un lado para otro cuando, a través del pequeño ventanuco de cristal de la puerta, vio movimiento en el pasillo. Vaya… aquello era muy raro, pero quizá una de las carceleras había decidido hacer una ronda nocturna. Se acercó sin hacer ruido para echar un vistazo, pero no vio a nadie: solo el pasillo alumbrado con las luces de emergencia y las otras puertas cerradas a cal y canto. Encogiéndose de hombros, volvió a su cama, sentándose en ella con un suspiro.
Y entonces escuchó una risita.
Teresa se envaró, con un escalofrío recorriendo su espalda. ¿Había sonado dentro? ¿Fuera? Quizá había sido producto de su imaginación debido al insomnio. Fuera como fuese, miró la puerta fijamente sin atreverse a acercarse. Con lentitud, se metió en cama y se cubrió con las sábanas hasta arriba. En algún momento se quedó dormida.

Al día siguiente localizó a compañeras de las celdas contiguas durante la hora del almuerzo.
–¿Escuchasteis algo ayer por la noche?– preguntó. sentándose con su bandeja delante.
Las otras la miraron con gesto de no entender.
–Por la noche, de madrugada– insistió Teresa–, me pareció escuchar a alguien en el pasillo.
Todas negaron con la cabeza o entre murmullos, salvo una de las ocupantes de la celda 105, que la miraba con el ceño fruncido.
–Tú estabas en la 104– le dijo.
Teresa asintió mientras masticaba unas verduras rancias y sosas.
–Hace mucho que no ponen a nadie en esa celda– comentó la otra mujer.
–¿Por qué no?– se interesó la aludida.
Ninguna respondió, pero la que había hablado se encogió de hombros para dar la conversación por terminada.
Al salir del comedor en dirección al patio, alguien agarró a Teresa del brazo: era otra de las mujeres que había comido con ella, una ocupante de la celda 103.
–La celda en la que estás– miró a un lado y otro, nerviosa, asegurándose de que nadie las escuchaba– era hace años de La Poetisa.
Teresa parpadeó, sin comprender.
–La Poetisa– insistió la mujer en susurros–, la del crimen de la azotea. Salió en las noticias.
–Oh… –musitó Teresa–. Pero… se supone que no estaba bien de la cabeza. Tendrían que haberla llevado a una institución psiquiátrica, ¿no?
La mujer negó con vehemencia, sacudiendo su pelo pelirrojo:
–Esa mujer estaba de todo menos loca. Simplemente… le gustaba la poesía.

Las noches siguientes se repitió lo mismo: el insomnio, las sombras tras la puerta, las risas. A diferencia de la primera risita que Teresa había oído, ahora también se escuchaban carcajadas, y la voz era inconfundiblemente de una mujer.
Pero nadie la creía: el psicólogo seguía hablando de shocks postraumáticos, las carceleras negaban o se hacían las desentendidas y las compañeras ya no se sentaban con ella a comer para no escuchar sus historias.

Una mañana, semanas después, Teresa apareció muerta en su cama, con los ojos perdidos en la nada mirando hacia el techo y una expresión de desconcertante horror en su rostro.
Y ahora por el pasillo, de noche, se mueven dos sombras en vez de una.

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12 comentarios

  1. 1. Galia dice:

    R., has creado un clima de misterio desde el primer momento, bien resuelto y si bien has usado a la poetisa sólo como pretexto, le has dado el papel protagónico que acentúa el suspenso.Respondería un poco al dicho de poetas y de locos…
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 13:06
  2. 2. Esther dice:

    Hola R. de Viturro,
    Estoy leyendo relatos sobre poetas y encuentro el tuyo, dentro del género del misterio y el horror. Me gustó el sentido que le has dado al tema, muy creativo.

    Felicitaciones.

    Escrito el 18 febrero 2018 a las 19:08
  3. 3. MT Andrade dice:

    Hola R de Viturro,
    Magnífico relato, atrapante. muy bien escrito, con una forma perfecta. se lee rápido. Un solo comentario, tal vez lo de pelo peli… no suene demasiado bien. Píntale el pelo de otro color, o pon cabello.
    saludos y felicitaciones

    Escrito el 20 febrero 2018 a las 16:37
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola R.de Viturro.
    Un relato muy original y entretenido. Lo de la Poetisa me parece un poco metido con calzador, pero no queda mal.
    ¿Por qué tiene cara de terror el cadáver? Me pega más, un rostro feliz. Al fin y al cabo se va con el espíritu; no le debe de dar miedo.
    Me gustó leer tu relato.
    Saludos

    Escrito el 21 febrero 2018 a las 18:25
  5. 5. Nacho S. dice:

    Hola R. de Viturro,

    Tu relato me gustó mucho, no solo por bien escrito, sino porque me gustan mucho las historias de fantasmas y aparecidos. El relato atrapa y se lee fácil y rápido como lo han dicho en otros comentarios. El único comentario que tengo al contenido es que el desenlace quedó un poco corto en sentido de la lectura. Quiero decir con esto que vienes siguiendo el relato, la historia va subiendo en intensidad y luego de repente, se acabó. Un poco abrupto a mi gusto pero lo de los 750 caracteres en realmente un reto.

    Respecto a la forma, la división de lo párrafos en el relato le quita elegancia. Entre algunos párrafos utilizas lineado doble y en otros lineado simple. Se vería mejor si hubiera un poco más de consistencia en eso. Sino, tu puntuación y ortografía son mejores que las mías, así que nada que decir.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 22 febrero 2018 a las 13:21
  6. 6. Osvaldo Vela dice:

    hola R de Viturro, Tu texto me gusto por lo bien narrado. lo leí de un solo tirón. No hubo frases que me golpearan o me hicieran perder el hilo de la historia.

    El desenlace me pareció igual de llevadero que el resto de la historia. Ahora en lugar de una sombra por el pasillo, se mueven dos. excelente.

    Te felicito.

    Escrito el 24 febrero 2018 a las 00:12
  7. 7. R. de Viturro dice:

    Hola, Galia:
    ¡Muchas gracias por tu comentario! Me alegra mucho que te haya gustado jajaja. Y sí, creo que asocio un poco el mundo de la poesía al mundo de la locura 🙂
    ¡Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 21:39
  8. 8. R. de Viturro dice:

    Hola, Esther:
    Muchas gracias por comentar ^^
    La verdad es que intenté darle un factor sorpresa al relato y alejarlo de “lo evidente”. Me alegro de que te haya gustado!
    Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 21:46
  9. 9. R. de Viturro dice:

    Hola, MT Andrade!
    Muchas gracias por comentar 🙂 Estoy encantada de que el relato te haya sido sencillo de leer y no resultase pesado.
    Sobre lo de pelo peli… la verdad es que sí, suena a cacofonía. Muchas gracias por el apunte!
    Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 21:50
  10. 10. R. de Viturro dice:

    Hola, M.L. Plaza!
    Muchas gracias por tu comentario ^^
    Intenté darle un enfoque diferente al Poeta o Poetisa para que sorprendiera. Siento que te parezca forzado jajaja.
    Y bueno… sobre lo de la cara de terror, es para indicar que Teresa ha visto algo que la ha aterrorizado antes de fallecer. Creo que se entiende bastante bien.
    Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 21:53
  11. 11. R. de Viturro dice:

    Hola, Nacho S.!
    Muchas gracias por tu comentario 🙂
    La verdad es que el final es bastante abrupto. Era una cosa que no me gustó cómo quedó cuando lo escribí, pero claro… los 750 caracteres dan para lo que dan jajaja.
    El interlineado doble en algunos párrafos es para indicar un salto mayor a nivel temporal, pero a lo mejor sí que queda un poco extraño XD
    Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 21:56
  12. 12. R. de Viturro dice:

    Hola, Osvaldo Vela!
    Gracias por pasarte a comentar 🙂
    Me alegro mucho de que el relato te haya sido ameno y distendido ^^ Se agradecen los comentarios positivos jajaja.
    El desenlace es un poco apresurado para mi gusto porque los 750 caracteres pesan, jajaja, pero si te ha gustado pues yo encantada!
    Un saludo!

    PD. Perdona por contestar tan tarde. He tenido un mes MUY complicado!

    Escrito el 5 marzo 2018 a las 22:02

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