Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El trastero - por rfog

El cuarto estaba vacío. Oscuro. Tétrico. María se asomó pero no se atrevió a entrar. Algo en su columna vertebral le decía que no debía hacerlo. Sin embargo no podía negarse a pasar adentro. A fin de cuentas, era su trastero.
Pero recordó cómo veinte años atrás su padre la estaba esperando. Dentro. En ese mismo cuarto, e igual de oscuro.
Bueno, realmente no es que ella supiera que la esperaba, sino que su padre se había ocultado allí, esperando a que ella entrara a dejar la bicicleta, como cada día, después de volver del colegio. En verano parecía media tarde, pero en invierno, tanto el pasillo de la entrada, allá en el sótano del edificio, como el propio trastero, se encontraban completamente a oscuras y, muchas veces, la bombilla no encendía.
O como aquella vez que al darle al interruptor le dio un rampazo que la dejó sentada en el suelo, toda llorosa y desconsolada. Y con la mano y el brazo dormidos.
Hasta el día en que su padre se acurrucó allí a esperarla. Una fría tarde de invierno, con el aliento saliendo de su boca como si fuera una máquina de vapor, abrió la puerta y allí estaba su él, esperando, con una sonrisa en la boca.
No podía evitarlo. Siempre que entraba en el trastero. Recordar aquella vez. Aquella última vez. Misma casa, mismo cuarto. Pero veinte años atrás.
Y su padre, al abrir la puerta, allí, esperando. Sonriendo. A oscuras.
Hubo otras veces. Otros miedos, pero ninguno como aquel. Los monstruos debajo de la cama. O en el armario. O aquella vez que oyó un ruido en el jardín y al asomarse por la ventana vio, pegada al otro lado, una cara patibularia.
Menudo grito que dio. Sus padres entraron corriendo a su cuarto, alarmados, para descubrir que la cara pegada al cristal era una fotografía de un famoso actor. Una broma que le gastó su mejor amiga del colegio.
Primero la intriga. Luego el terror. Y finalmente las risas. Ella le devolvió la jugada en plena clase, poniendo una rana dentro de su estuche de lápices mientras su amiga jugaba en el recreo. Lo más complicado fue encontrar un bicho de esos, y entrarlo de tapadillo.
Pero lo del trastero fue diferente, muy diferente. Imposible olvidar. Imposible perdonar. Imposible ignorar lo que pasó. A oscuras. Bueno, a oscuras al principio. Luego con luz. Por eso, cada vez que abría la puerta del cuarto lo recordaba. Con terror. Con tristeza. Con desesperación.

Su padre allí, esperando. Con esa sonrisa tan característica suya. Sujetando en sus manos la nueva bicicleta, de marchas. Y el grito que dio. Como cuando lo de la foto de la ventana, pero ahora mezcla de susto y de alegría.
Y cuando salieron ambos del cuarto, cruzando el pasillo hacia el exterior, con la luz siempre fundida, que nadie arreglaba o que si la reparaban, se volvía a estropear enseguida.
Primero salió su padre. Con la bicicleta. Y ella vio perfectamente los faros dirigirse hacia él. El impacto del capó. Su padre volando por encima del coche, todavía con la sonrisa, esta vez de disculpa. Lo siento, parecía decir. Aquel hijo de puta borracho que se subió a la acera y ni siquiera vio a su padre.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Angela dice:

    No me esperaba nada el final, me imaginaba algo totalmente distinto! Me ha gustado mucho, sobre todo como está escrito que engancha y anima a seguir leyendo. Enhorabuena!

    Escrito el 18 julio 2018 a las 00:08
  2. 2. Dainyyel dice:

    Muy buena historia, mantienes la tensión y duda al lector. por un momento imagine mil cosas.
    un ligero error ortográfico, pero en general muy bien.

    Buena historia. te felicito.

    Escrito el 19 julio 2018 a las 16:55
  3. 3. Estel Vórima dice:

    Felicidades, has manejado muy bien el suspense, en un principio parecía otra cosa, además lo intercalaste con recuerdos infantiles para enriquecer la historia, breve no tiene porqué significa insípida para nada. Muy bien felicidades.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 09:54
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Rfog.
    Siento decirlo, pero no me ha gustado nada la manipulación a la que sometes al lector y al padre. El pobre hombre no se merecía ese trato.
    Por lo demás, me parece un texto impecable:una historia interesante y bien escrita.
    Saludos

    Escrito el 21 julio 2018 a las 23:41
  5. 5. cristhian dice:

    me encantó!

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 22:06

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.