Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

HIJO DE LAS MAGDALENAS - por Juana Medina

Web: http://www.juanamedinaficcion.blogspot.com

―¿Y ahora, quién me protegerá? ―Boy, nunca tuvo otro nombre, levanta sus ojos buscando los del hombre que lo encuentra solo en la calle.

La piel, los rulos, el castaño oscuro de sus ojos señalan una herencia africana. Uno de sus brazos es visiblemente más corto que el otro. Viste pobremente y está muy desabrigado para la noche de Dublin.

El hombre, que pasea un perro, se saca el abrigo para protegerlo.

―Vamos a la policía.

―No, por favor señor, no. Si me lleva a la policía, me devuelven al convento de la lavandería de las Magdalenas, y las monjas me van a castigar.

El hombre se conmueve y resuelve llevarlo a tomar algo caliente.

Dan la vuelta al paredón de piedra del convento, y al pasar por el jardín de la parte posterior, ante una parte amplia de tierra apisonada y sin cultivar, Boy se echa a llorar.

―Allí pusieron a mi mamá esta mañana, yo lo vi, señor.

El hombre cambia de dirección con el niño de la mano y silba a su perro,
―¡A casa Willy! ―y luego le habla a Boy,

―En casa también hay un gato. Se llama León. Ahí estaremos tranquilos para hablar.

El niño es menudo y muy delgado con una mirada muy atenta. No sabe cuántos años tiene. Habla con fluidez, pero el hombre no le da más de cinco años. «A lo sumo seis», piensa.

―¿Y a usted también tengo que ayudarlo con los pantalones como a Monseñor?

El hombre se queda helado. Una piedra formada de compasión y horror se instala en su pecho.

―No tienes que hacerme nada. Ni a mí, ni a nadie. Nunca más. Sí tienes que contarme todo lo que puedas, para ver cómo podemos ayudarte.

―Hay otras señoras con hijos, pero los otros son blanquitos y lo señores que vienen a buscar chicos se los llevan en seguida. A mí no me quieren porque las monjas dicen que soy negro como hijo del diablo.

―Y el brazo, ¿cómo te lo lastimaste?

―No sé, señor. Mi mamá le contó a Mary que cuando nací alguien tiró mal del brazo y nadie lo curó después. Ahora las monjas me hacen llevar baldes para limpiar escaleras con este brazo. Dicen que así se va a estirar, pero a mí me duele mucho.

―¿Qué otras cosas haces?

―Limpiar baños y ayudar en la cocina. Y cuando viene Monseñor, me mandan a ayudarlo.

―¿Qué pasó con tu mamá?

Boy llora sin consuelo. León se acomoda en su pecho dándole calor. Entre hipos y sollozos cuenta:

―No podía salir de la cama. Decía «ay, ay, ay», «ay, ay, ay» y las monjas creían que no se levantaba para no trabajar. Le pegaron y la obligaron, pero se cayó al suelo y quedó toda dura. La llevaron a ese terreno que le mostré, ahí había otras señoras que no se pudieron levantar. Yo las vi.

―Me dio mucho miedo y fui a esconderme al cuarto de castigo que está arriba de todo. El cuarto estaba vacío. Me quedé pegado a la puerta por si la superiora me buscaba y la abría. Así quedaba tapado. A la hora de rezar en la capilla, me escapé por donde sacan la basura y corrí por la huerta hasta un hueco que hicieron los ratones en el cerco. Sabía que si rezaban como siempre me daban tiempo, pero la superiora es muy mala y si quería buscarme, iba a ir ella. No quiero volver. No quiero ir a casas de chicos sin mamás.

El hombre piensa un rato.

―Por unos días vas a ir a casa de mi madre en el campo. Te llevo con Willy y León para que tengas con quien jugar. Tengo que hacer una denuncia. Después veremos. No te preocupes, yo te protegeré.
*
*
(La ficticia historia de Boy es un reflejo de lo que pasaba en las Lavanderías de las Magdalenas entre los siglos XVIII y XX, hasta una denuncia en 1956. En 1993 el estado irlandés encontró en un convento de Dublin una fosa común con 155 cadáveres de mujeres sin identificar. Recluidas por “impuras”, por ser madres solteras, o por considerárselas dementes por su rebeldía. Trabajaban seis días a la semana, no podían hablar entre ellas en privado, sus hijos eran dados en adopción, sufrían maltratos y abusos. Lavaban la ropa de hoteles, hospitales y particulares de la ciudad. Las ganancias eran para el convento. El estado se hizo cargo. La Iglesia jamás se disculpó).

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

24 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola Juana Medina.
    Nos volvemos a encontrar. Enhorabuena!!!
    Me ha gustado tu relato, lamentablemente basado en hechos reales.
    Creo que tu relato da para algo màs largo; la parte final queda en un resumen con la vida del niño en el convento, pero entiendo las limitaciones de las fatídicas 750.
    De todos modos, gran relato.
    Saludos.
    Hasta el mes pròximo.

    Escrito el 17 julio 2018 a las 20:35
  2. 2. Feliz Eguizábal Fernández dice:

    Hola, Juana Medina, como siempre un placer leerte. Triste y real como vida misma. Nos leemos.
    No he participado. Espero hacerlo la próxima edición.

    Escrito el 17 julio 2018 a las 22:17
  3. 3. beba dice:

    Hola, Juana:
    Muy impactante y bien construido tu relato, como siempre. Un abrazo.

    Escrito el 17 julio 2018 a las 22:30
  4. 4. Patricia Redondo dice:

    Muy bueno Juana. Impactante, muy bien construido.

    Escrito el 17 julio 2018 a las 22:36
  5. 5. JUANA MEDINA dice:

    Hola queridas y extrañadas compañeras,
    Muchas gracias por leer y comentar. Recién llego a la recopilación, o sea que mañana me pondré a retribuir visitas.
    Laura, sí estoy de acuerdo, da y probablemente necesita bastante más. El recorte me costó porque venía acostumbrada a meses anteriores. Quizás, algún día con tiempo (si es que eso existe, pueda completarlo en el blog. Un abrazo a todas

    Escrito el 17 julio 2018 a las 23:36
  6. 6. Luis Ponce dice:

    Saludos Juana:
    Un relato muy bien estructurado. Fácil de leer.
    Lástima que la realidad sea más cruel que la ficción. Es difícil imaginarse tanta maldad entre seres humanos. Y sin esperanzas de mejorar.
    Felicidades.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 03:49
  7. 7. Diego Alba dice:

    Hola Juana. Que te voy a decir, esta muy bien el relato. Es tan cruel que te deja un poco triste y eso es un mérito.
    Técnicamente no encuentro errores(no es que sepa mucho tampoco)
    pero da gusto buscar fallas y no encontrarlas.
    En cuanto a las limitaciones de palabras, yo escribo micros, todo me parece largo, jaja.
    Te felicito.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 07:17
  8. 8. M.L.Plaza dice:

    Hola Juana.
    Muchas gracias por leer mi texto y por tus amables palabras.
    Ha sido un placer leer tu relato: esa historia tan triste con un rayo de esperanza al final.
    Es increible que una en una historia tan brutal como la de Las Magdalenas no haya habido justicia para las víctimas. Y todo estuvo pasando durante años a la vuelta de la esquina.
    Me ha encantado leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 julio 2018 a las 18:56
  9. 9. IreneR dice:

    Buenas, Juana Medina.

    Un relato duro y triste, pero me ha gustado. Me alegro de que el chico pudiese escapar de aquel horrible lugar.

    Tengo un par de cosillas que comentar:

    – El hombre dice que en casa tiene un gato llamado León, por lo que se supone que el animal no está allí con ellos en ese momento. El diálogo avanza, y de pronto, sin que nada lo haya indicado, los personajes han cambiado su ubicación y se encuentran en la casa del hombre, pues escribes que el gato se acomoda en su pecho.
    Eso me dejó un poco descolocada.

    – Este trozo del diálogo no está bien puntuado:

    “El hombre cambia de dirección con el niño de la mano y silba a su perro,
    ―¡A casa Willy! ―y luego le habla a Boy,

    ―En casa también hay un gato. Se llama León. Ahí estaremos tranquilos para hablar.”

    Después de perro debería de ir un punto y la siguiente raya de diálogo tendría que ir pegada a la explicación del narrador, ya que este sigue hablando.

    – Después de esta oración hay dos rayas de diálogo para el mismo personajes:

    “Boy llora sin consuelo. León se acomoda en su pecho dándole calor. Entre hipos y sollozos cuenta:”

    Que yo sepa, cuando un personaje hace un monólogo muy largo y queremos poner un punto y a parte, el signo que lo indica no es la raya normal de diálogo, sino este: »

    – “Me dio mucho miedo y fui a esconderme al cuarto de castigo que está arriba de todo.” Esto me pareció muy raro. Si alguien tiene miedo, no termino de ver que vaya a esconderse en el cuarto de castigo. Ese lugar no inspira protección, sino todo lo contrario. Y no sé si un niño entraría de manera voluntaria allí. Pero esto es más cosa mía.

    Nos seguimos leyendo.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 19 julio 2018 a las 07:36
  10. 10. paola dice:

    Hola Juana

    Me ha gustado mucho.

    Lo que hecho en falta es q no lo sitúes históricamente desde el principio.

    Saludos

    Escrito el 19 julio 2018 a las 10:24
  11. 11. isan dice:

    Hola Juana:

    ¡Jope! Vaya historia nos has traído. Por desgracia real pero no única. Puede que la religión haga bien a alguien personalmente, pero no así el sistema. Lo digo como lo siento. La historia de las iglesias o las religiones están plagadas de buenos testimonios individuales, pero también de aberraciones sistémicas como las que relatas. Además en cualquier tiempo y lugar.

    Unicamente quiero comentarte que al principio, por un momento pensaba que Boy era un perro.

    Alguna cosilla de forma que siempre me gusta comentar:
    Dublín con tilde en la i.
    “…se saca el abrigo…” Creo que sería mejor se QUITA, ya que parece que lo saca de algún sitio.
    “…el castaño oscuro de sus ojos señalan…” quizás una coma después de ojos iría bien.
    “…al paredón de piedra del convento, y al pasar por… yo pondría la coma después de la ye, no antes, para abrir el inciso que termina en “posterior,”

    Respecto al relato en sí es conmovedor y sin concesiones. Bien relatado. Abre un punto de esperanza para Boy y para el lector, lo cual no está mal.

    Un saludo y hasta otra.

    Escrito el 19 julio 2018 a las 22:42
  12. 12. Jose Luis dice:

    Hola Juana
    Gracias por pasarte un rato por mi historia
    Tu cuento tiene todos los visos de ser lúgubre y llevar a la tristeza, por cuanto tiene un trasfondo real. Menos mal que el final del cuento proporciona un poco de esperanza, que si no, sería el acabóse. En cuanto a la parte formal, creo que nuestros compañeros ya han dado en el clavo.
    Bien escrito y descrito, sin llegar al melodrama.
    Un saludo

    Escrito el 20 julio 2018 a las 00:01
  13. 13. Netogonzo dice:

    Hola Juana,

    Es una lastima que el texto que nos presentas no se solo ficción. Es tan real que aun sucede en varias comarcas del mundo hoy en día. Es por ello que se aplaude que hagas uso de la pluma para denunciar casos como estos. Lo encuentro bien estructurado y fácil de leer, frase obligada bien ubicada y reto incluido. Buen trabajo.

    Nos leemos.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 00:06
  14. 14. Leosinprisa dice:

    Hola Juana

    Con la Iglesia hemos topado, a pesar de la labor que hacen muchas gentes en su nombre, hay otras que carecen de cualquier caridad cristiana y en vez de corazón, tiene un tizón.

    Por desgracia tu historia es real, y aún se queda corta, pues en nombre de lo bueno se ha hecho mucho mal. No hay que confundir lo que predica una religión, con aquellos que la predican.

    Me ha gustado mucho tu texto, te lleva de la mano hasta el final de la historia. mi enhorabuena.

    Agradecerte el comentario de mi texto. Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 09:50
  15. 15. Otilia dice:

    Hola Juana Medina, salud y felicidad.
    Gracias por leer y por el comentario tan amable.
    Tu relato me ha gustado, triste y brutal como todas las historias basadas en la realidad, pero también con la esperanza de la vida.
    En cuanto a lo mejorable, ya te han dicho los compañeros anteriores.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 09:55
  16. 16. Luciano Sívori dice:

    Me gustó. Bien construido desde la narración y con varios detalles interesantes. ¡Felicitaciones!

    Escrito el 20 julio 2018 a las 15:12
  17. 17. JUANA MEDINA dice:

    Gracias a todos los que han leído y aportado a mi relato
    Isan: en Argentina nos “sacamos” la ropa y le “quitamos” la cartera, el lugar o el novio/a a otro. Dublin, se escribe así y se pronuncia con acento en la u. De todos modos, creo que pasarlo a un español neutro estará mejor. Gracias.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 17:59
  18. 18. Vespasiano dice:

    Hola Juana:

    Impactante y conmovedora historia la que nos regala este mes, cuando reactivamos de nuevo la actividad en el taller, que me ha hecho recordar la novela de Almudena Grandes “Las tres bodas de Manolita”, donde en la post guerra civil española, los hijos de los republicanos derrotados eran recogidos en colegios de monjas para, según la ideología ultra católica, redimir los pecados de sus padres y reeducarlos en las creencias del nacional catolicismo imperante en la época. Entre otras cosas le obligaban a lavar los manteles de los restaurantes de la ciudad sin cobrar nada por ello.
    Felicidades y nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 20 julio 2018 a las 21:28
  19. 19. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Juana: Encantado de leerte de nuevo, y espero seguir leyendote.
    Tu relato me parecio, bien, como acostrumbas, correcto, estructuraxdo, de facil lectura.
    Hasta pronto

    Escrito el 21 julio 2018 a las 11:24
  20. 20. Servio Flores dice:

    Hola Juana Medina.

    Que excelente relato histórico. En pocas palabras nos pone en un contexto gigante.

    Los elementos existentes dan para algo más largo y muy interesante. La iglesia,
    católica en este caso y su doble moral, los desamparados y la “ayuda” que reciben, el oscurantismo disfrazado de luz, los abusos a menores, el celibato mitigado con las violaciones…
    En lo personal me ha encantado.

    ¡Bien hecho!

    Escrito el 22 julio 2018 a las 16:01
  21. 21. Menta dice:

    Buenos días Juana Medina: Me ha gustado mucho tu relato.

    Me has provocado una pena inmensa porque siento que pasan los años y seguimos igual de primitivos, unos haciendo el daño y los otros callando. ¿Cuantos relatos como el tuyo podrán contar los emigrantes hispanoamericanos acaecidos en 2018 en EEUU?

    Tú no te callas, tú destapas las heridas. Gracias, Juana. Un saludo, Menta

    Escrito el 23 julio 2018 a las 09:23
  22. 22. el chaval dice:

    Hola Juana Medina. Estoy de acuerdo con Leosimprisa, con la iglesia hemos topado. Detrás de todos los males de la humanidad está la religión, sea la que sea, es un sistema creado de siempre por nosotros mismos para crear miedo a la ignorancia. Vespasiano lo explica bien lo de las monjas, y los niños robados, y los abusos sexuales y bendecir los cañones a los dictadores etc. Me gusta como escribes y relatas. Hasta pronto

    Escrito el 24 julio 2018 a las 13:12
  23. 23. De vuelto dice:

    Me parece una denuncia con un manejo descriptivo bien efectivo. Sin embargo, para mí no existe un conflicto y por ende no hay resolución ni cambio consecuente en el personaje principal gracias a los eventos. La aclaración final hace que el lector no tenga que esforzarse para contextualizar el relato.

    Mi historia se aloja en el número 20.

    Escrito el 26 julio 2018 a las 13:50
  24. 24. Osvaldo Vela dice:

    Hola Juana, que pedazo de relato nos acabas de regalar,hay crudeza pero hay verdad. Hay sufrimiento pero das esperanza. y concluyes con plantear la historia verídica en la que basaste tu escrito. muy bueno me gustó.
    Te felicito y nos leemos.

    Escrito el 16 agosto 2018 a las 21:28

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.