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UNA SONRISA ESPECIAL - por Cesar Henen
¿Qué será de tus padres? —Preguntó la abuela a su nieta en tono afligido.
La niña a pesar de tener edad para comprender lo que le decía y contestarle, solo rió y le miró con sus ojos claros sin decir palabra alguna; la pequeña le abrazó y besó cariñosamente. Siendo la hora de dormir, acostó a Eli en su cama acondicionada especialmente para que pudiera descansar sin lastimarse o caer, poco después se preparó a hacer lo mismo cerca de su nieta.
A la mañana siguiente a pesar de las veces que tuvo que despertar debido a que Eli tan solo dormía en ratos, se levantó muy temprano para hacer el desayuno aprovechando que la pequeña aún dormía. Escuchó ruidos en la habitación, era la niña que se había despertado, se acerca a ella, Eli sonríe a su abuela levantando sus brazos en señal de que quiere salir de su cama.
Quitó las protecciones, la emoción y felicidad de la niña fue mayor, se abraza de su abuela; ella por su parte la sienta a la orilla de su cama para poder cambiarla de ropa y ponerle sus zapatos. Tras terminar de vestirla le ayuda a bajarse, se toman de la mano y se dirigen a la cocina, Eli camina espasmódicamente, mueve su pequeña mano libre en el aire, tal aleteo de mariposa.
—¿Tienes hambre? —preguntó la abuela al llegar, Eli solo la observa, ríe y se entusiasma. La comida le provoca una gran emoción. La sienta en su silla, mientras le prepara su desayuno especial para evitarle convulsiones. Eli comienza a mover sus piernas y brazos además de gesticular con su boca. Por fin el desayuno está listo, su abuela le ayuda a comer.
Sola con su nieta ante la ausencia de los padres no tiene más remedio que en ocasiones dejarla sin supervisión mientras ella hace el aseo de la casa. Por la tarde mientras jugaba, golpeó la puerta de la habitación de los padres abriéndose un poco, caminó hasta la puerta y al tomar su pelota vio que se había abierto, entró; el cuarto estaba vacío. Su abuela se percató del hecho y corrió para sacarla de allí, como si al ver sola la recamara la pequeña comenzaría a llorar.
—Eli ¿Qué haces aquí?, ¿cómo entraste? —Le preguntó en tono suave— Que descuidada soy, ¿cómo pude dejar la puerta abierta?
Eli observa el cuarto de sus papás, dormía ahí, pero ahora que ya no están las cosas de ellos le da poca importancia que no estén, ella sonríe y juega; su personalidad feliz y su discapacidad intelectual no le permiten percatarse de la realidad, toma su pelota y se aleja con su típico andar.
Las lágrimas de la abuela caen al ver que la niña no se da cuenta, pero más llora por el hecho de ver esa habitación deshabitada y recordar cuando los padres de Eli la abandonaran con ella por no resistir y no saber afrontar la enfermedad de su hija al ser diagnosticada desde los 3 años con el síndrome de Angelman. Hoy día la pequeña tiene 6 años, desde entonces ha tenido que ir vendiendo las cosas que no se pudieron llevar y poder pagar las terapias de su nieta.
Buenas, Cesar.
Un relato muy tierno y duro a la vez.
Conforme iba leyendo me imaginé que o bien que la niña desaparecía, por eso de cumplir con la premisa que nos han dado, pero me alegré al ver que lo resolviste de otra manera, no me lo esperaba y me gustó.
Hay algunos fallos en la puntuación de los relatos y quizá tendrías que mirar los tiempos verbales, pasas del pasado al presente y de nuevo al pasado en varias ocasiones.
Sobre el reto: personalmente me ha parecido bastante complicado de llevar a cabo, no sé si en el mío lo he conseguido, y tampoco sé si el tuyo lo cumple. ¿Es el final del texto la respuesta a la pregunta inicial? Un poco… pero quizá no del todo.
Aun así me ha gustado la idea del relato.
¡Un saludo!
Hola, César:
Siguiendo lo que me dijiste, no voy a leer ni a comentar tu texto. Así estamos en paz. Gracias.
¡Gracias Irene por tu comentario! Checare tus aportes.
¡Saludos!
Hola Cesar:
Como acostumbro, consulté Internet para informarme sobre el síndrome de Angelman y así intentar comprender la situación a la que se enfrenta esta abuela de forma cotidiana. El lado amable de la enfermedad queda descrito en el texto, podemos imaginar el buen carácter cariñoso y alegre de estos ángeles-pacientes, también el peculiar modo de caminar y moverse de estos enfermos. No me queda claro si hay un “desayuno especial para evitar convulsiones” o lo que se evita son las consecuencias de estas. Me conmueve el ánimo de esa abuela frente a ese cuarto vació, que agrava todavía más, las condiciones materiales y psicológicas con las que ha de enfrentarse. Así pues, la intención del escrito está lograda, por lo que debo felicitarte.
Coincido con Irene en cuanto a puntuación y tiempos verbales, pero en conjunto el relato me ha gustado.
Hasta la próxima.
Hola, César:
Si desmientes lo que una vez dijiste, la gente también te corresponde. Aunque, dicho sea de paso, veo que no has comprendido bien el texto. Pero, como estamos con el tuyo, te comento que coincido con Irene en los temas de puntuación y concordancia de tiempos: La RAE tiene un manual de ortografía que no te vendría mal consultar. Sí te voy a decir no obstante, algo que aún no te han dicho: tiene un par de frases, cuyo pronombre objeto está mal puesto, es decir, donde correspondería “la”, dado que el objeto es femenino, pones “le”:
“La niña a pesar de tener edad para comprender lo que le decía y contestarle, solo rió y le miró con sus ojos claros sin decir palabra alguna; la pequeña le abrazó y besó cariñosamente.”
Después tienes una frase donde pones mal la preposición, y quiero pensar que es una variante, aunque sea coloquial, de tu país, dado que he oído frases parecidas a personas de Colombia. La confusión estriba en poner de, donde debe poner a:
“se abraza de su abuela;”
Por lo demás, y como ya te han dicho, es una historia tierna, aunque dura. ¡A seguir escribiendo!
¡Gracias Labajos por tu comentario!
A esos niños con dicha enfermedad llevan una dieta especial que evita que convulsionen, no sé en qué consiste.
!Perla, gracias por tu comentario! Considerare tu aporte.
Hola César.
De una forma sosegada has escrito una historia triste, que parece que solo puede empeorar con el tiempo. Me parece deleznable que los padres hayan abandonado a su hija, pero peor aún es que no se hagan cargo de sus necesidades económicas, aunque sea desde la distancia. Me parece un caso de explotación económica y emocional de la abuela.
Es una opinión personal, pero creo que el último párrafo es excesivamente explicativo. Creo que hubiera sido mejor ir graduando las explicaciones para no tener que darlas todas de golpe.
Aunque triste, me ha gustado leerte. Es la primera vez que oigo hablar del síndrome de Angelman. Lo he tenido que buscar en Internet, para enterder la situación.
Saludos
El relato parece algo misterioso y tiene momentos interesantes. Sin embargo, concuerdo en que la explicación puede difuminarse, para que la resolución sea más contundente y se responda a la pregunta inicial.
Hallé las confusiones en el tiempo del relato, y alguna otra usando el sujeto tácito. Lo que más me ayuda es leerlo en voz alta, porque otra persona puede decir qué entiende frase a frase.
Mi cuento es el número 20.
Hola Cesar Henen, un gusto encontrarte por aquí de nuevo. Muchas gracias por leer mi relato.
He disfrutado el tuyo de una manera especial: ha sido enternecedor y a la vez desgarrador; una historia triste, pero a la vez esperanzadora.
Coincido con algunas sugerencias ya descritas en otros comentarios sobre tu texto, así que no ahondaré en ello.
En general tu historia me ha gustado y me ha generado desde el principio el interés y empatía necesarios para continuar leyendo hasta el final.
¡Un gran saludo, y feliz escritura!
Hola Cesar:
Conmovedor relato el que nos regalas este mes haciendo un homenaje a todas las abuelas del mundo y en especial a aquellas que tienen que cuidar de nietos con enfermedades raras o de larga duración. Innegable el sacrificio de esas mujeres anónimas.
Post data: Yo soy lhlupianes@hotmai.com que comentó en tu blog la historia del “hombre afortunado”. No sé porqué no pude publicar el comentario y sugerencias como Vespasiano.
Felicidades. Nos seguiremos leyendo.
M.L Plaza, muchas gracias por pasar a mi relato y comentarlo.
No me fue fácil situar a los personajes, sobre todo a la niña por que no son mucho de hablar y no quería que fuera un monólogo de la abuela.
Pronto pasaré al tuyo.
¡saludos!
¡Gracias K por tu visita!
Me alegra que te haya gustado y como bien dices es esperanzador ya que esos niños aunque no se curan si pueden hacer su vida más o menos normal con ciertas terapias.
¡Nos seguimos leyendo!
¡De vuelto, gracias por tu visita y tu comentario!
tomare en cuenta lo que dices del sujeto tácito, y pronto pasare a tu relato.
Sr Vespasiano doblemente gracias por molestarse en leer y comentar mis relato, tanto las vez anterior como esta.
Le devuelvo con gusto la visita en cuanto me sea posible.
Hola César Henen,tu relato muestra la abnegación, el amor,de una abuela en favor de una nieta enferma, cuyos padres la han abandonado. Acontecimientos de nuestros tiempos, donde se han perdido muchos valores,sobre todo en la familia, donde los niños,sanos o enfermos, son los más perjudicados.
En cuanto a la forma ya te han llamado la atención otros compañeros.
Saludos, nos leemos.
Maria Esther muchas gracias por leer y comentar mi relato. En breve pasare al tuyo.
¡Saludos!
Hola Cesar, muyncontento de leerte de nuevo. Despues de lo que te han dicho ya poco a añadir. Me gustó9, y sé tambien que recogeras las criticas que te hagan mejorar el cuento.
Nos seguimos leyendo,
Saludos
Hola Cesar.
Has logrado un relato profundamente conmovedor.
En cuanto a lo tècnico, hay varias cuestiones a revisar, que ya se han señalado en su mayorìa, pero nada que le quite profundidad.
Saludos.
Hasta la pròxima propuesta.
Laura, muchas gracias por tu visita y comentario.
Hola, César. La historia,que elegiste contar me pareció interesante. Noté que que alternabas algún tiempo verbal en presente y pasado cuando creo que no correspondía. Te doy un consejo que me dio un maestro de taller de escritura: nunca intentes contar y resumir al final de un relato lo que no incluiste a lo largo de éste. Para mí misma es un buen consejo y procuro tenerlo en cuenta.Te invito a que busques el modo de darnos esos datos finales de otro modo y en otro sitio o que simplemente los omitas. Tampoco es tan sumamente importante saber todos los datos de todo lo que le ocurrió a sus padres y a su hija. Quizás con un par de datos bastara. No sé. Gracias por tu relato.
Hola, Caléndul gracias por tu visita y por el consejo, tratare de tomarlo en cuenta en futuros relatos.
¡Saludos!
Saludos César:
Te felicito por tu relato. Mientras lo leía disfrute como describias la hemiplegia de la niña y su condición en general. Así mismo el rol de la cuidadora! Si es posible, a mi también me ha ocurrido, identificar con más precisión (a veces) quien está realizando la acción… aunque a la larga se sabe.
Te felicito y mucho éxito.
Gracias por leer mi cuento.
¡Muchas gracias Karian por tu visita y comentario!
¡Muchas gracias a todos los que me comentaron!
Dejo el enlace a mi blog por si gustan a pasar a leer la versión con las correcciones que hice a esta historia.
https://escritoscesarhenen.blogspot.com/2018/07/una-sonrisa-especial.html
¡Saludos a todos y hasta la próxima propuesta!
Hola César.
Un relato muy bien llevado.
Durante el escrito va dejando pistas que nos permiten imaginar la discapacidad de la niña y el abandono o ausencia de sus padres.
Me decanté por una ausencia involuntaria, quizá un accidente mortal o algo así, pero la forma en cómo usted lo culminó me pareció muy buena.
El tema ya había sido tratado en otra escena anterior, en este momento no recuerdo quién lo hizo, pero hacía alusión al Síndrome de Angelman.
Su relato me ha gustado, bien hecho.
Poco más que añadir a lo dicho. Un relato que poco a poco va mostrando la realidad de los protagonistas. Un saludo.