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Ante el espejo - por Edmundo Dantés
El cuarto estaba vacío, entró y se paró ante el espejo de una de las puertas de viejo armario.
¿Todos tenemos un doble en algún lugar del mundo? – pensó el viejo profesor.
Después, se acabó de vestir i se dirigió al trabajo. El trayecto en coche hasta el instituto era el mejor momento del día, la carretera corría paralela a la costa y le relajaba mucho ver el mar a primera hora de la mañana. Durante el invierno, los amaneceres eran espectaculares.
Se enfrentaba con una sensación agridulce a sus últimos meses como docente. En el instituto la primavera comenzaba a hacer efecto entre los alegres alumnos. Él los sorteaba por los pasillos refunfuñando i ellos lo esquivaban temerosos. Tampoco era muy popular entre los demás profesores ni entre el Equipo Directivo, que contaban los días que faltaban para su jubilación. Tenía una carácter difícil y le costaba, decían, adaptarse a los cambios pedagógicos.
Camino de su clase de matemáticas se cruzó con Jordi, no pudo evitar fruncir el ceño al encontrarse con su mirada. Le irritaba el descaro del chico, siempre con sus líos del sindicato de estudiantes que no hacían más que hacer perder clase a sus compañeros en un año tan crucial como segundo de bachillerato.
Jordi, miró de reojo a Albert mientras pasaba a su lado camino también de la clase de matemáticas.
A ver si este amargado se jubila de una vez – sentenció.
Había recibido una nueva convocatoria de huelga de estudiantes y tenía que informar a los compañeros.
Ya verás que mosqueo pilla – pensó mientras entraba en el aula dispuesto a poner al día al resto de la clase sobre la nueva movilización.
Poco después entró el profesor, y por el revuelo, rápidamente dedujo lo que estaba pasando.
Jordi y sus líos, otra huelga más – pensó, sufriendo por que no iba acabar el programa del curso.
Fingiendo indiferencia, se dispuso a comenzar su clase. Rápidamente los alumnos se sentaron en silencio. Notó la fría mirada hostil de Jordi. En la pizarra, grandes letras anunciaban: jueves 28 de mayo, huelga. Borró enérgicamente lo escrito y comenzó su clase.
Llegó el jueves, la huelga de estudiantes era un éxito, los alumnos habían secundado masivamente la movilización, en el instituto sólo quedaban algunos alumnos de 1r y 2n de ESO (que no pueden hacer huelga). En el instituto reinaba una extraña tranquilidad. El viejo profesor siguió su rutina y se dirigió a su clases. Cuando llegó al aula de bachillerato, también estaba vacía. Se sentó y observó las mesas con las sillas encima todavía.
Al móvil le llegó la noticia: disturbios en el centro de Barcelona. Y de pronto su mente voló muchos años atrás, cuando también era un joven estudiante idealista intentando cambiar el mundo. Cuando, vio a Jordi, otro ingenuo idealista, por primera vez, lo que más le inquietó fue el extraño parecido que guardaba con él. Era su viva imagen a los 17 años. Le invadió una profunda tristeza.
Sí, todos tenemos un doble, en otro lugar o en otro tiempo – reflexionó.
Y su mirada perdida volvió a vagar por los pupitres vacíos
Edmundo:
Me gustó tu relato. Es ameno, claro y me generaron empatía ambos personajes: el profesor y el alumno.
Los dos conflictos que percibo son el cansancio del profesor y el socio-educativo.
Hay imágenes que los contraponen tales como el mar en la mañana y los amaneceres en el invierno.
Podría ser el inicio de una narración más extensa, da sensación de continuidad.
Personalmente, no escribiría la aclaración de ESO. Por otro lado, me parece que tendrías que cuidar el uso de comas y reemplazar la “i” por “y” cuando lo amerite.
Felicitaciones, Claudia
Edmundo:
Buen cuento. Creo que no cumple con la dificultad propuesta pues no comienza con una pregunta.
Encontré algunos errores tipográficos. Ej.: acabó de vestir i se dirigió al…
Creo que: En el instituto la primavera comenzaba… debería decirse:: En el Instituto, la primavera comenzaba…
En lo posible evitar repeticiones cercanas del tipo: no hacían más que hacer… Otro ej.: estudiante idealista intentando cambiar el mundo. Cuando, vio a Jordi, otro ingenuo idealista
Respecto a la puntuación es bueno leer el cuento propio (dos o tres veces) en voz alta y surgirá donde puntuar.
Saludos
Amadeo
Estoy en el 74 por si quieres leerlo y comentar tu apreciación
¡Qué despiste lo de las “i”! El cruce ortográfico con el catalán, me mata ;(
Hola Edmundo.
Me ha gustado tu relato, con la vuelta al final. Tienes algunos detalles pero son fàciles de pulir.
Deberías indicar lo que cada uno dice para evitar ir y venir en la trama. ya que en una ocasiòn lo hace el profesor y en la otra, Jordi.
De todos modos, muy bien llevado.
Saludos.
Hasta la pròxima propuesta.
Hola Edmundo.
No sé si te he leído antes. Yo también escribí un relato sobre dobles y me ha encantado encontrarme con el tuyo.
Me ha gustado mucho el relato, interesante y muy bien desarrollado. Has hecho un buen trabajo psicológico del personaje.
He visto algunas cosillas, pero son opiniones personales de alguien que no es experta. Hay un momento que escribes Albert, yo pondría profesor o viejo profesor.
En el párrafo que empieza Poco después…repites rápidamente.Pones varios gerundios seguidos.”Notó la fría mirada hostil de Jordi.”Yo quitaría fría, hostil es suficientemente amplia. En cualquier caso, los adjetivos los pondría juntos:Notó la mirada fría y hostil…
En el párrafo que empieza Llegó…repites instituto y estudiantes. Yo pondría la huelga fue;quitaría el también y las sillas,todavía, encima.
En la frase que empieza Al movil…repites cuando. Y pondría Cuando vió por primera vez a…
Que sepas que me ha gustado mucho tu texto. Por eso lo he releído despacio.
Saludos
Hola Edmundo: Me ha gustado mucho tu relato, me ha parecido un acierto mezclar las reflexiones de un viejo profesor con el ímpetu del alumno revolucionario. Y luego la conclusión de Albert cuando se ve reflejado en Jordi cuando tenía su edad. En definitiva, has creado un texto muy agradable que se lee fácilmente y te deja un sabor nostálgico en la boca. Buen trabajo.
Hola Edmundo, me gustó tu relato,se lee con fluidez. Tiene un comienzo muy bonito con esa vista al mar, que te trae tranquilidad y bienestar, que luego contrasta con el movimiento y bullicio de los alumnos y profesores.Es un buen planteo, lo de los movimientos estudiantiles, contrapuestos a los del profesor,que hoy arrastra desilusión y cansancio, pero que no por eso reniega de haberlo sostenido. Al contrario, sin decirlo, muestra comprensión resignada y hace reflexionar al lector con un viejo, pero renovado tema.
Felicitaciones. Nos leemos Edmundo.